El título aún no está claro, pero el tema ya está escrito: Israel después del 7 de octubre. Ese es el nuevo libro de Henrique Cymerman que ya ha sido entregado a la imprenta. No es el mismo país. Pero lo que Henrique busca desde hace tiempo, que se logre un acuerdo entre Israel y Arabia Saudita, va más allá del horror de aquella fecha, aunque probablemente pueda decirse que desde aquel sábado, la urgencia de normalización y ampliación de la paz no ha hecho menos que agudizarse.
Sobre todo esto conversamos con Henrique, convencido que la relación con el principal país árabe del Golfo es clave para su futuro.Y esto va mucho más allá de todos los sobresaltos de los últimos días previa llegada del Presidente Donald Trump a la región, salteándose a Israel.
P: Henrique ¿Cómo se llama el nuevo libro? ¿Está bien que adelantemos algo?
R: Está perfecto pero la verdad es que todavía no está totalmente cerrado. Temporalmente es “Israel 2.0”. Pero también puede ser Refundación o La Segunda Guerra de Independencia. Los editores aún lo están discutiendo.
P: Lo que ya es seguro es que el libro lidia con un gran trauma del Estado de Israel.
R: Así es. Como tú bien sabes, nada será igual. A veces tengo la impresión que en el mundo no entendieron hasta qué punto lo que aquí ocurrió el 7 de octubre es diferente de todo lo que había pasado hasta ahora. Empezamos, yo digo, en el Mar Muerto, el lugar más profundo de la Tierra, con quizás la principal derrota de la historia de Israel y una de las principales de la historia judía, y terminamos en el Monte Hermón sirio, a 3.000 metros de altitud, con una victoria en siete frentes que ningún país del mundo ha conseguido jamás, pero a la vez con un debate interno que causa gran preocupación también, y con oportunidades en el horizonte que son de carácter bíblico. Yo le llamo la posibilidad de continuar los acuerdos de Abraham y de normalizar las relaciones con Arabia Saudita, que es algo mucho más sólido de lo que parece y algo probable, en mi opinión, antes del año 2030.
LA VISIÓN DE FUTURO
P: Tú siempre te manifiestas con bastante optimismo al respecto. Pero la verdad, sin minimizar los grandes logros en el campo de batalla, uno ve también el aumento del antisemitismo, la demonización de Israel en las redes y en las calles, ve a Hamás recalcando que no se va a ir ni va a deponer las armas…y ni que hablar de 59 secuestrados aún en Gaza. ¿Cómo de todo eso sale algo optimista?
R: Lo que ocurre es que nosotros estamos tan preocupados con el árbol, y el árbol tiene tantos signos problemáticos, que no vemos el bosque. Y en el bosque hay una serie de oportunidades de las que yo vengo hablando en los últimos 10, 12 años, desde que empecé a visitar los países árabes y descubrí una realidad alternativa a la que escuchamos aquí en Israel. Las sombras de las que tú hablas son reales y son una amenaza muy grande a la propia existencia del Estado de Israel. Pero justamente esas amenazas, empezando por Irán y sus proxys, incluido Hamás, y Hezbollah, son uno de los principales motivos de las luces posibles para los próximos años.
P: Explícame por favor cómo lo ves.
R: Me baso en lo que he visto con mis propios ojos en primera mano y en conversaciones que he mantenido con personalidades diversas. Se puede llegar a un acuerdo con Arabia Saudí. A los saudíes les da igual con quién van a firmar el acuerdo, si es con la derecha, con el centro, con la izquierda. Ellos lo hacen, como me dijo a mí uno de los principales líderes de la región, porque es su estrategia a 50 años vista, porque ellos tomaron una decisión histórica, dramática desde su punto de vista y siguen con ella adelante a pesar de todo. Yo creo que si actuamos con un mínimo de racionalismo, que no siempre existe, infelizmente, en nuestro liderazgo, lo podemos lograr. Pero a pesar de todo, veo buenas posibilidades de que en los próximos años veamos lo que a mí me dijo el Imán de la Meca y exministro de Justicia saudí, que es la paz entre la civilización musulmana y la civilización judía, a pesar de Hamás, a pesar de Hezbollah, o quizás debido a ellos, debido a Irán y debido a una amenaza del mundo chiita hacia el mundo sunita que se siente totalmente en peligro ante estos procesos.
P: Confieso Henrique querido, que aunque me gusta escucharlo, tengo mis serias dudas.
