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| martes mayo 20, 2025

Aerosoles del odio

Beatriz W. de Rittigstein para Porisrael.org


A mediados de este mes de mayo, la fachada del edificio de la Nueva Congregación Israelita (NCI), una institución central de la comunidad judía uruguaya, donde se realizan actividades religiosas, educativas y benéficas, apareció pintarrajeada con una serie de lemas que acusan: “Israel estado genocida. Palestina resiste”. Los dirigentes comunitarios aseguraron que este tipo de ataques pretende infundir miedo, pero no se dejarán amedrentar, seguirán firmes en sus convicciones. En un comunicado oficial, se expresó preocupación y se señaló que se trata de “una agresión directa contra toda la comunidad judía uruguaya”, pero también “contra los valores fundamentales del Uruguay democrático, plural y respetuoso de la convivencia”. La entidad presentó la denuncia ante las autoridades judiciales y, si bien se manifestó confianza en la justicia, se exigió “una respuesta clara, contundente y pública por parte del Estado y de los líderes políticos”.

 

Bastante pronto, la extrema izquierda, prácticamente inaugurándose en el poder, comenzó a expresar de forma criminal su odio contra los judíos, pese a que, por lo general se escudan afirmando que no es contra los judíos sino contra el Estado de Israel, lo cual con demasiada obviedad se advierte que es una trivial excusa.

A estas alturas, podemos afirmar que este tipo de violencia es común entre los seguidores de movimientos extremistas y en América Latina ha venido ocurriendo cuando la ultraizquierda detenta el mando. Haciendo memoria, durante los últimos días de 2023, la sinagoga Bicur Joilim, la más antigua de Santiago de Chile, que también funciona como centro comunitario, fue vandalizada y hoy, en retrospectiva, observamos que esa fue la primera de varias en el presente gobierno de Gabriel Boric.

 

El vandalismo contra la sinagoga Bicur Joilim consistió en grafitis en la fachada y entrada principal, con los cuales se atacó directamente a una parte de la sociedad chilena. Los autores de esta belicosa muestra de intolerancia dejaron marcas, como una estrella de cinco puntas atravesada por una lanza pintada en uno de los muros del recinto religioso judío y panfletos del Movimiento Juvenil Lautaro, una organización política militar de ideología marxista-leninista.

 

También recordamos las numerosas embestidas antisemitas que enfrentó la comunidad judía de Venezuela a principios del milenio, durante el gobierno de Hugo Chávez. En cuanto a grafitis, entre 2004 y 2009, el principal objetivo fue la sinagoga Tiferet Israel, más conocida popularmente como Maripérez; de esta manera, cada vez que había algún evento de campaña electoral o de apoyo al chavismo en la cercana Plaza Venezuela, un pequeño grupo se desprendía de la manifestación general, se acercaba hasta la sinagoga y con aerosoles vandalizaba el muro perimetral del templo, con grotescos mensajes. Hubo una oportunidad en la que el grupo fue bastante más grande, rodeo la sinagoga, tiró piedras hacia el interior y pretendió entrar forzando el portón principal, pero, a pesar de sus intenciones, la puerta no cedió. Los grafitis en esas oportunidades decían: “que Colombia no sea Israel en Latinoamérica”; “Sharon asesino del pueblo palestino”; “Sharon genocida”; “Pueblo en armas. Viva la intifada”; “Viva el pueblo palestino en armas”; “Viva Palestina libre” y hasta un torpe “Judíos go home”. En muchos casos hubo grafitis firmados por el MVR, el partido fundado por Chávez, y otros como “No al terrorismo de los comandos israelíes en Caracas”, suscrito por el Partido Comunista de Venezuela. “No a la ingerencia de los israelíes en nuestra nación” (con error ortográfico), de los Círculos Bolivarianos. “No al Mossad, No a la CIA”, rubricado por la Coordinadora Simón Bolívar. “No a los francotiradores israelíes” y “Bush + Sharon = asesinos”, del Movimiento Disciplinario Leal.

 

A finales de enero de 2009, en una madrugada, asaltaron esa sinagoga e hicieron desmanes dentro del templo y en las oficinas. Tras la escandalosa profanación de la sinagoga Tiferet Israel, estos movimientos vandálicos se vieron obligados a cambiar sus impulsivas tácticas, así pintaron murales en zonas populares de distintas ciudades de Venezuela, uno de los más llamativos fue en homenaje a Carlos Ilich Ramírez Sánchez, “El Chacal”. Además de la frecuente distribución de afiches con ese tipo de lemas en ministerios, alcaldías y sedes de organismos gubernamentales.

 

Por la experiencia que enfrentan varias comunidades, teniendo como trasfondo la guerra de Israel contra el terrorismo del islam radical, se ve que estas situaciones ocurren producto de un sistémico menosprecio a la vida comunitaria, con irresponsabilidad por parte de sus gobiernos, sin considerar la riqueza cultural que estas colectividades aportan a la vida nacional ni por los valores humanos fundamentales como la convivencia, la tolerancia, el combate a la discriminación y al odio dentro de una sociedad democrática que debería promover relaciones civilizadas, más aún cuando la inmensa mayoría de los forajidos se dejan llevar por prejuicios y no conocen las verdaderas causas del conflicto en el Medio Oriente.

 

 
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