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| viernes octubre 31, 2025

Henrique Cymerman. «Sánchez no inventó nada. En la Edad Media los reyes ya utilizaban el antisemitismo y a los judíos como chivo expiatorio»

Elías L. Benarroch para Enfoque Judio


Presenta esta semana en España su nuevo libro «El Enigma Israel» (Ed. Arzalia), en el que recorre la historia de Israel y del pueblo judío desde sus cimientos más ancestrales.

El periodista y escritor luso-israelí Henrique Cymerman ha vuelto a España para presentar El Enigma Israel (Ediciones Arzalia, 2025), una obra en la que recorre —con mirada histórica, pedagógica y periodística— los fundamentos del pueblo judío y del Estado de Israel desde sus orígenes.

Autor de medio centenar de libros y testigo privilegiado de los grandes acontecimientos de Oriente Medio en las últimas décadas, Cymerman se adentra esta vez, con un libro de lectura ágil y repleto de datos, en las raíces del conflicto israelí-palestino y en el ecosistema de desinformación que lo envuelve, especialmente en Europa. El libro, de 342 páginas, fue presentado hace unos días en la Comunidad Judía de Barcelona (ex CIB) y este, jueves, a Casa Sefarad-Israel, en Madrid.

«Israel es un enigma y seguirá siéndolo después de este libro», dice Cymerman al comienzo de esta entrevista con Enfoque Judío. Pero el autor intenta, precisamente, volver a las bases: rescatar los hechos frente al ruido ideológico y mediático que, según denuncia, ha convertido el periodismo en una caricatura. «Nos hemos olvidado de lo que es informar», afirma con dureza. «Hoy el activismo ha reemplazado a los hechos. Y en España, eso se nota más que en ningún otro país europeo».

En El Enigma Israel, Cymerman mezcla su experiencia como reportero con décadas de entrevistas a líderes israelíes, palestinos y árabes. Desde esa perspectiva, analiza la desfiguración del relato histórico y las nuevas formas del antisemitismo en Occidente, amplificadas —dice— por lo que denomina la «guerra TikTok». El libro es también una advertencia: «Goebbels estaría muy orgulloso de parte de la prensa occidental actual«, sostiene, al describir la difusión masiva de mentiras y la «romantización» de Hamás por sectores de la izquierda radical.

Con su habitual franqueza, tampoco esquiva la política española. Critica la deriva del Gobierno de Pedro Sánchez, pero lo coloca en un contexto histórico más amplio: «No es un fenómeno nuevo; reyes de la Edad Media ya utilizaban a los judíos como bode expiatorio«.

A lo largo de la conversación, el periodista desgrana su visión sobre el antisemitismo en España, la pérdida de profesionalismo en los medios, el futuro del mundo árabe post–7 de octubre y la nueva relación entre Israel y la diáspora.

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Volviendo a las bases históricas

PREGUNTA – Ante todo felicidades Henrique por este nuevo libro que lleva un título casi de ficción pero que, en realidad, es un libro muy didáctico que analiza y describe la Historia judía e israelí desde el año cero a nuestros días.

RESPUESTA – Israel es un enigma y seguirá siendo un enigma después de mi libro, pero en él intento volver a las bases. Nos hemos olvidado, sobre todo en Occidente, de lo que es el periodismo. Yo ya lo había sentido varias veces a lo largo de mis 30 años de carrera, sobre todo en lo que concierne a España. Lo sentí en la Segunda Intifada, por ejemplo. Entonces, sentí un apagón informativo que me enseñaba que había algo en países como España, y en otros también, que no terminaba de entender. Y llegó el 7 de octubre y ahí se disparó absolutamente todo.

El grado de cobertura absurda que estoy viendo me llevó incluso a poner un titular en el libro un poco provocativo, que dice que si viviese en Madrid sería antisemita.

Lo que la prensa muestra en España es para una úlceracómo cubren, cómo ignoran lo que no les conviene, cómo no quieren que les confundan con los hechos. Han olvidado que periodismo es «hechos», y no «activismo». Y lo han mezclado todo. No es nuevo, empezó antes del 7 de octubre, pero ahora vemos el grado de falta de profesionalismo: cómo el periodismo se está convirtiendo en una caricatura. No todos, pero mucha gente, demasiada, incluso medios muy destacados.

