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| viernes agosto 15, 2025

Promesas, engaño, hipocresía

Dr. Eduardo Kohn/Radio Jai


El 75% de los países que integran Naciones Unidas ya han reconocido al Estado palestino hace rato y aunque no exista un estado palestino, esa decisión de tantos países le ha permitido a la Autoridad Palestina tener un estado de Observador en la ONU y sus agencias. Esto no es noticia salvo para los que sólo leen titulares sin importarles si son sobre hechos reales o no. Ante esto, ¿por qué hay tanto ruido al menos periodístico y propagandístico sobre los dichos de los gobiernos de Francia, Canadá, Inglaterra, Australia, Nueva Zelanda de que en setiembre cuando Naciones Unidas cumpla 80 años, ellos reconocerán a un Estado palestino?

El ruido se debe a varios motivos. Uno, hay guerra en Gaza, y después de dos años que el grupo terrorista Hamas atacó Israel y cometió atrocidades contra hombres, mujeres, niños, bebés, la guerra entre Israel y los terroristas no ha llegado a una cercanía de su final porque quedan 50 secuestrados israelíes en manos de Hamas y porque Hamas no está dispuesto a entregar sus armas, ya que su objetivo es exterminar a Israel o morir en el intento, arrastrando con ellos a todos los habitantes de Gaza, que les importa poco y nada. Dos, como esta cruda guerra no puede ser detenida por europeos ni canadienses ni australianos porque no tienen ni remota posibilidad de hacerlo, les parece a sus gobernantes que decir que van a reconocer a un estado palestino los convierte en protagonistas políticos de una tragedia que mucho han ayudado a crear ya que por lustros le han regalado dinero a Hamas sin pedir cuentas y ese dinero se convirtió en armas asesinas de civiles israelíes vía terrorismo. Pero, además, esa manifestación de reconocimiento sirve sólo para titulares de medios, y para mostrar actitudes de presunto protagonismo ya que Hamas, o sea, el terrorismo los aplaude, cuando en realidad están apenas intentando concretar un acto fallido.

El reconocimiento de un estado palestino no lleva automáticamente a la creación de ese Estado. No existe ningún acuerdo internacional ni en borrador sobre fronteras, sobre una capital, un ejército, y no hay ni un boceto de gobierno. Gaza está en guerra con una dictadura terrorista extremista islámica exponiendo a la población al escarnio, la Autoridad Palestina tiene un fracasado control administrativo sobre algunas ciudades, la moneda que se usa en Gaza y Cisjordania es la moneda de Israel. En lugar de presionar a Hamas que fue quien atacó, asesinó, secuestró, la idea de estos países es presionar sí, pero a Israel. No es muy inteligente políticamente y alguno de ellos se resbaló en su pobre iniciativa. Fue el primer ministro inglés Keir Starmer quien el 29 de julio dijo que va a reconocer un Estado palestino “…a menos que el gobierno de Israel tome medidas para terminar con la guerra en Gaza y se comprometa a un acuerdo sostenible que lleve a la paz y dos Estados”. Starmer fue claro: reconocer un estado palestino es una moneda de cambio para negociar y más que nada amenazar a Israel de que termine la guerra. Pero es al revés. La guerra se termina con Hamas entregando los secuestrados y las armas. Pero ni Starmer ni Macron hacen presión en los terroristas. Se les olvidó como a gran parte del mundo, el 7 de octubre y desechan a los secuestrados.

Como si fuera poca la exposición de hipocresía, hay que tener en cuenta la realidad jurídica para la creación de un Estado. Lo saben Inglaterra, Francia, Canadá, Australia. Y no les importa. La herramienta jurídica en la que se basa el Derecho Internacional para que un Estado sea creado es la Convención de Montevideo de 1933, algo que nunca se modificó y que es aceptado mundialmente. Para calificar a ser propuesto como Estado tiene que haber una población permanente, tener un territorio definido, tener un gobierno, y cuarto, tener la capacidad jurídica para mantener relaciones con otros estados. Los palestinos tienen población permanente, no tienen gobierno y tienen sus fronteras en disputa. Si no existen las cuatro condiciones que establece la Convención de Montevideo, reconocer es un ejercicio político cruel porque no tiene significado. Además, el artículo 10 de la Convención de Montevideo establece que “El interés primario de los Estados es la conservación de la paz. Las diferencias, sean cuales fueren, deben ser resueltas por métodos pacíficos”. Si Hamas representara a los palestinos, como ellos argumentan, entonces hablamos de que su concepto de Estado es empezar por exterminar a Israel y después a todos los que ellos llaman “infieles”. Si fuera la Autoridad Palestina la que representara a los palestinos, pagar subsidios millonarios a las familias de los asesinos de población civil con dinero que llega desde Europa, Qatar, etc., parece muy lejano a “métodos pacíficos”.

