Un periodismo muy humano, pero poco periodístico
– Los medios han optado, a través de sus enviados a la zona, por un periodismo centrado en reflejar el drama humano de los gazatíes– Los medios aceptaron las fuentes palestinas como verdades absolutas, relegando las versiones israelíes a una cuestión opinativa– Las fuentes palestinas no fueron discriminadas en función de su rigor– A pesar de tener constancia de otras historias en la Franja que apuntaban a distintos caminos, los medios no sintieron la curiosidad de ampliarlas– Toda información que no ratificara la línea preestablecida era automáticamente ignorada, al igual que cualquier dato o informe que pudiera aportar cualquier duda sobre las fuentes
El 8 de julio las Fuerzas de Defensa de Israel lanzaron una operación militar en la Franja de Gaza que recibió en español el nombre “Margen Protector”. La escalada bélica en la zona había comenzado meses atrás con una campaña de lanzamiento de cohetes contra territorio de Israel por parte de grupos palestinos, que se intensificó en el mes de junio. El 17 de julio el ejército israelí comenzó la fase terrestre de la operación con la entrada de su tropas en la Franja de Gaza territorio del que Israel se había retirado en 2005. El 2 de agosto, día en el que empezó el repliegue del ejército israelí, un portavoz de las fuerzas armadas israelíes anunció que los cohetes y proyectiles de morteros lanzados por grupos palestinos desde la Franja de Gaza desde el inicio de la operación militar habían superado el umbral de los 3.000. En las más de tres semanas de “Margen Protector” fallecieron 64 militares israelíes y tres civiles. Por su parte, tanto la Oficina de Naciones Unidas para Asuntos Humanitarios como las Fuerzas de Defensa Israelí colocaban la cifra de palestinos fallecidos por encima de 1.700, manejando cada una datos diferente sobre el número de miembros de organizaciones armadas palestinas sobre el total.
a) Cohetes
El lanzamiento de cohetes por parte de grupos armados palestinos desde la Franja de Gaza fue, según explicó el gobierno de Israel, la razón para lanzar la operación militar. Las cifras proporcionadas por el portavoz de las Fuerzas de Defensa Israelíes (FDI) al término de la fase terrestre de la Operación “Margen Protector” hablaban de más de 3.360 cohetes y proyectiles de mortero disparados contra territorio israelí. La cantidad diaria de disparos descendió a partir del comienzo de la operación, pero en algunos días se superaron los cien disparos.
Por las grabaciones mostradas por las Fuerzas de Defensa Israelíes en este conflicto y por las grabaciones de los propios grupos armados palestinos (como esta de la Brigada de los Mártires de Al Aqsa) se constata que se realizan lanzamientos desde zonas urbanas de la Franja de Gaza.
Así, el lanzamiento de cohetes por parte de los grupos armados palestinos debería ser objeto de interés periodístico por ser:
1- La razón que da origen a la intervención militar israelí
2- Una realidad bien visible y notoria para cualquier persona en Gaza, incluídos los periodistas ahí destacados
¿Cómo reflejaron esta realidad los medios españoles?
– EL MUNDO (Isabel Pérez):
Isabel Pérez mencionó los cohetes en 2 de sus 11 crónicas (las dos primeras).
“En el cielo se ven las estelas de los cohetes de las facciones armadas palestinas. El ruido de la propulsión es como un dilatado trueno.”
“Desde el lunes, las brigadas al-Qassam, brazo militar de Hamas, y las brigadas al-Qods, brazo militar de la Yihad Islámica en Palestina, lanzan ráfagas de cohetes de largo alcance ‘M-302’, ‘Grad’, ‘Fajr’ (rebautizado ‘Buraq-70’) hacia Israel, llegando algunos de ellos hasta Tel Aviv, Haifa o Jerusalén.”
“De repente, se escucha el estruendo de un cohete.”
Esa mención es la segunda y única a los cohetes disparados desde la Franja de Gaza en un total de once crónicas publicadas por El Mundo.
– AGENCIA EFE (Javier Martín)
Javier Martín menciona los cohetes lanzados desde la Franja de Gaza en 14 de las 27 crónicas para la agencia EFE.
Cuando los cohetes aparecen como sujeto de una acción, las referencias suelen figurar en el antepenúltimo o el cuarto párrafo empezado por el final.
“Milicias controladas por Hamás que anoche prosiguieron con el lanzamiento de cohetes a Israel, escondidos en zonas pobladas de una depauperada Franja de apenas 360 kilómetros cuadrados y 1,8 millones de habitantes.”
Cuando la referencia figura al principio del artículo, es de manera indirecta, para mencionar los cohetes como un objeto de la acción israelí. Por ejemplo, en una crónica del día 21 de julio, el periodista escribe:
“Israel ha anunciado la destrucción de decenas de lanzaderas de cohetes”.
Mikel Ayestarán menciona los cohetes en 14 de sus 29 crónicas.