R: Yo no disminuyo el peligro que existe de que mañana Irán tenga una bomba nuclear o de que Hamás vuelva a estar en la frontera de Gaza o que Hezbollah vuelva a reconstruir su arsenal. Los peligros existen. Israel no puede bajar la mano del acelerador en ese aspecto, pero en realidad yo creo profundamente en algo que les dije a mis hijos cuando entraron en el ejército hace años: en el futuro, vuestros hijos, vuestros nietos, vuestros bisnietos seguirán yendo al ejército, no habrá otra alternativa si queremos sobrevivir aquí. Con una mano hay que hacer eso, pero con la otra hay que intentar buscar coaliciones que refuercen nuestro poderío en esta región, nuestra legitimidad en esta región, y hoy hay países que están dispuestos a ello. Y lo vimos en los dos ataques de Irán cuando alrededor de Estados Unidos y de Israel se formó una coalición militar con los países árabes que nos ayudaron a defendernos.
Y te diré que una persona abocada al tema del diálogo, israelí, estuvo estos días en Arabia Saudita, entró con pasaporte israelí y fue recibida en forma excelente. Tuvo importantes contactos.
P: Eso siempre es muy positivo. Henrique, un aspecto claro en el tema saudí es que requiere al menos cierto pronunciamiento de parte de Israel de que irradie algún tipo de compromiso respecto a la creación de un Estado palestino. Los saudíes no pueden permitirse acercarse más a Israel sin eso. ¿Tú concibes al gobierno israelí siendo capaz de hacer algo así? Después del 7 de octubre, no sé si Israel se lo puede permitir.
R: Es un tema muy delicado, porque nosotros estamos hablando no de algo que va a ocurrir mañana, sino de algo que puede ocurrir en el futuro. Antes del 7 de octubre, concretamente el 7 de setiembre, estuvimos en Arabia Saudita con una delegación dirigida por Nirit Ofir, 12 israelíes, que íbamos todos en un congreso oficial del gobierno con la etiqueta Israel en grande, y toda la gente de los países árabes nos miraba como si fuéramos extraterrestres. Pero el objetivo real de los saudíes era enseñar que la normalización estaba a la vuelta de la esquina. Era un congreso de ciberseguridad organizado por el gobierno saudí, con la participación al máximo nivel de su gobierno, varios ministros y demás. O sea, era una decisión política por primera vez traer una delegación israelí a Arabia Saudí.
P: ¿Cómo se debe considerar a esa delegación israelí?
R: Era una delegación semi-oficial con el conocimiento del gobierno y de la oposición, tanto unos como otros. De hecho, como resultado de esto, días después, llegaron a Riad dos ministros, Haim Katz y Shlomo Kari, que viajaron a congresos internacionales que tenían lugar en Arabia Saudita. Lo que quiero decir es que hubo pasos para crear, de alguna manera, un ambiente, una atmósfera de credibilidad cara a la normalización inminente. Y lo que ocurrió fue que me pidieron para publicarlo en Israel, yo lo publiqué en Yediot Ahronot y esto fue traducido en todos los medios de comunicación de Arabia Saudita y del Golfo.
P: ¿Los saudíes te pidieron que lo publiques?
R: Sí. Ellos, por la primera vez, yo he estado muchas veces en Arabia Saudita y nunca, nunca había ocurrido algo así. O sea, fue la primera vez, ellos tenían un objetivo muy claro con esto, y es preparar a la opinión pública árabe. Pero luego vino el 7 de octubre, y ellos que casi no hablaban del tema palestino hasta el 6 de octubre, se ven obligados, entienden que el tema palestino vuelve al orden del día.
LA IMPORTANCIA DE ARABIA SAUDITA
P: Recordemos por qué es tan importante Arabia Saudí.
R: Arabia Saudita es el país número uno del mundo musulmán, dos mil millones de personas, y ellos son los custodios de Meca y Medina, de los lugares sagrados. Por lo tanto, ellos sienten que tienen una obligación de explicar al mundo árabe y al mundo musulmán una medida como la normalización con Israel. Ellos dieron luz verde a los países que hicieron los acuerdos de Abraham, pero no se unieron . Piensan que son algo distinto de los acuerdos de Abraham, porque son la gran potencia, el gigante del mundo musulmán. Son el país que aspira a convertirse en una de las superpotencias mundiales en casi todos los campos, desde el tema económico al tema militar, al tema energético, al tema deportivo, hasta en la liga de fútbol quieren que sea la mejor del mundo y lo están trabajando, o la ciudad esta que están creando, Neom, la ciudad más sofisticada del mundo. Hay como una obsesión en Árabia Saudita de ser el país número uno en muchos campos. Han creado ahora un fondo de 40 mil millones de dólares para inteligencia artificial, por ejemplo. Y todo esto toma en cuenta a Israel como un socio posible.