Todo esto me impulsó a escribir un libro que tenía que haber sido sobre una breve historia del Estado de Israel, y que lo convertí en algo un poco distinto.

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Cymerman durante la presentación este jueves del libro en Madrid (Foto: Enfoque Judío)

PREGUNTA – Es un libro metódico, didáctico, pero desde una perspectiva periodística sin duda… ¿A qué público lo diriges en particular, porque, insisto, empiezas desde cero?

RESPUESTA  Mi querido amigo, y casi hermano, Pedro Piqueras, me dijo hace muchos años: «Henrique, no hay nada complicado que no se pueda explicar en 60 segundos, si es necesario». Y yo en ese momento discrepé y pataleé, pero él tenía razón. La pregunta es cómo. Este libro no lo explica en 60 segundos, sino en 342 páginas, pero claro que sí. Pretende de alguna manera volver a las bases. O sea, por un lado es un libro híbrido, porque vuelve a las bases de acusaciones absurdas que hay contra Israel que, realmente, con muy pocos datos que planteo en sus páginas, hay respuestas muy claras.

Te doy un ejemplo: el tema del colonialismo. Como si los judíos fuesen los británicos en la India, los portugueses en Angola o Mozambique, los franceses en Argelia… ¡Nada que ver! Estamos hablando del único pueblo del mundo que uno de sus reyes, hace más de tres milenios, declaró Jerusalén su capital. ¡No hay ningún país en el mundo, ni siquiera España, que su capital haya sido determinada hace 3.000 años! Y llamar «colonialista» a ese pueblo me parece un poco absurdo. Es simplemente deformar la historia.

Volví a estas bases para recordarle a la gente que está bajo una contaminación extraordinaria. En este momento, Goebbels estaría muy orgulloso de una parte de la prensa occidental, y de una parte de la prensa española, por (la aplicación de) esa tesis de: Repite hasta la saciedad una mentira y ya colará algo. Y de alguna forma, eso es lo que sigue pasando a pesar de que hay un alto el fuego en Gaza. Las manifestaciones de grupos vinculados a Hamás en la Puerta del Sol, en Madrid, me causan realmente  espanto. ¡No termino de entender! ¡Un grupo que todo el mundo árabe, ya no digo Europa, el propio mundo árabe, considera un grupo terrorista y quiere librarse de ellos!

Vivir en el absurdo

PREGUNTA – Bien dices en el libro que hay más manifestaciones en Europa que en el mundo árabe…

RESPUESTA – No solo eso. En Rosh Hashaná y Yom Kipur hubo varios minianim (quorum mínimo para celebrar oraciones colectivas en el judaísmo) en Riad, Arabia Saudita. Hubo cientos de personas rezando libremente y en la puerta no había seguridad de ningún tipo. El rabino que creó este germen de comunidad en el que es quizás el país musulmán más importante -por la Meca y Medina, por su fuerza política, económica, etc- me dijo: «Aquí yo voy por las calles con mi ropa de ultraortodoxo y nadie me dice nada. Todo lo contrario, me respetan. Me ofrecen té, me ofrecen café. En cambio tanto en Bruselas como en París, me han golpeado en la calle». Es una nueva situación la que estamos viviendo.

Y si hablamos de España, a mí me duele mucho que la sinagoga de Barcelona, o la de Madrid, las históricas, que tienen décadas y décadas de historia, sean los únicos templos religiosos de España que tienen que ser protegidos por las fuerzas de seguridad. O los pocos colegios judíos que hay en España. Es algo preocupante no solo para los judíos, sino para la propia sociedad. Y en cambio, tienes en Dubái tres comunidades sin ningún tipo de seguridad. Lo mismo en Bahréin.

Lo quiero decir es que algo está cambiando y las sirenas están tocando en Madrid. Y dense cuenta de que lo que está ocurriendo no es solamente un fenómeno judío.

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Henrique Cymerman en la presentación de su libro «El enigma Israel» (Ed. Arzalia, 2025) en la Comunidad Judía de Barcelona (ex CIB), con el también periodista Tomás Alcoverro y la exconsejera de Exteriores de la Generalitat Victoria Alsina (Foto: Redes)

PREGUNTA – ¿A qué te refieres?

