Terroristas se llevan rehenes a Gaza
Callé por unos días, pero eso no significa que mi corazón no siga dolido por vivir en medio de la indiferencia, muy cerca del olvido. Al leer tantas calumnias y sentirme casi sin fuerzas para explicar la verdad, comprendo que lo que yo siento es solo una pequeña parte de lo que debe estar viviendo Israel como país, multiplicado por un millón de veces, en una forma mucho más grande y dolorosa. Y, sin embargo, el mundo sigue sin entender, sin aceptar la verdad.
Muchos opinan, miles creen saber más de lo que realmente se vive aquí. He defendido a los israelíes, he hablado tanto sobre lo que pasa en esta tierra, pero me asombra que ya hayan pasado 604 días y la verdad siga sin ser creída. Somos muchos los que hemos llegado a entender que, a veces, decir la verdad no basta, porque las personas simplemente no quieren creerla. Aquí, cada día se vive con la esperanza de que la justicia y la verdad prevalezcan, pero también con la certeza de que defenderse es una necesidad, no una opción.
Y esa fecha… 7 de octubre de 2023… la recordaremos como el día en que el mundo cambió. Aunque muchos se nieguen a aceptarlo, ese día marcó un punto de inflexión, un antes y un después en la historia. La división se hace cada día más evidente, pero no solo entre el bien y el mal, sino también entre la verdad y lo que muchos prefieren creer. Es más fácil confiar en medios sesgados o en versiones que niegan la realidad, que enfrentarse a ella.
604 días… se dicen fácil, pero han sido 604 días de dolor, de separación, de hambre, de tortura y de cautiverio para quienes aún están secuestrados en los túneles y en las heridas inimaginables que llevan en su interior. Han sido 604 días en los que las víctimas son tanto las familias que los esperan con esperanza desesperada de que regresen pronto, como los secuestrados, que viven en condiciones infrahumanas, lejos de sus seres queridos y de la vida que dejaron atrás. Han sido 604 días de lágrimas y esperanza, de quienes lloran a sus seres queridos por haber sido cruelmente asesinados, y de aquellos que ven partir a sus hijos a la guerra, sin saber si algún día volverán. Son días en los que jóvenes dejan atrás familia, trabajo, sueños, todo por defender su país, la verdad y la justicia.
Hemos visto a Israel luchar, lo hemos visto triunfar en guerra tras guerra, y esta no será la excepción. Con nuestros ojos, una vez más, lo veremos triunfar, porque en cada sacrificio, en cada lágrima, hay una esperanza que nunca muere: la de un futuro en paz, justicia y verdad.
Pero también debemos recordar algo importante: muchos señalan, muchos juzgan, pero no se dan cuenta de que, en silencio, están siendo cómplices. Callar la verdad, no defenderla, es igual de peligroso que matar con armas. Porque el silencio también derrama sangre, alimenta el odio, el antisemitismo y la maldad, y perpetúa un ciclo de violencia y oscuridad. Al no alzar la voz, al no defender la justicia, se suman a la guerra silenciosa que cada día incrementa el odio y la división. La verdadera valentía está en hablar, en denunciar, en defender la verdad, aunque duela a quienes no quieren verla, porque solo así podemos romper ese ciclo y construir un futuro de paz y justicia.
No es fácil, definitivamente no es fácil. No es fácil ver cómo hay tantas personas sufriendo día tras día, en ambos lados, víctimas de intereses políticos, de maldad, ideologías y religiones que alimentan el odio. Pero sé que, pese a todo, hay una esperanza que nunca muere: la de que la justicia y la verdad prevalecerán. Porque cada día reafirmo que la luz vence a la oscuridad y que, al final, la verdad triunfará. Solo hay que seguir creyendo y luchando con fe en el corazón, porque un futuro mejor es posible.
Nunca deben olvidar que su voz tiene poder. Deben seguir luchando con valentía hasta que el último secuestrado sea liberado, manteniendo viva la memoria de cada uno de los que perdieron la vida aquel día. Que la vida de los héroes, los soldados, no sea en vano y que, unidos, puedan ganar esta guerra. Cada israelí debe ser un faro de esperanza, portador de la verdad y la justicia. Solo así, con unidad y perseverancia, logrará que la verdad prevalezca y que el futuro sea de paz y justicia para todos.
A.A
Jerusalen, 2 de junio 2025
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