Mil familias del grupo terrorista Hamas viven en Doha desde hace décadas. El liderazgo de Hamas que festejó lo que consideraron su éxito de asesinar mil 300 civiles en Israel y secuestrar 251, lo hizo desde una lujosa mansión en la capital de Qatar el 7 de octubre del 2023 y se hicieron filmar frente a pantallas de televisión de casi cien pulgadas. Cantaron y bailaron frente a las cámaras mientras veían violaciones, torturas y crímenes. Las autoridades de Qatar siempre han sido más que cómplices de Hamas, son y serán financiadores y apoyo del terrorismo y un enemigo acérrimo de Israel. Pero esto último no es una adivinanza. Por si alguien tenía alguna duda que Qatar nunca ha sido mediador sino perpetrador, este martes, cuando Israel bombardeó una de las mansiones refugio de los cabecillas de la banda criminal de Hamas, las autoridades de Qatar se quitaron la máscara y con rostros desencajados salieron por televisión a condenar a Israel por atacar a su país. Pero resulta que Israel no atacó Qatar, sino que, desde fuera del espacio aéreo del régimen de emires y súbditos, destruyó un enorme edificio que además de viviendas, tenía lujosas oficinas para cada uno de los asesinos que desde Doha han planificado todas las masacres contra Israel de las últimas décadas con el aval y el dinero qatarí.
Israel ha querido seguir el sistema de aceptar negociaciones para recuperar a los secuestrados, pero los terribles resultados de ese sistema están a la vista. Qatar se auto adjudicó el rol de mediador que se ha hecho pedazos hace 48 horas en forma definitiva cuando en su andanada de discursos de odio contra Israel dejó en claro que estaba y está devastado porque sus protegidos de Hamas fueron atacados y se verá en estos días cuantos han caído y cuantos desaparecerán aún si están vivos sabiendo que el sistema de negociación se terminó. Durante meses las llamadas negociaciones eran un planteo de EE. UU. aceptado por Israel y una semana de espera para que las contestaciones de Hamas eran “que lo iban a estudiar de vuelta”. Y Qatar sirviendo café y asesorando a Hamas de que esa era la táctica: comprar tiempo, que la guerra continuara, que se pudiera seguir agrediendo a Israel y aumentando el antisemitismo, y que, obviamente, los habitantes de Gaza pagaran el precio que tuvieran que pagar porque los palestinos de Gaza no son y nunca lo han sido un tema que le preocupara a Qatar y mucho menos a los jefes de Hamas en Doha.
Los hechos están delante de los ojos de todos los que quieran mirar. Israel bombardeó el refugio hogar del liderazgo de Hamas y lo dijo claramente a través de su primer ministro. Inmediatamente empezaron las declaraciones, desde la ira de Qatar que ya mencionamos a las banalidades de varios gobiernos que salieron a tirar manotazos sin la más mínima información, pasando por la habitual amoralidad del secretario general de la ONU. Pero hay otros hechos. Aunque Qatar no es mediador de nada, en su territorio esta Al Udeid, el mayor CENTCOM (Centro de Comando) de Estados Unidos en todo el Medio Oriente. Qatar creyó que Al Udeid le daría impunidad absoluta y los criminales que comandan Hamas también. Ahora saben que no es así.
Entonces, cuando la Administración de EE. UU. hace un duro comunicado sobre el operativo israelí, ¿a qué se refiere y a quién va dirigido? ¿Se refiere a que el enorme CENTCOM estaba dormido y le pasaron por encima? ¿Se refiere a que Israel no necesitó entrar al espacio aéreo de Qatar para disparar? ¿Se refiere a que Israel pasó por el espacio aéreo de Jordania y Arabia Saudita con 10 aviones que se reabastecieron en el aire por la enorme distancia que hay entre Israel y Doha, y nadie se dio cuenta porque quizás nadie los vio o nadie sabía? Estos discursos que no pueden contestar preguntas tan simples y evidentes son como los tweets, o sea, tienen una vigencia escasa y a veces nula. No tapan los hechos porque las fotos y videos de la mansión destruida en Doha son testimonios gráficos reales, pero sirven de cobertura, porque a la larga el ruido es sobre y contra Israel y a los diez minutos ya hubo algunos irrelevantes pidiendo reunión del Consejo de Seguridad para jugar a la retórica inútil.