RESPUESTA – Este libro, además de la historia, habla del Oriente Medio post 7 de octubre y, en mi opinión, no hay nada que se viera afectado por lo que ocurrió ese día. En España creo que muchos se olvidaron de lo que ocurrió.

El historiador Yuval Noah Harari, que algunos respetan en España, dice que fue la mayor tragedia en esta tierra desde la destrucción del Segundo Templo. ¡Es muy fuerte! Se hablaba desde Auschwitz, se hablaba desde la creación de Israel, pero es mucho más que esto… Y está, sobre todo, el efecto a largo plazo.

Alef Bet Yehoshúa, el gran escritor israelí, decía que el Holocausto tenía una sombra que conforme nos alejábamos, la sombra se hacía mayor. Yo creo que algo similar ocurre con el 7 de octubre, aunque no sea el Holocausto.

El «periodismo» de TikTok

PREGUNTA – Los últimos 30 años has cubierto montones de guerras, intifadas, operaciones militares… Tu libro incluye en ese sentido, desde la experiencia que tienes, una dura crítica a los periodistas y medios que han cubierto la guerra estos dos últimos años y, también, una sugerencia: «Abrir el foco». ¿Por qué crees que son incapaces de hacerlo?

RESPUESTA – Diversos factores. Es una realidad tan compleja que es difícil de explicar. Pero te doy algunos.

Una es porque vivimos la era del TikTok. Si la Guerra de Vietnam fue la primera guerra televisada, y la primera guerra del Golfo (1991) fue la de CNN y de los canales 24 horas, aquí estamos viviendo la primera –llamémosle- «guerra TikTok». Es posible que haya habido también en Ucrania algo de esto, pero no como aquí. O sea, es la primera guerra en la que se cuenta una historia con vídeos de entre 15 y 60 segundos. ¡Y hablamos del conflicto más antiguo de la historia de la humanidad y, sin duda, el más complejo!

Tenemos un grave problema porque los jóvenes se nutren de noticias en TikTok. Las redes sociales son algo muy reciente, un monstruo que aún no somos capaces de dominar. No entendemos bien que están cambiando nuestras vidas, nuestros sistemas políticos, nuestra forma de gobernar, un país incluso. Y no se puede explicar lo que ocurrió en Gaza con Tweets o con películas de TikTok. ¡Punto!

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Cymerman en uno de los conflictos entre israelíes y palestinos. Más de tres décadas cubriendo Oriente Medio (Foto: Cortesia)

Otro factor es el antisemitismo, sin duda. Y esta ha sido mi gran equivocación en los últimos años, a pesar de ser una persona que perdió a casi 80 familiares de mi padre en un solo día, en agosto de 1942, (en el Holocausto). Yo pensaba que el mundo, y sobre todo Europa, había entendido y cambiado. Sabía que sí, que quedaban antisemitas, obvio, pero que el antisemitismo estaba ya bastante enterrado. Me equivoqué.

Lo vimos el 8 o 9 de octubre de 2023 en 2.500 manifestaciones convocadas contra Israel, según un abogado canadiense no judío que lo investigó. Todas ellas con los mismos eslóganes, la misma organización, los mismos jefes de acción, pagados todos ellos… Todo esto preparado bastante de antemano.

Y me he dado cuenta que me equivoqué, que el antisemitismo estaba mucho más a flor de piel de lo que yo me imaginaba. Que esto de que eres un «cerdo judío», que algunos se atreven a decir ahora en España en distintos foros; o lo de «matar jueus», como ocurría en Semana Santa en Cataluña, con las caceroladas; que todo esto aún está en la mente, en la memoria colectiva, en el ADN de mucha gente en Occidente.

Y como decía Elie Wiesel, el antisemitismo no es un problema judío, es un problema de las sociedades en las que ocurre. Mi recomendación a España es que se tomen estos hechos muy en serio.

Y luego está aquella cosa de que miran a Hamás como si fuese la resistencia francesa contra los nazis.

