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| viernes diciembre 13, 2024

La impunidad como respaldo del antisemitismo


Alicia Wairimu Nderitu procede de Kenia, es docente, analista de conflictos armados, y ha sido exitosa mediadora en situaciones extremas. Es miembro de la Red de Mujeres Africanas en la Prevención de Conflictos y la Mediación de la Red de Mujeres que Luchan por la Paz, de las Voces Comunitarias por la Paz y el Pluralismo. Fue la única mujer mediadora de un acuerdo de paz firmado por diez comunidades étnicas en Kenia. Fue la mediadora principal en un proceso de paz que involucró a veintinueve comunidades étnicas en el estado de Kaduna y que llevó a la firma de la Declaración de Paz de Kafanchan, Nigeria.

Fue la mediadora principal en un proceso de paz que involucró a cincuenta y seis comunidades étnicas que condujeron a la Declaración de Paz Intercomunal de la Meseta Sur en Nigeria. Es miembro del Comité Nacional de Kenia para la Prevención y el Castigo del Crimen de Genocidio, Crímenes de Guerra, Crímenes de Lesa Humanidad y todas las Formas de Discriminación. El 10 de noviembre de 2020, fue nombrada por el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, como Asesora Especial de la ONU para la Prevención del Genocidio. Fue premiada por sus logros en EE. UU., Canadá, África y en 2014 por el Instituto de Auschwitz para la Prevención del Genocidio. ​

Sin embargo, la ONU la ha echado de su trabajo porque Wairimu sostiene que la Corte Penal Internacional se equivoca cuando acusa a Israel de genocidio. Ya hace 2 años, Wairimu escribió un documento para sus colegas sobre cuándo referirse a una situación como genocidio en el cual afirmó la importancia de que “los funcionarios de las Naciones Unidas se adhieran al uso correcto del término debido al uso habitualmente incorrecto al referirse a crímenes graves a gran escala cometidos contra poblaciones específicas; la naturaleza emotiva del término y la sensibilidad política que rodea su uso; y las posibles implicaciones legales asociadas con una determinación de genocidio”.

Para Waimuru “genocidio” engloba el Holocausto, el genocidio perpetrado por los Hutus contra los Tutsis en Ruanda, los ataques serbios a musulmanes bosnios y los asesinatos llevados a cabo en Sudán.

Con respecto a Israel, ha señalado que: “Desde un punto de vista legal, establecer un patrón de violencia como genocidio requiere demostrar intención. La campaña de autodefensa de Israel no califica”.

En un editorial de esta semana, Wall Street Journal ha sido categórico: “La remoción de la Sra. Waimuru es una elección política, y más allá del destino profesional que pueda tener, el daño que hace la ONU incluye la degradación del término genocidio. La palabra se ha convertido en un arma de propaganda política que erosionará su autoridad moral cuando sea necesaria para describir horrores genuinos”.

Cuando hace una semana, la Corte Penal accedió al pedido del Fiscal Karim Khan (hoy investigado por acoso sexual, pero todo un paladín de la justicia que él quiere imponer) y emitió órdenes de arresto contra el Primer Ministro de Israel y el ex Ministro de Defensa, no sólo cometió graves errores jurídicos sino que al hacer semejantes equivocaciones demostró que su decisión era política, violando todos los principios por los cuales la Corte fue creada hace 22 años. No demuestra delitos, sino que se refiere a “presuntos delitos”. Siendo que se está hablando de una guerra iniciada por un intento de acto genocida del grupo terrorista Hamas contra toda la población civil de Israel, es una peligrosa liviandad no comenzar la pretendida acusación con argumentos y pruebas. La Corte tiene jurisdicción en los 124 países que firmaron su Estatuto, conocido como Estatuto de Roma.

Israel no es parte de esos 124 países. Los artículos del Estatuto son claros en cuanto a que la Corte no puede intervenir en un país con Poder Judicial independiente que actúa en una democracia. La Justicia de Israel, salvo para Khan y la Corte es reconocida y respetada por su accionar y por sus precedentes de haber juzgado cuando las circunstancias lo han requerido a políticos en ejercicio de su cargo, militares de todas las graduaciones, etc. Desconocer eso por parte de la Corte Penal no sólo es un agravio, sino que además demuestra que sus jueces actuales y actuantes y ni que hablar su Fiscal, se rigen por la intencionalidad política, saltan por encima de las normas jurídicas, desprecian a un poder judicial independiente e intervienen dónde no pueden hacerlo.

