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Cómo usarán los palestinos a la Asamblea General para promover el estado


palestineDavid Horovitz

JPost.com
25/03/2011

Notas del Editor: La displicente suposición de Israel ha sido que, incluso, un voto abrumador, en la Asamblea General en septiembre, para establecer «Palestina», tendría un impacto meramente «declarativo». Erróneo. Jerusalem se había olvidado de la Resolución 377 de la AGNU.

A comienzos de la Guerra de Corea, frustrado por que el repetido uso por la Unión Soviética del veto en el Consejo de Seguridad de la ONU impedía la acción del consejo para proteger a Corea del Sur, Estados Unidos inició lo que se conoce como la resolución «Unidos para la Paz»  de la Asamblea General.

Aprobada en noviembre de 1950, la Resolución 377  de la Asamblea General establece que, en caso de que los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad se encuentren en conflicto, haciendo que el consejo sea incapaz de ejercer su «responsabilidad primordial de mantener la paz y la seguridad internacionales», la Asamblea General puede intervenir en la pendencia. Si los miembros permanentes del Consejo de Seguridad no puede alcanzar la unanimidad, explica, y «parece haber una amenaza para la paz, un quebrantamiento de la paz o un acto de agresión», la Asamblea General puede llenar el vacío emitiendo sus propias » apropiadas recomendaciones» de «medidas colectivas» a tomar por estados individuales – hasta, e incluyendo, «el uso de la fuerza armada cuando fuera necesario, para mantener o restablecer la paz y la seguridad internacionales».

La Resolución «Unidos para la Paz» no es letra muerta. Se empleó, muy notablemente, en 1981, para flanquear al Consejo de Seguridad y recomendar tanto sanciones contra Sudáfrica que quería evitar la independencia de Namibia, y la asistencia, incluida la asistencia militar, para aquellos que buscaban la independencia de Namibia.

Cabe señalar: La autoridad de la AG, en virtud de la resolución, no es vinculante, pero ciertamente puede presionar a los países que la apoyan a adoptar medidas, y en 1981 hizo precisamente eso. Llamó a los Estados Miembros «a prestar un mayor y sostenido apoyo y asistencia material, financiera, militar y de otro tipo, a la Organización Popular del África Sudoccidental, para que pueda intensificar su lucha por la liberación de Namibia». E instó a los Estados Miembros a que pongan fin de inmediato a «todas las relaciones con Sudáfrica con el fin de aislarlo totalmente política, económica, militar y culturalmente».

La aprobación de esa resolución, dice Richard Schifter, un ex adjunto de la Secretaría de Estado para derechos humanos de EE.UU., que pasó años representando a EE.UU. en diversos foros de la ONU, «fue un paso significativo en el proceso de imposición de sanciones a la Sudáfrica del apartheid y deslegitimar al país».

Que es donde, como seguramente ya han descubierto, Israel y los palestinos entran.

Como el embajador más reciente de Israel ante las Naciones Unidas, Gabriela Shalev me explicó esta semana, la existencia de la Resolución 377 de la AGNU, y los precedentes de su uso, significan que «aquellos que creen que las deliberaciones de la Asamblea General  de la ONU son de importancia únicamente declarativa, están equivocados».

La AG, en «Unidos para la Paz», tiene dientes.

Además, reconoció Shalev, Israel sólo «recién se dio cuenta de esto» – gracias, dijo, a una investigación realizada por The Israel Project de Jennifer Laszlo Mizrahi.

Pero los palestinos han estado, claramente, leyendo la letra pequeña de la ONU, mejor y por más tiempo. El negociador palestino Saeb Erekat, incluso, se refirió al posible uso de la resolución «Unidos para la Paz» ,en comentarios a la agencia de noticias Ma’an, a finales del año pasado.

En opinión de Shalev, y en la de varios otros expertos con quienes hablé esta semana, incluyendo al veterano diplomático estadounidense Schifter, el liderazgo palestino se mueve, precisamente,  serenamente en dirección a invocar esta resolución en septiembre.