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El fundador de Hamás Ahmed Yassín con el líder supremo iraní Ayatollah Khamenei, en 1998. Hamás absorbió de los chiitas el concepto de la «taqiyya», que legítima mentir si eso sirve a la Guerra Santa (Foto: Wikipedia)

Una civilización desconocida

PREGUNTA – ¿La «romantización» de Hamás?

RESPUESTA – ¡No saben, no entienden! Yo entrevisté a todos los líderes de Hamás, menos uno, pero no una vez, sino decenas de veces.

Durante 30 años estuve (viéndome) con Ismail Haniyeh. En Catar incluso, medio año antes del 7 de octubre. No me dejó que fuese una entrevista, pero fue una conversación de trasfondo muy larga en un hotel de siete estrellas, que la verdad tenía ganas de quedarme yo allí, donde estaba él y todos sus compinches. Hablamos mucho y me dijo: «Nosotros, a lo mejor, tendríamos que cambiar en el futuro nuestra carta fundacional, pero por ahora no podemos hacerlo porque tenemos mucha oposición interna». ¡Ellos nunca aceptaron un Estado palestino! ¡Nunca! Y ahora los presentan en España como si fueran el gran defensor del Estado palestino.

Ellos me lo han dicho. Desde el jeque Ahmed Yasín, el fundador con quien estuvo 14 veces en su casa, hasta su sucesor Rantissi y Mahmud el Zahar y Hassan Yousef e Ismail Haniyah. ¡Todos me dijeron lo mismo! «Nosotros no podemos aceptar un estado palestino por un motivo muy simple: Porque eso supone aceptar un Estado judío al lado de Palestina. Y eso va en contra nuestros principios. Nosotros creemos en un Estado islámico en lo que es Israel y lo que es Palestina. Todo esto tiene que ser un estado islámico que se rija por las leyes de la Sharía (la ley islámica)».

Si haces ahora un sondeo entre los periodistas desde España, sabes que hay algunos que vienen por aquí y yo les doy conferencias, y veo la ignorancia brutal que existe.  ¡Cómo han confundido todos los conceptos! Para ellos Hamás es una organización que está luchando por una causa y que quiere la independencia palestina. Y no entienden que no tiene nada que ver con la realidad.

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Cymerman: «Los de Hamás solo se ponen el uniforme, además bien planchadito, cuando iban a entregar a los rehenes, pero en el combate lo hacían vestidos de civil» (Foto: Redes)

PREGUNTA – ¿Supongo que eso incluye el uso indiscriminado e injustificado del término «genocidio»?

RESPUESTA – El viernes pasado hablé en un foro de Naciones Unidas en Sarajevo sobre el papel de la prensa y lo que yo defino como el apagón informativo de la prensa occidental. Tenías que ver el silencio que había en la sala cuando presenté las pruebas. Y les dije: «Naciones Unidas determinó después de la Segunda Guerra Mundial que ‘genocidio’ es la intención de destruir un pueblo, por lo menos un sector de un pueblo, un grupo religioso o un grupo étnico. ¡Eso no es lo que ocurre en Gaza!

Si Israel realmente quisiera llevar a cabo un genocidio en Gaza, la guerra no habría tardado dos años. Habría tardado una noche. Es verdad, hubo una tragedia allí y la tragedia viene de que hay miles y miles de muertos -no te sé decir cuántos, a lo mejor incluso decenas de miles- como resultado de la invasión israelí que empezó tres semanas y pico después del 7 de octubre. Pero las manifestaciones empezaron mucho antes.

Volvamos a los hechos. Hamás es citado como si fuera la palabra de Dios en el Monte Sinaí. Nadie sabe qué Abu Obeida (E.J. famoso portavoz enmascarado de Hamás) estaba  detrás del Ministerio de Sanidad… ¡Muy poco de salud había allí, créeme! Era un terrorista nato reconocido por todos. Él hablaba de las cifras.

Y nadie en España sabe lo que es la ‘taqiyya’, un concepto en el mundo chiita que fue adoptado también por Hamás. Supone que es legítimo mentir si eso sirve a la Guerra Santa. Y nadie cuenta que, de los 67.000 muertos de los que se habla, hay varias decenas de miles de hombres de Hamás, que algunos llamarán terroristas.

