Los Tres Reyes Magos y sus regalos geopolíticos para Medio Oriente

En el cierre de este período de altas fiestas en el mundo cristiano, es importante tener presente que algunas situaciones que se viven en esta zona, cuna de la civilización judeocristiana presenta un conjunto de elementos que hacen difícil descifrar las fórmulas bajo las cuales se dirigen en su comportamiento político y social.

Si se hiciera alusión a los tres reyes magos (sabios de Oriente) de la tradición cristiana que visitaron al “niño Jesús” días después de su nacimiento, se podría metaforizar un poco a la forma de comportarse de la zona.

De acuerdo con el relato neotestamentario, llegaron a visitar a Jesús unos sabios de Oriente (no eran tres, pero la tradición lo adoptó así), estos llevaron tres regalos que simbolizarían la vida de Jesús de Nazaret. En primer lugar, el oro, representando la riqueza y el reinado, incienso, símbolo del sacerdocio y de un carácter espiritual; por último, la mirra, el cual es utilizado como un bálsamo para los muertos, anticipando posiblemente lo que los textos de los evangelios señalarían como su pasión y muerte.

Sin embargo, en Medio Oriente hoy, estos “tres regalos” podrían tener un paralelismo con su compleja situación política, económica y religiosa que envuelve a la región. Desde esta perspectiva, podríamos reinterpretar los elementos de oro, incienso y mirra para mencionar las dinámicas de poder, espiritualidad y tragedia que configuran el contexto geopolítico actual.

Oro: Riqueza y recursos estratégicos.

El oro se puede interpretar como el vasto tesoro de recursos estratégicos, particularmente petróleo y gas natural, que han definido la historia moderna de la región, siendo para estos una bendición y una maldición. Por una parte, ha permitido un rápido desarrollo económico en países tales como Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos y el Estado de Catar. Estas naciones han transformado sus economías gracias a las exportaciones de energía, invirtiendo en infraestructura moderna y diversificación económica.

Por otro lado, la bonanza económica y lo vasto de recursos estratégicos ha generado conflictos tanto internos como externos. Las luchas por el control de los recursos han sido una de las principales causas de tensión entre países vecinos, así como dentro de las propias fronteras. El petróleo, en particular, ha atraído la intervención de potencias extranjeras, que han buscado asegurar su acceso a estos recursos estratégicos, a menudo exacerbando las divisiones y conflictos preexistentes.

La competencia por el dominio del “oro negro» se manifiesta en la competencia por los mercados energéticos y en las estrategias de control territorial. Los campos petroleros de Irak (muchos en regiones kurdas), los yacimientos de gas en Irán y los intereses energéticos en el Golfo Pérsico son ejemplos concretos de cómo el «oro» de Medio Oriente influye en la diplomacia y en la geopolítica global.

Incienso: espiritualidad y los conflictos religiosos

El incienso, puede ser vinculado con los servicios religiosos utilizados por los diferentes grupos de la región, la fe es un factor de ruptura en la zona. Medio Oriente es la cuna de las tres principales religiones monoteístas: el judaísmo, el cristianismo y el islam, las cuales presentan divisiones dogmáticas y conflictos.

Se podría decir que, el incienso se asociaría tanto en la búsqueda de paz como las luchas por el dominio religioso y de los espacios políticos que la contienen. En Irak, Siria y Líbano, las tensiones sectarias entre chiíes y suníes han desestabilizado comunidades enteras. Mientras tanto, el conflicto israelí-palestino sigue siendo uno de los puntos más críticos en la región, con Jerusalén como epicentro simbólico y religioso. La espiritualidad también se manifiesta en los esfuerzos de reconciliación y diálogo interreligioso, aunque estos a menudo se ven eclipsados por la violencia y el sectarismo.

El incienso también evoca la influencia de actores religiosos externos, como la participación de Irán como defensor del islam chií o la financiación de grupos extremistas por parte de estados ricos en petróleo. Estas dinámicas han contribuido a perpetuar ciclos de conflicto que parecen no tener fin.

La Mirra: Muerte y resiliencia

La mirra, es un bálsamo utilizado para rituales funerarios de limpieza y purificación del cuerpo en la antigüedad, en el enfoque neotestamentario simbolizaría la muerte de Jesús, pero también la renovación posterior con su resurrección y restauración como parte de la labor mesiánica descrita en los evangelios. En el contexto de Medio Oriente, la mirra representa las guerras, las crisis humanitarias y el sufrimiento de millones de personas. La «Primavera Árabe» por ejemplo, comenzó con esperanzas de cambio y democratización, dio paso a conflictos devastadores que se lamentan hasta hoy.

Estas guerras han dejado un saldo de innumerables muertes, desplazamientos masivos y destrucción de infraestructuras. La mirra debe recordarnos los altos costos humanos de las intervenciones extranjeras, desde la invasión de Irak en 2003 hasta el rol de grandes potencias como Rusia y Estados Unidos la situación regional.

Pero también, puede simbolizar la resiliencia y la búsqueda de una renovación. Los pueblos han demostrado una extraordinaria capacidad para adaptarse y resurgir pese a las adversidades. Aun en el momento más devastador de sus historias han sabido florecer y levantarse en medio de situaciones dolorosas.

El oro, el incienso y la mirra no solo son símbolos de la narrativa neotestamentaria, sino que también encierran situaciones clave de la geopolítica, la espiritualidad y la humanidad en esta región geoestratégica y, comprender Medio Oriente requiere de una visión multidimensional que reconozca tanto los desafíos como las oportunidades.

Así pues, mientras el «oro» continúe siendo una fuente de riqueza y conflicto, el «incienso» y la «mirra» más que elementos de discordia y de muerte, deben transformarse en factores que despierten positivamente la espiritualidad y la resiliencia humana para renovarse. En tiempos en los cuales el mundo enfrenta crisis globales, las lecciones de esta región pueden ofrecer valiosos aportes para construir un futuro más justo y pacífico, pero primero debe sufrir una transformación total.