Es decir que, el liderazgo palestino, previendo que EE.UU. vetará su propuesta de declaración unilateral del estado en el Consejo de Seguridad, llevará el asunto a la Asamblea General. Ahí impulsará el apoyo de los necesarios dos tercios de la AG para el reconocimiento de «Palestina», presumiblemente junto con las líneas anteriores a 1967 y con el «derecho de retorno» para los refugiados, en virtud de una resolución «Unidos para la Paz», para asegurar una acción global.

Y en la evaluación unánime de aquellos con quienes hablé, las consecuencias para Israel, si este enfoque tuviera éxito – la presión internacional para aceptar la resolución de la AG, respaldada por potenciales sanciones y acciones de boicot, y quién sabe qué otras cosas – podrían ser profundamente dañinas.

La Autoridad Palestina de Mahmoud Abbas no ha hecho un secreto de su intención de obtener el apoyo de la ONU para el establecimiento de Palestina en septiembre.

El veterano negociador Erekat, reiteró esta misma semana – en comentarios que fueron dados a conocer el martes y distribuidos a todas las legaciones israelíes por el Ministerio de Relaciones Exteriores – que «las instituciones líderes palestinas (la OLP y Fatah) han decidido presentar una solicitud a la ONU para el reconocimiento de un estado palestino dentro de las fronteras de 1967, con capital en Jerusalem Oriental». El asunto estaba ahora en manos de Abbas, dijo Erekat, pero añadió que «Palestina» necesitaba presentar su solicitud de plena membrecía al Consejo de Seguridad «tan pronto como fuera posible. «Entonces, el consejo, a su vez, «pediría a los estados miembros de la Asamblea General de la ONU reconocer el Estado de Palestina».

Tal reconocimiento, de acuerdo con Erekat, significaría que «Palestina» ya no sería una cuestión de «tierras en disputa», sino, más bien, un estado bajo ocupación. Ya que «Palestina» tenía «una población permanente, un territorio definido (aún cuando eso no implicara fronteras permanentes), un gobierno efectivo y la capacidad de establecer relaciones internacionales», en la evaluación de Erekat, se ajustaría a las normas definidas para un estado, en los términos de la Convención de Montevideo de 1933 sobre derechos y deberes de los estados.

«El actual proceso de paz, como se ha realizado hasta ahora, ha terminado», explicó cándidamente, el marte, el Ministro de Relaciones Exteriores de la Autoridad Palestina, Riad Malki, en una charla en la Universidad de Tel Aviv, patrocinada por el Centro Peres para la Paz. Y Malki procedió a establecer una estrategia que especificó todo, menos la Resolución 377.

Si el tipo de estado que los palestinos buscan no se alcanzara a través de negociaciones para septiembre, declaró, «entonces la comunidad internacional llevará esta cuestión ante las Naciones Unidas… Lo que estoy tratando de decir es, que no seremos nosotros, será la comunidad internacional la que dirá que ya es hora de reconocer un Estado palestino».

El impulso unilateral de los palestinos para el establecimiento del estado está listo para comenzar con una resolución en el Consejo de Seguridad – posiblemente hacia el otoño, posiblemente mucho antes.

Israel anticipaba que la resolución fracasaría ahí, que una resolución similar podría lograr un apoyo generalizado, pero no vinculante, en la AG en septiembre, que la legitimidad internacional de Israel caería otra muesca o dos, pero que el enfoque unilateral llegaría a un callejón sin salida, con EE.UU. y el resto de los actores internacionales clave presionando a las partes para sentarse a la mesa de negociaciones para resolver sus diferencias. La posibilidad de que la resolución «Unidos para la Paz» proporcione un apoyo concreto para el reconocimiento de la AGNU de Palestina ahora, muy tardíamente, comienza a conmover a algunos de los actores relevantes en Israel, aunque no a todos, sacándolos de su autocomplacencia.

La Prof. Shalev, ahora de vuelta en Ono Académic College, donde es presidente del Consejo Superior Académico, me dijo que no tiene conexión en curso con sus ex empleadores en el Ministerio de Relaciones Exteriores. Pero me aseguró que ahora estaban muy conscientes del peligro diplomático, y confiaba que el entrante embajador ante la ONU, Ron Prosor – «un nombramiento maravilloso» observó con sensatez – se movería para lidiar con el desafío.