Curiosamente, ellos solo se ponen el uniforme, además bien planchadito, cuando iban a entregar a los rehenes, pero en el combate lo hacían vestidos de civil. ¿Por qué? Porque quieren ser contabilizados como muertos civiles. ¿Alguien se lo preguntó alguna vez, alguien lo fue a verificar? Esas eran las órdenes que tenían los miembros de Izadin Al Kasam, el brazo armado de Hamás, y de las Nujbas, los comandos. ¡Todos vestidos con ropa civil!

PREGUNTA – ¿El derecho a la crítica a Israel?

RESPUESTA – Me decía a mí el Papa Francisco una frase que yo creo que tendríamos que grabarla en la pared porque resume todo. Y no era judío ni mucho menos: «Criticar a un gobierno, refiriéndose al gobierno de Israel, es algo legítimo. En cambio, decir que Israel no tiene derecho de existir es antisemitismo». Lo tengo escrito.

Voy a escribir un libro sobre ello el año que viene, sobre todas nuestras discusiones sobre el tema del genocidio y otras cosas que dejo para más adelante.

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Cymerman con el ya fallecido Papa Francisco, a quien le unía una estrecha amistad (Foto: Cedida)

España y el Gobierno de Pedro Sánchez

PREGUNTA – Es cierto que muchas veces quizá no haya mala fe al hablar del conflicto, como tú mencionas también en tu nuevo libro, y que en realidad sea un tema demasiado complejo… Pero, para el presidente de un Gobierno, como Pedro Sánchez, no lo es. Tiene asesores, tiene información… ¿Cuál es el caso entonces del gobierno español?

RESPUESTA – Cuando en Francia estaban haciendo la Revolución Francesa, en España estaban devolviendo la Inquisición y los autos de fe.

Hay algo en la sociedad española que es un problema en todo español y que yo creo que hay que tratarse y curarse. Porque el antisemitismo es solo una cara de un fenómeno mucho más profundo que también puede ser la islamofobia, pero es también el racismo en forma general. El racismo es un cáncer, y el antisemitismo dentro de él lleva una parte importante de sus células que hay que exterminar.

Me preguntas por Sánchez. Debo decir que aquí paso de los hechos verificados a la opinión.

Más allá del oportunismo de algunos líderes, entre ellos el presidente del Gobierno español, que tendrá sus motivos personales también para desviar la atención, cuando un Boric o un Sánchez se expresan de esta manera, deformando la realidad, convirtiéndola en una caricatura, no están inventando nada nuevo. Es algo que existe desde hace siglos. Reyes de la Edad Media utilizaban el antisemitismo y a los judíos como bode expiatorio. O como dijo Pilar Rahola, en realidad Israel es la viagra de la izquierda impotente.

Sanchez y Trump
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con su colega de EEUU, Donald Trump, en la reciente cumbre de Sharem El Sheij (Egipto). «España perdió esa oportunidad y, lo peor, es que va a perder las próximas que se están dibujando en este momento sobre oriente medio», afirma Cymerman.

Yo creo que la izquierda, cuando pierde poder, busca la kefía (pañoleta palestina) como arma porque le faltan los mitos, no tiene más mitos para defenderse. La izquierda dura europea sobre todo, y la latinoamericana -creo que en Brasil ocurre algo similar con Lula- necesita causas… y abraza la causa palestina y nos encontramos a la «izquierda halal» (metáfora de «islámica»).

O sea, no hay contradicción más grande que esta alianza anti-natura entre grupos islamistas radicales, que son lo más antidemocrático que existe en el mundo -yo los conozco bien-, y la izquierda que supuestamente está defendiendo derechos humanos. Y en vez de que esa izquierda esté celebrando en este momento el que haya un alto el fuego, por frágil que sea, y el que haya posibilidades de resolver todo esto, y quizá de alguna manera de cambiar Oriente Medio, ellos se manifiestan y protestan.

PREGUNTA – Me has comentado que eres muy optimista con este proceso iniciado por Trump…

RESPUESTA – Yo estoy profundamente emocionado. Tuve la semana pasada una conversación con un saudí de alto rango y con un emiratí y las cosas que yo escuché… ¡Si sólo pudiese repetirlas! Lo único que puedo decir es que hay luz al final del túnel. Es verdad que hay aún 70% de los túneles de Hamás intactos. Pero hay luz al final del túnel.

