Por Israel


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| miércoles diciembre 25, 2024

¿Alguien tiene la determinación de decidir y hacer?


Hasta hoy inclusive, está teniendo lugar en Chicago la Convención del Partido Demócrata que consagra la fórmula presidencial Kamala Harris y su Vice Tim Walz para las elecciones del 5 de noviembre en EE. UU. Hace un mes, los Republicanos en evento similar postularon a Donald Trump y J.D. Vance. Hace dos días, mirando en directo la reunión de los Demócratas, escuchamos los discursos de tres figuras judías del partido. Primero, a quien el protocolo denomina Segundo Caballero, el esposo de Kamala Harris, Douglas Emhoff. Resaltó a la audiencia su historia judía de vida, y más que nada el compromiso de Kamala Harris con la lucha contra el antisemitismo. Dijo que “Kamala ha luchado contra el antisemitismo y todas las formas del odio desde el comienzo de su carrera. Y me ha alentado constantemente a hacerlo, en especial como Segundo Caballero, más aún”. Emhoff narró que está con Harris como pareja desde 2013 y que lo ha apoyado totalmente en su fe judía, aunque no es la de ella, y resaltó que Harris lo acompaña a la sinagoga igual que él a la iglesia. El objetivo de Emhoff fue resaltar su firmeza en cuanto a su identidad judía, hizo exhibir un video que lo muestra desde su bar mitzvá, y cómo ha combatido el antisemitismo en estos tres años y medio como esposo de la vicepresidenta. No tocó ningún tema político, y menos aún lo que sucede en Medio Oriente.

El líder de la mayoría Demócrata en el Senado y el judío estadounidense de más alta jerarquía política en la historia de EE. UU. Senador Chuck Schumer sólo se refirió al antisemitismo y atacó al candidato presidencial Republicano quien, dijo Schumer, incita con sus políticas divisionistas a que crezcan los estereotipos antisemitas, algo contra lo que se comprometió a luchar para el bien de sus nietos y los nietos de sus nietos. Lo que no dijo Schumer fue ni una mención a un largo discurso en el Senado en marzo pasado donde instó a que su país interviniera en Israel para que hubiese un cambio de gobierno. Quienes conocen la trayectoria de Schumer dentro y fuera de Israel dijeron entonces que el Senador había confundido roles y circunstancias, ya que nadie debía dudar de sus convicciones democráticas y su larga defensa a los derechos de Israel, pero que querer intervenir en un país democrático cuyas autoridades están electas legítimamente era un error serio y peligroso. En la Convención de su partido antes de ayer, Schumer se abstuvo de opinar, cuidando los votos.

La tercera personalidad judía que habló ante los Demócratas hace 48 horas fue el Senador Bernard Sanders, quien sí hizo referencia a la política exterior, lo cual es coherente con su prédica que suele estar muy cerca del grupo de legisladores de su partido que en los últimos tres años y medio han hecho culpable de todos los males de la humanidad y no sólo de Medio Oriente, a todo Israel, y no sólo a su gobierno, al cual también han sometido a escarnio constante sin importar quienes lo integran. Sanders gritó fuerte hace dos días que “hay que terminar la horrible guerra en Gaza”. Tiene razón. Por supuesto que debe terminar. Pero no dijo nada de que es una guerra que se acerca a un año, pidió (vaya a saber a quién) que los secuestrados sean liberados y quizás en el fragor del griterío partidario no se acordó que la guerra la comenzó Hamas con un pogromo como no se conocía desde la Shoá. Tampoco recordó que su partido está en el gobierno y que su país es clave para finalizar la guerra y que eso es lo que intenta hacer el presidente de su país y líder de su partido. Asimismo, para Sanders hace dos días hay sólo una guerra que debe terminar. Un mensaje no muy amistoso para Ucrania, invadida hace más de dos años por Rusia. Como en una Convención hay cosas que no se dicen para cuidar los votos, Sanders no dijo nada del primer ministro de Israel al cual ha agraviado soezmente, olvidándose como tantos que una cosa es opinar de políticos y líderes del mundo, y otra bastante distinta, insultar a un gobernante de otro país e intentar intervenir en la vida de ese país. Si sucediera al revés, Sanders ¿lo permitiría? Respuesta obvia.