Otras personas de adentro, con las que hablé esta semana, estaban bastante menos seguras de que Jerusalem hubiera captado el mensaje, con uno de ellos, anónimamente, instando a Israel a «sacar la cabeza de la arena», y otro sugiriendo con sequedad, por todo el escarnio tradicional, «Yo sería feliz si Israel comenzara a involucrarse en el aspecto ‘Umm shmum'».

Algunas fuentes diplomáticas israelíes con los que hablé esta semana afirmaron, en efecto, que era «discutible» si los palestinos, siquiera, tomarían la ruta AG, ya que «sus ganancias podrían ser mucho menos significativas que los problemas que les causaría… porque nos liberaría [de tomar medidas unilaterales]».

Todo está lejos de estar perdido, pero podría estarlo si Israel no formula una respuesta eficaz a la estrategia palestina. Y el primer foro clave es el Consejo de Seguridad.

Las naciones futuras obtienen sus membresías de la Asamblea General por recomendación del Consejo de Seguridad, señaló Schifter, quien ahora preside la junta directiva del Instituto de Relaciones Internacionales Estadounidense Judío. Y es una apuesta segura que los estrategas palestinos, en la redacción de su resolución llamando al Consejo de Seguridad a reconocer a Palestina, producirán su mejor lingüística para hacer que les sea difícil, a los 15 miembros del Consejo de Seguridad, decir que no.

Se supone que invocarán resoluciones pertinentes de las NU. Emplearán comentarios y las declaraciones efectuadas por líderes mundiales en apoyo de Palestina. Dice Shalev: «usarán palabras que [la Embajadora de EE.UU. ante la ONU Susan] Rice, [la Secretaria de Estado, Hillary] Clinton, [la Canciller alemana, Angela] Merkel y otros han utilizado en apoyo de los palestinos».

Los palestinos habrán tenido un gran placer siendo testigos de la dificultad que Estados Unidos tuvo para tener que utilizar su veto para bloquear la resolución anti-asentamientos del mes pasado – que fue, esencialmente, un ensayo para la declaración del estado.

Y sentirán que se dirigen hacia una situación de ganancia-ganancia. Cualesquiera de los necesarios nueve, o más, de los 15 miembros del Consejo de Seguridad votarán a favor de «Palestina», en cuyo caso su operativo diplomático habrá sido un éxito espectacular. O EE.UU. estará obligado a utilizar su veto, y ellos seguirán hacia la Asamblea General, con esa resolución «Unidos para la Paz» en su arsenal.

La mejor manera, para Israel, de impedir que eso ocurra, sería lograr lo que actualmente se considera como casi una misión imposible: convencer, al menos, a siete de los 15 miembros del Consejo de Seguridad de votar no, abstenerse, o estar ausentes. De esa forma, la resolución de declarar el estado fracasará, EE.UU. no tendría que emplear su poder de veto, y no habría posibilidad de que los palestinos reivindiquen el punto muerto del Consejo de Seguridad y, por lo tanto, invoquen «Unidos para la Paz» en la Asamblea General.

¿Por qué casi una misión imposible? Porque en estos días, Israel tiene muy pocos amigos sólidos en la comunidad diplomática internacional, y aún menos entre los actuales 15 países del Consejo de Seguridad.

La mayoría de los israelíes pueden creer que el fracaso del progreso en las negociaciones con los palestinos, se debe a la negativa de la otra parte a tomar posiciones que garanticen la seguridad física y demográfica de Israel, junto con el propuesto Estado de Palestina. La mayoría de los israelíes pueden creer que el liderazgo palestino no ha alentado a su pueblo a aceptar el derecho judío a la condición de estado, ni tampoco lo acepta ese propio liderazgo, y que ha mantenido un ambiente en el que los terroristas que atacan a los israelíes son considerados como modelos a seguir.

