El sábado 22 de febrero, el grupo terrorista Hamás liberó a seis hombres israelíes después de 505 días de cautiverio. Su liberación estuvo envuelta en el mismo grotesco espectáculo de las anteriores. En una entrevista con el Canal 12 de la TV israelí, cuatro de ellos se sumaron al creciente número de exrehenes cuyos testimonios revelan un patrón de inanición sistemática, tortura, aislamiento y abuso calculado a manos de sus captores.
Tal Shoham, Omer Shem Tov y Omer Wenkert estuvieron retenidos juntos en túneles durante los últimos ocho meses. Las condiciones eran insoportables: insoportable humedad, pérdida extrema de peso y una desconexión total del mundo exterior. Los tres describen un entorno en el que el tiempo perdió todo significado: la ausencia de cambios hacía imposible calcular cuánto tiempo habían estado en cautiverio. Antes de su liberación, los guardias de Hamás los sobrealimentaron deliberadamente para que parecieran más saludables. Los tres formaron un vínculo profundo, que comparan con el de hermanos.
Omer Shem Tov, antes de su cautiverio y el día de su liberación
Para Omer Shem Tov, el aislamiento se convirtió en constante. Después de que su compañero de cautiverio Itay Regev fuera liberado en noviembre de 2023, Shem Tov enfrentó meses de confinamiento solitario. Su cuerpo ofrece testimonio de su calvario, habiendo perdido 17 kilogramos por inanición sostenida. Enn una ocasión el joven de 22 años fue trasladado de un lugar a otro, lo obligaron a vestirse como una mujer musulmana y fue bajado a un túnel sobre una cubeta mientras sus captores le escupían y maldecían. Pero Shem Tov siguió comprometido con su fe judía, realizando a veces el kidush de Shabat con lo poco que tenía. El último acto de tortura sicológica de Hamas fue obligarlo a besar a dos de sus captores en el escenario.
Tal Shoham, de 40 años, y Omer Wenkert, de 23, forjaron un vínculo en la sofocante oscuridad debajo de Gaza. Sus cuerpos se marchitaron en la humedad opresiva hasta poco antes de su liberación, cuando sus captores comenzaron a alimentarlos a la fuerza en un burdo intento de ocultar meses de hambre.
Los miembros de Hamás ocasionalmente les apuntaban a los ojos con linternas, una forma de manipulación sicológica. También comían deliberadamente delante de los rehenes, atormentándolos con la privación de alimentos.
Eliya Cohen, de 27 años, fue herido de bala durante la masacre del 7 de octubre y no recibió prácticamente tratamiento durante su cautiverio; el constante encadenamiento le dejó profundas cicatrices en las extremidades, y casi perdió la capacidad de mantenerse en pie.
Sigi Cohen, madre de Eliya, cuenta el tiempo que su hijo estuvo cautivo. “Es un milagro que haya logrado escapar de ese infierno. A cada momento estoy a su lado y lo abrazo, eso me da mucha fuerza».
Eliya Cohen en el momento en que se reunió con sus padres
(captura de pantalla)
Agrega que durante el tiempo en que Eliya estuvo cautivo no conocía el destino de su novia, Ziv, y asumió que ella no había sobrevivido a la masacre. «Quedó completamente sorprendido cuando supo que sobrevivió. Pensó que tendría que continuar sin ella».
Desde el momento en que se dio cuenta de que lo habían secuestrado, Eliya se dijo a sí mismo: «No sé cuándo saldré de aquí, pero ahora vivo en Gaza, hasta que me saquen». Añade: «Fueron días duros con muy poca comida y un trato terrible, eran malos».
«Los ataban entre sí con cadenas todo el tiempo, hasta que se anunció que el acuerdo se haría realidad. Le pregunté por qué, y me explicó que los captores tenían miedo de que las FDI vinieran a rescatarlos y pudieran escapar. Si venían, los terroristas se las arreglarían para matarlos primero.
Sigi Cohen también narra que su hijo comió solo pan de pita, que a veces estaba mohoso, hasta los últimos días de su cautiverio, cuando lo atiborraron de comida a él y a los otros que fueron liberados. «Ganó siete u ocho kilos solo en las últimas dos semanas».
