Misiles iraníes sobre la población israelí

Misiles iranies bajo el cielo de Israel IDF

Hace casi un año que Israel está en guerra, la desatada por la masacre de Hamas en el sur de Israel el 7 de octubre, y han sido muchos los momentos de tensión. Pero lidiar con un masivo ataque de 181 misiles balísticos desde Irán era otra cosa. Si bien los israelíes están “acostumbrados” a ataques de los aliados de Irán en la región, que los misiles lleguen directamente desde la República islámica se percibía de antemano como una amenaza potencialmente mucho mayor.

Las alarmas sonaron repetidamente temprano a la noche en todo el centro del país y en amplias partes del sur, lo que se sumó a las alarmas detonadas todos los días en el norte, en las comunidades cercanas a la frontera con Líbano, por los disparos lanzados desde territorio libanés por Hezbolá.

Ineludiblemente, las alarmas por misiles encuentran a la gente en medio de la dinámica de su vida diaria. Como la de una pareja que tiene una bebita de menos de un año que siempre se duerme temprano, por lo cual para bajar dos pisos al refugio general del edificio no tienen más remedio que levantarla, lo cual la despierta.Y como hoy fueron tantas, ya  se quedaron un rato largo en el refugio, para no estar subiendo y bajando varias veces.

En la ciudad aledaña Ramat Gan, Gadi y Stella tienen la tranquilidad, dado que viven en un edificio nuevo, de tener pieza blindada dentro de su departamento, lo cual evidentemente lo facilita todo. Para minimizar la angustia de sus hijos de 3 y 5 años, la habitación de los niño es precisamente el refugio blindado al que ellos, los padres, corren cuando suena la alarma. “Si tenemos suerte y la alarma es cuando ellos duermen, en general ni se despiertan, pero esta vez no fue así”. Gadi contó que al oir las alarmas y más aún varias muy seguidas, los niños “se asustaron bastante”. “Pero lo que más los alteró fue oír los estruendos de fondo, las explosiones, aunque no supiéramos si eran la interceptaciones de los misiles en camino o impactos en tierra, que hubo algunos”.

Ante la pregunta qué explican a los niños, Gadi respondió: “No puedo decirles que en Irán hay gente que quiere destruir a Israel. Sólo les dijimos que las alarmas y esos estallidos son parte de la protección que hay para cuidarnos y que estemos todos bien”.

La población israelí vive estas situaciones con una combinación de nerviosismo y al mismo tiempo confianza, dado que su exitoso sistema de defensa anti aérea logra siempre interceptar un alto porcentaje de las amenazas en camino. Pero tal cual recalca repetidamente el Comando de Defensa civil, no es algo hermético, por lo cual se exhorta con insistencia a la población respetar las instrucciones, entrar a espacios protectores apenas hay alarma y proceder de acuerdo a todas las indicaciones. “Eso salva vidas, está comprobado”, dijo el portavoz de las Fuerzas de Defensa de Israel Daniel Hagari.

La mejor prueba fue este mismo martes, con el ataque de Irán que a pesar de haber sido masivo, no logró matar a ningún ciudadano israelí. La única víctima mortal del ataque fue un palestino de Gaza que estaba trabajando en la zona de Jericó en Cisjordania. Fragmentos de un misil le cayeron encima directamente y lo mataron al instante. Misiles iraníes cayeron también en Ramallah, Tubas y otras zonas palestinas de Cisjordania, paralelamente a las celebraciones palestinas cuando veían en el cielo los misiles en camino a Israel.

El disparo de cohetes y misiles que hacen sonar las alarmas, nada tiene de nuevo en Israel. Desde la Franja de Gaza hacia territorio del sur de Israel, comenzó ya a inicios del 2001 y continuó, con altibajos e intervalos, hasta hace muy poco. El 8 de mayo comenzaron los disparos de cohetes desde Líbano al norte de Israel y más de 65.000 habitantes de la Galilea fueron evacuados de sus casas por el peligro constante.

Pero 181 misiles balísticos es otra cosa.

La dinámica que se da entre la gente es propia de situaciones de emergencia, por más acostumbrado que uno esté.

De fondo, siempre están las preguntas complejas como “hasta cuándo” y “cuánto podemos vivir así”. Respuestas, aún no hay.