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| martes noviembre 19, 2024

Un país y un pueblo secuestrados


Miguel Steuermann Foto cortesia

Esta es la sensación y sentimiento que vive Israel y el pueblo judío.

Un secuestro del que no sabemos cómo salir ni escapar. Una sensación de opresión, impotencia, confusión, soledad y desesperación. Un secuestro por parte de los de afuera y por parte de los de adentro.

Hamas y sus patrones persas supieron estructurar un macabro y perfecto plan. Vieron las debilidades, atacaron sin piedad con toda la barbarie de un pogrom, instalaron el horror y se llevaron secuestrados, sabiendo claramente lo que ello implicaba. Por eso no los mataron. De paso secuestraron a un occidente que no sabe qué hacer con su miedo.

Asumir derrotas es de sabios para lograr sobreponerse a ellas y sacar lecciones.

Israel perdió esta guerra antes del 7 de octubre aunque logre prevalecer en el campo militar.

Hamas reincorporó el tema Palestino a la agenda internacional, retrasó las alianzas de Abraham, complicó a Israel en el vínculo con sus aliados, golpeó su economía, revivió el antisemitismo latente y sobre todo instaló una realidad de vulnerabilidad, trauma y dolor.

Hay también un secuestro interno que fue previo al 7 de octubre.

Pequeñas minorías en Israel secuestraron al país y se hicieron de un gobierno aprovechando las falencias de un sistema democrático parlamentario que requiere grandeza para no dejarse extorsionar por los que sostienen la gobernabilidad. También en nuestras comunidades sucede algo similar.

El 7 de octubre del 2023 nos encontraba en ese Shabat culminando el período de festividades del mes hebreo de de Tishrei con la alegría y regocijo de Simjat Toráh,  Buscábamos cerrar con bailes de festejo las solemnidades de los Iamim Noraim, Rosh Hashaná y Yom Kipur, con su continuidad en la festividad de Sucot en su mensaje de unidad en la diversidad y fragilidad.

Hoy se inicia el mes de Elul, último de nuestro calendario, que marca el inicio de ese necesario proceso de introspección y balance anual. 

El próximo 7 de octubre cuando se cumpla un año de este jurbán (destrucción) estaremos en plenos Iamim Noraim, esos días donde se decreta nuestro destino. Es tiempo de hacer y dar Teshuvá, regresar a las virtudes y dar respuesta. Sabemos el camino, ya nos lo enseñaron nuestros sabios. Tomar conciencia, pedir perdón, perdonar y enmendar el camino.

Lograr salir de nuestra condición de secuestrados requerirá en primer término de una imprescindible cuota de coraje y humildad para mirarnos en el espejo y juzgarnos con honestidad. Poner el foco en nosotros y no en nuestros enemigos. No es nuestra misión cambiar a nuestro prójimo, sino mejorarnos a nosotros mismos.

Reparar el alma de nuestro pueblo necesitará de un profundo silencio que nos permita escuchar el mensaje de un Dios que nos habla a través de la historia y sus protagonistas. Requerirá que leamos correctamente a nuestros profetas y sus advertencias respecto a las consecuencias que nuestras desviaciones producen.

Estamos secuestrados. La herida sangra y el dolor es inmenso. ¿Sabremos cómo liberarnos? 

“He aquí que pongo delante de ti hoy la bendición y la vida, la maldición y la muerte, elegirás la vida”. Depende de nosotros.

Que, en este Elul, con las selijot, los pedidos de perdones, por los múltiples jataim-transgresiones, para con nuestro prójimo y Creador sepamos reencontrar el rumbo a una libertad que rompa con las cadenas que nos secuestran y encierran.

 

Jodesh Tov. Un mes de Tikún y amor gratuito.

Miguel Steuermann, Director General de Radio Jai.

 
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