En cuanto al amigo de Eliya, Alon Ohel, quien todavía se encuentra en Gaza, Cohen dice: «Eliya siente que lo ha dejado atrás. No va a empezar a sanar de verdad, lo veo en él. Quiere ir a la Plaza de los Rehenes en Tel Aviv”. Al ser liberado, Eliya pidió reunirse con los padres de Alon. «Para él era importante calmarlos y decirles que estaba bien, considerando las circunstancias. Estaba herido y le pidió a los terroristas que lo dejaran con él, pero los captores no estuvieron de acuerdo. La semana pasada Alon cumplió años, intentaron celebrarlo y le pidieron galletas a sus captores».
Los cuatro héroes que volvieron a casa el sábado fueron los últimos rehenes vivos en ser liberados bajo la primera fase del acuerdo de alto el fuego de 42 días. Ayer jueves regresaron los restos de cuatro rehenes. Las negociaciones por los 59 rehenes restantes siguen en el limbo tras las múltiples violaciones cometidas por Hamás, mientras que las FDI asumen que la mitad ya han sido asesinados.
Piojos, chinches, moho y hongos
Los tres rehenes liberados el 15 de febrero, Sagui Dekel-Chen, Yair Horn y Sasha Trufanov, también revelaron detalles de su cautiverio, como largos interrogatorios por parte de Hamás y las terribles condiciones en las que fueron retenidos. Hamás insistía erróneamente en que algunos eran soldados, utilizando torturas constantes para tratar de obtener información.
Sagui Dekel Chen, Iair Horn y Alexander Sasha Trufanov durante el espectáculo montado por Hamás para su entrega, el pasado 15 de febrero
Captura de pantalla
Ellos permanecieron en entornos extremadamente insalubres, cómo túneles y escondites que estaban llenos de piojos, chinches, moho y hongos. No recibieron casi ningún alimento y tomaban solo agua salada, no apta para beber. Antes de su liberación, los terroristas los obligaron a escribir cartas de “agradecimiento” mientras los documentaban.
Yair Horn estuvo cautivo durante un tiempo junto a su hermano Eitan, quien sigue en cautiverio de Hamás. Pasó la mayor parte de su tiempo en túneles, pero estaba retenido con otros rehenes, por lo que ahora ha podido proporcionar a Israel sus señales de vida.
Dekel-Chen fue interrogado durante todo el tiempo de su cautiverio, incluso mediante tortura; esto le dejó cicatrices en su cuerpo. El canal KAN añade que recibió un disparo en el hombro derecho el 7 de octubre, pero tras su liberación pidió a los oficiales de las FDI que no le tocaran todavía la herida, porque «lo más importante para mí ahora es encontrarme con mi familia». Hamás le dijo que su esposa había dado a luz a una hija, algo que no creyó hasta que se lo confirmaron las FDI.
Sagui Dekel-Chen, visiblemente demacrado, al reunirse con su esposa Avital
(Foto: FDI)
Sasha Troufanov permaneció solo durante todo el tiempo de su secuestro. Tras su liberación, las FDI le informaron que su padre, Vitaly, había sido asesinado, por lo que estalló en llanto.
Expertos médicos advierten sobre graves problemas de salud
Los profesionales de la salud están cada vez más preocupados por la posibilidad de que los rehenes recién liberados por Hamás puedan sufrir un paro cardíaco repentino debido a la inanición prolongada, desnutrición extrema, falta de movimiento y miedo constante.
El corazón es un músculo que requiere un suministro continuo de energía para funcionar. Durante la falta prolongada de alimentos, el cuerpo entra en un estado de descomposición del tejido proteico para obtener energía, lo que provoca el agotamiento del músculo cardíaco y un debilitamiento de su función. Cuando el suministro de calorías y proteínas permanece muy bajo a lo largo del tiempo, se desarrolla una miocardiopatía que puede onducir a una disfunción grave e insuficiencia cardíaca.
Además, el corazón depende de un delicado equilibrio de minerales como potasio, magnesio, calcio y fósforo para mantener una actividad eléctrica normal. Cuando el cuerpo sufre una deficiencia de estos electrolitos esenciales puede producirse fibrilación ventricular, un trastorno grave del ritmo cardíaco que provoca un paro repentino.
Las deficiencias de vitaminas también aumentan el riesgo de paro cardíaco repentino. Por ejemplo, la falta de vitamina B1 (tiamina), que se está administrando a los rehenes inmediatamente después de su regreso, causa el síndrome del beriberi húmedo, que se caracteriza por insuficiencia cardíaca, agrandamiento ventricular y acumulación peligrosa de líquidos.