Esto último no lo decimos nosotros, sino que lo ha demostrado hace pocos días la propia Corte Penal. El vocero de la Corte, Fadi El Abdallah declaró que la Corte actúa “sólo cuando los tribunales de los países no manejan los casos debidamente”. Abdallah se equivoca dos veces.

La Corte no tiene jurisdicción en países no miembros. Lo repetimos para que quede más que claro. Pero si, efectivamente, falta a su deber, hace política y actúa con malicia, como lo hace con Israel, cuando está diciendo que la justicia de Israel no hace su trabajo, lo cual es falso, insultante y un exceso que sin embargo Abdallah no tiene problemas en perpetrar. Pero Abdallah ha sido más grosero, petulante y ha hecho un uso desbordado de mala fe. Dijo:” Se debe demostrar que el sistema legal del país en cuestión actúa activamente en relación con los crímenes o presuntos crímenes”. Además, miente. Khan sabe desde hace meses los cientos de casos que han tratado los tribunales israelíes respecto de actos de fuerzas militares en Gaza y también sabe los fallos que se han dictado.

Abdallah tuvo que tomar una decisión. O decir la verdad o mentir. Para defender su puesto dependiente de la ONU tanto él como el Fiscal y la Corte prefirieron la mentira.

Hace dos días el Ministerio de RREE de Francia emitió un comunicado reiterando “su compromiso con el derecho internacional” y subrayando que el primer ministro y el ex ministro de Defensa de Israel tienen inmunidad como todo Estado que no pertenece a la Corte Penal. Esto es consecuencia de una semana de muchas idas y venidas de Francia, Inglaterra, Holanda, y otros miembros de la Unión Europea debatiendo públicamente si debían cumplir las órdenes de la Corte en caso de que Netanyahu o Gallant pisaran sus territorios. Con esta última declaración Francia cree que se quita un problema de encima, pero no lo hace.

Francia y la mayoría de los europeos siguen a la Corte Penal: en lugar de proceder jurídicamente y admitir el derecho de Israel a defenderse de ataques en siete frentes desde hace 14 meses, prefieren hacer política. Holanda ha sido más honesta. Así como los holandeses fueron esenciales para transportar 100 mil judíos desde Westerbork a los campos de exterminio y los nazis se los agradecieron, así como las actuales autoridades de Ámsterdam miraron el pogromo de hace unas semanas contra turistas israelíes, así como esta semana, la Alcaldesa de Ámsterdam prohibió una manifestación pacífica contra el antisemitismo creciente en el país, así también, las autoridades de Holanda dijeron abiertamente que la Corte Penal tiene razón y si Netanyahu estuviera en Holanda, habría que arrestarlo. El Rey de Holanda dijo cuando se perpetró el pogromo de hace unas semanas que “Holanda le falló a los judíos durante el Holocausto y ahora le hemos vuelto a fallar”. Tiene razón, y es muy encomiable su franqueza y su obvio dolor por tener en su país tanta gente racista, xenófoba, y antisemita. Pero hoy en Europa, ¿cuántos jefes de Estado y jefes de Gobierno actúan y piensan como el Rey de Holanda? La respuesta no la necesitamos decir nosotros aquí.

La Corte Penal fue creada por ONU como árbitro neutral de la justicia internacional. Desde el 7 de octubre de 2023, la ONU viene demostrando por qué Israel ha podido ser atacada desde 7 frentes impunemente. Y no se va a detener. Putin, Maduro, los Ayatolas, todos los países bajo dominio de los Atila de hoy saben que tienen vía libre. Que Israel demuestre que la ONU es mucho peor que la Liga de las Naciones de 1920 que le abrió sus puertas a las atrocidades de la segunda guerra, es algo que ni Guterres ni quienes lo apoyan soportan. Ahora han usado a la Corte Penal Internacional. Y no les importa fracasar porque se creen intocables. No les importa reírse del Derecho Internacional o dejar por el camino un legado de divisionismo y desconfianza. Ya hay países que se empiezan a retirar de la Corte, hoy ya no son 124. Lo que han logrado jueces y fiscal de la CPI es incitar más al odio antisemita a través de sus incumplimientos jurídicos y su accionar político mendaz y le han otorgado impunidad al terrorismo. Hamas, Jihad Islámica, Hizbollah, todos muy agradecidos.

 
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