Una remera para la marcha en reclamo de la liberación de la familia Bibas Foto Carlos Lustron
Hoy es un día para ponerse colorado.
De enojo, de tristeza, de vergüenza ajena.
Esos días que definen relaciones. Donde hay gente que decidís que ya no querés a tu lado porque demuestran no solo no quererte ni mínimamente respetarte por lo que sos, sino que estarían dispuestas a que te pase lo peor.
El 7 de Octubre de 2023 trasmitieron ellos, los de Hamás, con orgullo como se llevaban a una horrorizada Shiri Bibas con sus dos chicos abrazados. Ariel tenía 4 años y su hermanito Kfir, 9 meses.
Los vinieron a buscar a su país al que invadieron; los sacaron a la fuerza de su casa y vimos como entraban a un túnel oscuro del que nunca salieron.
No recibieron aviso del ataque para que la población civil pueda ponerse a resguardo. De haber sucedido, nadie se los hubiese impedido porque Israel no utiliza a sus niños como escudos humanos.
Vivían en un Kibutz, un emprendimiento colectivo que ideológicamente pretendía la paz con los vecinos. Esos vecinos son los que se los llevaron. Bajo el Kibutz, y específicamente, bajo la casa que vivían no había arsenales.
Nunca estuvieron en la línea de fuego de sus propias fuerzas. Nadie desde Israel disparó un cohete a Gaza que pudo haberlos hecho desaparecer.
Y desde ya, si no hubiese existido el ataque del 7 de Octubre, tanto ellos como las víctimas civiles del otro lado de la frontera estarían vivas.
Se los llevaron vivos, los devolvieron en un cajón.
Estamos, como dije colorados.
Pero las Naciones Unidas, en especial, su deplorable Secretario General Guterres no se ponen colorados hoy.
Menos aún la infame funcionaria pro Hamas Francesca Albanese.
No se pone colorada UNICEF, que jamás pidió por estos dos niños.
Líderes latinoamericanos y mundiales que hablan de niños asesinados, hoy no hablan, como no hablaron el 7 de Octubre. Y se llenan la boca y las redes llamándose a si mismo como “defensores de la vida”.
Y sobre todo, aquellos que nos llaman asesinos de niños. A estos fueron a buscarlos vivos y armaron un show mediático con los ataúdes y música festiva para devolverlos. Gozan del culto a la muerte.
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