Con el paso de los días desde los ataques aéreos de Israel contra Irán a primera hora del sábado, el tono de los comentarios de Teherán parece estar cambiando.
En las primeras horas inmediatamente posteriores a los bombardeos, la línea oficial era que Irán logró repeler el ataque israelí y que el daño, si lo hubo, fue mínimo. La agencia de noticias Tasnim, cercana al Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica, se apresuró a anunciar que solo 20 aviones israelíes habían participado y que los sistemas antiaéreos del régimen les impidieron ingresar al espacio aéreo iraní.
Pero más tarde el mismo sábado, los iraníes comenzaron a comprender la intensidad y profundidad del daño. El general Ismail Kosri, miembro de alto rango de la Guardia Revolucionaria y miembro del Consejo Supremo de Seguridad de Irán, indicó: “Israel debe pagar por su intrusión en los cielos iraníes, y los israelíes deberán acostumbrarse a la realidad de vivir en refugios”.
La evaluación que sale de Irán ahora está empezando a coincidir con la de Estados Unidos e Israel, que consideran que el ataque causó daños significativos a los sistemas de defensa aérea y al programa de misiles de Irán.
La decisión de responder o no recae actualmente en el líder supremo, ayatola Alí Jamenéi, y aunque habló un tanto ambiguamente el domingo, hasta ahora otros altos funcionarios iraníes han guardado silencio, ya sea por vergüenza o por miedo a hacer promesas que no puedan cumplir. Una cosa parece clara: Irán sufrió un golpe más grande de lo que esperaba.
Estados Unidos lanzó una advertencia a Teherán para que no respondiera, y el secretario de Defensa, Lloyd Austin, declaró: “Irán no debe cometer el error de responder a los ataques de Israel, lo que debería marcar el final de este intercambio”. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo a los periodistas que “parece que Israel solo atacó objetivos militares”, y agregó que su “esperanza es que este sea el final” del intercambio de ataques entre las dos principales potencias militares del Medio Oriente.
Israel puede haber esperado una declaración más contundente de EEUU para disuadir a Irán de responder, pero es poco probable que se emita una amenaza de ese tipo a poco más de una semana de las elecciones presidenciales.
Israel tomó la decisión clara de no acorralar a Irán, optando por ataques limitados a objetivos militares en lugar de un bombardeo más amplio a la infraestructura energética o a objetivos gubernamentales, como se había discutido en las últimas semanas
Israel tomó la decisión clara de no acorralar a Irán, optando por ataques limitados a objetivos militares en lugar de un bombardeo más amplio a la infraestructura energética o a objetivos gubernamentales, como se había discutido en las últimas semanas. La declaración del portavoz de las FDI puso un claro énfasis en el hecho de que los ataques fueron “selectivos” y apuntaron únicamente a sitios militares.
Irán había señalado que su ataque del 1º de octubre contra Israel, que implicó el lanzamiento de casi 200 misiles balísticos, tuvo como objetivo únicamente sitios militares. La declaración del portavoz de las FDI indica que la respuesta israelí buscó la proporcionalidad y la disuasión, no la escalada.
Si bien el daño causado por el ataque israelí es claramente extenso, el hecho de que la mayor parte se produjo lejos de los centros de población y se limitó a bases militares deja a los iraníes margen para decir que los bombardeos no tuvieron éxito, o que no necesitan responder.
Daños ocultos
Israel también puede haber atacado sitios en Irán que es poco probable que el régimen revele al público, algunos de los cuales son secretos y están relacionados con el programa nuclear del país.
Uno de esos objetivos puede haber sido la ciudad de Karaj, al noroeste de Teherán, donde Israel atacó varias baterías antiaéreas. Sin embargo, Karaj alberga la industria de centrifugadoras del sistema nuclear de Irán, y es muy probable que los bombardeos en la ciudad no se limitaran a los sistemas de misiles. La instalación de centrifugadoras de Karaj ya había sido blanco en el pasado, y un ataque importante en 2021 se atribuyó ampliamente a Israel, aunque este nunca se atribuyó la responsabilidad.
Según un informe del New York Times, citando a funcionarios iraníes, Israel también atacó el sábado la secreta base militar de Parchin, en las afueras de Teherán.
Fotos satelitales analizadas por The Associated Press muestran daños en la base de Parchin, donde la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) ha acusado a Irán de realizar pruebas de explosivos de alta potencia que podrían detonar un arma nuclear. Irán ha insistido durante mucho tiempo en que su programa nuclear es pacífico, aunque la AIEA, agencias de inteligencia occidentales y otros afirman que Teherán tenía un programa de armas activo al menos hasta 2003.
