e calcula que decenas de gazatíes han muerto en una desgraciada estampida que se formó para recoger alimentos de un convoy de ayuda humanitaria. Un suceso alrededor del cual Hamás ha fabricado un nuevo episodio de propaganda en el más puro estilo Pallywood, la palabra que suele usarse para las mentiras antiisraelíes montadas por los palestinos.
Y una vez más la prensa española no sólo no ha cuestionado lo más mínimo la versión de Hamás de los hechos: la ha reproducido completa, sin dejarse ni un detalle, ni siquiera los más groseramente falsos.
Lo que contaba la prensa
Para empezar, nuestros colegas en algunos de los medios más importantes han vuelto a comprar las cifras de fallecidos que ofrece Hamás a toda prisa como si las hubiese confirmado un ejército de forenses. No han aprendido nada de esta misma guerra y de lo que ocurrió con el famoso hospital Al-Ahli, cuando las portadas se llenaron con un bombardeo israelí que había causado 500 muertos y, al final, la bomba era de los propios palestinos y la cuenta de fallecidos no superó unas pocas decenas.
En este caso el relato se parecía en lo esencial: la culpa era de Israel que había cometido un acto injustificable de agresión a civiles: los soldados habían disparado a la multitud, lo que causó muertos tanto por los propios disparos como por la situación creada entre la multitud.
Como así sin más el asunto resultaba un poco difícil de creer, hacía falta algo para hacer la historia un poco más sólida y en este caso se ha usado una mentira descomunal: que Israel habría admitido que disparó contra la multitud. Algo que los israelíes han negado categóricamente. Aun así, ese era el relato que reflejaba, por ejemplo, El País, que 48 horas después sigue manteniendo esa mentira en su crónica sobre el hecho.
En este caso el relato se parecía en lo esencial: la culpa era de Israel que había cometido un acto injustificable de agresión a civiles: los soldados habían disparado a la multitud, lo que causó muertos tanto por los propios disparos como por la situación creada entre la multitud.
Como así sin más el asunto resultaba un poco difícil de creer, hacía falta algo para hacer la historia un poco más sólida y en este caso se ha usado una mentira descomunal: que Israel habría admitido que disparó contra la multitud. Algo que los israelíes han negado categóricamente. Aun así, ese era el relato que reflejaba, por ejemplo, El País, que 48 horas después sigue manteniendo esa mentira en su crónica sobre el hecho.
También culpaba a Israel El Mundo en una crónica –sorprendentemente firmada por una corresponsal en Estambul– que repetía la falsedad de que las IDF (las Fuerzas de Defensa de Israel, por sus siglas en inglés) habían admitido haber disparado contra la multitud. Tampoco se ha rectificado esta noticia.
La realidad
Lo ocurrido en realidad fue bastante diferente, aunque no por ello deja de ser un evento desgraciado, claro. Para empezar hay que aclarar que lo que Israel sí ha admitido es que tenía soldados en la zona: eran necesarios para que la ayuda humanitaria no fuese robada por Hamás, tal y como ocurre en otras ocasiones.
Los conductores eran gazatíes y la carga había llegado desde Egipto. La multitud se arremolinó alrededor de los camiones y los soldados israelíes no pudieron hacer otra cosa que contemplar los hechos excepto en un caso: sí hubo disparos pero a las piernas y sólo a un pequeño grupo que se acercaron «amenazadoramente» al tanque que estaba estacionado en la zona vigilando, precisamente, la llegada del convoy.
Alguien podría decir que, puesto que nos encontramos ante dos versiones contrapuestas de los hechos, la de Hamás y la de Israel, cada periodista puede elegir la que más confianza le ofrezca. No vamos a entrar en qué puede hacer preferir la explicación de una banda terrorista cuyas mentiras son habituales, pero es que no se ha hecho eso: se ha dicho que el ejército israelí ha admitido algo que no ha admitido.
Además, en realidad tampoco era necesario elegir entre una versión u otra sin más: Israel ha distribuido un vídeo, el que acompaña este texto, que fue tomado por un dron y que demuestra con claridad que no hay ningún tiroteo que cause más de cien muertos y que ni siquiera los disparos provocaron la avalancha.
Por otro lado, en un mundo lleno de teléfonos móviles cabe preguntarse muy seriamente cómo es que nadie ha logrado captar esas imágenes de los soldados israelíes disparando a una multitud indefensa.
¿100 muertos?
Para terminar de componer la historia ficticia y pallywoodiana ante la que nos encontramos hay que hablar de la cifra de fallecidos, pues como ocurriese en el caso ya mencionado del hospital Al-Ahli parece que ésta tendría que ser, por decirlo de una forma suave, puesta en cuestión.
Para empezar, de nuevo nos encontramos con un recuento extraordinariamente rápido de muertos en una situación en la que lo normal sería empezar por una cifra pequeña que luego se va ampliando según los heridos y los cadáveres van llegando a hospitales. Aquí enseguida se ofreció un primer recuento de al menos 112 que luego se queda en 104.
Pero lo más importante es que todo hace pensar que ese número también es falso, por ejemplo por lo que se puede comprobar en algunas cuentas de X que ofrecen documentos gráficos que muestran que ni siquiera todos los muertos amontonados ante las cámaras en realidad lo sean, vean por ejemplo la súbita resurrección que recogen las imágenes de este tuit:
Finalmente, lo cierto es que no ha habido una información, más allá de las declaraciones de Hamás, que respalde esa cifra: ni una lista con los nombres, ni imágenes fiables desde el terreno, ni hemos visto al centenar de fallecidos y, mucho menos, a los cientos de heridos que algo así debería haber producido. Por no ver, no se ha visto ni una herida de bala.
En definitiva, no se ha visto ninguna de esas cosas que diferencian los relatos de ficción de las crónicas periodísticas y que, en este caso, casi nadie en la prensa española se ha parado a buscar. Pero entiéndalo: no han podido hacer el trabajo básico de un periodistas porque… tenían mucha prisa por condenar a Israel.
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