Hace unos días, con mayor exactitud el 9 de mayo recientemente pasado, leímos en El Nacional, un artículo titulado “Netanyahu, el placer por destruir”, de Trino Márquez, quien va mucho más allá de simplemente increpar al Premier israelí, sus planteamientos son cercanos a los más conocidos y añejos libelos antisemitas.
Márquez comienza atribuyendo a Netanyahu una insistencia: “a todos los que critiquen la política de su Gabinete contra la Franja de Gaza están de acuerdo y son aliados de Hamás”. No señor Márquez, hay una fórmula que diferencia cuando una crítica a Israel es válida y cuando es antisemitismo; se trata de las tres “D” de Sharansky: demonización, deslegitimación y doble rasero; si las críticas cumplen con cualquiera de estas tres “D”, las objeciones no serían justas y sin temor a equivocarnos, estaríamos frente a asuntos antisemitas. Esa fórmula no falla, da cabalmente en el punto. El representante estadounidense Ritchie Torres completó una “D” adicional: desinformación.
De esa manera, usted habla de “ensañamiento de las tropas israelíes contra la población civil gazatí, especialmente ancianos y niños”, pero cabe preguntar de dónde saca su información, pues expertos militares, entre ellos John Spencer, investigador de guerra urbana, quien preside el departamento de estudios de guerra urbana en el Instituto de Guerra Moderna en West Point, ha realizado varias visitas a Israel y a Gaza desde el fatídico 7 de octubre de 2023, integrándose con unidades militares israelíes, observando, analizando e informando lo que ve, por lo que asegura: “las FDI han hecho casi lo inimaginable: en primer lugar, se enfrentaron a algo que ningún ejército había enfrentado jamás en la historia de la guerra. Se enfrentan a un enemigo financiado por Irán, que construyó cientos de kilómetros de túneles para ocultar combatientes y municiones bajo tierra, que no usa uniformes y pone intencionalmente a civiles en la línea de fuego”. Si quiere aprender algo sobre el tema, antes de opinar desde su ignorancia, sería conveniente que comience leyendo los libros de Spencer.
En este punto, pregunto: cómo puede saber cuáles son las víctimas de las tropas israelíes y cuáles son las de Hamas. Las prácticas de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) son conocidas: antes de bombardear avisan a la población civil de múltiples formas: se comunican por celular, lanzan panfletos y golpean los techos con una bomba sonora. Numerosas veces, las FDI guían a la población civil por la ruta más segura e incluso los han protegido con aviones y tanques. Hay prácticas de Hamas, de la Yihad Islámica palestina y de otros grupos terroristas que ponen en peligro a los no involucrados, como el uso de escudos humanos o impidiéndoles su traslado a sitios de resguardo.
Usted omitió el lanzamiento de cohetes y morteros desde hace unos 20 años contra ciudades israelíes. El Estado tomó medidas para evitar que esta rutina asesina cobre víctimas entre los ciudadanos israelíes, como el obligatorio cuarto seguro en cada hogar, refugios en cada sitio de esparcimiento y lugar público; sumada la red de alarmas y el desarrollo de varios tipos de antimisiles para interceptar cohetes, morteros y misiles con los que, con frecuencia, atacan los terroristas.
Entre un 20 y un 30% de esos morteros que provenían de Gaza se quedaban fallos y caían en la propia franja. Como diría Cantinflas, allí está el detalle: sabe cuántos muertos gazatíes hubo por ese afán de matar judíos. Por ejemplo: en octubre de 2023, Hamas acusó a Israel de haber causado la muerte a unos 500 gazatíes al bombardear el hospital Al-Ahli, sorprendiendo que en plena guerra hayan contado tan rápido; sin embargo, se trató de uno de esos cohetes fallidos disparados por la Yihad Islámica palestina contra Israel que cayó en el estacionamiento de ese hospital; al descubrirse públicamente la autoría, ya no importó cuántos muertos hubo.
Otras trampas: los terroristas que combaten sin uniforme, cosa que si caen son calificados como “civiles”. Los niños gazatíes que murieron en la construcción de los cientos de kilómetros de túneles que atraviesan la franja. En cuanto al odio: ha leído cualquier texto escolar de las escuelas de la UNRWA, ha visto programas de la TV palestina, está consciente que los nombres de los “mártires” que mataron judíos son los de las plazas. No debe tener idea, por eso demoniza a Israel.
Habla de ocupación progresiva de Gaza, pero se nota su torpeza, pues en 2005, Israel salió completamente de allí, incluso se llevó a sus muertos y desde ese momento no hubo rastro israelí ni judío. Hasta el 6 de octubre de 2023, la franja era Judenfrei; los gazatíes destruyeron las plantaciones, los invernaderos, que les hubieran servido. En 2007, Hamas tomó el poder y expulsó a Fatah, partido del gobierno de la Autoridad Palestina; la Comisión Palestina Independiente para los Derechos de los Ciudadanos concluyó que más de 600 palestinos fueron asesinados entre enero de 2006 y mayo de 2007. Decenas más fueron ejecutados en los siguientes años.
