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| lunes noviembre 25, 2024

El rostro agrio del mundo tal cual es


Luis Har, de 70 años y su cuñado Fernando Marman de 61 estuvieron secuestrados por Hamas 129 días hasta que fueron liberados hace pocas semanas por el ejército israelí. Har cuenta a varios medios en forma entrecortada sobre su liberación. ”Fueron segundos. De repente, sentimos una explosión. Lo primero que pensé fue que el ejército israelí estaba bombardeando el edificio de dos pisos donde nos tenían secuestrados en un apartamento. Enrollé el colchón e instintivamente lo puse como apuntando hacia los terroristas que nos tenían allí. Los soldados mataron a los tres terroristas, pero hubo tantos disparos que no atiné a nada. ¡Sentí que me gritaron Luis muévete hacia acá! Alguien me agarró la pierna, me dijo somos del ejército de Israel, venimos a llevarte a casa y me sacaron protegiéndome con sus cuerpos porque los disparos seguían. Les preguntaba a los soldados si esto era real y me tuve que pellizcar varias veces para convencerme que no estaba soñando. Con Fernando hicimos lo que pudimos para sobrevivir y ayudarnos mutuamente para que no nos quebraran. Nos daban una pita por día, no teníamos comunicación porque obviamente carecíamos de acceso a radio ni a nada y trataban de enloquecernos todo el tiempo diciéndonos que al gobierno de Israel no le interesaba nuestras vidas y que bombardeaba continuamente matando a amigos nuestros también secuestrados. No supe nada lo que sucedió el 7 de octubre porque nos secuestraron y no nos enteramos de más nada. Así que hoy, poco a poco voy sabiendo de lo que ha ido sucediendo en estos meses, y voy descubriendo que otro amigo de nuestro kibutz fue asesinado. El momento más difícil que viví después de salir del cautiverio fue en una marcha pidiendo que liberen a los secuestrados. Encontré a un hombre joven que se acercó a mí y me dijo que su primo había formado parte del equipo de soldados que me rescató en Gaza. Iba a decirle algo para trasmitir al primo, pero me interrumpió y me dijo que su primo había muerto en Gaza hacía una semana. Me quebré, no se quien fue, pero no pude pensar” Y Luis detiene su relato y las lágrimas bañan su rostro.

Podemos encontrar decenas y decenas de historias de vida y muerte iguales, peores, parecidas. Hamas no sólo asesinó y secuestró, sino que intentó destruir todo vestigio de humanidad. Quemó bebés, violó mujeres, descuartizó, pero eso lo hizo como mandato seudo divino de su carta fundacional y las directivas de su mentor y proveedor Irán. Hamas llegó lo más lejos que pudo en su afán criminal y sonríe hoy cuando ve que hasta hay quienes niegan lo que hicieron y los convierten en víctimas. A Wiesel no le hubiera extrañado. La negación es una enfermedad que los antisemitas usan desde siempre. ¿Cuánto se demoró en reconocer la barbarie de la Inquisición? ¿Cuánto se ha naturalizado la carrera de pogromos zaristas enarbolando el libelo Los Protocolos de los Sabios De Sión que hoy Irán, Hizbollah, Hamas y todos los que son sus secuaces usan indiscriminadamente? ¿Alguien cree que no hay negadores del Holocausto aún hoy? Mahmoud Abbas es un obsceno ejemplo. Así que veamos dos barbaries negacionistas de esta semana, y entendamos mejor el sufrimiento sin límites de las víctimas del 7 de octubre que lograron sobrevivir y que están buscando un significado nuevo al verbo vivir.

Hace ya varias semanas, Israel informó que en el hospital Nasser en la ciudad de Khan Younis habían detenido varios cientos de terroristas de Hamas. Denunció que varios habían participado en la masacre del 7 de octubre, o sea, eran autores de asesinatos, decapitaciones, descuartizamientos, quema de casas con sus habitantes adentro, violaciones y secuestros.

