Con las mejores intenciones, pero engañados: manifestantes en Barcelona, España, despliegan una lista de nombres de supuestas víctimas palestinas de la guerra en Gaza el 11 de noviembre de 2023
(Foto: Lightrocket)
El número de víctimas civiles en Gaza ha estado en el centro de la atención internacional desde el comienzo de la guerra. La principal fuente de datos al respecto ha sido el “Ministerio de Salud” de Gaza, controlado por Hamás, que ahora afirma que hay más de 30.000 muertos, la mayoría de los cuales, asegura, son mujeres y niños.
Recientemente, la administración Biden dio legitimidad a las cifras de Hamás. Cuando se le preguntó en una audiencia del Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes la semana pasada cuántas mujeres y niños palestinos habían muerto desde el 7 de octubre, el secretario de Defensa, Lloyd Austin, respondió “más de 25.000”. El Pentágono aclaró rápidamente que el secretario “estaba citando una estimación del Ministerio de Salud controlado por Hamás”. El propio presidente Biden había mencionado anteriormente esta cifra, afirmando que “demasiados, demasiados de los más de 27.000 palestinos muertos en este conflicto han sido civiles y niños inocentes, incluidos miles de niños”. La Casa Blanca también explicó luego que el presidente “se refería a datos disponibles públicamente sobre el número total de víctimas”.
Existe un problema con esos datos: los números no son reales. Esto resulta obvio para cualquiera que entienda cómo funcionan los números naturales. Las víctimas no son mayoritariamente mujeres y niños, y la mayoría son probablemente combatientes de Hamás.
Si la información suministrada por Hamás es falsa o fraudulenta, la evidencia puede hallarse en las propias cifras. Aunque no se dispone de muchos datos, los pocos que existen son suficientes: desde el 26 de octubre hasta el 10 de noviembre de 2023, el Ministerio de Salud de Gaza publicó cifras diarias de víctimas que incluyeron tanto el número total como la cantidad específica de mujeres y niños.
Lo primero que hay que examinar es el número “total” de muertes reportadas. La cifra aumentó con una linealidad casi metronómica, como muestra el gráfico número 1.
Este gráfico revela un aumento extremadamente regular en el número de víctimas durante un período de dos semanas. Datos proporcionados por la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), basados en cifras del Ministerio de Salud de Gaza
Es casi seguro que esta regularidad no sea real. Uno esperaría bastante variación entre un día y otro. De hecho, el recuento diario de víctimas reportado durante este período promedia 270, más o menos 15%; esa es una variación sorprendentemente pequeña. Debería haber días con el doble de la media o más, y otros con la mitad o menos. Quizá lo que está sucediendo es que el “ministerio” de Gaza está publicando cifras diarias falsas que varían muy poco, porque no tienen una comprensión clara del comportamiento de las cifras que ocurren naturalmente. Lamentablemente, no se dispone de datos de control verificados para comprobar formalmente esta conclusión, pero esos recuentos diarios hacen que las cifras resulten sospechosas.
De forma similar, deberíamos ver una variación en el número de víctimas infantiles correlacionada con el número de víctimas mujeres. Esto se debe a que la variación diaria en la cantidad de muertes es causada por la variación en el número de impactos en edificios residenciales y túneles, lo que debería resultar en una variabilidad considerable en los totales, pero menos variación en la proporción de muertes entre los diferentes grupos. Este es un hecho estadístico básico sobre la variabilidad del azar. En consecuencia, en los días en que hay muchas víctimas femeninas debería haber un gran número de víctimas infantiles, y en los días en que se informa que pocas mujeres fallecieron, igualmente se debería informar de pocos niños. Esta relación se puede medir y cuantificar mediante la estadística R-cuadrado (R2), que mide qué tan correlacionado está el recuento diario de víctimas de mujeres con el recuento diario de víctimas de niños. Si los números fueran reales, esperaríamos que R2 fuera sustancialmente mayor a 0, tendiendo más cerca de 1,0. Pero R2 es 0,017, lo que estadística y sustancialmente no puede diferenciarse de 0.
El número diario de niños muertos no tiene ninguna relación con el número de mujeres reportadas. El R2 es de 0,017, una relación estadística insignificante
Esta falta de correlación es la segunda evidencia que sugiere que las cifras de Hamás no son reales. Pero hay más. El número diario de víctimas femeninas debería estar altamente correlacionado con el número de personas que no son mujeres ni niños (es decir, hombres) reportadas. Nuevamente, esto es de esperarse debido a la naturaleza de la batalla. Los flujos y reflujos de los bombardeos y ataques de Israel deberían hacer que el recuento diario variara en forma parecida, pero eso no es lo que muestran los datos. No solo no existe una correlación positiva, sino que hay una fuerte correlación negativa, lo que no tiene ningún sentido y establece la tercera prueba de que las cifras son falsas.
La correlación entre los recuentos diarios de muertes de hombres y mujeres es absurdamente fuerte y negativa
(valor de p < 0,0001)
Consideremos algunas anomalías adicionales en los datos: primero, el recuento de muertes informado el 29 de octubre contradice las cifras reportadas el día 28, pues implican que 26 hombres volvieron a la vida. Esto podría deberse a una atribución errónea, o simplemente a un error en el informe. Hay algunos otros días en los que se informa que el número de hombres está cerca de 0. Si se tratara simplemente de errores, entonces en esos días en los que el recuento de muertes de hombres parece ser erróneo, el de mujeres debería ser típico, al menos en promedio. Pero resulta que en los tres días en que el recuento de los hombres fue cercano a cero —lo que sugiere un error— el recuento de las mujeres es alto. De hecho, el mayor número diario de víctimas femeninas se produce en esos tres días.
