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| miércoles octubre 8, 2025

Cómo el ataque del 7 de octubre de 2023 transformó la sociedad israelí

Alex Selsky /meforum.org


Los terroristas de Hamas  invadiendo Israel

Israel demostró que puede soportar altos costos y aún así funcionar, pero la decepción de las esperanzas rotas dejó una marca duradera en el pensamiento nacional.

El 7 de octubre de 2023 cambió la forma en que los israelíes perciben la seguridad, la política, la sociedad y la economía. Obligó al país a verse a sí mismo y a su futuro desde una nueva perspectiva. El trauma de ese día aún influye en cada debate y decisión.

Las premisas de seguridad se derrumbaron. La valla que rodeaba Gaza falló. La tecnología falló. La inteligencia falló. La idea de que Israel podía «gestionar» el conflicto con rondas limitadas de combate se desvaneció. Los israelíes comprendieron que la supervivencia requiere victoria, no gestión.

La creencia de que las concesiones podían traer la paz ya no se sostiene. La opinión pública se inclinó hacia la derecha.

El ataque de Hamás también acabó con la fe en el proceso de paz. Muchos ahora consideran los Acuerdos de Oslo y las posteriores retiradas como errores que generaron peligro, no seguridad. La creencia  que las concesiones podrían traer la paz ya no se sostiene. La opinión pública se inclinó a la derecha. El apoyo a un Estado palestino cayó a mínimos históricos. Nadie se arriesgará a otra masacre proveniente de Cisjordania. La seguridad es lo primero; el compromiso, muy por detrás. La decepción por las esperanzas rotas dejó una huella imborrable en el pensamiento nacional.

Militarmente, los israelíes descubrieron que esta no es una campaña corta. Es una guerra larga que se extiende durante años. Los soldados de reserva sirven durante meses. Las familias se adaptan a largas ausencias. La economía se desacelera, pero continúa. Los israelíes ahora viven con la expectativa de que el conflicto no es temporal, sino duradero. El trauma de la movilización continua ahora forma parte de la vida cotidiana.

En el frente civil, el 7 de octubre demostró que la guerra no se limita a la frontera. Los civiles no son meros espectadores; son blancos. Hogares, pueblos y ciudades se convirtieron en campos de batalla. La masacre en el sur de Israel y la evacuación de las comunidades del norte debido a los bombardeos de Hezbolá demostraron que el frente interno es el principal.

Los primeros días después del 7 de octubre de 2023 fueron de conmoción e impotencia. La gente se sentía débil y vulnerable. Pero con el tiempo, eso cambió. El ejército se reorganizó y atacó a Hamás, Hezbolá e incluso a Irán. Los israelíes pasaron del colapso a la recuperación, de la debilidad a la fortaleza. El país demostró que podía tropezar, pero resurgir.

Los rehenes se convirtieron en una herida en el corazón de la vida nacional. Los israelíes se movilizaron por su liberación, pero el debate sobre la posibilidad de ofrecer concesiones a cambio generó división.

La resiliencia se convirtió en una lección nacional. Los civiles construyeron redes de apoyo. Los soldados permanecieron en el frente durante meses. Las familias soportaron el dolor y siguieron adelante. Israel demostró que puede soportar grandes costos y seguir funcionando.

Para la próxima generación, la guerra está moldeando la infancia. Los niños crecen con alarmas, habitaciones seguras y funerales como parte de la vida. Ven a sus padres regresar al frente una y otra vez. Esta experiencia los definirá. Puede que crezcan con más dureza y menos confianza en las promesas de paz, pero también unidos por el sacrificio y la resiliencia compartidos.

Hoy en día la política gira más en torno a la competencia en materia de seguridad que a la ideología.

Políticamente, la confianza en el liderazgo se desmoronó. Los reclamos de rendición de cuentas siguen siendo fuertes. La política ahora se centra más en la competencia en seguridad que en la ideología. Al mismo tiempo, la sociedad israelí se unió en una ola de voluntariado y solidaridad. Con el tiempo, las divisiones regresaron, pero parecen menos profundas que antes. El conflicto más agudo se refiere al servicio militar ultraortodoxo. Dentro de esa comunidad, la guerra agudizó las divisiones. Muchos jóvenes desean servir e integrarse, mientras que los líderes se resisten por temor a perder el control.

La guerra también perjudicó el proceso de integración política de los ciudadanos árabes. Antes del 7 de octubre de 2023, la participación había avanzado. Un partido árabe incluso se unió a una coalición. Tras el ataque, ese progreso se detuvo. Hoy, pocos pueden imaginar un partido árabe en el gobierno.

En términos económicos, los israelíes aprendieron dos lecciones. Primero, el país debe invertir más en defensa, tecnología y autoproducción. Segundo, la economía es sólida, incluso bajo presión. A pesar de las crisis, siguió funcionando y adaptándose. Los israelíes ahora aceptan un mayor gasto en defensa como el precio de la supervivencia.

A nivel regional, el 7 de octubre de 2023 transformó la perspectiva de Israel. La normalización con los estados árabes sigue siendo posible, pero la amenaza de Irán y sus aliados domina la agenda. El debate se alejó del compromiso y se centró en la disuasión y la victoria.

El legado de la masacre del 7 de octubre perdurará. Permanecerá como el día en que Israel reescribió su doctrina y redefinió su futuro. La próxima generación heredará tanto cicatrices como fortaleza. Exigirá instituciones más sólidas, un liderazgo confiable y una visión de seguridad basada en el poder. El 7 de octubre de 2023  moldeará a la sociedad israelí durante décadas.

 

Traducido para Porisrael.org por Dori Lustron

https://www.meforum.org/mef-observer/how-the-october-7-2003-attack-reshaped-israeli-society

 
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