La toxicidad que enfrenta Europa

Esta edición de Eurovisión ha sido un reflejo de la toxicidad a la que se enfrenta nuestro continente. Quince mil energúmenos violentos que controlan Malmo manifestándose durante días para presionar a una joven Israelí. ¿Su delito? Ser Judía.
Los enfermos mentales de Irlanda mandando a una bruja gaélica representándoles.
Finlandia a un depravado exhibicionista … y nuestra España a una señora madurita con ganas de marcha rodeada de dos maromos gays con ganas de enseñar el culo (uno de ellos con un verso islámico tatuado en la nalga).
Entretanto Israel mandó a una jovencita guapa y elegante que cantó una canción preciosa de unidad de su pueblo frente a la adversidad genocida del 7 de octubre (que Eurovisión quiso diluir obligando a cambiar la letra).
Los jurados de cada país, politizados como nunca, fueron aleccionados por sus gobiernos y votaron a cualquiera menos a Israel. Yolanda Díaz e Irene Montero se unieron al aquelarre queriendo dar lecciones de su supuesta solidaridad, amenazando a las profesionales de Televisión Española que no cayeron en el vergonzoso (e ilegal) boicot al único Estado Judío.
Menos mal que el voto popular en muchos países europeos, entre ellos España, refleja que todavía queda gente en el continente que no está loca de remate.

Voto popular en Eurovisión

Eurovisión 2024 nos enseña con claridad los conflictos de Europa y sus diferentes almas… La chabacanería cómplice e irresponsable de esa izquierda «sola y borracha» y su nueva pareja de hecho, un islamismo antisemita violento. Todo ello queda como un fiel reflejo del problema gravísimo en el que estamos.
La inesperada respuesta del voto popular masivo hacia Israel nos da un poco de esperanza en que todavía quedamos unos pocos con sentido común por aquí, dispuestos a defender la cordura y nuestra civilización.
Hoy más que nunca, ¡Viva España y viva Israel!

***David Hatchwell Altaras es presidente de la Fundación HispanoJudía