La negativa a que entren suministros a Gaza viene desde marzo de 2025; en todo el año y medio de guerra entraron miles de camiones. Usted acusa, pero no sabe que Hamas se robaba las provisiones para su tropa y así reclutaba combatientes a fin de reconstruir su fuerza militar. Por otra parte, vendía los pertrechos a precios exorbitantes. Usted repite la narrativa propagandística de Hamas y está más que aclarado que no hubo y no hay hambre en Gaza, ello confirmado por la propia ONU y su agencia OCHA. Más serio aun cuando usted afirma que el personal sanitario “no se ha salvado de la brutalidad del ejército de Israel”, pero se ha comprobado que cada uno de esos médicos y paramédicos tenían doble labor: cuidaban enfermos y simultáneamente eran huestes terroristas, todo documentado, incluso en sus archivos. Los hospitales eran sus cuarteles y muchos todavía lo son.
Usted habla de los Acuerdos de Oslo, pero los gazatíes nunca los cumplieron, de hecho, nunca se desarmaron. Usted habla de exterminio, pero ni siquiera usando las cifras infladas del ministerio de sanidad manejado por Hamas, pueden demostrarlo. Y hasta para ello, usted se sirve de una comparación profundamente antisemita, la del Holocausto; para estar más claros: no hay hambruna ni cámaras de gas ni intención de masacres y mucho menos sistematización en las muertes de gazatíes.
Varios de los secuestrados liberados, salieron de Gaza con miradas y pesos semejantes a los de los sobrevivientes del Holocausto y usted apenas se refirió a las masacres del 7 de octubre de 2023, pero la crueldad con que se violó, mutiló, quemó y degolló convirtió el sur de Israel en un verdadero infierno. Además, fueron secuestradas 251 personas, de las cuales aún quedan 58 cautivas; los testimonios de los liberados pueden hacerle reflexionar en las tantas falsedades con que argumenta y, sin lugar a dudas, Israel tiene el imperioso deber de recuperar a sus secuestrados. ¿Con quién sugiere usted que hablen los israelíes? ¿Con los perpetradores? ¿Con los que exigen la liberación de terroristas sentenciados y presos por haber asesinado israelíes? Hay algo que todos sabemos: los terroristas no están dispuestos a soltar a los rehenes que aún quedan con vida, sólo un puñado, se estiman en 20, pues son su seguro para continuar en Gaza con el propósito de cometer muchos otros 7 de octubre, tal como ellos lo prometen. Sería bueno que averigüe el rol de Catar; le adelanto: paga todos los operativos terroristas, incluyendo la monstruosa masacre del 7 de octubre, además, de las campañas antisemitas en el mundo, comenzando por las multimillonarias donaciones a las universidades estadounidenses, con lo cual decide los programas de estudio, los profesores, los invitados y las becas. A Harvard y Columbia no se les retiraron las subvenciones por “supuestamente” apoyar grupos propalestinos, sino directamente por apoyar el terrorismo del islam radical, ese que destruyó el World Trade Center, hay estudios muy serios que lo confirman y por lo que se lee, a usted le parece una distorsión, pero nosotros los judíos venimos viviendo la brutal violencia antisemita, de la cual se tiene registros completos.
Cuando usted menciona a Sudáfrica nos damos cuenta que realmente no sabe de qué habla. El partido gobernante sudafricano (una desgracia para su país), necesitó dinero para pagar sus deudas y hacer campaña electoral, ese dinero se lo dio Irán y se probó. La contrapartida fue la denuncia en La Haya. Por cierto ¿ya se enteró por qué Karim Khan emitió órdenes contra Netanyahu y Galant? ¿No oyó sobre el escándalo por violación?
Usted afirma que Netanyahu no quiere salir del poder porque tiene algunas cuentas pendientes, pero nada de sus señalamientos puede ensombrecer el valor que fue electo democráticamente, siguiendo estrictamente las normas del sistema.
Finalmente, no mienta con algo que es tan obvio: Rabin no pudo decir lo que usted dice que dijo, pues todos los que conocemos algo de historia sabemos que el pueblo palestino surgió como tal a mediados de la década de los 60 del siglo XX. No hubo pueblo palestino milenario, más aún ¿cómo es que un pueblo árabe escogió un nombre latino? Los judíos del mandato británico eran los palestinos y los árabes de la zona, eran árabes.
Podría agregar múltiples detalles que evidencian que usted cubrió las tres “D” de Sharansky y la cuarta “D” que propuso Ritchie Torres. No obstante, como se dice al lograr resolver los problemas matemáticos, LQQD: lo que quería demostrar.
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