PIEDRAS EN EL CAMINO
P: Arabia Saudita sabe que no será tan sencillo…
R: Entienden claramente que hay grandes enemigos de este acuerdo, entre ellos los Hermanos Musulmanes, incluyendo Hamas, y sobre todo los chiítas iraníes, con todos sus proxys, desde los hutíes a Hezbollah, a las milicias de Siria y a las milicias proiraníes de Irak. Ellos saben todo esto y quieren, de alguna forma, luchar junto a Israel contra este fenómeno, pero entienden que tienen una oposición interna dentro del país debido a las imágenes que llegan de Gaza, de la muerte de civiles, etc., y la ola de solidaridad con el mundo palestino de parte de la población saudí. Tienen que ir con mucho cuidado en todo esto y necesitan que Israel les dé algo que les permita vender el acuerdo al mundo saudí, pero también al mundo árabe y al mundo musulmán. Pero ellos dicen: en el momento en que nosotros lo hagamos se abrirán las puertas a relaciones con otros países como Indonesia, como Malasia, como otros países musulmanes y árabes que están esperando que nosotros lo hagamos.
P: ¿Y cómo se lidia ahora con el tema del Estado palestino?
R: Ellos no piden bajo ningún concepto un Estado palestino a corto plazo. Ellos entienden que para bailar tango hace falta dos y, por lo tanto, ellos entienden que incluso si hay en Israel un gobierno que apoya un Estado palestino, no será tan simple obtenerlo, sobre todo con el liderazgo palestino actual.
P: Te refieres si hubiera un gobierno.
R: Exacto. Ellos dicen que tenemos que esperar probablemente a las próximas elecciones que puede surgir un gobierno de unidad nacional o un gobierno de Benett o algo que quizás podría dar un paso. Yo les dije, si no es que ustedes piden ya un Estado palestino ¿qué es lo que piden a Israel? Ellos me dicen: pedimos un compromiso de que en el momento en que en el futuro surjan las oportunidades, las posibilidades, para crear un Estado palestino, o sea, que haya seguridad para Israel ,que Israel se comprometa a que si eso ocurra empezará un camino que pueda conducir a un Estado palestino. En mis palabras lo que yo interpreto de lo que ellos me explican, y estoy hablando de gente al máximo nivel, es que ellos buscan una especie de declaración Balfour , que podría ser una declaración Trump-Bin Salman que fuese aceptada por Israel en el futuro , que diga que en el futuro podría haber un hogar nacional para los palestinos si surgen las posibilidades de hacerlo.
P: Creo que suena muy en el aire…no estoy seguro que eso bastaría para abrir un camino tan enorme como paz y relaciones con Arabia Saudita.
R: En nuestro caso, ellos saben, tardó 31 años entre la declaración Balfour y cuando se creó el Estado En el caso de ellos lo que ellos quieren, necesitan algo una moneda de cambio, que les pueda legitimar todo esto. Otra moneda de cambio que puede ser es una retirada total de Gaza a cambio de lo más importante para Israel en este momento, y es recuperar a los rehenes que aún están vivos, a los pocos que aún están vivos yo añadiría, y hay que hacerlo lo más rápidamente posible y eso podría ser parte de un mega deal que se firmaría entre Estados Unidos y Arabia Saudita. A Trump le interesa profundamente porque los saudíes pretenden invertir en Estados Unidos un trillón trescientos mil millones de dólares, esa es la cifra que se baraja en este momento, y eso es estratégico para todos. Israel es sólo una pieza dentro del gran acuerdo entre Estados Unidos y Arabia Saudita.
Este mes, en mayo, Trump llegará a Arabia Saudita y está claro que hablará también de todo esto.
LA PROBLEMÁTICA DE PAZ CON REGÍMENES NO DEMOCRÁTICOS
P: Un elemento clave tanto en Arabia Saudita como en la coalición anti-Iran, todo eso, es la estabilidad de los regímenes árabes. Nosotros vemos en la práctica que Israel firmó acuerdos con el gobierno de Egipto, en su momento con Sadat, luego con el Rey Hussein de Jordania. No se firmó con los pueblos, en la práctica vimos el rechazo y el odio que se mantiene hasta ahora. Y yo me pregunto cuán estable es todo esto si uno piensa en la posibilidad de que estos regímenes, que no son democráticos de hecho, en algún momento no se mantengan.
R: No hay ninguna democracia entre la Unión Europea y Japón. Son miles y miles de kilómetros en los que nosotros somos – lo somos aún y esperemos que lo seamos por siempre- la única democracia liberal en toda esta región. Por lo tanto, este es el barrio en el que vivimos. La paz es mucho más sólida de lo que nos imaginamos. Egipto y Jordania, desde luego todas las monarquías, están estables en el mundo árabe, a pesar de las primaveras árabes, de las revoluciones del mundo árabe, ninguna monarquía cayó.
