La caída del régimen de Assad en Siria representa una situación confusa para muchos analistas occidentales. El mapa político de Oriente Medio ha experimentado cambios radicales y un cambio altamente sofisticado en la estrategia de guerra bajo el poder de inteligencia del ejército israelí, como ejemplo, podemos citar los explosivos que penetraron en los teléfonos móviles y bíperes de los terroristas y la exitosa eliminación de Ismail Hanya justo en el centro de Teherán. Si bien por razones de orgullo es claro que los terroristas y los líderes políticos iraníes no se mostraron cautivados y bajo discursos amenazadores de una respuesta de alto voltaje, al final, se dieron cuenta de que tendrían que hacer algunos cambios en la realidad del campo de batalla, lamentablemente para ellos ya es demasiado tarde.
Esta oportunidad recae en el nuevo líder sirio, Abu Muhammad al-Golani, quien, ante la nueva situación de estilo bélico, opta por llevar a cabo una política más moderada hacia Occidente, en declaraciones que incluso aparecieron en los medios árabes donde declaró que no estaba interesado en un conflicto con Israel. Estas declaraciones deben tomarse con mucho cuidado, al-Golani no dice que quiera una paz permanente con Israel, sólo cuida sus palabras para no causar una sensación de amenaza a Occidente y así puede demostrar que es un líder que merece el apoyo de las potencias ya que detrás de su posición entiende de que no es buen momento para desafiar a nadie. Pero, ¿quién es Abu Muhammad al-Golani? ¿Cuánto sabemos sobre este nuevo líder que acabó con el régimen de Assad y puso bajo jaque mate a muchos actores influyentes en la región, como ser Rusia o Irán?
Intentaré responder a estas preguntas sin ignorar que el mismo líder del que hablamos y en el que muchos esperan la paz, ha sido catalogado como un yihadista sanguinario, que ahora pretende, bajo su nombre original, convertirse en políticoaceptable.
Abu Muhammad al-Golani nació como Ahmed al-Shara’a y cambió su nombre a al-Jolani durante su carrera terrorista, siendo este nombre considerado su “nombre de guerra” y, por tanto, reconocido por las fuerzas de inteligencia occidentales. Hoy aparece ante los medios internacionales bajo su verdadero nombre Ahmed al-Shara’a y ya no viste su uniforme militar sino un traje que le da una imagen más occidental eligiendo sus palabras que en cierto modo son las que gustan al mundo moderno.Esta estrategia no es nueva, sino que se desarrolló con el tiempo y sus resultados se revelan más tarde, cuando la ideología y los objetivos del islam radical salen a la superficie, como la influencia de Irán en América Latina.
Las diversas minorías son parte de la realidad siria y Al-Shara’a afirmó que no se causará daño a ninguna de ellas. Durante la campaña, Al- Shara’a entró en dos grandes ciudades chiítas y prometió que no se causaría ningún daño a los chiítas que vivían en Siria. En su visión de los kurdos, Al- Shara’a dijo que los kurdos son parte de la patria siria, al igual que las comunidades drusas y cristianas. Las declaraciones de Al-Shara también fueron repetidas por sus comandantes militares, quienes repitieron el mensaje de su líder.
Al-Shara’a decidió deliberadamente ignorar la actual campaña que Israel está llevando a cabo contra las bases y las armas del ejército sirio. Dijo que Israel está usando falsas excusas para justificar sus ataques a Siria, pero no está interesado en entrar en nuevos conflictos porque quiere centrarse en la reconstrucción de Siria. Al-Shara’a se refiere al acuerdo de 1974 que dio lugar al tratado de paz egipcio-israelí, y definió el papel de las fuerzas militares sin ninguna violación de la soberanía del otro, confirmó que Siria, bajo su poder, respetaría esta posición en las Alturas del Golán, y con Hezbolá expulsado de la región, Israel puede estar seguro que no sentirá ninguna amenaza.
Occidente debe estar muy atento al cambio radical producido en el hombre que es considerado uno de los terroristas más buscados y sanguinarios. El desafío es presentar un régimen moderado que inspire suficiente confianza para que la administración estadounidense, la Unión Europea y los socios árabes que boicotearon al régimen de Assad ahora cambien sus políticas y alivien las sanciones contra Siria. Si Al-Sharaa realmente logra mejorar la opinión internacional sobre su imagen, dará a los inversores confianza para regresar y reconstruir la economía y los servicios fallidos que caracterizaron al régimen sirio anterior.La postura del actual gobierno sirio continúa con su carácter terrorista, y durante la guerra interna, las ejecuciones de ex altos funcionarios del gobierno de Assad se vieron evidentemente en las calles, en un estilo que ya conocemos en Medio Oriente, lo que en parte muestra que aunque un nuevo gobierno parece estar tomando forma en Siria, esto no significa que cuando se descubra la crueldad hostil contra sus oponentes, no deja de ser quien conocimos.
El futuro de Siria es incierto. No es la primera vez que escuchamos en nuestros oídos el doble discurso del Islam radical, con otros resultados desastrosos, como ocurrió con Irán o los Acuerdos de Oslo, que sólo fortalecieron a Hamás en la Autoridad Palestina. Esta vez, si Occidente decide darle una oportunidad al nuevo régimen sirio, no tendrá que hacerlo con los ojos cerrados. Será necesario supervisar la reconstrucción del país.
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