Exigirle todo a Israel y nada a los terroristas palestinos empieza a ser parte de las sentencias de muertes de sangre inocente, otra vez, en la Franja de Gaza

Otra vez un domingo empieza con las peores noticias: las FDI recuperaron los cuerpos de Carmel Gat, Eden Yerushalmi, Hersh Goldberg-Polin, Alexander Lobanov, Almog Sarusi y el sargento mayor Ori Danino que llevaban más de 300 días en la Franja de  Gaza secuestrados por Hamas.

Escribir sobre los secuestrados del 7 de octubre y las distintas tratativas políticas y diplomáticas que Israel ha estado incursionando a través de intermediarios como Estados Unidos, Egipto o Qatar requiere tanta firmeza como extremo cuidado: en manos de Hamas todavía hay secuestrados vivos y muertos cuyas familias esperan, como los padres de Hersh Golberg esperaron hasta el final, que vuelvan a casa ahora.

En ese sentido ha habido, desde el minuto cero, distintas negociaciones y posibles acuerdos que Hamas se ha encargado de rechazar siempre: hace pocos días la comunidad internacional exigía a Israel ceder más todavía para alcanzar un acuerdo, pero en ningún momento reclamaron fuertemente a Hamas para que libere ya mismo a esos secuestrados. Exigirle todo a Israel y nada a los terroristas palestinos empieza a ser parte de las sentencias de muertes de sangre inocente, otra vez, en la Franja de Gaza.

Cada uno de los más de 250 israelíes que fueron secuestrados por la organización terrorista Hamas son una tragedia que, aunque con distintos finales, quedará marcada para siempre en la memoria colectiva de un pueblo que construyó su historia a partir de la fortaleza y la resiliencia.

Escribir o hablar sobre los secuestrados exige, además, ser consciente de que hemos escrito eufóricos cuando, en medio de un operativo y despliegue como pocas veces se han visto, las FDI rescataron a Noa Argamani, Almog Meir, Andrey Kozlov y Shlomi Ziv y estamos escribiendo hoy tras conocer, otra vez, las peores de las noticias.

Entre los secuestrados de la mañana de ese sábado, cuando en Israel estaba amaneciendo y en medio del Shabbat de Simjat Torá, hubo un bebé, Kfir Bibas, que no tenía en ese momento ni un año y que fue arrancado de su casa en el kibutz Nir Oz al sur del país. Sus pequeñas manos y su colorada cabecita se aferraron a los brazos de su madre, Shiri Bibas, que también está secuestrada en Gaza junto a Ariel, su otro hijo y Yarden, su esposo.

No hay ciudad en Israel que no esté empapelada con la cara de todos los que Hamas se llevó ese fatídico día. Shlomo Mantzur, el secuestrado más anciano, cumplió 86 años en marzo mientras sigue en el cautiverio de Gaza. Ni Kfir ni Shlomo fueron todavía liberados.

A finales de agosto una caravana de familiares de los secuestrados llegó a la frontera de Gaza con amplificadores y micrófonos para hablarles a sus padres, hijos, hermanos y amigos que están desde hace más de 300 días allí. Las palabras, en medio de la desesperación, resonaron en todo un país donde cada día que pasa es un día más de angustia y de espera para que vuelvan todos los secuestrados.

Antes de eso, los padres de Hersh Goldberg, quien además era ciudadano estadounidense, hablaron frente a los demócratas en la convención del partido en Estados Unidos. Quienes llevarán como candidato a Kamala Harris, hoy vicepresidente de Joe Biden, para enfrentar a Donald Trump, enmudecieron frente al horror de lo que viven Jon y Rachel desde que los terroristas palestinos se llevaron a su hijo de 23 años y, en cautiverio, le amputaron una mano: “en nuestra tradición judía decimos que cada persona es un universo entero. Debemos salvar a todos estos universos” en referencia a los 109 preciados seres humanos que ese día seguían retenidos en  Gaza.

Hamas asesinó a Hersh, según lo que se estima, hace muy pocos días. Probablemente lo hayan hecho mientras o después sus padres hablaban frente al Partido Demócrata.

Jon y Polin querían lo que todo padre quiere que sea abrazar a sus hijos, amarlos y mantenerlos a salvo. Su historia nos remitía instantáneamente a Yaakov Argamani que durante meses pidió por la liberación de su hija Noa para que pudiera abrazar por última vez a su madre, Liora Argamani de 61 años, que enfrentaba una enfermedad terminal. El 8 de junio las FDI lograron que ese último abrazo entre Noa y su mamá fuera posible. Luego de su liberación, la joven israelí pasó los últimos días de su madre junto a ella.

La operación militar, que ahora destina casi todos sus recursos en cazar a Yahya Sinwar el líder de Hamas, no puede frenar ahora. No hasta que todos vuelvan a casa.

#BringThemHomeNow

Nota exclusiva para Radio Jai

Luciano Mondino es Licenciado en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales por la Universidad Católica de La Plata. Master en Política Internacional por la Universidad Complutense de Madrid. Sus principales líneas de investigación son sobre islamismo, Terrorismo y Crimen Organizado.

Notas de Luciano Mondino en Porisrael

https://porisrael.org/categoria/luciano-mondino/