En cuanto a Egipto, donde sí hubo cambio de régimen en un momento determinado y estuvieron los Hermanos Musulmanes en el poder durante un año y medio, pero no anularon el acuerdo de paz con Israel. Fíjate que el acuerdo dura décadas y se mantiene, a pesar de varias guerras, incluido el 7 de octubre, las guerras del Líbano y varias intifadas, y a pesar de todo el acuerdo se mantuvo.
P: O sea, dices tú, que hay motivos a pesar de todos los problemas para ver el tema con cierto optimismo.
R: Yo digo que hay que mirar el medio vaso lleno y no el medio vaso vacío, es verdad que en el futuro tendríamos que intentar hacer lo que se llama la paz people to people, o sea entre los pueblos, algo que sí existe con Emiratos Árabes Unidos, más que con otros países. Tenemos más turismo, más comercio con ellos. Como presidente de la Cámara de Comercio Israel-Golfo te cuento que se espera que en cinco años lleguemos a 10.000 millones de dólares, ya en este momento pasamos los 3.000 millones de dólares, con un país del tamaño de Israel. Un millón de israelíes visitaron Emiratos. O sea, hay cosas que se pueden hacer, todo esto es la política de lo posible, hay que hacer lo mejor posible, pero obviamente tenemos muchos problemas y estamos en uno de los barrios más explosivos y complejos del planeta.
EL FLAGELO DEL ANTISEMITISMO
P: ¿Qué es lo que el mundo, que participa en este aumento del antisemitismo tan terrible que hay, no entiende respecto a lo que pasó acá el 7 de octubre?
R: Yo creo que lo que hemos descubierto no es solamente un aumento del antisemitismo. Lo más doloroso es que el antisemitismo estaba allí y nosotros no lo veíamos, y no había desaparecido como esperábamos varias décadas después del Holocausto. Lo que vimos es que salió a flote este antisemitismo de una forma terrible. Hoy en día si tú comparas las redes sociales de Irán con las redes sociales de Europa o de América Latina vas a ver que en Irán la mayoría de la población es mucho más pro israelí y mucho más próxima a Israel que en Europa o en América Latina, lo que parece casi absurdo, pero esta es la realidad. Tenemos un problema, tenemos que ser conscientes de ello, tenemos que declarar la guerra a este fenómeno con toda la fuerza, uniéndonos a nuestros aliados. Si intento vincular el antisemitismo con el tema de Arabia Saudita te diré que el imán de la Meca llevó una delegación de 30 imanes a Auschwitz para rezar en Auschwitz. Tenemos hoy más comprensión en ese lado de lo que tenemos en los campos que están financiados por Qatar y por Irán, y eso es un problema muy serio. Yo creo que lo que tenemos que hacer es luchar con todos los medios a nuestra disposición contra ese antisemitismo, pero la mala noticia es que el antisemitismo podemos controlarlo o reducirlo, pero infelizmente dura hace milenios y me temo que va a estar mucho tiempo más allí presente.
¿PERIODISTAS PAGADOS POR LOS ENEMIGOS DE ISRAEL?
P: Una pregunta dura. Ambos somos periodistas y sabemos que es legítimo discrepar y criticar. Pero estamos viendo otra cosa en la cobertura de Israel, aunque claro está que no se debe ni se puede generalizar ¿A ti te parece que Qatar o por el otro lado, Irán, tienen periodistas pagos a los que encarga la difusión de odio, la distorsión, la demonización de Israel? ¿Hay otra forma de explicar el grado de mentiras, el grado en que periodistas se hacen eco de lo que dice Hamás en Gaza, y lo presentan como “la verdad”, que luego por supuesto se replica en todos lados?
R: Es inconcebible que periodistas que viven en democracias liberales, que respetan derechos humanos, que tienen valores de libertad, puedan defender lo que dice una organización que es neofascista, que es homofóbica, que intenta traer un sistema de vida del siglo VII basado en la sharía, la ley islámica, oscuro, y realmente yo diría un sistema que es lo más alejado que puede existir de lo que es el sistema democrático actual. En cuanto a tu pregunta, si hay periodistas pagados, yo estoy convencido que sí pero muchos de ellos no de forma directa sino de forma indirecta. Yo creo que hay organismos que defienden el islamismo, sea el sunita o chiita, que han invertido de forma muy sabia sus recursos energéticos en el dinero que tienen, y que no les falta en absoluto, en conseguir de alguna forma aislar a Israel en el panorama internacional. Y lo lograron, lo vimos en las universidades principales de Estados Unidos, lo vemos en otros países del mundo donde han sido invertidos miles de millones de dólares para crear cátedras para atraer profesores con una ideología determinada y para hacer todo tipo de… defender valores que son, en mi opinión, impresentables en cualquier democracia del mundo.
P: Gracias mil Henrique por tu tiempo y por todo este análisis tan interesante.
R: Gracias a ti.
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