Ahmed al-Sharaa o Mohammed al-Jolani (su nombre de guerra) puede ser considerado un gran actor o, si fueran verdaderas sus actitudes y sus palabras, podría convertirse en un Estadista, no solo para la Republica Siria sino también para el Medio Oriente. Su vestimenta occidental, su barba recortada y prolija, sus conceptos constitucionales, sus palabras de respeto a las minorías étnicas y religiosas y sus dichos sobre las mujeres abren un claro interrogante para determinar si éste hombre ha cambiado tan drásticamente sus orígenes yihadistas de AlQaeda por su nueva filosofía nacional-religiosa oriental que contendría una interdependencia con el mundo moderno de Occidente.
En sus primeras intervenciones ha recalcado que habrá un calendario para la realización de elecciones: “El proceso electoral podría tomar 4 años pues necesitamos reescribir la Constitución heredada, lo que podría llevar de 2 a 3 años”. Si esto se cumpliera estaríamos hablando de una Siria democrática luego de más de 50 años de una atroz dictadura de al-Assad, padre e hijo.
En varios reportajes, ante preguntas punzantes sobre su pasado terrorista, ha asegurado que “se ha alejado de sus raíces en la militancia islamista”.
En lo referente a las relaciones exteriores a abierto un amplio escenario que contempla a todos los países con intereses en Siria y en Medio Oriente; saludó los intereses estratégicos profundos entre Siria y Rusia deseando reconstruir las importantes relaciones entre ambas naciones, anticipando que mantendría el arrendamiento de las Bases navales y aéreas en Latakia y Tartus: “No queremos que Rusia se vaya de Siria como a algunos les gustaría ya que todo el armamento sirio es de origen ruso y las centrales eléctricas están gestionadas por expertos de dicho país”.
Para equilibrar y neutralizar éstas afirmaciones también dijo que “esperaba que la Administración del Presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, levantara las sanciones impuestas a Siria y retirara la recompensa de 10 millones de dólares que emitieron por su persona”. USA ha enviado diplomáticos de alto nivel para reunirse con al-Jolani quienes informaron sobre su pragmatismo y aparente sinceridad.
Ante la situación de la ocupación de hecho por parte del Ejército de Israel de la zona desmilitarizada del Golán sirio se pronunció diciendo que “no es el momento para resolver este tema y que será tratado con posterioridad”.
Para lograr cierta unificación en un país profundamente dividido deberá considerar que hacer con Turquía y sus ínfulas otomanas que ha invadido el norte de Siria y mantener alejada de sus fronteras a la Teocracia chiita iraní que tanto daño le ha hecho al país y a todo el Medio Oriente.
A los pocos judíos que aún quedan en Siria al-Jolani les ha asegurado que no habrán de tener ningún problema.
Estos hechos y dichos dan lugar a pensar que es posible enarbolar el deseo de una esperanza de que Siria se integre finalmente al conjunto de las naciones civilizadas y en paz.
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