Los rebeldes sirios, liderados por la organización yijadista Hayat Tahrir al-Sham (HTS), sorprendieron al régimen de Bashar al-Assad y al mundo al lanzar la semana pasada una ofensiva que los llevó a capturar la ciudad de Alepo, la segunda en población después de la capital, Damasco, en 72 horas, después de años de estancamiento estratégico.
Tal vez no deberían haberse sorprendido tanto.
Recientemente se ha producido un repunte de los enfrentamientos entre las fuerzas sirias y fuerzas de la oposición en el noroeste del país, que fueron vistos por los rebeldes como una violación del acuerdo de alto el fuego de 2019 entre Rusia, que respalda al régimen de Assad, y Turquía, que respalda a algunos de los grupos rebeldes en el norte. El HTS había estado desarrollando sus capacidades militares durante años en preparación para una ofensiva de este tipo.
“El grupo posee una academia militar con personal profesional dirigida por desertores del ejército sirio, y ha reestructurado su brazo armado para convertirlo en una fuerza armada convencional”, explica Charles Lister, experto en Siria del Middle East Institute. “En los últimos años, también ha desarrollado unidades de ‘fuerzas especiales’ dedicadas a operaciones encubiertas, incursiones relámpago tras las líneas enemigas y operaciones nocturnas”.
Pero la razón principal del éxito de la ofensiva rebelde y el colapso de las fuerzas del régimen es la eficacia de las operaciones militares de Israel contra Hezbolá e Irán desde el 8 de octubre de 2023. “El momento no es casual”, declaró a The Times of Israel Carmit Valensi, directora del Programa Escenario Norte del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional de Tel Aviv. “Identifican bien la debilidad crítica, incluso histórica, en la que se encuentra el ‘Eje de la Resistencia’, principalmente Hezbolá e Irán”.
En octubre, algunos combatientes de Hezbolá y de las milicias chiítas apoyadas por Irán fueron trasladados desde Siria para hacer frente a la invasión terrestre israelí en el Líbano. Otros miles murieron o resultaron heridos por los ataques aéreos, las fuerzas terrestres y las operaciones especiales israelíes, como los sorprendentes ataques de septiembre en los que miles de buscapersonas de Hezbolá explotaron.
El propio Irán se encuentra en una posición defensiva, tras haber perdido sus dos amenazas disuasorias más eficaces contra Israel, Hamás y Hezbolá, y tras sufrir daños significativos en el ataque aéreo israelí del 26 de octubre contra territorio iraní, que fue una respuesta al segundo ataque con misiles balísticos del régimen contra el Estado judío el 1º de octubre.
Para empeorar las cosas para el gobierno de Assad, mientras Hezbolá está disminuido también lo está Rusia. Su atención se ha centrado en la larga lucha en Ucrania de casi tres años, con menos tropas y activos en Siria.
Además, con la llegada del gobierno de Donald Trump al poder en cuestión de semanas, Irán probablemente se enfrentará a mayores sanciones y una mayor presión sobre su maltrecha economía.
En declaraciones al Canal 12 de Israel el domingo, un comandante rebelde no hizo ningún esfuerzo por ocultar la conexión entre la ofensiva y el éxito militar de Israel. “Analizamos el acuerdo de alto el fuego con Hezbolá y entendimos que este es el momento de liberar nuestras tierras”, dijo. “Esta operación fue crítica. No permitiremos que Hezbolá luche en nuestras áreas y no permitiremos que los iraníes se arraiguen allí”.
El grupo yijadista Hayat Tahrir al-Sham posee una academia militar con personal profesional dirigida por desertores del ejército sirio, y ha reestructurado su brazo armado para convertirlo en una fuerza armada convencional
El comandante rebelde agregó que el objetivo es derrocar al régimen de Assad y establecer un gobierno que tenga buenas relaciones con todos sus vecinos, incluido Israel.
Aun así, es poco probable que esta ofensiva sea suficiente por sí sola para derrocar a Assad. HTS necesitará que otros grupos ataquen también, especialmente desde el sur de Siria. Y tendrán que aprender a cooperar, algo que no pudieron hacer en el apogeo de la guerra civil hace casi una década.
Además, no hay garantías de que el éxito reciente continúe, especialmente si Irán, Rusia y Hezbolá se dan cuenta de la amenaza y encuentran una manera de destinar recursos al ataque. “Si es así, podríamos ver el final muy rápidamente”, dice Valensi.
Ver al régimen de Assad desvanecerse en la historia sería una bendición enorme e inesperada para Israel, pues sería el próximo pilar que sostiene la fachada iraní en la región en desmoronarse. Esto ocurriría mientras Israel cambia su enfoque en el norte para impedir que Hezbolá reponga su suministro de armas, la mayor parte de las cuales llega al Líbano a través de Siria.
Un funcionario israelí no dijo si Israel ve el éxito de los rebeldes como un acontecimiento positivo, señalando que Israel está “prestando mucha atención a lo que está sucediendo en Siria, y está listo para cualquier escenario”.
Y existen riesgos potenciales, si los rebeldes logran derrocar a Assad.
Se estima que Israel probablemente solo se involucraría directamente si ve que las armas químicas sirias caen en manos equivocadas, o si los Altos del Golán se ven amenazados
“La caída del régimen podría crear el caos, y no está claro quién gobernaría allí”, explica Valensi. “No habrá un liderazgo que le guste a Israel, con el que se pueda mantener una conversación mediante la fuerza militar u otros métodos”.
Se estima que Israel probablemente solo se involucraría directamente si ve que las armas químicas sirias caen en manos equivocadas, o si los Altos del Golán se ven amenazados.
Independientemente de lo que suceda a continuación —ya sea que Rusia e Irán encuentren una manera de detener el avance rebelde, o si HTS desencadena una amplia ofensiva contra el régimen—, el momento y el éxito del ataque muestran cuán erosionada está la posición iraní. Durante años fue la fuerza más agresiva en la región, los ataques de sus proxies (representantes) asustaron a los estados pro-occidentales del Golfo y los hicieron entablar un diálogo diplomático con Teherán.
Con su ataque masivo del 7 de octubre, Hamás pensó que podría inspirar una “inundación” de violencia contra Israel desde el eje iraní. En cambio, Israel ha pasado a la ofensiva estratégica contra Irán, y podría ser que Hamás haya desatado inadvertidamente una inundación de violencia contra sus patrocinadores en Teherán.
*Corresponsal diplomático de The Times of Israel.
Fuente: The Times of Israel.
Traducción Sami Rozenbaum / Nuevo Mundo Israelita.
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