Israel también denunció que decenas de los detenidos se hacían pasar por personal médico, pero eran terroristas de Hamas. Además, demostró que el personal médico formaba parte de Hamas y varios habían recibido secuestrados heridos y los habían tratado con salvajismo. Y por si faltaba algo, también se encontró allí la medicación que se suponía la Cruz Roja había llevado a los secuestrados, que no sólo nunca se les entregó, sino que además hubo que creer las mentiras de la Cruz Roja. Esta semana, BBC dijo que logró burlar la vigilancia del ejército israelí y pudo filmar a los terroristas de Hamas en ropa interior en el hospital. BBC dijo que preguntó a lo que ellos identifican como un médico gazatí y que el médico les informó que Israel les había pegado a los prisioneros si se movían y que les tiraron agua fría. No voy a opinar sobre el equilibrio emocional del informe de la BBC que no menciona ninguna denuncia de Israel sobre el hospital porque no vale perder el tiempo con la banalización de la información y la comparación desproporcionada que algún ingenuo podría suponer que no le cabría a la BBC. El odio no cae, se reproduce. Lo que es irritante al extremo es soportar al ministro de RREE de Inglaterra James Cameron pidiendo explicaciones a Israel sobre las imágenes. Sr. Cameron, ¿Está seguro que antes de hacer ese comentario se miró al espejo? ¿Está seguro de que en todo caso usted tendría que dar algo más que explicaciones por la violencia antisemita que hoy arrasa con la comunidad judía en su país? ¿Con un comentario ridículo sobre una base falsa, no le parece que el antisemitismo va a crecer y ya no va a tener que dar explicaciones sino preguntarse cómo explica la violencia que sus expresiones generan? Hamas se apoderó de la BBC, de Cameron y sigue muy tranquilo torturando judíos secuestrados y violando a las mujeres.

La periodista de CNN Christian Amanpour entrevistó esta semana a la esposa del rey de Jordania, Rania. La reina dijo entre otras respuestas:” Por más devastador y traumático que pueda haber sido el 7 de octubre, eso no le da a Israel licencia para cometer atrocidades. Israel tuvo un 7 de octubre, los palestinos 156”. Suponiendo que Rania no hizo juego de números y que dijo lo que siente, es bueno saberlo. Porque además de mentir, distorsiona. El 7 de octubre no “puede haber sido” devastador, fue un intento de genocidio en su propuesta de masacre colectiva y se cometieron actos de barbarie que no se han visto en recientes guerras bestiales. En Bosnia o en Ucrania se hicieron matanzas aberrantes, pero no se descuartizó, no se utilizaron viviendas como hornos crematorios. Como mujer, esta reina de Jordania se abraza queriendo o no a Hamas. Y no dice (tampoco Amanpour repregunta) de que 156 7 de octubre habla.

La reina omite el odio de Jordania a los palestinos. Pretende hacerse pasar por defensora de ellos. No hay como ocultar esa mentira. Su suegro asesinó 3 mil palestinos en un solo día en 1970 sin chistar y sin que nadie en el mundo árabe le pidiera cuentas. Jordania hoy no quiere saber nada de palestinos, las puertas de Jordania hace rato están cerradas para ellos. Pero otra vez, como en Inglaterra, la reina jordana salta la verdad, niega los hechos o los minimiza con desprecio, miente sobre la realidad en su país y deja que Hamas sonría. Otro aliado inesperado para el terrorismo.

Así como apreté la mano de dos familiares de secuestrados estando en Israel en febrero, si pudiera le daría un abrazo a Luis Har, y a todas las víctimas del 7 de octubre. Un abrazo de comprensión, solidaridad, pero más que nada de dolor. Nos quieren quebrar, de un lado los que nos odian, del otro los que dicen que nos apoyan, pero nos dan órdenes. Ya Begin dijo en voz alta que Israel es libre e independiente y no recibe órdenes. Ya esta semana, el gobierno de Israel dijo en voz muy alta que nadie crea que Israel es un protectorado. Si hay amistad, hay credibilidad. Si no hay credibilidad no hay casi nada, quizás conveniencias geopolíticas.

Cuando escuché esta semana a una periodista uruguaya decir que la película “Zona de Interés” ganó el Oscar porque los judíos dominan Hollywood, volví a recordar una de las sensaciones que tuve en el campo del concierto Nova arrasado por Hamas. Observando fotos de víctimas volví a ver la imagen del terrorista de Hamas orgulloso por haber asesinado 10 judíos y su mamá llorando de emoción por el celular. No se necesita trasmitir odio, basta con prejuicio. Desde el que le daba una pita a Luis en cautiverio a la infeliz periodista, pasando por Cameron, Rania y muchos colegas de ellos. Prejuicio y permiso para hacer el mal. La realidad de 2024.

 
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