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| miércoles julio 3, 2024

¿Quiénes pagan el precio del apoyo al terrorismo?


Rusia atacó el sábado pasado primero un hipermercado y después el centro de Járkov, ciudad ucraniana cercana a la frontera con los rusos, causando por lo menos 20 muertos y 43 heridos. Los dos misiles guiados que impactaron en el hipermercado provocaron un incendio en 15.000 metros cuadrados. Tres horas después del ataque al hipermercado, Rusia también atacó el centro de Járkov en una zona residencial densamente poblada con misiles S-300, que dejaron 18 heridos, entre ellos un niño de 13 años. Los misiles dañaron edificios de oficinas, un supermercado, tiendas, edificios residenciales, una oficina de correos, automóviles. Hace 2 años y tres meses que Rusia invadió Ucrania y ha repetido matanzas contra civiles un día sí y al otro también.

El sábado pasado casi ni trascendió esta nueva agresión del gobierno de Putin: primero, Rusia goza de total impunidad para invadir por tiempo ilimitado, matar, torturar, expropiar y ampararse en su fuerza bruta y su derecho a veto en el ridículo Consejo de Seguridad. Europa, para sacarse algo de culpa de las tantas que acumula, en lugar de enfrentar a Rusia, le va entregando a Ucrania armas a través de algunos países. El gobierno de izquierda español, por ejemplo, le dio a Ucrania mil millones de dólares en ayuda militar esta semana.

Si se trata de Israel, las cosas cambian. La Unión Europea amenaza, presiona, dice lo que no se atreve a espetarle a Putin y la CIJ y la CPI están muy ocupadas para preocuparse de algo que no sea Israel. Así que, en lugar de mirar para todos lados, la Corte Internacional de Justicia decidió mirar sólo para Medio Oriente, más allá de la vacuidad de su acción. A la acción del Fiscal de la CPI Karim Khan que mencionamos el jueves pasado, el viernes la CIJ a través de su presidente, un ex embajador del Líbano ante ONU que usaba el podio neoyorkino para agredir a Israel en años donde no había enfrentamientos, determinó que “Israel deber detener su ofensiva militar y cualquier otra acción en la gobernación de Rafah que pueda infligir al grupo palestino en Gaza condiciones de vida que pudieran llevar a su destrucción total o parcialmente”. El lenguaje nos recuerda que de lo sublime a lo ridículo hay un solo paso. Quizás para sorpresa de muchos, el Wall Street Journal pasó por encima el lenguaje de la CIJ no mencionando qué grupo terrorista está en Gaza y señaló en un editorial que” el único grupo que Israel busca destruir en Rafah es Hamas”. El periódico acusa a la CIJ de doble discurso por “no exigirle nada a Hamas y exigirle a Israel que no se defienda ante el grupo terrorista. La CIJ le pide a Israel que abandone a los rehenes, y ni menciona que Hamas libere a los rehenes, sólo demanda que Israel los deje a su suerte”. Desde que Israel controla la frontera entre Gaza y Egipto, han salido a la luz hechos muy graves pero que no deberían sorprender: hoy en día se han descubierto casi 100 túneles entre Gaza y Egipto por los cuales todo puede haber transitado, desde vehículos, armas para Hamas y fuga de los líderes terroristas. Egipto tenía atascados casi 2 mil camiones con ayuda humanitaria para Gaza y sólo aceptó dejarlos entrar después de una fuerte presión de Estados Unidos, el mayor contribuyente de Egipto en equipamiento militar.

En la CIJ sin embargo hubo un inesperado disenso. Julia Sebitunde, no precisamente muy amistosa con Israel como lo hemos señalado aquí en varias oportunidades, decidió mantener la dignidad del cargo. Sebitunde fue enfática:” Los planteos de Sudáfrica acusando a Israel de genocidio están fuera de contexto, pero no nos extraña dada la estrecha relación de Sudáfrica con el liderazgo de Hamas”.