Hoy en día tenemos una coalición internacional que incluye a países árabes y a países musulmanes que quieren entrar a resolver el problema, aislar a los radicales. ¡Ojalá en Europa entendiesen, como lo hace Indonesia, o Arabia Saudita, lo que está ocurriendo aquí!

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Cymerman en su primer encuentro con el general saudí Anwar El Eshki, en Catar hace 13 años (Foto: Cedida)

PREGUNTA – ¿España lo entiende?

RESPUESTA – Eso es lo peor y es lo que a mí más me duele. España podría tener un papel importantísimo en lo que está ocurriendo ahora, en el desarrollo de los acuerdos de Abraham, en la posibilidad de normalización entre Israel y Arabia Saudita e Indonesia, Siria y Líbano. ¡No te sorprendas, no estoy loco! Lo que te estoy diciendo son cosas que pueden llegar a ocurrir antes de que Trump abandone la Casa Blanca en el 2029. Van a ser 3 años fascinantes. Dará vértigo. Después de las próximas elecciones en Israel, gane quien gane. Y España está fuera.

Y te digo que hubo un momento, y esto es en exclusiva, que fue posible una conferencia de paz en Madrid, la segunda, en la que el Papa Francisco era parte de ello. Sabes que yo estaba muy cerca de él, trabajaba con él, le veía una vez al mes 2 horas. No ha llegado el momento de contar todos los detalles, pero yo empujaba para que Madrid fuese la sede de todo este proceso que estamos empujando, porque yo estaba allí, allí empecé mi carrera como periodista en Madrid en el 91 y no lo puedo olvidar. No lo olvidaré jamás. Además, creo que sería un deseo profundo del rey Felipe VI, que es un hombre de paz realmente y al que no le gusta este divorcio con Israel.

Pero España perdió esa oportunidad y, lo peor, es que va a perder las próximas que se están dibujando en este momento (en el centro internacional de operaciones) de Kiriat Gat (sur de Israel), donde está la sede de Estados Unidos, de Israel, y de varios países del mundo, entre ellos árabes y musulmanes. ¡En ese hueco se está dibujando el futuro de Oriente Medio!

PREGUNTA – De hecho, leí en el medio Ynet que sí había soldados españoles…

RESPUESTA – Posiblemente haya, no sé. Yo estuve allí, pero no vi españoles. No me sorprendería que los haya pero España, a nivel diplomático, está fuera de juego. A lo mejor estará en la fuerza multinacional en el futuro.

En este momento empezará por Indonesia y Azerbaiyán, que es un país que está ganando mucho protagonismo y que es un aliado de Israel. Ellos van a meter soldados en Gaza, 4.000 aparentemente. Pero luego vendrán otros. Y yo me imagino que llegarán algunos soldados españoles y creo que el Ejército español puede tener un papel muy importante también, pero hace falta que haya un gobierno que acompañe.

Yo creo que aún no es tarde. España aún puede entender la nueva realidad, que se equivocó, y empezar a buscar puentes con todas las partes. Yo digo siempre: el más pro palestino es aquel que es también pro israelí. Ya ha habido españoles que lo fueron: Miguel Ángel Moratinos, un socialista que sabía tener puentes con los dos lados, y eso le permitió mediar entre Israel y Siria de forma que nadie más hizo, enviado por Biniamín Netanyahu, durante años.

La ruptura frustrada con Israel

PREGUNTA – Bueno, supongo que es parte de la «política TikTok», por seguir tu analogía… ¿No respondería Sánchez a eso?

RESPUESTA – Es la diferencia entre el político y el estadista. El estadista va más allá y el político vive en la supervivencia diaria.

Creo que el Plan de Trump abortó un intento de ruptura diplomática de España con Israel. Creo que estaban llevando al actual Gobierno español en esa dirección y no lo pudo hacer. Algunos sectores, sobre todo Podemos, han quedado bastante frustrados. Ellos llevan un proceso en el que intentan aislar a Israel en todo el panorama internacional. De hecho, casi hay gente ahí en la coalición que declaró la guerra a Israel y que estaba dispuesta a enviar soldados. ¡Como volver a las Cruzadas! ¡Muy grave!

