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| martes septiembre 9, 2025

Los “caballos de Troya” entre nosotros

Beatriz W. de Rittigstein para Porisrael.org


Foto captura de youtube en el Congreso Palestino en Detroit

Hace unos días, se realizó en la ciudad de Detroit (Michigan, EEUU) la segunda Conferencia Anual de los Pueblos por Palestina, la cual se convirtió en una especie de aquelarre antisemita que contó con una sucesión de oradores extremistas que demonizaron a Israel y al pueblo judío, pero también denostaron del país anfitrión, EEUU, de sus instituciones, valores fundacionales y de su Constitución. Además, de forma vergonzosa, enaltecieron al grupo palestino Hamás: terrorista, yihadista y genocida, que ha sojuzgado Gaza durante dos décadas e inició la actual guerra con su invasión al estado judío, el 7 de octubre de 2023, y allí perpetró masacres de crueldades indescriptibles.

 

Una de las oradoras más ovacionadas fue la representante demócrata por el estado de Michigan, Rashida Tlaib, quien, ante la multitud, con un escandaloso discurso, lleno de improperios y como si tuviera la pretensión de equiparar los probados y brutales ataques que los gazatíes cometieron contra las poblaciones del sur de Israel, claramente imitó: “Pensaron que podían matarnos, violarnos, encarcelarnos, desarraigarnos de nuestros olivares, matar de hambre a nuestros hijos y desaparecer. ¿Y saben qué? Ahora estamos en el Congreso y en cada rincón de Estados Unidos… Apenas estamos empezando. Quiero decirles a todos, a todos los que facilitan el genocidio: miren esta sala, cabrones. No vamos a ninguna parte”. Instó a los presentes, unas 4.000 personas, a proseguir con su activismo contra Israel, pese a las posturas de los legisladores a los que advirtió: “El cambio no viene de los cobardes del Congreso. Viene de las calles. Viene de todos nosotros movilizándonos y asumiendo el poder para resistir y contraatacar”.

 

No hay dudas acerca de la militancia en apoyo al terrorismo por parte de Tlaib, pues enfatizó las engañosas narrativas de Hamas, les dio vida a las vacías mentiras como la del hambre, del apartheid, de la limpieza étnica, del embaucador señalamiento de francotiradores israelíes contra infantes palestinos, etc. Apuntando a la administración Trump, Tlaib alegó que “lo que se ha probado en los campos de exterminio de Gaza ya se está desplegando aquí mismo, en las calles de Estados Unidos… Gaza es la brújula de este país”.

 

Mahmoud Khalil, un exalumno que estuvo detenido por liderar las violentas protestas pro palestinas y los agresivos atropellos en la Universidad de Columbia, abogó por la “liberación de Gaza”, desacreditó al sionismo y se vanaglorió del movimiento que dirige para conseguir soporte; comentó sobre las “embestidas” del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) contra él, pues, según dijo, debido a que estaba teniendo un real impacto. Cabe recordar que Khalil se ha identificado con Hamas, ha sido su apologista y ha justificado las atrocidades del 7 de octubre de 2023, con el fin de impedir un acuerdo de normalización inminente entre Arabia Saudita e Israel. De hecho, la dedicación principal de Khalil en EEUU es instigar el odio.

 

Más allá de Tlaib y Khalil, hubo varios oradores que anunciaron el fin de Occidente; por ejemplo: Huwaida Arraf, militante afiliada a la organización radical Movimiento Juvenil Palestino (PYM), indicó que el conflicto contra Israel es parte de un esfuerzo más amplio para desmantelar las instituciones occidentales y ofreció: “continuaremos globalizando la Intifada”. Otros alentaron a “neutralizar” a los líderes políticos de Israel, Estados Unidos y Europa; así, el médico Nidal Jboor, amenazó: “Hay que encerrarlos. Hay que sacarlos. Hay que neutralizarlos para salvar a la humanidad”. Abubaker Abed, un “periodista” que “labora” en Gaza, despejó la realidad, al confesar que todos los civiles en Gaza ayudan a Hamás: “Cada uno en Gaza es un luchador de la resistencia a su manera”.

 

Prácticamente fueron tres días de pronunciamientos de lemas antisemitas, de frases hechas repitiendo conocidas patrañas medievales que sirvieron de excusa para las persecuciones contra los judíos y, sobre todo, de exposiciones que fomentan el odio, la violencia y más específicamente, la destrucción, es decir una retórica que glorifica el ideario y el terrorismo de Hamas y otros grupos extremistas. Las preguntas que nos hacemos son: ¿Cómo pudo ocurrir este desborde de fanatismo, arbitrariedad y fraude, en un país democrático y de respeto a las leyes? ¿Cuánto más se puede permitir el abuso a la Primera Enmienda de la Constitución? Tomando en cuenta que la libertad de expresión es un valor, pero no puede ser absoluta. ¿Estamos conscientes del peligro próximo, subyacente, en Nueva York, con la posibilidad de Mamdani como alcalde?

 

 
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