Pero la triste realidad es que la mayoría de la comunidad diplomática internacional simplemente no acepta esta narrativa, y tiende cada vez más a culpar al fuerte y soberano Israel por no conceder la independencia a los débiles y sin estado palestinos,. Los ataques con cohetes desde Gaza, los bombardeos en las paradas de autobús en Jerusalem, incluso los horribles asesinatos de padres, madres, niños y bebés en sus casas, son evaluados en ese contexto.

Así que no hay, ciertamente, un automático, o incluso fácilmente alcanzable, bloqueo de voto en el Consejo de Seguridad para la demanda de los palestinos de un estado, aún cuando el establecimiento de ese «estado» se está buscando, al mismo tiempo que los temas centrales de la disputa con el vecino Israel sigan sin resolverse.

Israel puede estar preocupado por los aspectos de nuestra relación con la administración Obama pero, hasta donde yo puedo determinar, de los 15 países a los que se es pedirá votar sobre la cuestión de «Palestina», en algún momento del muy cercano futuro, el único país que Jerusalem confía que estará de nuestro lado es Estados Unidos. Shalev dice con franqueza: «Nunca hemos dejado de intentarlo, pero no estoy segura de que podamos conseguir los votos que necesitamos para oponerse a una resolución del Consejo de Seguridad sobre un Estado Palestino». Sin ánimo de ser citadas, las actuales fuentes diplomáticas israelíes, suenan aún más pesimistas.

¿Quién otro podría, sin embargo, privar a los palestinos de los nueve votos «sí» que necesitan? Con base en los registros de votación y otras impresiones, China, Brasil, India, Líbano y Sudáfrica son, evidentemente, considerados más allá de toda esperanza.

Colombia es considerado un posible aliado. Pero los países vitales, con capacidad para influir en los demás, dicen Schifter y otros, son Alemania, Francia y el RU. ¿Podría Alemania estar preparado para decir «no» al establecimiento unilateral de las NU de Palestina? Tal vez, dicen algunos, si el Primer Ministro Binyamin Netanyahu puede persuadir a Merkel de que está verdaderamente dispuesto a poner carnadura en su esquelético discurso de una solución de dos estados.

Si Alemania se une a EE.UU., dicen algunas personas con las que hablé, el RU y Francia podrían, razonablemente, hacer lo mismo. Bosnia podría entonces, posiblemente, seguirlos. Schifter especula que si los franceses realmente quieren ayudar, podría acercar a Gabón. Después está Portugal que, privadamente, parece no tener compromiso, pero  que podría ser cortejado, o, sólo tal vez, los rusos. Cualquiera de esos dos, y el trabajo estaría hecho. El último miembro de los 15, Nigeria, algunos sugieren, tampoco podría estar fuera del alcance.

Muchos si, condicionales.

Una de las claves para el éxito de esta batalla diplomática, el coro de todos aquellos con quienes he hablado, es cuán fuerte EE.UU. trabaje para traer a otros a bordo. Tiene varios intereses para hacerlo. El más importante de ellos, su propia prolongada y declarada convicción, que el camino hacia Palestina se conduce a través de negociaciones bilaterales entre Israel y Palestina, no lo dicta la diplomacia internacional. Y en segundo lugar, su profunda renuencia a tener que recurrir a un veto de nuevo; el mes pasado fue la primera vez en cuatro años que el veto había sido usado en el Consejo de Seguridad, y la administración Obama, claramente, detestó encontrarse en un desajuste 1-14. De hecho, me han dicho que Washington estuvo «muy, muy cerca» de no vetar la resolución anti asentamientos.

Una minoría de aquellos con quienes hablé, especularon que EE.UU. ahora podría no vetar una resolución de un Estado Palestino. Shalev, por su parte, dijo: «Podríamos perder en el Consejo de Seguridad. No estoy segura de que EE.UU. haga uso de su derecho de veto».

Pero la mayoría de los de adentro insisten en que Washington, seguramente, usaría su derecho de veto si fuera necesario. Del mismo modo, sin embargo, Washington más bien querría no tener que vetar, y eso significa que habría que privar a los palestinos de los nueve votos «sí» que necesitan.