Atados con cadenas, colgado de las piernas, quemados con objetos calientes
Or Levy, Eli Sharabi y Ohad Ben Ami fueron liberados tras casi 500 días secuestrados en Gaza por los terroristas de Hamás.
Uno de ellos, que prefiere permanecer anónimo, revela que estaba atado con cadenas y que, apenas un tiempo antes de su liberación, aprendió a caminar nuevamente por todo el tiempo en que no lo había hecho. Dice que fue torturado al permanecer colgado de las piernas durante largo tiempo, amordazado casi hasta la asfixia y quemado con objetos calientes. Cuenta que uno de los rehenes se desplomó por el hambre y los malos tratos, y los demás creyeron que había muerto. “Ese momento fue particularmente traumático”.
Todo Israel quedó horrorizado al ver el estado físico en que los terroristas liberaron a Or Levy, Eli Sharabi y Ohad Ben Ami el 8 de febrero. El mundo permanece impasible; para la opinión pública, son los gazatíes quienes sufren “hambruna”
(Foto: gov.il. GPO)
Los hombres fueron dejados casi morir de hambre deliberadamente durante largos períodos. Les daban una única pita podrida, que tenían que compartir con los demás rehenes, y rara vez les daban agua. Pasaron la mayor parte del tiempo en túneles sin exposición a luz solar, descalzos y sin condiciones básicas de higiene.
Por su parte, Or Levy describe que “el túnel era angosto y bajo, sin posibilidad de estar de pie o caminar. Los terroristas jugaban juegos retorcidos: ‘Te liberamos, no te liberamos”.
No estuvieron expuestos a los medios de comunicación. Eli Sharabi no sabía que su esposa y sus dos hijas habían sido asesinadas; Or Levy tampoco sabía que su esposa estaba muerta.
Liri Albag fue liberada del cautiverio, pero no ha vuelto a la vida que conocía
Después de 477 días de incertidumbre, oraciones interminables y una lucha incansable, Shira Albag despierta de un sueño, solo que esta vez no es una pesadilla. Finalmente se despierta al lado de su hija, Liri. «Ya sabes, despertar con tu hija después de tanto tiempo, sentir su presencia, es abrumador», dice. «Me sigo diciendo a mí misma que estoy soñando».
Liri Albag. La foto de la derecha, donde apareció golpeada y atemorizada, dio la vuelta al mundo poco después de su secuestro
(Foto: X)
Liri Albag, soldado de vigilancia de las FDI secuestrada del puesto de avanzada de Nahal Oz el 7 de octubre, no ha vuelto a la vida que conocía. Ya no es la misma niña que se alistó hace año y medio. A pesar de las sonrisas y los reencuentros con amigos, algo en ella ha cambiado.
«Sí y no», dice Shira cuando se le pregunta si su hija está empezando a volver a ser ella misma. «En el momento en que vi a Liri y nos gritó ‘Liri número 1’ (nuestra broma privada), pensé: esa es mi hija. Tenía miedo de lo que me darían a cambio, pero es ella. Es mi Liri».
Sin embargo, por cada momento de alegría hay otros de silencio: la comprensión de que el camino que les espera es largo. «Ha madurado mucho», dice Shira con voz grave. «Entiende mucho, pero a veces también está muy callada. En ciertos momentos habla mucho, pero luego es como si todo estuviera mezclado».
Liri no solo sobrevivió, sino que encontró una manera de atravesar el infierno. En el momento en que se la llevaron se dio cuenta de su realidad. Ahora era una rehén en Gaza y aprendería a sobrevivir. «Jugaré su juego pero seré más astuta que ellos’, me dijo», cuenta Shira.
Liri aprendió árabe, estudió la sicología de sus captores y sabía cuándo hablar y cuándo permanecer callada. No se resistió ni se rebeló: sobrevivió.
Sus captores trataban de quebrantarle el ánimo. «Utilizaban el terror sicológico contra ellas, haciéndoles creer que nunca regresarían, que se verían obligadas a convertirse al Islam, que estarían allí para siempre».
A pesar de su resistencia, Liri no fue inmune a los horrores. «Nos dice: ‘Mamá, estábamos en el infierno, tenemos que sacarlos a todos de allí. Debemos, debemos sacarlos a todos de allí’». Pero lo que más la sacude es una verdad innegable. «Nosotras, las niñas, sufrimos. Pero los jóvenes y los hombres sufrieron aún más».