Cuando Francia o Nueva Zelanda engañosamente hablan de reconocimiento de un estado palestino sabiendo lo que ya señalamos sobre la Convención de Montevideo, agregan falta de escrúpulos y viscosidad, porque también saben que no hay fronteras hasta que se determinen y eso no lleva ni un día, ni un mes, ni un año. ¿Creen que ellos o la ONU de las declaraciones y la parálisis como organismo mundial que van a resolver por decreto alguna modificación sobre Jerusalén? ¿Por qué hablan de fronteras de 1967 cuando nunca ha existido eso? No hay ningún texto a nivel jurídico internacional que mencione ese término. Hay armisticios y acuerdos bilaterales entre países vecinos.

Israel devolvió el Sinaí conquistado en 1967 a Egipto y firmaron un acuerdo de paz. Israel y Jordania acordaron líneas demarcatorias y firmaron la paz. Con Siria hay alto al fuego y ninguna otra cosa por ahora. Israel entregó Gaza a la Autoridad Palestina hace 20 años, Hamas la tomó por la fuerza y ya sabemos dónde están las fronteras y la barbarie terrorista. La Autoridad Palestina tiene líneas demarcatorias que entre la corrupción de sus dictadores y la complicidad de su policía con Hamas los lleva a no poder ejercer dominio real sobre su propio territorio. ¿Es en ese contexto que Francia o Nueva Zelanda o Inglaterra quieren hacer creer que su declaración de reconocimiento en setiembre va a ser tomada en serio incluso por los palestinos?

El engaño político tiene a veces recovecos difíciles de desentrañar. Si hay mala fe, no hay nada más que agregar; si hay presuntas buenas intenciones, las preguntas sobre realismo mágico son infinitas. El primer ministro de Australia Anthony Albanese se unió este lunes al coro de Francia, Inglaterra, Canadá, Nueva Zelanda para montar el espectáculo del reconocimiento de un estado palestino en Nueva York el mes que viene, y dijo que la decisión está basada en el hecho de que él ha recibido de parte de la Autoridad Palestina el compromiso de hacer reformas profundas en la estructura de gobierno tales como dejar de pagar subsidios a las familias de terroristas, hacer nuevos textos de enseñanza que no inciten a la destrucción de Israel y reconozcan que Israel existe, y llamar a elecciones. Albanese está haciendo el ridículo. Mahmoud Abbas puede prometer, pero no puede cumplir. Por eso, aunque prometió hace tiempo no pagar más por matar judíos, sigue pagando. Sigue robando los cuantiosos fondos que recibe de Europa y de Qatar entre otros y los reparte entre su entorno de corrupción infinita. Y ni se le pasa por la mente modificar texto alguno cuando desde siempre y hasta la eternidad si pudiera, los niños y adolescentes palestinos tendrán obligatoriamente que estudiar que Israel no existe porque es un tema ideológico, filosófico y religioso que viene antes de Abbas y seguirá después de él.

Cuando la propuesta de estos países llegue al Consejo de Seguridad habrá veto de un solo integrante de este, Estados Unidos. Los otros cuatro, Rusia, China, Inglaterra y Francia levantarán la mano. Da lo mismo. Es más fácil instalar un relato que solucionar una situación grave. Si Francia o China por citar dos miembros del Consejo de Seguridad quisieran que terminara la guerra que Israel se ha visto obligada a enfrentar con Hamas y todos los países que lo apoyan y ayudan y le permiten seguir fuertemente armado, no se preocuparían por los estatus diplomáticos de los estados sino por presionar con toda la fuerza que tienen al agresor, Hamas, y obligarlo a devolver a los secuestrados, deponer las armas, y ayudar en serio a ver cómo se recompone aunque sea con un alto al fuego la vida de los civiles, todos los civiles.

Su accionar político de montar espectáculos sólo demuestra que no les importa otra cosa que sus objetivos, que con un estado de guerra vigente y muchos más latentes en el mismo Medio Oriente, perjudican sus intereses. Con esa mezquindad han cooperado para que un orquestado antisemitismo haya estallado con furia asesina en todos los continentes contra toda la nación judía. Francia no puede lograr que Israel no se defienda. Pero Francia, ¿defiende a la comunidad judía francesa agredida todos los días? ¿Puede? ¿Quiere? Las mismas preguntas valen en todos los continentes, sea en Australia, Canadá, Inglaterra, Colombia. Y las respuestas empiezan ya a resumirse en cada lugar en forma breve, gráfica y muy fácil de entender: Berlín 1933, silencio y complicidad.

 
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