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| lunes septiembre 16, 2024

El relato falso y la complicidad como armas de guerra


En julio de 2006 después de 34 días de guerra impuesta por el terrorismo de Hezbolla a Israel, todas las partes firmaron el 11 de agosto de ese año la resolución 1701 dentro del Consejo de Seguridad, la cual ha sido invocada centenares de veces desde entonces mientras jamás logró ser implementada por la inutilidad enfermiza del propio Consejo de Seguridad y de la ONU toda. La 1701 tomó resoluciones que debemos recordar, por su quizás ingenua redacción y fundamentalmente para entender de una buena vez que una firma de un documento internacional entre terroristas de un lado, y, un Estado del otro, no sólo es quimérico, sino hasta insultante para la inteligencia de cualquiera, muy especialmente para la ONU como patrocinador sabiendo que no logra resolver conflictos. La 1701 solicitó el desarme de Hezbollah y su retirada al norte del río Litani, la demarcación de la frontera israelí-libanesa, el despliegue de las Fuerzas Armadas  Libanesas en el sur del  Líbano y la ampliación de la fuerza de mantenimiento de la paz de la ONU (UNIFIL) desplegada en el sur del Líbano desde 1978.

La Resolución 1701 estaba condenada al fracaso desde el principio porque su disposición central pedía a Hezbollah que aceptara por elección lo que la constitución libanesa requería por ley y lo que el ejército israelí había intentado por la fuerza, ambos sin éxito: su desarme. Esto fue y es ridículo porque para Hezbollah el propósito existencial de la organización es hacer la guerra a Israel y destruirlo, tal como lo proclama su mentor, Irán. Y más ridículo aún, cuando todos los miembros del Consejo de Seguridad y de la ONU sabían entonces y saben ahora que Irán, mientras discutían la redacción del documento seguía entregando armas a Hezbollah y nunca dejó de hacerlo. Un día después de firmada la resolución 1701, Hezbollah borró con el codo lo que firmó con la mano y anunció que no aceptaría, y el gobierno libanés anunció que no podría hacer cumplir, la disposición principal de la resolución. Obvio que Líbano no podía cumplir lo que firmó si es un estado fallido y ocupado por Hezbollah desde hace mucho tiempo. Y por la razón existencial que tiene Hezbollah de exterminar a Israel, el grupo terrorista rechazó la exigencia de la resolución de retirarse al río Litani, a 16 kilómetros al norte de la frontera israelí.

La resolución no restauró la soberanía libanesa ni la seguridad israelí; y para peor, la ONU creyó que sí debía cumplir con el mantenimiento de UNIFIL en la frontera. Quizás lo hizo porque no le pareció muy grave que los terroristas liderados por Nasrallah jugaran al tiro al blanco con soldados de una fuerza internacional. En uso de un dudoso sentido del humor involuntario, se incluyeron en la resolución 1701 tres determinaciones que no dejaban resquicio para cubrir en el vergonzante accionar de la ONU. En el artículo 6, se escribieron, a) que no habrá fuerzas extranjeras en el Líbano sin el consentimiento de su Gobierno; y b) que no habrá ventas o suministro de armas y material relacionado al Líbano excepto según lo autorizado por su Gobierno. Líbano ha sido devorado por Irán a través de Hezbollah y de la bestial persecución a la minoría cristiana. Y por supuesto que el tráfico de armas es enorme. Dos ejemplos. El 4 de agosto de 2020 se registró un fuerte estallido en el puerto de Beirut que mató a 218 personas y diezmó gran parte de la capital libanesa. Había una gran reserva de nitrato de amonio. ¿Para que la querían y estaba en un lugar de alto riesgo? En diciembre de 2021 tuvo lugar una explosión en un depósito de armas de Hamas dentro del campo de refugiados Burj Al Shamali, en Tiro. Hubo al menos 12 heridos y un número indeterminado de muertos. Y la otra determinación de la 1701 que queremos señalar dice textualmente: “Se pide al Gobierno del Líbano que asegure sus fronteras y otros puntos de ingreso para evitar la entrada en  el Líbano sin su consentimiento de armas o material relacionado, y solicita a la UNIFIL, que asista al Gobierno del  Líbano a su solicitud”.

Hoy, Hezbollah es el grupo terrorista mejor armado, es un ejército equipado, entrenado y dirigido por Irán y domina un país que se conocía como Líbano.