Ni el vocero del Emir de Qatar había podido armar un discursito violento tratando de mostrarse enojado que Guterres estaba pronto. No tenía idea de nada de lo que había sucedido en los hechos, pero en su retórica preparada para dirigirse siempre contra Israel condenó la “flagrante violación de la soberanía y la integridad territorial de Qatar, un país que ha desempeñado un papel muy positivo para lograr un alto el fuego en Gaza y la liberación de todos los rehenes”. Nadie de sus decenas de asistentes se le ocurrió susurrarle al inefable secretario general que, si Qatar había sufrido una flagrante violación de su soberanía, en realidad debería haber existido una violación en manada, aunque en los hechos, eso tampoco pasó porque no hubo aviones sobre Qatar. Eso sí, ni a Guterres ni a quienes siguen su prédica, les ha parecido violación de soberanía las decenas de misiles de fabricación y regalo iraní, que los hutíes han lanzado por casi un año contra centros civiles de Israel. Esta semana Yosi Lapid, ex primer ministro de Israel en una nota publicada en Fox News fue contundente sobre la realidad y los hechos en la ONU: “El hecho que la ONU se reúna y vote contra Israel es como la lluvia en Londres, o sea, es lo que sucede por naturaleza. Se sientan en sus sillones, hacen el mismo discurso que el año anterior, y después se van a cenar en un restaurante caro en Park Avenue. Y eso es lo que hace irrelevante para el Gabinete israelí cualquier resolución que tomen. A nadie le importa. Nadie jamás entró en mi oficina con una de esas resoluciones alterado por lo que se pudo plantear. Jamás se nos ocurriría sentarnos frente a la televisión y esperar tensos alguna votación. En 2023, el año en que Hamas perpetró su pogromo del 7 de octubre, la Asamblea General votó 15 resoluciones contra Israel y 8 contra los otros 190 países, pero eso es lo que hacen, no es una anomalía”. Esta semana Guterres se ciñó estrictamente al libreto. Y ayer el Consejo de Seguridad se preocupó de Qatar, pero de los seis civiles israelíes asesinados por Hamas en Jerusalén el lunes más las decenas de heridos graves, ni una palabra. Si es terrorismo y lo reivindica Hamas, la ONU también respalda.
El presidente del Centro de Asuntos Públicos de Jerusalén Dan Diker ha dicho esta semana una frase capital:” En Medio Oriente sólo se entiende la victoria o la derrota”. Y esto que dice Diker no es un estereotipo sino la descripción de una realidad diferente. El colapso de gobiernos y estados es habitual en la región, las dinámicas tribales son la regla y no la excepción. Entonces, la fuerza legitima y la debilidad invita a la agresión. Israel entiende perfectamente este contexto, pero igual ha querido siempre aplicar las estructuras políticas occidentales muy lejanas a las lógicas del Medio Oriente.
Putin no ha hecho esas concesiones y actúa más allá de los límites incluso de las tribus medievales de Afganistán, Turkmenistán, etc. Arrasa Ucrania, esta semana atacó Polonia y dijo que no lo había hecho, promete hacer la paz y aumenta la invasión a Ucrania. Pero en este caso a la ONU ni se le ocurre chistar y a las izquierdas sesentistas latinoamericanas, mucho menos.
Israel aplicó la lógica del Medio Oriente esta semana. El lunes fue atacado en Jerusalén por terroristas de Hamas que hicieron una matanza de civiles. El martes, Israel le respondió a Hamas, y a todos los que se callaron avalando la masacre descaradamente. La mentira de que existe ala militar y ala política de Hamas se hizo añicos. Es una fantasía que muchos gobiernos aceptaron por demasiado tiempo para congraciarse y regalarle dinero al terrorismo.
Qatar quedó definitivamente al descubierto de que no es mediador de nada sino parte del problema y el patrocinante de Hamas que hoy grita desaforado porque atacaron a los criminales que ha protegido. Y los criminales, los que estén vivos, ya saben que en el mundo actual no hay distancia geográfica inalcanzable. Esta semana recibieron ese mensaje tanto Hamas como los hutíes.
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