Alguien les estropeó la fiesta y fue el plan Trump. Hoy en día España es percibida con algo de antagonismo en Washington, pero no solo. También en el mundo árabe entienden que fue muy útil para promover la causa del Estado Palestino, pero ahora es un poco el invitado incómodo. Me parece que eso fue lo que ocurrió en Sharem El Sheij, con la presencia de Sánchez allí. Fue un poco el invitado incómodo de una conferencia en la que se empezó a dibujar el nuevo Oriente Medio.

La guerra, los judíos e Israel

PREGUNTA – Cambiemos de temática a otras que, me constan, son tu pasión más absoluta: Israel y el pueblo judío. ¿Cómo ha cambiado esta guerra la identidad judía?

RESPUESTA – En primer lugar aún estamos en medio del partido. Resumirlo en este momento es casi misión imposible. Dependerá muchísimo de lo que ocurra de aquí a los próximos 2 o 3 años, hasta las próximas elecciones en EEUU. Ese es el momento crítico.

En mi propia familia tengo gente, sin decir nombres, un sector pequeño del lado Cymerman, que intentaba asimilarse totalmente. Y siempre fue algo que a mí me causaba un gran dolor, pero no por ello corté relaciones con esos primos.

Sin embargo, como resultado del 7 de octubre, su hija, que casi ni tenía conciencia de que era judía, tenía ya 20 y pico de años y se acababa de casar, dio un salto y empezó a estar involucrada, a activar en las redes sociales, de una manera que creo que su padre está en estado de shock tanto como yo.

Yo creo que hay gente que descubre que el antisemitismo es mucho más serio, mucho más sólido, y menos un fantasma de lo que pensábamos hasta hace poco, un par de años. Y les afecta a ellos, porque quieran o no, según la extrema izquierda, según otros, son judíos.

Pero es verdad que, al mismo tiempo, hay un sector, en el judaísmo estadounidense por ejemplo, que no se puede desconectar de la realidad del TikTok en la que vive gran parte de la juventud mundial cuando mira lo que ocurre en Gaza. Y eso es algo que hay que tomar muy en serio.

PREGUNTA – ¿Y en Israel?

RESPUESTA – Si hay una buena noticia es que los israelíes miran a la diáspora, desde el 7 de octubre, de una manera distinta. La visión aquella del «tío rico» que daba dinero a Israel para calmar su conciencia, ya no es exactamente así. Ven lo que les está ocurriendo en la Europa de 2025. Han descubierto que los judíos de la diáspora, ocho millones de personas, son realmente nuestros hermanos y que somos dos caras de la misma moneda.

Y, a la vez, algunos judíos de la diáspora que estaban mucho más alejados de Israel, han entendido que Israel es lo único que les da una presencia hoy en día, lo que marca la diferencia entre los años 30 del siglo pasado y lo que está pasando en este momento. Y eso es importante.

Enrique Cymermann Madrid

La política en Israel

PREGUNTA – La visión de Israel desde la Diáspora, con un gobierno tan derechista, llega a ahuyentar también a algunos judíos…

RESPUESTA – Te quiero decir que yo escucho al ministro de Finanzas israelí, Bezalel Smotrich, hablando de Arabia Saudita y me da alergia. Espero que este señor sea borrado de la historia política israelí y no entre en el próximo Parlamento como indican en este momento las encuestas. Creo que es un daño brutal tanto a Israel como a la diáspora.

Pero no acepto la demonización que se está haciendo de la figura de Netanyahu. Nunca le voté, pero es uno de los pocos líderes democráticamente elegidos y, si creemos en la democracia, hay que aceptarlo. Nos guste o no.

Es legítimo combatir con él en las urnas e intentar traer otro (gobierno), como yo creo que va a ocurrir el año que viene en las elecciones, pero no se puede demonizar. Lo que hoy en día se está haciendo en Europa y en América Latina, y hasta en algún sector en EEUU, es demonizar a un primer ministro elegido democráticamente.

PREGUNTA – Pero eso lo hemos visto siempre. ¿A Sharón en la Segunda Intifada no le ocurrió lo mismo que a Netanyahu?

RESPUESTA – Cierto. En el caso de Netanyahu, multiplicado.