Desde el pogromo perpetrado por Hamas, en paralelo Israel ha debido confrontar en otros frentes: milicias iraníes desde Irak, iraníes y sirios desde Siria, hutíes desde Yemen, Irán, y desde el norte, más de 7 mil misiles lanzados por Hezbollah. El norte de Israel sigue evacuado y hay más de 80 mil israelíes desplazados en su propio país. Ciudades como Kiryat Shmoná han sido destruidas en gran parte por los terroristas. Pero Hezbollah declara un día sí y otro también que sólo lanza misiles contra objetivos civiles. No necesito ni las mentiras de Hezbollah, ni las de la ONU ni la de los medios europeos que repiten el relato para comprobar la falsedad del mismo. Allí estuvimos con 11 periodistas de América Latina en febrero y vimos la destrucción en Kiryat Shmona, vimos una escuela bombardeada cuando todavía no se había desalojado a todos los civiles y los niños de esa escuela por pura casualidad salieron ese día 30 minutos antes que destruyeran el lugar. El pasado fin de semana, otra vez Hezbollah bombardeó sólo lugares civiles lanzando casi 300 misiles e Israel destruyó después miles de esas armas que apuntaban al centro del país y evitó una matanza mayúscula de civiles. Esta vez, no sólo algunos medios despreciables y la alianza de dictaduras vieron con buenos ojos el accionar terrorista, sino que apareció la ONU.

Un vocero de UNIFIL dijo que “habían detectado un alto número de lanzamiento de misiles cerca de nuestras posiciones”. Y agregó:” Siempre les decimos a las partes que el lanzamiento de misiles cerca de nuestras posiciones es inaceptable y viola la resolución 1701”. ¿Detectaron? ¿En serio? Uno de los centros de lanzamiento de misiles de Hezbollah estuvo situado a 150 metros del puesto de UNIFIL, y a una cuadra y media ¿lo detectaron? ¿Cuál resolución 1701? ¿La que Hezbollah aceptó con una mano y rechazó con otra? Si para la ONU la resolución está vigente, ¿cómo explica el poderío en armas de Hezbollah, el silencio sobre 7 mil misiles atacando a población civil israelí en diez meses? No precisa explicar. Al apoyar con declaraciones ridículas a su gente de UNIFIL y respaldar relatos falsos, se han convertido en un arma más que apunta a Israel. No sólo todos los frentes que ya hemos mencionado. Este frente cada día es más artero.

Cuando esta semana, Qaid Farhan Alkadi, beduino musulmán que trabajaba en uno de los kibutzim destruidos por Hamas, secuestrado el mismo 7 de octubre, fue liberado por el ejército israelí después de 326 días de cautiverio, hubo un comentario digno de compartir. El ministro del Interior de Israel Moshé Arbel dijo:” Israel ha demostrado una vez más su compromiso de proteger a todas las comunidades con las que convivimos a diario. El rescate de Farhan es nuestra historia: un médico judío con su kipá atendiendo a un secuestrado musulmán cautivo de los terroristas de Hamas, junto a médicos musulmanes atendiendo pacientes judíos todos los días en el marco del sistema de salud israelí”. En paralelo, el silencio de Guterres y quienes lo han puesto en ese cargo también emite sonidos y pensamientos. Porque un día después, Israel rescató el cuerpo sin vida de un soldado asesinado por Hamas el 7 de octubre. Y hace una semana, Israel logró rescatar 6 cuerpos sin vida de secuestrados por los terroristas. Y las pericias forenses demostraron que los 6 fueron ejecutados. En estos casos, silencio. Mientras, reuniones, resoluciones vacuas, discursos obscenos, incitación al odio constante, objetando el derecho de Israel a defenderse.

En febrero pasado, al caer la tarde, fuimos con los periodistas latinoamericanos a hacer una breve visita de duelo. Entramos al pueblo beduino Rahat que forma parte de los pueblos y ciudades donde casi 300 mil beduinos musulmanes viven en Israel. No están obligados a hacer servicio militar, pero muchos quieren hacerlo y servir a Israel. Un joven en sus 20 años era el motivo del duelo y el dolor de la familia que fuimos a saludar. El joven soldado había muerto en combate en Gaza. En un lugar central del salón de la vivienda estaba su foto con el uniforme y la bandera a su lado. El tío y el padre del soldado fallecido agradecieron la empatía de que estuviéramos allí compartiendo el sufrimiento y entendiendo que pérdidas así marcan a toda la familia para siempre.

No voy a narrar lo que el padre del soldado dijo en voz quebrada y enojada de Hamas y el terrorismo islámico. No corresponde y además es obvio. Pero sí tengo grabada su mirada cuando le di la mano, él me la apretó fuerte y firme y mientras volvía a agradecer la solidaridad, atiné a pensar hasta dónde serían capaces de llevar su complicidad y malicia los que apoyan en todos los continentes al terrorismo islámico. Esta semana, el beduino liberado me hizo recordar nuestra visita a su pueblo y que ni los perpetradores ni sus cómplices tuvieron, tienen ni tendrán límites.

 
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