Hace unas semanas se publicó a nivel mundial que en Irán se iban a celebrar elecciones para elegir nuevo presidente. Quienes informaron de esa manera en medios escritos, electrónicos y otros, falsearon la verdad con una temeraria impunidad. No existen elecciones en las dictaduras, sean teocráticas o comunistas o fascistas. Hay designaciones. Y más aún en una teocracia donde el que lleva cartel de presidente es simplemente un empleado más de los Ayatolas. Irán designó a Masoud Pezeshkian para el cargo como lo comentamos oportunamente en esta columna. La irresponsabilidad y liviandad periodística convirtió, especialmente en varios países europeos, a Pezeshkian en “moderado”, palabra que no tiene equivalente real en el idioma de un régimen sangriento. Tan moderado Pezeshkian como para declarar casi automáticamente que hay que borrar a Israel del mapa, tal como todo empleado de los Ayatolas tiene que expresar.
Hace 48 horas, Irán decidió hacer una ceremonia de asunción para su nuevo presidente. Y allí concurrieron estadistas de tan alto nivel como el líder de Hamas Ismail Haniyeh, el líder de la Jihad Islámica Ziyad Nakhaleh, y hasta alguien que se hace llamar primer ministro de Cuba, Manuel Marrero. Haniyeh y Nakhaleh fueron a abrazar a quienes le dan armas y millones para vivir lujosamente en Qatar y planificar pogromos como el del 7 de octubre del año pasado contra Israel. Ambos, veteranos asesinos, se esconden desde hace siete años en el refugio de muchos criminales, o sea, en Qatar. La agencia oficial de noticias de Irán, IRNA, informó de la presencia de los jefes terroristas y sus entrevistas con Khamenei, el líder supremo, y los ubicó como si fueran jefes de estado, tal como lo hace con los hutíes de Yemen y con Hizbollah en el Líbano. El pulpo criminal recibiendo y dando instrucciones a sus tentáculos ejecutores de matanzas. ¿Quiénes más reciben a los cabecillas terroristas? China (hace muy poco), Rusia, Turquía, mientras Qatar les da refugio con mucho orgullo y sin pudor. Eso les permite viajar libremente por la región. Como veremos, esto lo creían al menos hasta hace 24 horas.
En la farsa de la toma de posesión de Pezeshkian hubo una perla más. En un mensaje dirigido a Pezeshkian, el secretario general de las Naciones Unidas le deseó éxito en su nuevo cargo y reconoció que cuenta con él para ayudar a promover los valores e ideales consagrados en la Carta de la ONU. Pidió que se utilice el importante papel de Irán en Asia Occidental para ayudar a resolver las crisis regionales y prevenir el estallido de nuevos conflictos que podrían amenazar la región y más allá. Guterres enfatizó que la ONU seguirá apoyando los esfuerzos de la República Islámica de Irán encaminados al progreso y desarrollo sostenible. Eso es Guterres, eso es hoy la ONU.
En la madrugada del sábado, Hizbollah lanzó un misil contra la aldea drusa de Majdel Shams en el Golán y descuartizó a 14 niños que estaban jugando al fútbol. Desde el 7 de octubre del año pasado, Hizbollah ha lanzado 7 mil misiles contra Israel e Israel tiene hoy más de 80 mil civiles desalojados del norte debido a la agresión de Hizbollah, que viven en distintas ciudades como refugiados en su propio país. Esto no es tema ni para Guterres ni para la ONU. Cuando se cruzaron todos los límites el sábado pasado con el asesinato de niños drusos musulmanes, las condenas que llegaron no se escucharon debido al ruido de misiles que siguió lanzando el tentáculo de Irán que aplasta al Líbano. Tres días después, Israel anunció (mientras en Irán estaban de fiesta de terroristas) lo siguiente “en una operación de eliminación selectiva basada en información de inteligencia, aviones de combate de la Fuerza Aérea israelí eliminaron al comandante militar de mayor rango de la organización terrorista Hezbolá y al jefe de su Unidad Estratégica, Fuad Shukr, en la zona de Beirut. Fuad se desempeñaba como mano derecha del secretario general de Hezbolá, Hassan Nasrallah. Fuad Shukr ha dirigido los ataques de Hezbolá contra el Estado de Israel desde el 8 de octubre, y fue el comandante responsable del asesinato de los 12 niños en Majdal Shams, así como del asesinato de numerosos israelíes y extranjeros a lo largo de los años “.