A menudo, en los últimos meses, fuentes de la administración se me han quejado de que Israel subestima la cantidad de trabajo que realiza, fuera de los titulares, para impedir que Israel sea puesto por los suelos en los foros diplomáticos. Esas actividades fueron relevantes, por ejemplo, en mantener el informe de la Comisión Goldstone fuera del Consejo de Seguridad, aunque central, también, en este sentido, fue el trabajo de los miembros de un Grupo de Trabajo de la Cámara sobre Israel, en la ONU.

¿Está la administración trabajando duro hoy en día?

Una fuente, que ha estado en frecuente contacto reciente con el Departamento de Estado, fue categórica en que la respuesta es no. Los diplomáticos estadounidenses, según esta fuente, se los puede escuchar quejándose de que Israel confía demasiado en ellos para hacer el trabajo de fondo, y sugieren, en cambio, que Israel debería hacer su propio energético caso con los europeos occidentales, los rusos, los chinos .

Otra fuente, sin embargo, se refirió a todo tipo de contactos entre los varios senadores y congresistas destacados y los líderes de algunos de los países cuyas posiciones determinarán la votación del Consejo de Seguridad. «Los países pueden ser influidos», dijo esta fuente, «y el Congreso de EE.UU., sin duda, va a hacer un esfuerzo».

Pero el propio Israel tiene que hacer mucho más, también, agregó esta fuente, «y eso comienza con Netanyahu tratando de ganar a Merkel».

Una tercera fuente agregó que, si los estadounidenses fueran a trabajar en esto, había una posibilidad de detener el empuje del establecimiento unilateral del estado en el Consejo de Seguridad. La administración de EE.UU. es crucial, dijo esta fuente. En términos generales, agregó la fuente, si EE.UU. se retira, otros pasarán a llenar el vacío. Si EE.UU. está convencido del imperativo de avanzar, otros países también podrían tomar el ejemplo de Washington.

Sin embargo, si Israel, con todo el apoyo de EE.UU., no logra reunir siete votos «no», abstenciones o ausencias, y EE.UU. se ve obligado a vetar una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU sobre un estado palestino, la batalla se trasladará a la Asamblea General.

Ahí, también, se necesita una mayoría de dos tercios para aprobar una resolución. Pero, a diferencia del Consejo de Seguridad, es un caso de una mayoría de dos tercios, no entre todos los 192 miembros  fuertes, sino entre aquellos de los 192 miembros que estén «presentes y votando». Así que, también ahí, Israel está en serios problemas.

De acuerdo con el Proyecto Principal de Israel Director de Investigación de Alan Elsner, las resoluciones pro-palestinos rutinariamente reunir el apoyo de más de 110 naciones miembros. Conseguir una mayoría de dos tercios de los miembros que estén presentes por lo tanto es probable que así al alcance de los palestinos. Shalev las acciones de la evaluación. Y advierte que si los palestinos pueden obtener el reconocimiento de la Asamblea General de la estadidad en un «Unidos por la Paz» resolución «, que sería un obstáculo real … no sólo un retroceso de las relaciones públicas. Con esto se trataría de imponer sobre nosotros algún tipo de estado palestino. «

El grado de movimiento dependerá, sin embargo, al menos en cierta medida, de cuántos votos de la Asamblea General de los palestinos para obtener la condición de Estado. «Si una resolución es aprobada, ya que probablemente,» dice Schifter, «hay una diferencia en el impacto entre los que se adoptó por 150 votos, que es el objetivo que los palestinos se han fijado, o, digamos, 110.»

Ámbito de aplicación allí, también, por lo tanto, la diplomacia israelí energético.

