Foto Centro Wiesenthal
«No creo que exista un nombre para este sentimiento: que te roben a tu hijo, a tu cónyuge, a un ser querido, y no puedas hacer nada al respecto», dice Udi Goren, al hablar sobre la conmoción que atraviesan las familias de los rehenes mientras avanza el acuerdo. El cuerpo de su primo Tal Haimi todavía está en poder de Hamás.
Goren enfatiza que a pesar de los informes de que se ha finalizado el acuerdo, solo lo creerá cuando lo vea, y afirma que este es el momento más estresante que recuerda para las familias de los rehenes desde la primera liberación en noviembre de 2023.
A este estrés contribuye el saber que no se trata de negociaciones normales entre dos partes, explica Goren, sino más bien convenios con una «organización terrorista que asesinó, violó y secuestró personas» el 7 de octubre, y que todavía «hace todo lo posible para hacernos daño».
El primo de Goren no figura entre los 33 rehenes que serán liberados en la primera etapa del acuerdo de tres fases, que se supone que terminará con los 98 rehenes de vuelta en casa.
Udi Goren con la foto de su primo Tal Haimi, secuestrado por Hamás el 7 de octubre y asesinado en cautiverio (Foto: Foro de las familias de los secuestrados)
Las familias se encuentran en un torbellino de emociones, agrega Udi, haciendo referencia a la incertidumbre entre el miedo constante de que cualquier momento pueda ser el último para los seres queridos en cautiverio, y la posibilidad de que puedan estar durmiendo en sus propias camas dentro de una semana.
Goren quiere ver a todos los rehenes de vuelta; ver a cualquiera de ellos reunido con sus parientes lo haría increíblemente feliz. Por otro lado, para las familias cuyos seres queridos no figuran entre los que serán liberados en la primera etapa este no es el final del camino, sino el comienzo de una nueva fase de la lucha.
En cuanto a las repercusiones de la situación para los hijos de su primo, Goren cuenta que su madre ha sido abierta con ellos sobre la situación desde el primer día. «Saben que su padre no va a volver con vida». Hay elementos que son más difíciles de entender para los niños, pues debido a que se encontraron algunos de los restos de Haimi, la familia celebró un funeral al que ellos asistieron. “Preguntan ‘¿por qué dicen que papá está muerto, si nadie lo ha visto?’», un ejemplo de la dificultad de esta situación para los niños.
Perdiendo los momentos importantes
La esposa de Haimi estaba embarazada cuando él fue secuestrado, de modo que, aunque sabía que sería padre por cuarta vez, nunca conoció al hijo que nació hace seis meses.
En todas las etapas del proceso para un acuerdo hay que superar enormes obstáculos, comprende Goren, explicando que esta primera fase debería ayudar a crear las condiciones y el impulso necesarios para llegar a las siguientes. «Todo puede salir mal en el camino».
«¿Qué sucede cuando Hamás dice: ‘No podemos encontrar a tu primo’?», menciona Goren como ejemplo, preguntándose si un solo acuerdo fracasaría, si bastarían las garantías internacionales, y si la situación política en Israel sería tal que un acuerdo pueda superar semejante desafío. Destaca la urgencia de avanzar hacia el acuerdo ahora, aunque sea por etapas, pues no hay tiempo que perder y es importante empezar a recuperar a los rehenes ahora.
La angustiosa espera de las familias se debe a los muchos detalles que deben ser resueltos. Goren añade que el plazo en el que se prevé que se cumpla el acuerdo deja margen para que las cosas fallen. «Cuanto más largo sea el proceso, más cosas pueden salir mal».
En cuanto a las objeciones políticas, comenta que «es un acuerdo realmente malo, pero es la consecuencia del 7 de octubre». Nada bueno podía surgir tras el ataque de Hamás contra Israel, agrega, pero a pesar de ello hay que encontrar una forma de poner fin a la situación, y no hay otra forma que un acuerdo.
“El sacrificio de los soldados es lo que ha permitido a Israel negociar desde una posición de fuerza y lograr un acuerdo para traer a los rehenes a casa”
Goren también expresa que no quiere hablar del «precio» que se paga por cada rehén, porque la situación «es la que es» y no hay alternativas. “Si algo hemos aprendido en los últimos 15 meses es que los rehenes no pueden ser recuperados mediante una acción militar”.
La preocupación porque los terroristas liberados como parte del acuerdo puedan suponer una amenaza para la seguridad en el futuro es comprensible, añade Goren. Será responsabilidad del Estado seguirles la pista y asegurarse de que eso no ocurra, y en general de mantener a los israelíes a salvo. Dice que es importante garantizar que el país no vuelva a la situación de seguridad del 6 de octubre, y afirma que participará en la lucha para asegurarse de que sea así.
El joven también se refiere a la lucha de algunas familias de los soldados que cayeron en la guerra entre Israel y Hamás para impedir el acuerdo y continuar el conflicto, con el fin de lograr los objetivos de la guerra por la que, según dicen, murieron sus hijos.
La liberación de los rehenes es una parte crucial de la lucha de esos soldados, responde Goren, añadiendo que muchos de ellos le han dicho que el objetivo que tuvieron desde el principio fue traer los rehenes a casa. “El sacrificio de los soldados es lo que ha permitido a Israel negociar desde una posición de fuerza y lograr un acuerdo para traer a los rehenes a casa”, finaliza.
*Periodista sobre temas de economía y asuntos domésticos en The Jerusalem Post.
Fuente: The Jerusalem Post.
Traducción Sami Rozenbaum / Nuevo Mundo Israelita.
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