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| miércoles noviembre 20, 2024

Irán quiere un alto el fuego pero también mantener su orgullo


Mohammad Bajar Ghalibaf

El presidente de la Cámara de Representantes iraní, Mohammad Bajar Ghalibaf, se suma a la propaganda populista de su país manipulando la opinión popular sobre la guerra contra Israel.

Este enfoque es una clara señal de que la República Islámica de Irán sabe que debe parar el conflicto al no tener realmente una forma militar de detener a Israel y los Estados Unidos, pero no quiere ser la perdedora, y para ello utiliza una estrategia de manipulación de la situación y hechos, aprovechando el silencio momentáneo por parte de sus enemigos, lo que le permite continuar la agresión verbal y no militar con la intención de alcanzar una tregua y salir victorioso ante los ojos de sus aliados.

El presidente de la Cámara de Representantes iraní, Mohammad Bejar Ghalibaf, calificó la situación actual como una victoria de Irán en el medio persa Mehrnews. Ante los medios persas y otros medios en lengua árabe, Ghalibaf asegura que la razón por la que Israel no siguió atacando es sólo por la eficacia de los sistemas de seguridad iraníes, que, según él, dejan al Estado de Israel en ridículo, y se atribuye el mérito de esta victoria a la Operación Promesa Verdadera, que él describe como mucho más poderosa que el ataque de Israel el pasado 26 de octubre.


Drones iranies (Wikipedia)

Pero si consideramos los resultados sabemos que no es así. Es verdad Irán logró cruzar los cielos de Israel, alertando a sus ciudadanos, causando más daño mental que físico. Los misiles iraníes cayeron en zonas civiles sin causar víctimas letales, pero Israel logró atacar tres grandes bases de producción de misiles, instalaciones para el desarrollo y producción de vehículos aéreos no tripulados y de lanzamiento de misiles balísticos. Entonces, primero, Israel asestó un duro golpe al sistema militar iraní y, segundo, Israel atacó un punto militar que planteaba una amenaza y no disparó contra ciudades ni atacó a la población iraní, mientras Ghalibaf quiere convencer a sus ciuidadanos y medios de comunicacion que Israel no siguio atacando por el poder de disuasión de las fuerzas de defensa de la República Islámica de Irán.

La verdad es que Irán se encuentra en un serio dilema porque sabe cuál es su realidad y el ataque a sus instalaciones de misiles mostró al mundo lo vulnerable que es ante las fuerzas aéreas israelíes y estadounidenses. Irán todavía puede lanzar grandes ráfagas de misiles y vehículos aéreos no tripulados de diversos tipos contra Israel, continuar con sus intentos de asesinar a figuras israelíes, atacar objetivos israelíes en el extranjero o energizar a sus agentes, con énfasis en Hezbolá, pero en el fondo tiene muy buenas razones para no hacerlo y evitar una reacción en esta etapa que pueda dar a Israel la oportunidad de lanzar otra ronda más prolongada y significativa de ataques dirigidos a sistemas más sensibles, con énfasis en el sistema nuclear.
Irán es consciente de que las herramientas de las que dispone para frenar este progreso si Israel decide ampliar su ataque, son insuficientes.

En su discurso, el legislador iraní mantiene la culpa hacia Israel, como si el 7 de octubre no hubiera existido, o como si Israel hubiera iniciado el ataque, y exige el derecho de Irán a defenderse en caso de un conflicto armado más fuerte. Aquí ya se puede ver que la amenaza en respuesta se ha convertido en “si atacan, atacaremos” y no, “vamos a atacar”. Como dije, se mantiene el silencio mientras el perro ladra y el gobierno de Teherán sabe que es hora de hacer ruido, pero con cuidado.


El jefe del Estado Mayor, Herzi Halevi, realiza una evaluación de la situación tras el ataque con miembros del Estado Mayor (Wikipedia)

El regreso de Trump a la Casa Blanca no es visto como un punto positivo para los iraníes, que ahora tendrán que cambiar su estrategia. Irán tuvo una muy mala experiencia con el anterior gobierno trumpista, ahora Donald Trump ha fortalecido su base política, ha eliminado enemigos y rivales en casa y está en una posición particularmente fuerte con el Senado y la Cámara de Representantes bajo su control, ante un Irán ahora más débil económica, social y militarmente. Trump permitirá que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, provoque el colapso total de Hamás en Gaza y le ofrecerá libertad de acción contra Irán, debilitando así a Irán económica y regionalmente y amenazando la estabilidad del régimen.

Hacia una actitud diplomática

En conclusión, Irán inició un diálogo evidentemente agresivo pero con la intención de calmar los ánimos en su contra porque sabe que ya no tiene el mismo poder, y su imagen se ha visto gravemente dañada ante los ojos de sus aliados al no ser tan fuerte como dice, más aún al notar la falta de respuesta como venganza.

Iran vuelve hacer el juego de la diplomacia occidental a traves del dialogo y desea establecer un canal de comunicación para las negociaciones, similar al que se llevó a cabo con la administración Biden, con la esperanza de llegar a un “buen acuerdo” con el empresario Trump que supondrá un logro para su nueva administración respecto a su predecesor.

Sin embargo, en un tono amenazador, Ghalibaf se dirige al nuevo gobierno estadounidense con la exigencia de detener la guerra en Gaza y el Líbano e impedir la propagación de la inestabilidad y la inseguridad en toda la región, contener al régimen israelí e imponer un alto el fuego permanente. De esta manera, Irán seguirá como vencedor y país líder que logró poner fin al conflicto en Oriente Medio, todo ello sin disparar un solo tiro, y hacer creer al mundo que gracias a su poder militar puedo disuadir al enemigo occidental.

Estas medidas iraníes podrían ser una oportunidad si Estados Unidos e Israel toman el control. La esperanza de que Trump cumpla la promesa a sus votantes musulmanes de poner fin a la guerra en Gaza y el Líbano y priorizar la reconstrucción económica está bajo su control y ahora conoce la debilidad de su enemigo iraní, la imagen. Trump tendrá que gestionar cuidadosamente su política exterior para finalmente poner fin a la agresiva política que ya se conoce en Oriente Medio.

 
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