Liri no ha vuelto a la vida que tenía antes del 7 de octubre, sino a algo completamente diferente. Ahora todo el país conoce su nombre, todos siguen su historia. «No puede caminar por la calle sin que la reconozcan. Y todavía no lo entiende del todo».
Las reuniones con sus amigos se hacen principalmente en casa. Las salidas en solitario ni siquiera se consideran posibles todavía. La familia la rodea, dándole espacio para procesar, paso a paso.
Volver a la realidad no consiste solo en abrazos y alivio, también se trata de enfrentar el dolor de quienes aún están en cautiverio. «Liri vio las imágenes de Ohad, Eli y Or siendo liberados «, relata Shira. «Y se quedó paralizada. Fue como si su cerebro se detuviera, como si ya no estuviera con nosotros. Tuvimos que apagar la televisión y traerla de vuelta a la realidad».
Ella observa las cifras, la situación sobre el terreno, y conoce la realidad. «Desafortunadamente, hay dos millones de terroristas en Gaza. Dos millones de terroristas. Liri fue retenida en casas de civiles. No son solo los que llevan uniformes, armas y cintas verdes en la cabeza. Liri estuvo en sus casas, y los niños, sí, incluso los niños, son parte de esto. Los llamados civiles no involucrados no son en absoluto ajenos a la situación. Y, lamentablemente, vamos a tener que luchar contra todos ellos».
«Lo que hizo que Liri siguiera adelante fue saber que no la íbamos a abandonar. Eso es lo que la mantuvo con vida. No podemos detenernos ahora. Liri no sanará verdaderamente, no sanaremos como familia, e Israel no sanará hasta que todos regresen».
Ofer Kalderón perdió 25 kilos
Ofer Kalderón, liberado a principios de febrero, perdió 25 kilos durante su cautiverio, según informó su familia al Comité de Trabajo, Bienestar y Salud de la Knesset. “Comía verduras podridas y a veces le daban media pita con queso”, informó la familia. Los terroristas tenían una báscula con la que pesaban la comida que iban a darle, calculando un monto mínimo para que sufriera hambre pero sin morir.
Ofer Kalderón debió ser hospitalizado con neumonía poco después de su liberación
(Foto: GPO)
Unos días después de su liberación, Ofer cayó enfermo con un caso grave de neumonía, hasta el punto en que sus hijos no pudieron visitarlo. Afortunadamente ha vuelto a una condición médica estable.
Tras su liberación, un familiar de Kalderón señaló que había sido sometido a “abuso físico y mental” durante las primeras semanas de cautiverio, mientras estaba retenido en una jaula. “Se podía bañar una vez cada dos o tres meses”.
Yair Horn: Mi hermano Eitan está gravemente enfermo
La desesperación de los familiares de los rehenes es inconmensurable, pero para quienes vivieron el infierno lo es mucho más; ellos saben lo que está pasando. Yair Horn, liberado de las garras de Hamás, ofrece detalles del cautiverio en el que vivió y hace un llamado urgente.
“Mientras mi cuerpo yace en el Hospital Ichilov de Tel Aviv, mi corazón y mi alma permanecen atrapados en Gaza. Mientras mi hermano Eitan y los otros rehenes estén cautivos allí yo también sigo siendo rehén. La poca fuerza que me queda la dedico por completo a luchar por su regreso, antes de que sea demasiado tarde”.
“El 7 de octubre de 2023 comenzó como cualquier otro Shabat pacífico en el kibutz Nir Oz. Como muchos otros inmigrantes argentinos que encontraron una nueva vida en Israel, yo había construido mi mundo en esta pequeña y unida comunidad. Mi hermano menor Eitan había venido a pasar el fin de semana conmigo en el kibutz. Ninguno de nosotros podría haber imaginado el horror que se desarrollaría: un día en que nuestra pequeña comunidad sería devastada, con una cuarta parte de nuestra gente asesinada o secuestrada por terroristas de Hamás.
“Me llevaron en una motocicleta, sometiéndome a una violencia física tan severa que quedé sangrando y herido. Durante un mes no supe si Eitan estaba vivo o muerto. Cuando finalmente nos reunieron, nos quedamos uno junto al otro hasta el día de mi liberación, un momento que me desgarra el corazón cada segundo de cada día.
