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| miércoles agosto 20, 2025

Activistas judíos estadounidenses instan a sus líderes a abandonar su “cámara de resonancia”

Luke Tress* The Times of Israel


Organizaciones surgidas de la comunidad judía desafían a su establishment, argumentando que la situación actual requiere nuevas tácticas y mejor comunicación con el público

 

Daniel Rosen, empresario judío de Nueva York, fue un activista proisraelí durante su época de estudiante en la Universidad de Nueva York durante la Segunda Intifada. Organizó manifestaciones, campañas de envío de cartas y apariciones en medios, pero abandonó el movimiento al graduarse en 2003 para trabajar en una empresa familiar.

Sin embargo, mantuvo su interés en Israel y el bienestar del pueblo judío, y la invasión de Israel en octubre de 2023 lo impactó.

«Pensé: ‘¡Caramba! Ya no puedo permitirme quedarme al margen’», dice Rosen. «Era un ‘general de salón’. Muchas opiniones, ninguna acción».

Percibió que el discurso en línea es un campo de batalla clave para la opinión pública, y decidió lanzar una plataforma para contrarrestar los mensajes antiisraelíes en las redes sociales. Le presentó la idea a su rabino, quien le dijo «Me apunto» y le ofreció ayuda, según Rosen. La idea dio origen a Emissary, una aplicación que organiza e informa a los activistas proisraelíes en línea.

Esta organización es una de varias que están pidiendo una revisión del enfoque de la comunidad judía estadounidense hacia el público no judío, a medida que el antisemitismo aumenta en Estados Unidos y la reputación de Israel se deteriora, según las encuestas. Los activistas han creado sus propios grupos, y afirman que las organizaciones judías tradicionales no están respondiendo a los desafíos actuales. Algunos argumentan que esas organizaciones deben adoptar las tácticas utilizadas por el movimiento antiisraelí.

«Necesitamos organizarnos dentro y fuera de las principales organizaciones judías», afirma Rosen. «Tenemos que ir más allá de ellas, a su alrededor, por debajo y por encima de ellas para llegar a la gente que se preocupa».

«Tenemos un enorme problema de cámara de eco»

El antisemitismo ha alcanzado niveles récord en Estados Unidos, según los estudios de opinión. Los campus universitarios han sido testigos de protestas disruptivas contra Israel que, en ocasiones, derivan en un antisemitismo manifiesto, y los activistas han realizado miles de manifestaciones antiisraelíes en todo el país. Algunos nuevos activistas judíos creen que los grupos de la comunidad deben replantear su estrategia de comunicación con el público en general.

Toba Hellerstein, directora de Attune Now, grupo proisraelí fundado el año pasado, argumenta que las organizaciones judías se dirigen principalmente a otros judíos en su labor de defensa, en lugar de mirar hacia afuera. «Tenemos un enorme problema de cámara de eco», señala Hellerstein, fundadora del grupo Texas-Israel Alliance y con experiencia en consultoría internacional y diplomacia. «Esto se traduce en que nos aferramos a ciertas formas de comunicación con ciertos léxicos. Por ejemplo, nos centramos en palabras como ‘sionismo’ y ‘lucha contra el antisemitismo’. Hay mucho apego a los términos, pero estos tienen un significado emocional muy diferente para nosotros que para otros estadounidenses”.

Su grupo publicó en febrero un informe de 140 páginas que exige una reforma en la forma de comunicarse de la comunidad judía. Para elaborarlo, la organización convocó grupos focales no judíos en Texas, compuestos por participantes negros, latinos y madres blancas. La investigación reveló una gran brecha de desconocimiento entre el público y las comunidades judías. Muchos participantes de los grupos focales desconocían la identidad de Israel como Estado judío, confundían a israelíes y palestinos, y solo alrededor de la mitad sabía del ataque de Hamás contra Israel en octubre de 2023, en el que el grupo terrorista masacró a 1200 personas y tomó 251 rehenes hacia Gaza. Otros se sorprendieron al descubrir que Israel es el único Estado judío de la región y que está rodeado de naciones árabes, una perspectiva que alteró su comprensión del conflicto.

Los representantes de la comunidad judía dan por sentado un conocimiento básico del conflicto, debido a la familiaridad de sus círculos sociales con el tema, argumenta el informe. «Los mensajes que resuenan dentro de las comunidades judías a menudo no son bien recibidos por el público en general, porque presuponen conocimientos, terminología y conexiones emocionales compartidas que los foráneos simplemente no tienen», indica el reporte.