Políticos y pañales hay que reemplazar con frecuencia por los mismos motivos. Se lo dije a Netanyahu y él se rió y me dijo: «Tienes razón». Fue él quien, en un momento determinado, decía que iba a apoyar la fórmula de las dos legislaturas y no más.

Netanyahu tiene que jubilarse. Creo que ha hecho algo muy importante en esta guerra: cambió la geopolítica regional, pero creo que tiene que pagar el precio del 7 de octubre. No debe tener miedo y decidir la creación de una comisión nacional que investigue, para que algo así no vuelva a ocurrir. Y tiene que dejar camino a los más jóvenes. ¡Acaba de cumplir 76 años. ¡Basta. Basta! Pero no creo que vaya a ocurrir. ¿Sabes por qué? Porque hay un vacío muy grande en el poder.

Dicen que los cementerios están llenos de gente irremplazable, pero la verdad es que miras el panorama político en la derecha israelí, en su partido, y no ves gran cosa. Ser primer ministro de Israel es muy complicado y creo que eso le mantiene allí. Pero, nunca estuvo tan aislado.

Biniamin Netanyahu w

En este momento incluso Trump, que es su único aliado porque (Netanyahu) ha logrado destrozar la relación con todo el mundo, creo que está un poco cansado. ¿Sabes como llaman a Witkoff y Kushner, que estuvieron aquí la semana pasada? Los «Bibisitter» (analogía de Babysitter) Foto GPO

Yo espero que Netanyahu entienda que tiene que irse pronto. No se va a ir hasta las próximas elecciones seguro y creo que tiene la tentación de continuar un poco más. Pero espero que, hoy en día, según las encuestas el mejor colocado es Naftali Bennett, que lo hizo bien cuando estuvo la otra vez. Por lo menos es un tipo 20 años más joven. Un tipo con una mente más abierta, que no va a resolver todos los problemas pero que puede traer un espíritu distinto al país.

La comunidad judía española

PREGUNTA – Una última pregunta… ¿Cómo ves tú a la comunidad judía española?

RESPUESTA – Yo veo en Barcelona un intento real de cambio. Conozco menos las otras comunidades, pero he estado en Barcelona varias veces últimamente y veo un cambio generacional importante: Gente de 40 y pico 50 que piensa de otra manera.

Me acuerdo cuando trabajé allí, en los años ’80, que la política era permanecer bajo de la alfombra, o sea: Cuánto menos oigan hablar de nosotros, mejor.

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El presidente de la Comunidad Judía de Barcelona (ex CIB), Raymond Forado, uno de los líderes judíos que para Cymerman están abriendo la vida judía en España a la sociedad (Archivo)

Y me acuerdo que ya entonces hice un cambio y me miraban con cierta sospecha. Pero entendí ya en ese momento, aunque no había aún teléfonos móviles, que estábamos llegando a la era en que el teléfono sería un arma y qué había que empezar a cambiar y abrirse. Que no hay que tener miedo. Que ser judío no es ser un leproso. Y que tenemos un legado que ningún pueblo en el mundo tiene: Somos los de Einstein, de Kafka, de Marx, incluso de Jesús…  gente que escribió la historia de la humanidad

Hay una nueva generación. Hay que animarla. Tienen que pasar un proceso de emancipación. Yo que soy medio sefardí, sé que en el mundo sefardí existía un temor muy grande a destacar, a que nos vean, y creo que eso tiene que pasar a la historia. Somos ciudadanos legítimos, cada uno de su propio país, y vivimos en democracia -aún gracias a Dios y esperemos que por muchos años más-, y tenemos todo el derecho a reivindicar nuestra identidad judía también dentro de España.

Y por lo tanto, yo apoyo, aplaudo y abrazo, a estos líderes jóvenes. Perdóname que personalice a uno de ellos pero fue mi janij (alumno, en movimientos juveniles judíos) en la comunidad: Raymond Forado, de Barcelona. Desde aquí le digo: «Pobre de ti si dejas la presidencia ahora». Porque hace falta que en todas las comunidades suba esta nueva generación más abierta al mundo, más próxima a Israel, sin complejos. No hay otra alternativa, sino estar muy orgullosos de este legado milenario que tenemos y que llevamos nosotros ▪

 
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