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| viernes septiembre 19, 2025

Dueño del Israel Premier Tech

Sylvan Adams, el empresario y filántropo canadiense-israelí enamorado del ciclismo

Jana Beris /eldebate.com


Foto Wikipedia

Cuando Sylvan Adams (66 años) se estableció en Israel en el 2015, se imprimió una tarjeta de presentación que representaba su ambición por emprender, por salir adelante, por alcanzar importantes logros, aunque también su sentido del humor: «Autodesignado embajador plenipotenciario de Israel».

«Quiero mostrar el verdadero rostro de Israel a mucha gente que no nos conoce, a través de eventos culturales, musicales, deportivos», dijo a esta cronista en una entrevista años atrás, en el 2019, un día antes del partido de fútbol amistoso entre la selección de fútbol de Argentina –Leo Messi incluido– y la de Uruguay, que se pudo concretar gracias a su aporte.

«No se busca tocar necesariamente el intelecto, sino el corazón y las emociones. Quiero que el mundo sepa que Israel es un país seguro, libre, y quizás cuando lo vean por los eventos que estoy promoviendo, quieran venir a visitar».

Probablemente en aquel momento no imaginaba que el equipo de ciclismo profesional que cofundó y dirige, del cual es propietario, que lleva hoy el nombre de Israel Premier Tech, estaría en el ojo de la tormenta en la Vuelta en España. Además ha optado por no pronunciarse públicamente demasiado sobre las manifestaciones violentas contra la participación de Israel, tratando siempre de encontrar algo positivo.

Eso sí, dijo que la violencia fue «lamentable», pero prefirió poner el énfasis en los logros. «Ante una adversidad considerable, nuestros ciclistas se concentraron en su carrera, logrando una de las mejores grandes Vueltas en la historia de nuestro equipo». Destacó que «un puesto entre los cinco primeros, la victoria del maillot y cuatro podios son resultados sobresalientes que prácticamente aseguran nuestro regreso al WorldTour la próxima temporada, por lo cual estoy muy orgulloso de este equipo».

Para este empresario y generoso filántropo, que ha donado sumas millonarias tanto en distintas ramas del deporte en Israel como a causas médicas y al campo de la educación, todo lo que hace es como cumplir un sueño. Y eso es un gran motor. «Una noche fría llegué a casa y le pregunté a mi esposa, a la que conocí hace 35 años en Israel, cuando ambos éramos voluntarios en un kibutz, qué le parece si el próximo capítulo de nuestra vida es en Israel», recuerda. «Me dijo dos cosas: que sabía que finalmente llegaríamos allí, y que sin duda será una aventura. Aunque sigo lidiando con el hebreo, confirmo: lo es», dijo en la ya mencionada entrevista.

Se ha escrito últimamente que es «amigo íntimo» del primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, pero no hay registrados comentarios específicos de su parte al respecto, aunque sí sobre la importancia de acuerdos pactados con él para emprendimientos a nivel internacional relacionados a eventos deportivos en Israel. Uno de ellos fue el Giro de Italia, que por primera vez, bajo el lema De Roma a Jerusalén, comenzó fuera de territorio italiano, en Israel, gracias a una importante donación que Adams realizó.

Es hijo de Marcel Adams, un inmigrante rumano sobreviviente del Holocausto que fundó la empresa inmobiliaria Iberville Developments en Canadá, donde Sylvan nació. Presidió durante un cuarto de siglo la compañía de desarrollo inmobiliario, pero hace aproximadamente una década decidió emigrar a Israel junto a su esposa Margaret. Se instaló en Tel Aviv, se convirtió en ciudadano israelí y comenzó de inmediato a involucrarse en la actividad pública a través del apoyo a grandes emprendimientos sobre todo en el campo de los deportes. Con ello estaba sirviendo a dos grandes amores: su pasión por ese campo y su amor por el Estado judío, al que quería colocar en el mapa deportivo mundial.

Pero claro está que su deporte favorito es el ciclismo, aunque él mismo, por cuestión de edad, no puede competir a nivel profesional. Adams fundó el Sylvan Adams Cycling Network, en la Universidad de Tel Aviv, un instituto de excelencia deportiva. Donó fondos para construir un velódromo techado (el Velódromo Sylvan Adams) en Israel y otro en Quebec, para fomentar la práctica del ciclismo competitivo y recreativo.

Promovió una extensa red de ciclovías en Tel Aviv y sus alrededores, para fomentar el uso de la bicicleta como medio de transporte urbano.

En otro plano, creó junto a su esposa la Sylvan Adams Family Foundation, que da becas doctorales, apoya proyectos médicos, educativos, culturales y tecnológicos tanto en Israel como en Canadá. Ha hecho donaciones relevantes: por ejemplo, cinco millones de dólares a SpaceIL para el proyecto de la primera nave lunar israelí, y cien millones de dólares a la Universidad Ben-Gurión tras los ataques de Hamás del 7 de octubre de 2023.

Ha financiado la construcción o ampliación de hospitales y servicios de emergencia en Israel: un nuevo ala de emergencia en el Ichilov Medical Center en Tel Aviv y un hospital infantil en el Wolfson Medical Center de Holon donde funciona el proyecto humanitario ‘Salvar el corazón de un niño’, en cuyo marco se ha operado del corazón a más de 7.000 niños de decenas de países, entre ellos 3.000 niños palestinos tanto de Cisjordania como de la franja de Gaza.

Recientemente fue elegido como uno de los 100 filántropos más influyentes del mundo (Time100 Philanthropy List). Sylvan Adams habla con gran convicción sobre los ideales que lo mueven, consciente del privilegio que tiene al poder, por su situación económica, mover cosas «a lo grande».

«Creo que al abrirnos, mostrarnos lo que hay aquí, con distintos eventos que he hecho, podemos mostrar Israel al mundo. Seguiré haciéndolo para mostrar el Israel normal en el que vivimos, la diversidad, la libertad, la democracia, a pesar de los problemas. Y eso es un antídoto contra el odio. En la vida diaria, la gente convive, no se está matando por las calles. Y también juegan fútbol juntos niños y jóvenes de distintas comunidades», sostiene. Pero el tema, según afirma, no es sólo irradiar buena imagen.

«Entre otras cosas, he hecho una donación para crear un gimnasio de altísimo nivel en YMCA en Jerusalén, porque es un punto de encuentro cultural para seculares, religiosos, cristianos, musulmanes, judíos, mayores y niños, todos en un mismo marco. Uno puede ver a una mujer jaredí junto a una mujer con hijab, una combinación singular y muy hermosa. He llevado allí a la NBA de Estados Unidos y se hizo una liga joven aquí. Participé en el primer partido y te diré que tenemos niños árabes de Jerusalén Este, judíos, cristianos, divino ver a todos jugando juntos», explica.

E insiste: «Busco proyectos que promocionan a Israel y traen unidad adentro, orgullo nacional con comunidades cooperando entre sí. A todos les gusta el fútbol, a todos los enloquece, vengas de donde vengas, seas secular o religioso. A todos les gusta el deporte, tratando de construir el país adentro y mostrándolo en el exterior debidamente. Y además, estos eventos inspiran mucho orgullo también dentro de Israel».

No tiene reparos en hablar de su fortuna, sin dar números, pero recalca: «Claro que sin dinero no se puede hacer todo lo que hago. Pero hay que trabajar mucho para esto. Las cosas no se hacen solas. Yo estoy dedicando ahora mi vida personal a promocionar al país y lo hago con un equipo soñado que me rodea con el que es maravilloso trabajar. Tengo muchas ideas, hay que seguir trabajando».

 
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