Por Israel


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| lunes diciembre 23, 2024

Shimon y Ruby


rivlin-peres

Cuentan que cuando un joven político se convirtió en veterano presidente, visitó la localidad más pequeña de su país en la cual se encontró con un obrero de su misma edad e idéntico a él.

Sorprendido, el mandatario interrogó a su doble con cierta arrogancia y picardía: «¿Su madre trabajó alguna vez en el Parlamento?». Desconcertado, el hombre respondió: «Mamá no, pero papá fue muchos años el encargado allí de los jardines».

El relato fue analizado por Freud en su libro «El chiste y su relación con lo inconsciente» (1905) para ilustrar cómo los pueblos utilizan el humor para burlarse de sus gobernantes y así «desquitarse» por sus abusos de poder.

La broma cuestiona, además, los argumentos de los que se inviste dicho poder para asegurar su continuidad mediante el «símbolo» y la «tradición».

La reciente y controvertida elección presidencial en Israel desató una ola de chistes, críticas y caricaturas en los medios y las redes sociales, que los políticos soportaron «democráticamente». Al final, el pueblo se muestra bastante desilusionado por las frivolidades de algunos y por la corrupción de otros.

Ante la asunción de Ruby Rivlin y el fin del mandato de Shimón Peres, muchos israelíes nos preguntamos si tiene sentido seguir manteniendo la institución presidencial y subsidiar el alto nivel de vida de cada candidato electo sólo por 120 diputados, plagados de intereses personales, en una nación de más de ocho millones de habitantes.

En los países donde existen reyes o emperadores, la realeza funciona como un símbolo nacional que unifica a los ciudadanos, igual que la bandera, el escudo y el himno. Pero desde el punto de vista práctico, las familias reales aportan poco y nada a la administración política o económica de esos estados. En su mayoría se trata de fabricantes de escándalos y clientes eternos de la prensa rosa o amarilla.

Para justificar el sostenimiento de la presidencia israelí, se suele invocar al símbolo, el «deseo» del pueblo, la «unión», la «tradición» y la legitimidad de los candidatos que, hasta ahora, ninguna ley obliga a poner a prueba.

Esta modalidad de mantenimiento de un organismo aparentemente representativo es imitada, en estos tiempos modernos y valga la diferencia, por regímenes que pasan por democráticos y presidenciales. Así ocurre en Corea del Norte y el imperio indefinido de la dinastía Kim, en Siria donde gobierna desde hace 40 años la familia Assad, o en Cuba donde mandan los Castro desde hace más de medio siglo sin intención alguna de abandonar el poder.

Si la filiación sanguínea no se aplica para asegurar la sucesión, entonces se invoca a la filiación política incondicional y el Parlamento designa oportunamente a sus candicatos más «representativos», como lo pudimos comprobar en los casos de Moshé Katsav o Ezer Weizman.

Yo pregunto: ¿Qué motiva a alguien a creerse designado por una instancia superior política, popular o histórica, para mantenerse indefinidamente en el poder sin poder, y encargarse de asegurar la continuidad del símbolo y la tradición? Porque en estos casos no hay ninguna distinción clara entre los propios deseos del presidente – cualquiera sea -, las aspiraciones y la conveniencia de los israelíes, y un proyecto de autoridad vacía que se considera a sí mismo insuperable.

No existe una distinción clara entre la misión histórica de transformar una nación y un delirio personal compartido por millones que pasa clínicamente desapercibido.

Como decía Yeshayahu Leibowitz: «Si un ser humano cualquiera se cree Dios, está loco; y no lo está menos que un Dios que se cree Dios».

 
Comentarios

A pesar de la presion diaria de toda la prensa de interesar a la poblacion en la eleccion de un nuevo presidente, la indiferencia de la gente fue total, fue un jueguito solo para politicos miembros del Club Exclusivo de la Knesset donde los ciudadanos estaban excluidos, sin voz ni voto. Claro que en la volada cayo otro miembro de la politicocracia de siempre por sospechas de corrupcion, si, otro mas y van….. dentro de poco habra un gobierno en la sombra en la carcel, ex Presidente, ex Primer Ministro, ex Ministros, ex diputados, etc,etc,etc… Decir que la «clase politica» de Israel es una verdadera verguenza es poco decir. Basta ver cuantos ex periodistas, ex integrantes de equipos de radio y television, que se sumaron al Exclusivisimo y aristocratico Club de la Knesset es una pista muy buena a seguir. Ellos vieron de cerca como viven los politicos, cuantos privilegios a costa del contribuyente que ellos, que no son nada tontos, aprovechando su popularidad se metieron tambien en politica para vivir muy bien a costa de otros. Estadistas en Israel del calibre de Ben Gurion, Beguin, ya no hay, solamente tenemos politiqueros de cuarta.

Nada Nuevo bajo el sol, desde que mi memoria registra, la politia es un negocio, en algunos lugares es mas rentable que en otros,aqui, en ISRAEL, hace 65 años y aun antes, era un ideal, una entrega total sin fines de lucro, bien digo:era, me da la impression que la politica mundial es asi, empieza por ser un ideal, sin intereses economicos ni privados, pero, despues vaya a saber que vientos soplan, se transforma en una ambicion personal. Aunque aqui en ISRAEL, cuando soplan vientos de Guerra, los sentimientos y los intereses realizan un vuelco especacular y todos somos uno y nadie busca sacar provecho en su propio bneficio,la patria y nuestros soldados son nuestra unica preocupacion.-

Me imagino preguntarle a Golda Meyer y a Bengurion como quieren que sea el avion que usaran para sus viajes y que sombrero prefieren, o si quieren cama doble o simple, en esos aviones,o..cuantas mucamas necesitan,
!como cambian los tiempos o ¿son otras las personas en el teatro de la politica?.-

Lo que si ha cambiado, es que la aristocracia politica de Israel paso de «los hijos de…», a «celebritys» de radio y TV.
Los «hijos de…» como Burg, Hanegbi, Hertzog y tantos otros a caballlo del empujoncito de sus papis cambio a Yechimovitz, Lapid y tantas otras «celebritys» de radio y TV en diferentes partidos. Dentro de poco los ganadores de El Gran Hermano, The Voice o Master Cheff iran directamente a la Knesset. Tenemos politiqueros de cuarta que no representan a ningun votante y no rinden cuentas de sus acciones a los votantes, solo a los «patrones» de sus partidos. No me extrania que ningun politiquero israeli se oponga a un cambio en el sistema electoral, aunque si lo prometen antes de las elecciones.

Y volviendo a nuestros ultimos Presidentes, recuerdo a Shimon Peres con una gorrita roja y el punio en alto desfilando el 1 de Mayo, claro que con el tiempo paso de «socialista» a «aristocrata», y a Rubi Rivlin cuando estaba en el desierto del poder sin un puestito politico, trato de hacerse el comediante y contar chistes en la TV, claro que fue un fracaso total ni se reia ni la «claque»

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