Los esfuerzos de la organización terrorista Hamas por imponer a Israel una guerra en varios frentes, han arrojado resultados parciales, no en la envergadura que deseaba. Hamas esperaba que la organización Hezbolá, brazo de Irán en Líbano, se sumara a la guerra disparando desde el comienzo misiles hacia Tel Aviv. Que los árabes ciudadanos de Israel protagonizaran disturbios violentos y que la población palestina de Cisjordania se levantara masivamente en una nueva intifada.
Todo esto no pasó en la envergadura que Hamas había planeado ,pero la situación de Israel lejos está de ser sencilla.
Aquí planteamos a grandes rasgos sólo algunos de los escenarios centrales a los que hay que prestar atención.
HEZBOLÁ
Desde el 8 de octubre Israel está en guerra con Hezbolá. No, no lo que Hamas esperaba, pero bajo la definición de “guerra de baja intensidad” , en los aproximadamente 140 días transcurridos desde entonces, la organización disparó 2500 proyectiles desde Líbano hacia la Galilea israelí, no sólo a las localidades pegadas a la frontera israelo-libanesa. Y eso sin contar los misiles anti tanque , que no han sido pocos, sobre los que desconocemos la estadística.
El problema central acá es que la escalada va en aumento, Hezbolá no da señal ninguna que planee cambiar de rumbo para comenzar ahora, con 18 años de atraso, a cumplir la resolución 1701 del Consejo de Seguridad adoptada al terminar la guerra en Líbano del 2006, que determinaba que no puede haber ninguna fuerza armada al sur del río Litani, cerca de la frontera con Israel.
Las opciones son dos: arreglo diplomático que vuelva a poner la 1701 sobre la mesa – Hezbolá no ha aceptado nada por ahora- o una guerrra abierta , mucho más grande que la actual, con la que Israel intente obligar a Hezbolá a hacer lo que debe. O mejor dicho, una guerra en la que Israel apuntaría a destruir la mayor parte posible de la infraestructura armada de Hezbolá, que supera considerablemente la que tenía Hamas en Gaza.
IRÁN
Hezbolá es el brazo de Irán en Líbano, pero los tentáculos de los Ayatollas tocan también otras puntas. Ante todo, Irán continúa enriqueciendo uranio y avanzando en su programa nuclear. Está claro que no se duerme sobre los laureles. Y sigue tratando de instalarse en Siria, azuzando a las milicias chiitas en Irak desestabilizando cualquier punto de la región que toca. Exactamente la revés que el rey Midas. Todo lo que Irán toca, se convierte en un pantano que traga a su entorno. Esto, además del apoyo que Irán siempre dio a sus clientes terroristas.
LA GUERRA EN GAZA
Este es hoy evidentemente el escenario principal. Y no sólo en lo bélico.
En la guerra misma quedan aún por supuesto no pocos objetivos que alcanzar. El primero, recuperar a los secuestrados, un tema especialmente doloroso que nadie pensaba que tanto tiempo después, aún no se habría solucionado, con tanta angustia de por medio. Son 134 los secuestrados aún en Gaza, de los cuales 33 ya están confirmados como muertos, con la esperanza que en la práctica el número no sea mayor como mucho se teme.
Por un lado, son notorias las voces en Israel de familiares de secuestrados que dan a entender que el gobierno no hace todo lo necesario para recuperarlos. Por otro, Hamas continúa poniendo condiciones que Israel no puede aceptar, como comprometerse a terminar definitivamente la guerra y retirarse de Gaza. Tras el cauteloso pero notorio optimismo de hace unos días respecto a las perspectivas de un acuerdo para liberar a los secuestrados, llegó el hielo que enfrió todo y nos devolvió a la realidad. Y volvemos al estancamiento.
El gran desafío en el plano interno es decidir : ¿Puede Israel arriesgarse a perder a todos los secuestrados por imponerse limitaciones en el precio que está dispuesto a pagar? ¿O puede, para recuperar a los secuestrados, dar pasos cuyo resultado sea que no destruye a Hamas como quería, a pesar de todos los soldados caídos para lograrlo y a pesar del riesgo de seguridad que ello significaría y sentaría las bases probablemente para una futura masacre? Un dilema terrible.
En cuanto a la guerra misma, los logros militares son enormes, pero claro está que la infraestructura armada de Hamas aún no ha sido destruida. Seriamente dañada, claro que sí. Pero aún hay mucho que hacer en ese sentido. Y ni que hablar de Rafiaj (Rafah), donde Israel aún no ha operado, y donde funcionan cuatro batallones armados de Hamas prácticamente intactos. Y allí tiene que poder hacerlo minimizando el riesgo al más de millón de civiles palestinos que se refugian en dicha región. Parecería que aún no hay una decisión tajante al respecto.
EL DÍA DESPUÉS
El Primer Ministro Biniamin Netanyahu presentó un programa general para el día después,que no es aún un plan de acción detallado sino un marco con ciertos lineamientos. Se habla allí de cooperación con Egipto, de control de seguridad de Israel, del papel de países árabes que paguen la reconstrucción y el desarrollo y más que nada, de la necesidad que elementos civiles no involucrados en terrorismo se hagan cargo de la situación.
No hay suficientes elementos aún para entrar en detalles pero ya está claro que no será sencillo.
Hamas aún no ha desaparecido y donde está presente, aunque mucho menos que ante, disuade y complica, amedrentando a quienes puedan intentar suplantarle. Pero el problema central es algo que ya se está viendo ahora, en relación a la ayuda humanitaria que Hamas mayormente roba, y no sólo ahí: el resurgimiento o mejor dicho entrada en acción de los clanes locales, especiamente el temido clan Durmus, una gran familia violenta, estilo camarilla de delincuentes, que para colmo son salafistas tipo ISIS.
No hay un escenario alentador al respecto.
ADEMÁS…
Esto fue sólo un pantallazo.
Agregaremos, sin entrar en detalles por esta vez y solamente en términos generales , otros escenarios:
– Está la problemática de la Autoridad Palestina- cuyo gobierno dimitió este lunes por presión norteamericana- inestable, ilegítima, que no inspira confianza a Israel.
– Terrorismo en Cisjordania y los planes de multiplicar atentados contra blancos israelíes en diversas zonas, lo cual se intensifica de cara al Ramadán. Recordemos: hace cerca de dos semanas, atentado en una parada de ómnibus en el cruce Reem y hace pocos días, otro atentado en medio de un embotellamiento en Jerusalem.
– Para terminar, un tema clave que deberemos analizar a fondo por separado: el plano interno dentro de la sociedad israelí. El Primer Ministro Netanyahu aún no ha dicho ni una vez que reconocerá su responsabilidad, como número uno del sistema, por las fallas que hicieron posible el 7 de octubre. Y eso condujo finalmente a la reanudación de las manifestaciones en su contra, en las que la exigencia es que responda por lo sucedido y que dado que él no lo hace ni anuncia la formación de una comisión oficial de investigación, se llama a convocar elecciones tempranas.
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