Universidad de Columbia Wikipedia
«Este es el paso más contundente que hemos dado hasta la fecha para demostrar que el gobierno federal no apoyará financieramente a una institución como Columbia, que no protege a los estudiantes ni al personal judío»
Cuando un tsunami antisemita azotó las instituciones educativas de élite de Estados Unidos, la mayoría de los rectores universitarios se acobardaron ante la violenta minoría antiisraelí. En el mejor de los casos lograron balbucear algunas frases condenatorias, en un intento de purificarse de su cobardía moral.
Incluso en el punto álgido de la ola de protestas, cuando los jardines de los campus se trasformaron en centros de activismo antiisraelí, prestigiosas instituciones ignoraron deliberadamente a los estudiantes y al personal judío, quienes se vieron obligados a ocultar sus kipot y retirar las mezuzot de sus hogares, o huyeron a casa de sus padres temiendo por sus vidas. Esta historia de terror, sin embargo, tenía fecha de caducidad: enero de 2025.
El escarmiento a Columbia
Días después de regresar a la Casa Blanca, el presidente Donald Trump implementó lo que debió haberse hecho el 8 de octubre de 2023: firmó una serie de órdenes ejecutivas, respaldadas con la creación de un equipo especial del Departamento de Justicia para combatir el antisemitismo, encargado de investigar y responsabilizar a quienes propiciaron la ola de protestas antiisraelíes en numerosas universidades.
El impacto de estas órdenes resonó con fuerza, desde el número 1600 de la Avenida Pensilvania en Washington DC hasta la calle 116 en el norte de Manhattan, sede de la Universidad de Columbia, primera institución en pagar el precio de la decadencia moral que se convirtió en un símbolo de esa institución de élite. Recientemente, el gobierno anunció una reducción de 400 millones de dólares en la financiación federal a la universidad, que se había vuelto un símbolo de las protestas antiisraelíes y sirvió de inspiración para otras instituciones en Estados Unidos y el mundo.
«Y este es solo el principio», declaró un asesor principal del equipo. “Es el paso más contundente que hemos dado hasta la fecha para demostrar que el gobierno federal no apoyará financieramente a una institución como Columbia, que no protege a los estudiantes ni al personal judío”.
Columbia no será la única institución que pague por sus errores. El Departamento de Educación de EEUU ha enviado cartas a 60 de las universidades más grandes del país, informándoles que están siendo investigadas por discriminación y acoso antisemitas
El sitio web Free Press informó en noviembre que un grupo de exalumnos y exprofesores de la universidad realizó un análisis que concluyó que la institución podría perder hasta 3500 millones de dólares en fondos federales, más de la mitad de su presupuesto operativo. «Esto representa una crisis existencial», afirmaron los autores del informe, instando a la universidad a “evitar convertirse en el foco de la indignación pública».
A pesar de estas advertencias, la administración universitaria aparentemente no aprendió de las conclusiones del informe ni las consideró seriamente. En las últimas semanas se reanudaron las manifestaciones antiisraelíes, especialmente en la zona de Barnard College. Aunque a menor escala, manifestantes se atrincheraron en la biblioteca y forzaron su cierre.
Recortes y boicots
Columbia no será la única institución que pague por sus errores. El Departamento de Educación de EEUU ha enviado cartas a 60 de las universidades más grandes del país, informándoles que están siendo investigadas por discriminación y acoso antisemitas. Las cartas sirven como advertencia de que la administración tomará medidas contra las instituciones que no protejan a los estudiantes judíos.
A los temores de los recortes de fondos federales se suma el boicot de numerosos donantes, principalmente judíos, que retiraron su apoyo financiero a instituciones prestigiosas cuando comenzó la guerra. Los informes indican que, durante 2024, las donaciones a Harvard disminuyeron en 15%, mientras que uno de los días de mayor recaudación de donaciones de Columbia registró una disminución del 29% en comparación con 2023
La ansiedad generada por el nuevo enfoque de Washington se extiende más allá de las cuentas bancarias de esas instituciones, y llega a sus operaciones diarias. La incertidumbre y la inestabilidad han llevado a algunas universidades a recortar contratos laborales, reducir el financiamiento de las investigaciones médicas y reducir la matrícula. Universidades como la de California y Pensilvania han decidido reducir las admisiones para programas de grado avanzado, incluyendo estudios de doctorado, debido a la incertidumbre sobre la futura financiación federal. Harvard ha congelado temporalmente la contratación de personal y profesorado.
A los temores de los recortes de fondos federales se suma el boicot de numerosos donantes, principalmente judíos, que retiraron su apoyo financiero a instituciones prestigiosas cuando comenzó la guerra. Los informes indican que, durante 2024, las donaciones a Harvard disminuyeron en 15%, mientras que uno de los días de mayor recaudación de donaciones de Columbia registró una disminución del 29% en comparación con 2023.
Las «estrellas de la protesta», enmascaradas y con kefiyeh, y los defensores de la postura «del río al mar», actuaron con una confianza inexplicable al destrozar ventanas del campus, quemar banderas, usar bandanas de Hamás y llamar a una “intifada” en suelo estadounidense. Ahora la actual administración también está ajustando cuentas con ellos.
Orden y justicia
Se puede discrepar del presidente Trump, pero cualquier persona, judía o no, cuyo corazón no esté lleno de odio hacia los demás, no puede permanecer indiferente ante la trasformación de las instituciones educativas occidentales en campos de batalla contra Israel, la nación que lidera por sí sola la guerra para defender a Occidente. Para evitar que estas escenas se repitan es necesario restablecer el orden y garantizar la justicia. Y eso parece ser precisamente lo que está sucediendo en estos días.
*Corresponsal de Israel Hayom en Estados Unidos.
Fuente: Israel Hayom.
Traducción Sami Rozenbaum / Nuevo Mundo Israeli
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