Con Eyal Dror (47) conversamos antes del impresionante operativo atribuido a Israel contra Hezbolá en el que fueron heridos miles y miles de terroristas y por ende antes de estos últimos días de nueva escalada. Pero la conversación, reciente, fue cuando el país ya estaba inmerso en la guerra por la que él y su familia fueron evacuados de su casa en el kibutz Dafna.
Esta nueva etapa en la guerra nada cambia en los conceptos que destacó sobre la necesidad de no amedrentarse, de tomar al fin la decisión necesaria, y enfrentar en forma tajante a Hezbolá para cambiar de modo claro la situación en el norte, de cuya población 61.000 ciudadanos han sido evacuados de sus casas hace casi un año y gran parte del resto no se han ido pero están bajo fuego.
Eyal Dror y su familia dejaron Jerusalem años atrás y se instalaron en el norte del país no sólo por lo singular de la zona, quizás la más hermosa de Israel, sino por convicción que eso es un paso propio de acción sionista.
“Uno llega acá, entiende que a media hora está Siria y a 5 minutos es Líbano, y ve las diferentes aldeas alrededor, y entiende el sentido especial de estar acá”, nos dice.
Eyal y su familia se mudaron en el 2016 a los altos del Golan. Poco antes fue el promotor y nervio motor de la construcción del proyecto “Buena vecindad” que brindó enorme ayuda humanitaria a la población civil siria en su guerra civil, lo cual amerita un capítulo aparte. Decidió entonces que si ya sirve como oficial pegado a la frontera, mejor también vivir allí.
“Entendí que vivir en el norte equivale a plasmar en mi vida personal un valor del que no se habla mucho pero que es clave, cuidar las fronteras con sentimiento sionista”, asegura. “Yo sé que viviendo acá, en la periferia, ineludiblemente se goza de servicios inferiores, menos accesibles y variados que los que tiene la población del centro del país, en todo sentido, en salud, economía y hasta entretenimiento. Pero hay otro sentido”.
“Puede que otros puedan explicar mejor que yo qué es sionismo, pero yo lo hago en la práctica”, asegura. “Vivo con mi familia a un kilómetro y medio de la frontera, lucho por las fronteras de Israel, no sólo en el marco del ejército sino en mi vida civil”. Eyal hizo 24 años de servicio militar, o sea que tras el servicio obligatorio se quedó en las Fuerzas de Defensa de Israel dos décadas más llegando al cargo de Teniente Coronel, ocupando distintos cargos tanto en unidades de combate como en la coordinación de temas civiles con los palestinos en el marco de la unidad COGAT, tal cual se la conoce en inglés.
Hoy tiene un enorme desafío diario.
Eyal y su esposa tienen tres hijos de 9,10 y 13 años. “Cada uno lidia ahora con otra complejidad en su vida diaria, mientras estamos evacuados de nuestra casa en el kibutz Dafna. Pero ahora estoy en la reserva casi sin interrupción desde el 7 de octubre , sirviendo junto a la frontera”.
Cuenta lo que vivió aquel sábado fatídico. “El 7 de octubre teníamos muchos planes, pero nos despertamos a las 6.30, enseguida empezaron los llamados de la base y entendimos que estaba pasando algo poco común. Pedí a mi esposa y mis hijos que vayan a quedarse en lo de mi hermano en el centro del país.Es que entendí que no estaba claro qué ocurriría y si yo no iba a estar en casa, era mejor que ellos no se queden solos. Días después, el Estado decidió evacuar a parte de la población, y ya habían empezado los disparos desde Líbano por Hezbolá”.
Entre la ayuda humanitaria a Siria y la presión de Hezbolá
P: Eyal, para cualquier ciudadano Israelí, especialmente del norte o del sur, la situación actual es difícil. Para todos, cada uno con sus matices. Pero imagino que para ti, que fuiste propulsor de un proyecto humanitario con Siria como “Buena Vecindad” debe ser especialmente doloroso lidiar con la situación actual. Es que seguramente pensabas en aquellos años que quizás el futuro sería diferente.
R:Sin duda uno de los objetivos de aquel proyecto era desarrollar una mentalidad o una conciencia del otro lado distinta de la que imperaba por el conflicto, que vean distinto a Israel, como vecino con el que se puede convivir. Creo que lo logramos en aquellos a los que llegamos. No se habla de eso pero en el Golán del lado sirio diría que influyó mucho .
P: ¿En qué sentido?
R: Creo que lo que hicimos en el 2016 por la población siria, determinó que hoy no tengamos en ese frente miles de terroristas, ya que muchos habitantes locales aún recuerdan lo que Israel hizo por ellos y por eso no se reclutaron a Hezbolá. Aunque claro que hay quienes sí lo hicieron.
P: Es apasionante…¿Puedes explicarlo más a fondo?
