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| sábado diciembre 28, 2024

No sólo los judíos deben plantarse contra Hamas


La difícil situación actual derivada de la guerra entre Israel y Hamas, debe preocupar a las sociedades libres todas, no sólo a los judíos. El antisemitismo que levanta cabeza disfrazado de preocupación por los palestinos – aunque en realidad es apoyo a los terroristas de Hamas – es un flagelo que atenta contra las sociedades todas. Y debe ser combatido por los países y ciudadanos del mundo que quieren vivir en libertad, que se oponen a extremismos y fundamentalismos peligrosos, por todos aquellos grupos y asociaciones que se consideran defensores de derechos humanos. Todos aquellos que optan por exigir pruebas a Israel de las atrocidades que sufrió aunque los propios terroristas documentaron sus horrores , pero creen automáticamente cualquier mentira palestina,  deben examinar su brújula moral. Yo vi las imágenes, vi la sangre y los cuerpos quemados. Yo sé que es verdad.

Cuando salen manifestantes radicales  a protestar contra Israel, están apoyando los crímenes horrendos cometidos por Hamas el 7 de octubre , siendo esa fecha la más notoria, pero no la única de sus acciones terroristas.  Y eso equivale a apoyar el oscurantismo, la muerte, la barbarie.

Esto no tiene nada que ver con que a uno le guste o no el gobierno actual de Israel. Ya hemos leído notas que comienzan condenando la masacre de Hamas y pasan después a “equilibrar” con críticas a Netanyahu.  Craso error que hace un gran favor a los terroristas.

Y no, acá no hay “dos partes” con versiones encontradas, con el mismo valor. Hay un pueblo atacado al que le obligaron a defenderse. Y lo hace con fuerza, claro que sí, la fuerza que ha tenido que desarrollar  desde su nacimiento como Estado porque se lo impusieron quienes trataron repetidamente de exterminarlo. ¿Acaso sería lógico que no se defienda, que no trate de eliminar la amenaza?

La matanza terrorista, los degollamientos, violaciones y secuestros, de los que fueron víctimas- dicho sea de paso- también ciudadanos árabes musulmanes israelíes y trabajadores extranjeros – no tenían nada que ver con derecha e izquierda sino con la existencia misma de Israel.

No puede haber silencios al respecto. Y no pueden ser sólo los judíos los que hablen. Las sociedades libres todas deben clamar.

Las organizaciones que luchan por los derechos de la mujer, deben poner el grito en el cielo por los crímenes sexuales cometidos.

Unicef y mil organizaciones de protección de los niños, deben clamar por las decenas de menores secuestrados, por los asesinados frente a sus padres, por los quemados vivos.

La guerra desatada por la masacre perpetrada por Hamas en el sur de Israel el 7 de octubre, tiene como declarado objetivo destruir a Hamas como amenaza armada contra Israel y recuperar a los 240 israelíes y extranjeros que tiene en su poder. Para Israel, es una lucha por su propia seguridad, la de su territorio y su gente. Pero su significado va mucho más allá de ello. Es una guerra por los valores de la libertad. De la luz contra la oscuridad. Es una lucha contra quienes cometieron crímenes de guerra asesinando a familias en sus casas, torturando, mutilando y secuestrando. He visto muchas de las imágenes, que parecen salidas de películas de terror.

Lo singular es que las imágenes las registraron los propios terroristas, para vanagloriarse y atemorizar. Ahora pretenden alegar que son fabricaciones israelíes. O sea, ellos mismos documentaron sus atrocidades y ahora dicen que son mentira.

De los terroristas nada sorprende. Pero es inconcebible que ciudadanos del mundo libre participen en manifestaciones y puestas en escenas de horror, que pretenden presentar a Hamas como víctimas y a Israel como el victimario.

El que en la guerra de Israel contra Hamas hayan muerto también mujeres y niños palestinos-y cada uno es una tragedia- no cambia la ecuación. La diferencia es que mientras Israel hace enormes esfuerzos para reducir el riesgo a los civiles, Hamas hace todo por ponerlos en peligro mientras ataca a Israel. Es absoluta responsabilidad de la organización islamista que desde hace 16 años emplaza su infraestructura armada en medio de su pueblo, en lugar de velar por su bienestar. Dedicó muchos millones a los detúneles terroristas,no a escuelas ni hospitales bien equipados.

Es el mundo libre todo el que debe clamar contra esos crímenes. Si el Islam radical que se manifiesta en las manifestaciones pro Hamas en Europa y Estados Unidos resulta victorioso, todos serán sus víctimas. Tampoco América Latina está a salvo.

No se puede guardar silencio. Tienen que hablar los verdaderos amantes de la libertad. Es irrelevante si les gusta o no el gobierno actual de Israel. A las víctimas asesinadas, 360 jóvenes en un festival musical ,  1300 personas en más de 20 comunidades civiles del sur, nadie les preguntó por quién votaban cuando las acribillaron o quemaron vivas.

El primer crimen fue el de los terroristas.

El segundo es de quienes lo justifican.

Luego están quienes lo desmienten. No te ubiques junto a quienes se dejan embaucar. Si crees en la libertad y te opones al terrorismo y el horror, tu lugar está al lado de Israel.

 
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