El sitio fue objeto de un nuevo escrutinio por parte de la AIEA en 2015, cuando Teherán alcanzó un acuerdo histórico con las principales potencias en virtud del cual aceptó frenar sus actividades nucleares bajo la supervisión de la ONU, a cambio del levantamiento de las sanciones internacionales. Desde entonces, el acuerdo se ha desmoronado.
Los ataques a las defensas antiaéreas provocaron una “profunda alarma” en Irán, informa el New York Times citando a tres funcionarios iraníes anónimos —uno de ellos del Ministerio del Petróleo del país—, ya que dejan a los principales centros energéticos indefensos ante futuros ataques
Irán había negado anteriormente a la AIEA el acceso a Parchin, insistiendo en que era un sitio militar no relacionado con ninguna actividad nuclear, pero el entonces jefe del organismo, el difunto Yukiya Amano, visitó el lugar. La AIEA informó haber encontrado rastros de uranio enriquecido en muestras del suelo, pero Irán ha negado constantemente la validez de esos hallazgos. Desde entonces se ha mantenido la sospecha de que Irán usa el sitio para la investigación de detonaciones nucleares, y el ataque de Israel este fin de semana puede renovar el interés internacional en la instalación.
Preparación para el próximo ataque
El principal objetivo del ataque israelí, los sistemas de defensa antiaérea y la industria de misiles de Irán, sentaron las bases para el próximo ataque. Los presuntos daños a los sistemas de defensa aérea más emblemáticos de Irán, los S-300 de fabricación rusa, permiten a Israel una mayor libertad de acción sobre los cielos iraníes. Citando a un funcionario israelí, el Wall Street Journal informó que Irán tenía cuatro sistemas S-300, y que los cuatro resultaron destruidos.
Los ataques a las defensas antiaéreas provocaron una “profunda alarma” en Irán, informa el New York Times citando a tres funcionarios iraníes anónimos —uno de ellos del Ministerio del Petróleo del país—, ya que dejan a los principales centros energéticos indefensos ante futuros ataques.
Según los reportes, Israel también asestó un golpe «paralizante» a la industria de misiles de Irán, al atacar al menos 12 “mezcladores planetarios” utilizados para fabricar el combustible sólido que emplean los misiles balísticos de largo alcance; algunas fuentes estiman que el número de mezcladores alcanzados fue de 20.
El sitio de noticias saudí Elaph informó, citando una fuente anónima, que esos mezcladores de combustible se utilizaban para alimentar misiles Khaybar y Qassem, proyectiles balísticos que se lanzaron contra Israel a principios de octubre. La fuente afirmó que tomaría dos años reparar la fábrica, que resultó completamente destruida, aunque no dijo dónde estaba ubicada.
El sitio de noticias Axios citó a fuentes israelíes y a un funcionario estadounidense que indicaron que Irán no puede producir esos mezcladores por sí solo y debe adquirirlos de China, lo que puede llevar más de un año. El informe también sugiere que esto también limitaría la capacidad de Teherán para suministrar misiles balísticos a sus proxies, como Hezbolá en el Líbano y los rebeldes hutíes del Yemen, ambos grupos terroristas.
Ya no existen: sistemas de defensa antiaérea S-300 de fabricación rusa, exhibidos durante un desfile militar en Teherán en abril pasado Foto wikipedia
Momento de decisión para Estados Unidos
Por mucho que Estados Unidos intente actuar con cautela en lo que respecta a la cuestión iraní, parece que los ataques israelíes están empujando a ese país, independientemente de quién sea el próximo presidente, hacia una decisión sobre una nueva política con respecto a Irán.
La situación actual, en la que Irán está muy cerca de adquirir capacidades nucleares (lo que plantea amenazas a los países de la región, a los suministros mundiales de combustible, a las rutas marítimas y a los intereses estadounidenses), incluso mientras participa en un conflicto directo e indirecto con Israel, hace que el tema constituya mucho más que un simple ruido de fondo. Estados Unidos sabe que esta situación necesita ser resuelta.
Por mucho que Estados Unidos intente actuar con cautela en lo que respecta a la cuestión iraní, parece que los ataques israelíes están empujando a ese país, independientemente de quién sea el próximo presidente, hacia una decisión sobre una nueva política con respecto a Irán
Hasta ahora, Washington se ha abstenido de emitir amenazas directas contra Teherán, tanto de manera declarativa como práctica, incluso en las últimas semanas. Según fuentes en Israel, esto debe cambiar.
Ahora que Israel ha atacado oficialmente a Irán por primera vez, y lo hizo cumpliendo las estrictas condiciones de la administración Biden, espera un cambio apropiado en la política estadounidense.
*Periodista y analista de la televisión israelí.
Fuente. The Times of Israel.
Traducción Sami Rozenbaum / Nuevo Mundo Israelita.
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