Los argumentos que se basan en la historia, terminología y análisis geopolítico son contraproducentes, y a menudo alienan a las audiencias, que encuentran esos mensajes inaccesibles. Además, la indignación moral por el antisemitismo puede parecer una reprimenda, lo que pone a la defensiva al público, explica el informe.

«El problema central es que los defensores judíos y proisraelíes a menudo se comunican con los no judíos de la misma manera que hablan con otros judíos, sin comprender que se requiere un enfoque completamente diferente». Los participantes en los grupos focales, por ejemplo, comentaron que los portavoces israelíes después del 7 de octubre parecían «robóticos, rígidos y fríos», dando la impresión de estar a la defensiva en lugar de ser empáticos. Mientras tanto, la defensa de Palestina «aprovecha con maestría la emoción y la narrativa visual» para crear un mensaje más digerible y accesible para las redes sociales, especialmente para los estadounidenses más jóvenes.

El informe argumenta que los activistas proisraelíes deberían adoptar narrativas más sencillas y directas, basadas en historias humanas, y centrarse en construir conexiones emocionales en lugar de ganar argumentos. Las generaciones más jóvenes, en particular, se muestran reacias a los mensajes refinados y burocráticos, como las declaraciones cuidadosamente redactadas que emiten muchos grupos judíos.

Por ejemplo, a un grupo de discusión se le mostró una foto de la cantante israelí negra Eden Alene, pretendiendo iniciar un debate sobre etnia y representación. En cambio, los participantes sintieron curiosidad por su música, lo que destaca la capacidad de la cultura para conectar con el público y abrir las puertas a una perspectiva más matizada de Israel, contribuyendo así a la conexión con los israelíes como personas.

El reporte revela que el sionismo debería enmarcarse en valores universales importantes para los estadounidenses, como la pertenencia y la resiliencia, contrastando los argumentos proisraelíes con los mensajes propalestinos, que se centran en temas simples como la justicia, la solidaridad y la resistencia.

Sin embargo, presentar un mensaje unificado desde las comunidades judías será difícil, ya que los judíos estadounidenses representan una amplia gama de perspectivas, mientras que el bando propalestino está relativamente unificado en su mensaje.

Hellerstein aboga por usar la curiosidad y la «empatía táctica» para conectar con los oponentes, en lugar de la defensa o los argumentos. «Culturalmente, estamos recurriendo a una hiper-intelectualización, y eso dificulta mucho conectar emocionalmente con el público. Se puede demostrar que la gente está siendo injusta, pero eso no les hace cambiar de opinión».

Tocando la tercera vía

Por su parte, la Coalición para una Web más Segura (CSW por sus siglas en inglés), grupo de defensa liderado por Marc Ginsberg, exembajador de Estados Unidos en Marruecos y ex asesor de la Casa Blanca sobre el Medio Oriente, publicó en junio un informe titulado AWOL From the Campaign Against Antisemitism (“Ausente sin autorización de la campaña contra el antisemitismo”). El reporte acusa a las organizaciones judías de desorganización e ineficiencia, lo que ha permitido la proliferación del antisemitismo, y aboga por un enfoque más ofensivo. Califica el statu quo de «intolerable», y exige un «cambio de estrategia».

Este informe insta a la comunidad judía a convocar una cumbre nacional de expertos; insta a las organizaciones y a los responsables políticos a crear un plan de batalla unificado para combatir el antisemitismo, nombrar a un líder del sector privado ajeno a las organizaciones judías para dirigir la estrategia nacional, utilizar medios legales para combatir los abusos de financiación y de las organizaciones sin fines de lucro en el movimiento antiisraelí, invertir en herramientas innovadoras como la inteligencia artificial, para combatir el odio en línea; y capacitar portavoces. “El CSW se atreve a tocar el tercer carril y reta a la comunidad, a sus donantes y a sus líderes a trasformar las respuestas ‘descoordinadas’ en ‘coordinadas’ ante las amenazas”, plantea el reporte, añadiendo que los activistas antiisraelíes se están “coordinando al unísono”.

Daniel Rosen, creador de la aplicación Emmisary
(Foto: Twitter X)

“La ausencia de un director nacional, una estrategia integral y un plan de batalla global para defender mejor a los judíos estadounidenses no solo es inexcusable, sino también una shanda”, afirma el informe, utilizando el término idish para “vergüenza”. El informe señala también a la serie de grupos judíos que publican encuestas sobre antisemitismo, calificándolas como “una duplicación abrumadora de esfuerzos inútiles”.