“Mientras escribo estas palabras”, continúa, “cuatro rehenes más de mi propio kibutz están siendo devueltos a Israel en ataúdes: Oded Lifshitz, Shiri Bibas y sus dos preciosos hijos, Ariel y el bebé Kfir, quien no tenía ni un año cuando fue secuestrado. Los tomaron vivos el 7 de octubre de 2023, y ahora sus familias deben enterrarlos. ¿En qué clase de mundo vivimos, donde los terroristas asesinan a un bebé inocente, a su hermano pequeño, a su madre y a un anciano? Mientras estas familias llevan a sus seres queridos al descanso eterno, me atormenta un solo pensamiento: ¿será mi hermano Eitan el siguiente? ¿Recibirán más familias a sus seres queridos en ataúdes? No podemos permitir que esto suceda. Ni un rehén más debería volver de esa manera”.
“Las condiciones de nuestro cautiverio estaban más allá de cualquier cosa que los humanos deberían soportar. La tortura física era insoportable, especialmente en los primeros meses. Pero fue la tortura sicológica la que casi nos rompió: el temor constante de que cada respiración pudiera ser la última, que cualquier palabra o movimiento pudiera desencadenar la violencia de nuestros captores. Estábamos hambrientos, éramos interrogados, abusados. Sobreviví centrándome solo en vivir un día más, luego otro.
Yair Horn, irreconocible tras 500 días de cautiverio, ruega ahora por la liberación de su hermano Eitan
(Foto: redes sociales)
“Sé con certeza que a los que todavía están cautivos no les queda mucho tiempo. Vi con mis propios ojos lo enfermos que están algunos de ellos: no sobrevivirán muchos días más sin atención médica. Mi hermano Eitan está gravemente enfermo con una condición que requiere una medicación que no está recibiendo. Tiene infecciones graves y fiebres peligrosas. Cada hora que pasa pone sus vidas en mayor riesgo. Trágicamente, Eitan y decenas de otros no están incluidos en la fase actual de liberaciones que me trajo a casa.
(…) “Prometí a los que dejé atrás que haría todo lo que estuviera a mi alcance para asegurar su liberación. El mundo debe entender: la gente está muriendo en esos túneles. Mi hermano se está muriendo en esos túneles ahora mismo. Necesitamos acción hoy, no mañana. Traigan de vuelta a los que todavía están vivos antes de que sea demasiado tarde. Traigan de vuelta a aquellos que han muerto, para que sus familias puedan tener un cierre y llorar adecuadamente.
“A mi hermano Eitan: espera. Me diste fuerza durante nuestros días más oscuros juntos, no descansaré hasta que tú y todos los demás rehenes regresen a casa”.
Noa Argamani “No es posible rehabilitarse”
Noa Argamani quien fue liberada por las FDI, escribió en Instagram que no ha podido regresar a su vida como la conocía después de su tiempo en cautiverio.
Argamani afirma que no puede dormir, comer ni funcionar, porque siente que una parte de ella todavía está en Gaza. “No puedo describirles con palabras la sensación de que una persona que estuvo a tu lado todo el tiempo en cautiverio se quedó atrás, y aparentemente tú vuelves a la vida”, escribió Argamani. “Una parte de ti todavía permanece en Gaza, no es posible rehabilitarse y volver a una rutina humana después de una situación así”.
Noa Argamani con su padre durante el funeral de su madre Liora, quien murió de cáncer pocas semanas después de que las FDI liberaran a su hija
GPO
Noa explica que la disonancia entre haber permanecido secuestrada en Gaza y estar de vuelta en el mundo inhibe su capacidad de volver a la normalidad. “No puedes dormir de noche, no puedes comer adecuadamente, no puedes funcionar en absoluto sabiendo que hace poco estabas allí, en los túneles de Hamás, y ahora estás en un mundo moderno y conectado”.
Argamani describe cómo vio morir a dos rehenes con los que estuvo cautiva, sus amigos Itai Svirsky y Yossef Sharabi. “Vi y experimenté cómo dos de mis amigos morían frente a mis ojos. Apenas lograron sobrevivir tres meses en cautiverio. Es inimaginable”.
Termina la publicación con una súplica: “¿Cómo pueden dejarlos allí? ¿Cómo pueden dejar a todos con vida allí? Debemos traerlos a casa ahora”. Y menciona a su novio: “Hasta que Avinatan regrese, mi corazón permanecerá en cautiverio”.
Fuentes: The Jerusalem Post, The Times of Israel, Israel Hayom, Ynet y Arutz Sheva (israelnationalnews.com)
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