 

Las injerencias de los dos Senadores ya mencionados en intentar dar pautas de gobierno a Israel, y que vienen de hace mucho tiempo anterior al 7 de octubre del año pasado, no han provocado reacciones públicas a la altura de los agravios por parte de los miembros del gobierno israelí, salvo alguna excepción radical, pero sí han alentado otras acciones desde otros ámbitos. Uno de ellos, como lo detallamos desde esta columna en su momento, fue la decisión, en mayo de este año, de Karim Khan, Fiscal de la Corte Penal Internacional de pedir arrestos al primer ministro y al Ministro de Defensa de Israel y equiparar un Estado democrático con pedido de arrestos de criminales del movimiento terrorista Hamas.

 

OTAN tiene entre sus organismos al Grupo Militar de Alto Nivel (HLMG en inglés) que estudian conductas y acciones en escenarios de guerra. Hace 5 días, 10 miembros de este Grupo enviaron una carta al Daily Telegraph señalando que el pedido de la CPI para arrestar a gobernantes de Israel no tiene justificación ni sostenibilidad, y basan su afirmación en una investigación en el terreno, cuando estuvieron observando al ejército israelí en Gaza durante el mes de julio. Kahn ha acusado a Israel de castigar colectivamente a la población civil de Gaza y someterla a hambruna. Pero no presentó pruebas. El Grupo Militar de OTAN ha sido contundente desde el primer párrafo, señalando que vieron operativos, visitaron instalaciones de todo tipo desde campamentos militares a civiles y vieron todo lo contrario a lo que señala Kahn. Vieron que el cruce de Erez fue destruido por Hamas el mismo 7 de octubre y que Israel construyó un pasaje a pesar de ello y todos los días pasan vehículos con alimentos y otras ayudas por allí. Las órdenes han sido de entregar la ayuda y la cadena de comando se ha cumplido. Concluimos dice el Grupo Militar de OTAN que las órdenes del gobierno de Israel de inundar de ayuda humanitaria a Gaza son inconsistentes con las acusaciones sobre hambruna y castigos. Israel, señala el Grupo de OTAN cumple con los más altos estándares de nuestras propias fuerzas armadas, especialmente en el cuidado de la población civil. Más aún, hemos comprobado que las autoridades israelíes tienen en sus carpetas 300 incidentes que se han salido de los estándares que se deben aplicar, y quienes han cometido faltas serán castigados como lo establece la ley. Kahn ya fue descubierto hace tiempo. Actuó, como señalamos en mayo pasado, con malicia y no se ajustó a lo mínimo que requiere cualquier tema legal: respetar la ley. Y respetar la ley es tener evidencias más allá de dudas razonables para proponer una acción.

 

Pero no debiéramos sorprendernos. Amnistía Internacional escribió públicamente esta semana: “El silencio del Fiscal Karim Khan ante la crisis que sufre Venezuela es alarmante. Su Fiscalía ha sido testigo de la muerte de decenas de personas a manos de las fuerzas de seguridad y de grupos armados progubernamentales, así como de la detención arbitraria de más de dos mil personas en escasos días, sólo por oponerse o ser percibidas como opositoras al gobierno de Nicolás Maduro. Además, se han registrado ataques, amenazas y estigmatización de personas defensoras de derechos humanos y organizaciones de la sociedad civil que exponen las arbitrariedades del gobierno, y quienes miran a su Fiscalía como último recurso para la justicia.” Hace 6 años que Kahn debía haber tomado acción en Venezuela, ya que tenía pruebas suficientes del terrorismo de Estado impuesto por Maduro y sus esbirros. No sólo no lo hizo, sino que ahora, hasta hoy, ni siquiera ha emitido una mera declaración. Es una Fiscalía selectiva, y por ello, fracasada e inútil. Donde no tiene pruebas, acusa hasta que su castillo de naipes se cae. Donde sí tiene pruebas de crímenes abyectos, no sólo calla, sino que además se toma fotos con el dictador venezolano, ya que no perdió la oportunidad de ir a visitarlo más de una vez. ¿Y después? Otra respuesta obvia.

La pregunta del título es pertinente a lo que hemos descrito. Además de hablar, ¿los Senadores Sanders y Schumer están dispuestos a hacer algo concreto que ayude las gestiones del secretario de Estado Blinken u otras gestiones o creen que la grandilocuencia es en serio un capital político?

La CPI ¿asumirá dónde están los dictadores y los criminales y se decidirá a aplicar el Estatuto de Roma que la rige o la seguiremos viendo, haciendo lo único que no debe hacer de seguro: política, ¿y de baja calidad?

Si se llega a encontrar una luz que hoy no se ve al final de un túnel muy largo, no será sin duda proporcionada por quienes creen que asumen sus responsabilidades cuando en realidad las hacen pedazos.

 
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