Hubo tres días en los que el recuento de víctimas masculinas se acercó a 0. Esos mismos tres días corresponden a los recuentos diarios más altos de víctimas femeninas
En conjunto, ¿qué implica todo esto? Si bien la evidencia no es decisiva, es muy sugestiva de que se utilizó un proceso desconectado o vagamente relacionado con la realidad para generar las cifras. Lo más probable es que el “ministerio” de Hamás haya fijado un total diario de muertes en forma arbitraria; lo sabemos porque los totales diarios aumentan de manera demasiado constante para ser reales. Luego, asignaron alrededor del 70% de ese total a mujeres y niños; después completaron el número de hombres según ese total predeterminado. Esto explica todos los datos observados.
Hay otras señales de alerta obvias. El Ministerio de Salud de Gaza ha afirmado sistemáticamente que alrededor del 70% de las víctimas son mujeres o niños, un total mucho mayor que en conflictos anteriores con Israel. Otra señal sospechosa, planteada por Salo Aizenberg y sobre la cual se ha escrito extensamente, es que si el 70% de las víctimas son mujeres y niños y el 25% de la población son hombres adultos, entonces, o Israel no está eliminando con éxito a los combatientes de Hamás, o el recuento de víctimas masculinas adultas es extremadamente bajo. Esto por sí solo sugiere fuertemente que las cifras son, como mínimo, tremendamente inexactas, y muy probablemente falsas. Finalmente, el 15 de febrero Hamás admitió haber perdido 6000 de sus combatientes, lo que representa más del 20% del número total de bajas reportadas.
En conjunto, Hamás informa no solo que 70% de las víctimas son mujeres y niños, sino también que 20% son combatientes. Esto no es posible, a menos que Israel de alguna manera no esté abatiendo a hombres que no son combatientes, o que, por el contrario, según Hamás casi todos los hombres de Gaza son combatientes.
Lo más probable es que el “ministerio” de Hamás haya fijado un total diario de muertes en forma arbitraria; lo sabemos porque los totales diarios aumentan de manera demasiado constante para ser reales. Luego, asignaron alrededor del 70% de ese total a mujeres y niños; después completaron el número de hombres según ese total predeterminado. Esto explica todos los datos observados
¿Existen cifras más confiables? Algunos comentaristas objetivos han reconocido que las cifras de Hamás en batallas previas con Israel fueron aproximadamente exactas. Sin embargo, esta guerra es totalmente diferente a las anteriores en escala y alcance; los observadores internacionales que pudieron monitorear las guerras precedentes ahora están completamente ausentes, por lo que no se puede asumir que el pasado sea una guía confiable. La niebla de guerra es especialmente espesa en Gaza, lo que hace imposible determinar con precisión el total de muertes civiles. No solo los recuentos oficiales de muertes palestinas no logran diferenciar a los soldados de los niños, sino que Hamás también culpa a Israel de todas las muertes, incluso si son causadas por sus propios cohetes fallidos, explosiones accidentales, asesinatos deliberados o batallas internas de Hamás.
Un grupo de investigadores de la Escuela de Salud Pública Bloomberg de la Universidad Johns Hopkins comparó los informes de Hamás con datos sobre los trabajadores de la UNRWA. Argumentaron que debido a que las tasas de mortalidad eran aproximadamente similares, las cifras de Hamás no serían exageradas. Pero su argumento se basó en una suposición crucial y no verificada: que los trabajadores de la UNRWA no tienen una probabilidad desproporcionadamente mayor de ser abatidos que la población en general. Esa premisa se derrumbó al descubrirse que una fracción considerable de los trabajadores de la UNRWA están afiliados a Hamás. Algunos incluso fueron expuestos como participantes en la masacre del 7 de octubre.
La verdad no se puede saber aún, y quizá nunca se podrá. Es probable que el número total de víctimas civiles esté extremadamente exagerado. Israel estima que al menos 12.000 combatientes de Hamás han muerto; si ese número resulta razonablemente exacto, entonces la proporción entre las bajas de no combatientes a combatientes es notablemente reducida: como máximo 1,4 a 1, y tal vez tan baja como 1 a 1. Según los estándares históricos de la guerra urbana, donde los combatientes están incrustados arriba y abajo en centros de población civil, este es un logro notable de Israel en cuanto a evitar pérdidas innecesarias de vidas, mientras se lucha contra un enemigo implacable que se protege usando como escudos a los civiles.
*Abraham Wyner es profesor de Estadística y Ciencia de Datos en la Wharton School de la Universidad de Pensilvania, y codirector de la facultad de Wharton Sports Analytics and Business Initiative.
Los datos utilizados en el artículo se pueden encontrar aquí, gracias a Salo Aizenberg que ayudó a verificar y corregir estos números.Fuente: Tablet (tabletmag.com).
Traducción Sami Rozenbaum / Nuevo Mundo Israelita.
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