España es ahora la nación más despreciable de Europa

La postura anti-Israel de Madrid es vergonzosa, recompensa a Hamás y ata de manos al estado judío. Gran Bretaña bajo un gobierno laborista seguiría el mismo camino.

El ataque de la extrema izquierda de España contra Israel es un anticipo de las cosas peligrosas que vendrán bajo un gobierno laborista en Gran Bretaña. Madrid es la última capital en unirse a la obscena acusación de genocidio de Sudáfrica ante la Corte Internacional de Justicia. Este cargo retorcido proviene directamente del manual soviético que denunció al estado judío por el mismo supuesto crimen en la década de 1970. Está destinado a provocar y vilipendiar a un país que fue construido en gran medida por sobrevivientes de un genocidio real, y que hoy lucha contra un ejército terrorista cuyo propio estatuto pide el genocidio de los judíos y la destrucción de Israel.

De hecho, Hamás exige “la liberación completa y total de Palestina desde el río hasta el mar”, lo que significa el reemplazo del Estado de Israel por un estado islámico. Estas palabras, a menudo escuchadas de la boca de Yehi Sinwar, el líder terrorista que planeó y dirigió la masacre de Hamás el 7 de octubre, fueron precisamente repetidas el otro día por la vice primera ministra de España, Yolanda Díaz, cuando ella misma dijo “del río al mar, Palestina será libre”.

Es un signo de la profundidad a la que ha descendido el gobierno de Sánchez que uno de sus ministros repita tales consignas.

Aquí en Gran Bretaña podemos esperar niveles similares de depravación si los laboristas ganan las elecciones en julio. El manifiesto del partido está preparado para incluir el reconocimiento de un estado palestino, a raíz de la decisión de España de hacerlo junto con otros gobiernos europeos. Esto ha sido aclamado como una vindicación de su “resistencia”. Pero… ¿en qué ha consistido hasta ahora la “resistencia” palestina? El asesinato, tortura, violación y secuestro de israelíes. Justo ayer, los rehenes israelíes fueron liberados como un recordatorio de la brutalidad de Hamás y la justificación de las continuas operaciones de Israel en Gaza.

El reconocimiento laborista de un estado palestino no logrará nada más allá de apaciguar a los votantes anti-Israel y recompensar al terrorismo. Ciertamente, no traerá ningún progreso hacia la solución de dos estados que Starmer dice querer, algo que solo puede lograrse mediante un acuerdo entre Israel y Hamás.

Pero tendrá costos inmensos. Contrariamente a cualquier esperanza que Starmer pueda tener de que apaciguar a Hamás de esta manera podría llevar a la paz, de hecho, los alentará aún más a seguir luchando, extendiendo el derramamiento de sangre y reduciendo las perspectivas de cualquier negociación de alto el fuego, incluida la liberación de rehenes. Después de todo, ¿por qué debería Hamás hacer concesiones mientras la comunidad internacional está presionando a Israel para que deje de luchar?

Los laboristas también podrían verse tentados a imponer un embargo de armas a Israel, algo que muchos de sus diputados y seguidores han estado pidiendo durante mucho tiempo. En realidad, eso no tendrá ningún efecto práctico ya que las ventas de armas del Reino Unido son minúsculas. Pero junto con el reconocimiento palestino, tales medidas fracturarán las relaciones entre Gran Bretaña e Israel y socavarán nuestras propias defensas. Sé por mi propia experiencia en el mundo de la inteligencia cuántas vidas británicas se han salvado gracias a la información secreta que nos ha proporcionado Israel. Y nuestras fuerzas armadas se han beneficiado de equipos vitales suministrados por empresas israelíes, incluidos misiles, drones y sistemas de defensa de tanques.

Si apaciguamos y recompensamos a las organizaciones terroristas, nos encontraremos enfrentando las mismas restricciones debilitantes cuando tengamos que luchar contra un enemigo similar. Si sucumbe, como es muy probable, al veneno anti-Israel de muchos de sus diputados, un gobierno laborista probablemente causará un daño incalculable y duradero a nuestra propia seguridad nacional.