R: En el 2014 empezó un proceso con el que el régimen islámico de Irán empezó a instalarse en Siria para salvar al régimen de Bashar el-Assad. Usó a Hezbolá de Líbano dentro de Siria como fuerza de combate para ello. Y desde que entró a Siria, Hezbolá tenía como objetivo instalarse en el Golán, o sea abrir desde allí otro frente ante Israel. Y eso se hace reclutando gente local, ya que no podían traer decenas de miles de hombres a Siria. Dado que los problemas de la población, las carencias, son enormes en esa zona, la gente es muy pobre y hay quienes no tienen suficiente comida inclusive, para Hezbolá podía ser fácil comprarla con dinero. Pues en un lugar con tantos problemas y carencias, se podía pensar que les resultaría sumamente fácil comprar a la gente , pero no lo fue. Por un lado, la población del sur de Siria tiene una cuenta abierta con Hezbolá al que acusan de haber apoyado al régimen sirio que masacró a habitantes de esa zona en la guerra civil. Pero lo segundo, no menos importante, es que parte de ellos recuerdan que hubo aquí un país, Israel, que salvó literalmente la vida de muchos de ellos. Muchos saben que sin Israel habrían muerto. Y ni hablemos de todo lo que les transferimos, en comida y otras cosas. Pero claramente les salvamos la vida en muchos casos. Pensemos en un padre cuyo hijo fue introducido a Israel en el 2017 con un problema cardíaco grave , fue operado en Israel y hoy vive sano y ya tiene 7-8 años. No creo descabellado decir que ese padre pensará muchas veces antes de aceptar sumarse a una organización que ataca a Israel. Claro que es difícil medirlo con exactitud, no sabemos qué le pasa a cada uno en la cabeza. Pero creo que si eso no hubiera pasado, Hezbolá tendría muchos más colaboradores en el sur de Siria .
P: Entiendo que esto no es una mera suposición sino que te consta que eso es lo que pasó.
R: Me consta, lo sé, no estoy adivinando, pero no puedo agregar datos ni identificar a nadie por supuesto. Son cosas delicadas.
P: ¿Cómo está compuesta la población en esa zona , el sur de Siria?
R: En su momento, era casi totalmente sunita,y había dos aldeas circasianas cuya población huyó rápidamente al comenzar la guerra civil. En los últimos años vemos un claro proceso dentro de Siria como parte de la lógica iraní, de introducción gradual de chiitas a la zona. Irán cree en procesos lentos. Vienen combatientes de las milicias, con sus familias y así avanzan. Hay hoy en día una aldea determinada, ubicada a 40 kms de la frontera con Israel, que pasó de ser sunita a una aldea chiita. Entero. Esa aldea específica, era antes medio sunita y medio chiita y los sunitas se “convirtieron”, algo menos común. Pero sea como sea, en una aldea toda chiita, está claro que hay terroristas de Hezbolá. No hay otra forma de verlo. Sabemos que más lejos, en la parte orienta del Siria, lejos de la frontera, en la zona de Dir Azzur, hay escuelas en las que enseñan el idioma persa . Los iraníes tienen un encare de ir de a poco, y ahora tienen 30 años para instalar chiitas en Siria…cada año diez mil personas…multipliquemos. A Occidente, con su mentalidad tan distinta, le es difícil lidiar con esto, todo es inmediato, todo se mide en números. Y si las cosas no ocurren ya, se despide al director o se cambia el gobierno. Pero para los iraníes los cronogramas son distintos, miran lejos. Recordemos que en los 80 Hezbolá era una organización diminuta. Les llevó 40 años pero se convirtieron en un monstruo .A mi me preocupa pensar qué pasará en 20 años allí. Claro que para el régimen de Assad, cuanto menos sunitas y más chiitas haya, mejor. Es que los alawitas son más cercanos a los chiitas. Así que hablemos en el 2050 y vemos qué pasa.
Enfrentar a Hezbolá
P: Mencionaste antes que Hezbolá se convirtió en un monstruo. Creo que es ineludible preguntarnos si eso no pasó porque Israel se abstuvo de atacarle y quitarle fuerza a lo largo de los años. Siento claramente que la población del norte no es que quiera guerra pero sí quiere que se golpee duramente a Hezbolá para quitarle capacidades bélicas y para intentar disuadirle. ¿Qué esperas que el gobierno haga al respecto?
R: Yo siento sin duda que estamos hace más de 70 años en una guerra de supervivencia. Nos desarrollamos, avanzamos, tenemos buena vida pero estamos en Medio Oriente, una zona en la que se santifica la muerte y el asesinato de judíos, la guerra constante contra nosotros. Hay que entenderlo a fondo. La sociedad israelí debe entenderlo. Y también el mundo occidental. Lo que yo digo es que nos hicimos adictos a la buena vida en el norte desde el 2006, a la tranquilidad de estos últimos 17 años en los que el norte floreció y pasó de ser una zona simplemente hermosa a una zona atractiva también para jóvenes, con muchas cosas para desarrollar y para hacer, una gran institución educativa en Tel Hai que espero se convierta en universidad, con emprendimientos tecnológicos, con mucha cosa buena que pasó en Kiryat Shmona, el norte como capital de food-tech, mucho más. Y quisimos preservar esa tranquilidad quizás pagando el precio de cerrar los ojos y no mirar que mientras tanto, del otro lado se estaba desarrollando algo muy distinto, un monstruo armado hasta los dientes que nos quiere destruir.Y las malas noticias es que esto no cambiará porque tenemos enfrente a quienes santifican la guerra interminable. Y cuando uno lo entiende, sabe que tiene que luchar, que no se puede aceptar la contención, cerrar los ojos, porque contenerse no trae más que calma artificial,ilusión de calma que le permite al enemigo armarse. Y ahora hay que cambiar de rumbo en forma drástica, no cerrar los ojos nunca más.
P:Muchas gracias Eyal.
R: A ti.
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