El informe se centra en la radicalización en línea y la financiación de las redes antiisraelíes, y afirma que los grupos judíos deberían instar a los legisladores y utilizar medios legales para obstaculizar el financiamiento de grupos activistas vinculados a actores extranjeros, como organizaciones de extrema izquierda vinculadas al Partido Comunista Chino. «Nuestros adversarios están explotando cada vacío que dejamos abierto. ¿Por qué? Podríamos estar cerrando esas lagunas», declaró Ginsberg.

Librando la última batalla

Algunos líderes de la comunidad judía han reconocido la necesidad de un cambio de rumbo.

El director de la Liga Antidifamación, Jonathan Greenblatt, declaró en una cumbre anual celebrada en marzo: «No podemos seguir haciendo lo mismo una y otra vez y esperar un resultado diferente». «Debemos identificar qué funciona y qué no da resultado. Simplemente no podemos seguir haciendo algo porque es tradición o porque a algún donante le gusta».

Greenblatt afirmó que la ADL está adoptando nuevos enfoques, como el uso de datos para documentar el aumento del antisemitismo, el uso de litigios para combatir la discriminación antijudía, y el lanzamiento de un fondo cotizado en la Bolsa de Valores de Nueva York a través de JLens, filial de la ADL, para oponerse a los intentos de boicot corporativo contra Israel. «En un mundo donde es cada vez más aceptable ser antisemita, la condena no basta, porque cuando no hay vergüenza moral no se puede simplemente reprender a alguien para que actúe», declaró Greenblatt.

Rosen espera que su aplicación, Emissary, contrarreste el activismo antiisraelí en los campus y otros lugares. Esta aplicación conecta a activistas en línea que comparten una ideología proisraelí, incluso si están separados geográficamente, y Rosen ha estado promocionando la plataforma en sinagogas y entre estudiantes de escuelas judías. Dice que la aplicación permitirá a los grupos coordinar «misiones», como contactar a miembros del Congreso para agradecerles su apoyo a Israel, comentar sobre noticias inexactas sobre Israel, o impulsar un mensaje o eslogan unificado en línea que genere impacto en los algoritmos de las redes sociales.

La capacidad de los comentaristas en línea para cambiar el discurso sobre Israel, especialmente en medios no tradicionales como los podcasts, quedó en evidencia el mes pasado después de que los Nelk Boys, podcasters con más de dos millones de suscritores en YouTube, presentaran al primer ministro Benjamín Netanyahu. La discusión generó fuertes críticas y decenas de miles de comentarios, en su mayoría negativos. Los presentadores luego conversaron con el comentarista antiisraelí Bassem Youssef, quien reprendió a los podcasters por hablar con Netanyahu y difundir “falsedades” sobre Israel. Uno de los presentadores del programa, Kyle Forgeard, se disculpó por hablar con Netanyahu.

Rosen afirma que Emissary ayudará a los defensores proisraelíes a “ponerse al día” ante los activistas antiisraelíes en línea, aunque será una batalla cuesta arriba, ya que los judíos representan una proporción muy pequeña de la población mundial. «Ellos llevan 30 años haciendo esto. Nosotros acabamos de despertar. Llegamos a la fiesta muy tarde. Ellos son como un equipo estelar de la NBA, y nosotros como un equipo juvenil de baloncesto de la Yeshiva League», comenta. «No estamos en la misma categoría que ellos, pero seguimos intentando jugar al baloncesto. No estamos organizados».

Emissary incluye una función de IA que permite a los usuarios hacer preguntas, por ejemplo cómo se relacionan las críticas extremistas a Israel con el antisemitismo. La IA utiliza información de fuentes judías como la Liga Antidifamación y el Comité Judío Americano. Rosen espera que los estudiantes universitarios utilicen este módulo de IA para formular argumentos contra la actividad antisionista en los campus.

Rosen añade que la aplicación aún se encuentra en sus primeras etapas, y cuenta con unos 4000 usuarios. Los tres activistas argumentan que los grupos judíos tradicionales siguen librando “la última batalla”, en lugar de adaptarse. «No tenemos organizaciones diseñadas para la vida judía actual. Son reliquias del pasado y producto de la inercia», dice Hellerstein.

*El autor, Luke Tress, es el corresponsal de The Times of Israel en Nueva York.
Fuente: The Times of Israel.
Traducción Sami Rozenbaum, Nuevo Mundo Israelita.

 
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