Algunas de las fuentes con las que hablé predijeron una carrera después de la Asamblea General, voto por muchos países para abrir embajadas en «Palestina.» Se prevé un aumento significativo en los esfuerzos de boicot y las sanciones. «No quiero sonar apocalíptica», dijo uno, «pero podría haber demandas a Israel a retirarse a las líneas anteriores a 1967, respaldada por todo tipo de intentos de presionar a Israel para avanzar en estas demandas, a pesar de que ninguno de las cuestiones fundamentales se han resuelto. «

Elsner, dijo, también, las sanciones previstas mayor y boicots. Pensó que la estrategia palestina fue diseñado para aumentar la presión económica sobre Israel, «demostrar el aislamiento de Israel, y conseguir que Israel vuelva a la mesa de negociación en mejores condiciones para los palestinos. Su objetivo es que un acuerdo basado en las líneas de armisticio de 1949, incluido el «derecho de retorno, y la prevención de [las demandas de Israel como] el despliegue permanente de fuerzas israelíes en el río Jordán.»

Laszlo Mizrahi, dijo que la oferta actual de Abbas para lograr una apariencia de unidad con Hamas fue diseñado para compensar las objeciones de los países que podrían argumentar que los palestinos no podía concederse la condición de Estado cuando eran dirigidos por dos gobiernos en conflicto. El «empuje de la unidad», dijo, «es todo lo vinculado con la Asamblea General en septiembre.»

Así también, dijo Elsner, el exitoso esfuerzo de PA para ganar el respaldo de un Estado palestino de América Latina y el esfuerzo continuo para hacer lo mismo en Europa. «Ellos trabajaron por debajo del radar durante seis meses en América Latina sin el Ministerio de Exteriores israelí recoger el grado de avances realizados, a continuación, que desgranó un país tras otro.»

Los palestinos tienen una fuerte delegación de la ONU, Elsner agregó. «Son muy wellversed en su complejidad.»

E Israel? Bueno, Israel no ha tenido un embajador permanente ante las Naciones Unidas para los seis meses transcurridos desde Shalev renunció el pasado otoño, como lo había anunciado mucho antes de que ella estaría haciendo. Prosor todavía en servicio de embajadores en el Reino Unido – un puesto muy importante que apenas puede levantarse y salir durante la noche – y no está configurado para hacerse cargo de otros dos meses más o menos.

Algunos en Israel, es evidente, son muy conscientes del peligro. De hecho, varias fuentes me sugirió, una de las motivaciones para la nueva iniciativa diplomática supuestamente inminente Netanyahu es tomar el viento de las velas palestinos – para subrayar la voluntad de Israel para lograr un progreso real, y así debilitar los reclamos palestinos de que no tienen otra opción, habida cuenta de la intransigencia israelí ostensible y teniendo en cuenta la construcción de asentamientos israelíes en curso, sino para tomar la ruta unilaterales.

La idea es ganar más de los dos jugadores internacionales y los propios palestinos – para convencerlos de que la vía bilateral es la mejor ruta.

Tomando nota de que más de 110 países ya han anunciado su apoyo a un Estado palestino, el ministro de Defensa, Ehud Barak, dijo la semana pasada el Instituto de Estudios de Seguridad Nacional que Israel se enfrenta a «un tsunami diplomática que la mayoría del público no es consciente de».

Él instó a Netanyahu a «poner las cuestiones básicas sobre la mesa. Israel debe decir que está dispuesto a discutir la seguridad de las fronteras, los refugiados y Jerusalem. «Como estaban las cosas, advirtió, Israel estaba siendo empujado» en una esquina de la que el deterioro de la antigua África del Sur comenzó. «

Barak agregó: «deslegitimación de Israel está a la vista.»

Presumiblemente, se ha internalizado los detalles más finos de la estrategia de los palestinos de la ONU.

 «Como están las cosas ahora», resumió Schifter arriba, «no tengo ninguna duda de que una resolución será presentada a la Asamblea General en septiembre, sin pasar por el Consejo de Seguridad, mediante la década de 1950 Unidos por la Paz ‘de resolución para recomendar un estado de Palestina dentro de líneas de armisticio de 1949 y, presumiblemente, la defensa de la Resolución 194 de la AGNU sobre el «derecho de retorno» para los refugiados. «

Que nadie diga que no hemos sido advertidos.

http://www.jpost.com/Opinion/Columnists/Article.aspx?id=213752

 
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