La pública denuncia de Sebitunde contra la falta de equilibrio moral, ético y legal de sus colegas de la CIJ no llegó o no caló muy hondo en el secretario general de la ONU, ni en el Consejo de Seguridad, así como tampoco en varios países de la Unión Europea, América Latina y hasta en Estados Unidos. Este lunes, otra vez, compraron en minutos una información falsa sin averiguar ni investigar nada y saliendo a gritar desaforadamente contra Israel. Y sí, no pueden ni mirar las matanzas rusas, a alguien tienen que atacar para proteger o apoyar o ser cómplices del terrorismo. En una operación militar en Rafah, Israel eliminó dos jefes de Hamas. El famoso, inexistente pero muy apreciado por el mundo, Ministerio de Salud de Hamas, anunció en menos de 15 minutos que había habido una masacre de civiles porque Israel había atacado un campamento de refugiados. Israel asumió que la muerte de civiles era una situación trágica y que iba a investigar. Y lo hizo. Y hubo un informe a las 24 horas. Pero al igual que la mentira de Hamas sobre el hospital Shifa que los Petro y Lula de América Latina siguen repitiendo al igual que los Putin junto a los Ayatollas, esta vez hacen lo mismo. La mentira se repite mil veces y que nadie crea la realidad. Las Fuerzas de Defensa de Israel comprobaron que la muerte de 45 personas en Tal al Sultan, al oeste de Rafah, se debió al incendio causado por la explosión de municiones almacenadas en una instalación de Hamas cercana al lugar que previamente había atacado Israel. Se demostró que la munición utilizada por Israel para atacar un edificio de Hamas donde había dos jefes y varios miembros del grupo no pudo causar el incendio devastador y lejano al lugar de estos hechos. Lo que sí causó el incendio y sí causó muertes civiles, fue que Hamas guardó armas y municiones dentro del campo de refugiados y algunas municiones estallaron y explotó todo. ¿Cómo se sabe? Porque está grabado el diálogo entre miembros de Hamas. Pero como de todos modos hay que culpar a Israel, Macron dijo que “lo sucedido es insoportable”; Argelia convocó al Consejo de Seguridad que para casos así corre a las oficinas de Nueva York con prisa y sin pausa; los medios de difusión mundial todavía no tuvieron tiempo de anunciar la realidad de los hechos; y Guterres volvió a hacer el triste papel de repetir noticias falsas y no tener un mínimo de honestidad intelectual para admitir una rectificación.

Es razonable y esperable que Hamas se sienta agradecido por tanta protección. Si la CIJ ni los nombra, si el Consejo de Seguridad tampoco; si ni lo culpan de la barbarie de asesinar a su propia gente por usarlos de escudos humanos y refugio de sus armas y municiones, ¿por qué no estar felices? Por eso agradecieron a España, Noruega y Dinamarca cuando esta semana los tres gobiernos de esos países reconocieron al Estado palestino. Claro, agradeció Hamas, que es un grupo terrorista, porque la Autoridad Palestina no dijo nada. Pero a esos tres países parece que les resulta honorable que los terroristas les agradezcan el apoyo. No es el mundo al revés, es simplemente conocer la historia de Europa y no hacernos los distraídos y menos aún, olvidarnos.

Hamas tuvo ayer otro apoyo más desde la ONU. Y nuevamente ha quedado demostrado que la primera verdad en una guerra es la mentira.

Hamas lo entendió y quienes lo apoyan, aunque digan lo contrario y hasta se ofendan cuando se los señala como merecen, también lo aprueban, siguiendo ese derrotero. El coordinador especial de la ONU para el proceso de paz en Medio Oriente Tor Wennesland hizo este miércoles una larga exposición sobre la guerra comenzada por Hamas el 7/10/23. Y ni se le movió un pelo repitiendo hechos falsos y otros no comprobados ni menos investigados. Wennesland usó la información del autodenominado Ministerio de Salud de Hamas para dar la cifra de muertos en Gaza. Además de ser información imposible de verificar hoy, además de que unifica terroristas armados con civiles, ayer agregó la mentira de la semana cuando dijo que “ha sido horrendo el asesinato de 45 gazatíes en sus carpas de refugiados en Rafah”. Israel le dio las pruebas de lo sucedido a la ONU. Otra vez lo desecharon para poder excusar al terrorismo y continuar la demonización del que se defiende. Ya es una política de todas las agencias de la organización que no debería llamar la atención. Pero genera peligro y hechos violentos. Al dar informes públicos irresponsables ONU extiende su mano a los Petro, los Putin y los Ayatolas. No le alcanza con haber hecho un homenaje al ex presidente de Irán culpable de miles de crímenes, no le alcanza con no mirar las matanzas de Putin contra civiles, no tiene límites en torcer la realidad del pogromo de Hamas contra Israel, que también necesita usar hechos comprobadamente falsos para alimentar el antisemitismo.

Lo del título. Los que pagan y muy caro el precio del apoyo descarado al terrorismo, es la gente. Los 45 palestinos de Gaza asesinados por Hamas porque Hamas los usó como depósitos humanos. Los palestinos de Gaza que no acceden a la ayuda humanitaria porque Hamas la roba, porque Hamas ejecuta a quien ose enfrentarlos, porque esa ayuda que entra todos los días no llega a la población ya que los palestinos de Gaza les importan nada a Hamas y a toda la lista ya mencionada de cómplices en el silencio, en la mentira y a la larga en el respaldo. ¿El futuro? Por ahora es el presente. Y enfrentarlo es ahora.

 
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