Como ya señalamos en esta nota, Haniyeh y otros terroristas se han sentido muy seguros de pasear en avión protegidos por las dictaduras de Irán, Rusia, China y Turquía. Como ya es notorio, con Haniyeh, esa soberbia se derrumbó cuando ayer miércoles se anunció que murió en su dormitorio de su mansión en Teherán a causa de un misil que hizo impacto en la residencia otorgada por su anfitrión.
El 7 de octubre del año pasado, en su mansión en Qatar, Haniyeh celebraba. Lo acompañaba su número dos, Salah el-Aruri, y otros criminales. Poco después se vio el video que uno de los presentes filmó, mostrando en la pantalla del televisor que había en la sala, la transmisión de Al Jazeera. Ahí estaban las imágenes de los terroristas entrando enardecidos a Israel. Haniyeh lo observaba con la satisfacción del criminal que ve el fruto de sus órdenes y el cobarde que se queda lejos del campo de acción. Señalando a sus esbirros que estaban viendo una hazaña que se debía celebrar, se ubicó al frente del grupo, se postró para el rezo islámico y encabezó la plegaria de agradecimiento a Alá. Mientras Hamas quemaba bebés, despedazaba hombres, mujeres, niños, Haniyeh rezaba y agradecía a Alá por la matanza. Ayer, aunque él no lo sabe, se vio que su patrón Irán no pudo protegerlo ni en su propia casa.
El presidente de Irán, Masud Pezeshkian, al que muchos medios llaman moderado declaró casi enseguida de conocerse la información que Irán está de luto por el martirio del valiente líder de la Resistencia Palestina, Ismail Haniyeh. “El asesinato de Haniyeh fortalecerá más que antes los lazos entre Irán y Palestina. La República Islámica de Irán defenderá su integridad territorial y su honor”. Es lógico que le manden decir eso. Su integridad territorial es dudosa y seguro que quieren aprender cómo defenderla. Y en cuanto al honor, es más complicado. No se puede defender lo que no se tiene. Que un asesino como Shukr haya sido eliminado en pleno Beirut es una señal para Nasrallah y su Hizbollah que quizás no están calibrando bien los alcances de los enfrentamientos actuales, aunque eso no quite que sigan lanzando misiles hacia Israel, ya que tienen la absoluta y amoral complacencia de dos de los propietarios de la ONU como China y Rusia. La fragilidad iraní para proteger a un invitado en su propia casa tampoco le resulta cómodo a la soberbia desbordada de odio recalcitrante de los Ayatolas y sus cómplices y empleados esparcidos por el mundo.
Ayer miércoles, horas después de la muerte de Haniyeh, Guterres habló en nombre de la comunidad internacional. Nadie contestó sus expresiones, sino que cada uno ha tomado su camino. El camino de Guterres hoy es este: “El secretario general estima que los ataques que hemos visto en el sur de Beirut y en Teherán representan una peligrosa escalada en un momento en que todos los esfuerzos deberían llevar a un alto el fuego en Gaza, a la liberación de los rehenes israelíes, a un aumento masivo de la ayuda humanitaria para los palestinos y a un regreso a la calma en el Líbano y en la línea azul”. Los 7 mil misiles lanzados por Hizbollah no le preocupan. El terrorismo de Irán no le preocupa tampoco. Su ayuda en el tema de los rehenes ha sido abominable. Nunca movió un dedo para que la ayuda humanitaria no fuese robada por Hamas. Quiere calma en el Líbano cuando hay más de 80 mil israelíes desalojados de la frontera que le preocupan menos que todo lo que no le importa, y que es casi infinito.
En ese contexto, los Ayatolas han ordenado atacar a Israel, e Israel sabe que está frente a una guerra existencial. China y Rusia ya se han quitado todas las máscaras apoyando no sólo a Irán sino a sus tentáculos armados. Para enfrentar una lucha existencial, que no termina en los límites de Israel porque el pueblo judío está amenazado en todo el mundo sin excepción alguna, lo primero que se debe decidir con mente clara e inteligencia básica, es dejar las diferencias para el momento adecuado sin olvidarlas, pero ahora es momento de unidad. Los que proclaman nuestro exterminio no hacen distingos, y eso, ya lo aprendimos, ¿O no?
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