Aparecen en sus tres primeros artículos para quedar, con el paso de los días, convertidos en un asunto mencionado de forma indirecta. Por ejemplo, cuando escribe el día 22 de julio sobre:
“las milicias palestinas a las que [Israel] acusa de haber lanzado un centenar de cohetes desde la zona”
Cuando es un asunto que trata de forma directa, son transfondo de la vida diaria de los gazatíes como en la crónica del día 23 de julio:
“[…] afirma este veterano comerciante entre los cercanos bombardeos no muy lejanos y la salida de cuatro de cohetes”
Sin embargo, aunque en sus crónicas no pasaban de aparecer como algo anecdótico, el lanzamiento de cohetes y sus estelas en el cielo sí llamaron su atención y fueron objeto de varios de sus tuits. Por ejemplo, Mikel Ayestarán destacaba en su perfil de Twitter cómo un lugar cercano al hotel se había convertido en punto de lanzamiento “siempre” y “cada día” de cohetes hacia Israel.
“Salida de cohetes a #Israel desde el mismo lugar de todos los días #Gaza”
– EL PAÍS (Juan Gómez)
Juan Gómez menciona el lanzamiento de cohetes por parte de los grupos palestinos en 21 de sus 31 crónicas.
De hecho, el enviado para el diario El País arrancaba en su primera crónica desde la Franja de Gaza el día 10 de julio con un extenso artículo acerca de los cohetes palestinos y sus características.
En su caso, el lanzamiento de cohetes siguió siendo mencionado a lo largo de sus artículos. Algunos lanzamientos fueron referidos de modo directo:
«Pasadas las dos de la tarde, milicianos de las distintas facciones armadas dispararon al menos media docena de cohetes y proyectiles de mortero contra territorio israelí.»
Otros lanzamientos fueron referidos de modo indirecto:
«Israel denunció este lunes que las milicias habían disparado cohetes desde el hospital Wafa, alcanzado hace días tras ser evacuado»
– RTVE (Yolanda Álvarez):
Yolanda Álvarez menciona los cohetes lanzados por los grupos palestinos en 12 de las 36 crónicas emitidas por los Telediarios de RTVE hasta su salida de la Franja de Gaza. En esas doce ocasiones tuvo oportunidad de mostrar imágenes de las estelas dejadas por los cohetes al ser lanzados, ser testigo de lanzamientos cerca de donde trabajaba y constatar que son disparados desde cerca de un hospital.
b) La batalla urbana
En las áreas edificadas más cerca de los límites de la Franja de Gaza, grupos armados y soldados israelíes combatieron en una batalla urbana. Si en los 22 días de la operación “Plomo Fundido”, lanzada en diciembre de 2008, fallecieron diez militares israelíes, en “Margen Protector” las bajas israelíes se multiplicaron por seis con 64 militares fallecidos. El parte de bajas oficial israelí habla de militares fallecidos en enfrentamientos con fuerzas palestinas víctimas, entre otros, de francotiradores, morteros, misiles antitanque y artefactos explosivos. Las causas son consistentes con los materiales mostrados por los grupos armados palestinos en sus vídeos de propaganda publicados en Internet, que reflejan un rearme con armas iraníes más sofisticadas que las empleadas en los combates de “Plomo Fundido”. Hablamos de combate en un territorio donde existen varios grupos con brazos armados o grupos armados: Hamás, Yihad Islámica, Comités de Resistencia Popular, Brigada de Mártires de Al Aqsa, etc.
Destaquemos que los combates en tierra se iniciaron días después del comienzo de la fase terrestre, y por ello se puede entender que las menciones sean menores.
– EFE
En la información elaborada por EFE se habla puntualmente de la “línea del frente” y de los “frentes de batalla” en abstracto pero nunca se aporta ningún testimonio directo al respecto, sino que se ofrecen datos e informaciones de fuentes israelíes externas a la Franja. Por ejemplo, el 16 de julio:
“Israel afirma que Beit Lahia y Zaitun son bastiones de los grupos Hamás y Yihad Islámica, y que cerca de un 30 % de los cohetes lanzados han salido de sus calles, de entre sus descampados, huertos y casas.”
Los combates sólo se intuyen en primera persona la crónica del día 20 de julio se mencionan:
“dispersos tableteos de metralleta que anuncian combates cuerpo a cuerpo”.
De hecho, en el total de todas las crónicas de EFE, tan sólo encontramos a un miembro de un grupo palestino armado. Éste figura en el penúltimo párrafo de un total de diecinueve de la crónica del día 20 de julio:
“Alguien grita: «Hay milicianos», y de entre uno de los edificios derribados por las bombas israelíes, emerge un hombre en uniforme militar que cubre su rostro con una «kufiya» palestina y esconde un fusil de asalto bajo su casaca.”
– EL MUNDO:
Isabel Pérez hace una descripción de la destrucción sufrida por los barrios donde más intensos fueron los combates, como Beit Lahiya y Shahaiya, junto con una especial atención al sufrimiento de los civiles. Pero sólo en una de las doce crónicas durante la operación “Margen Protector” del diario El Mundo encontramos referencia explícita a enfrentamientos armados entre fuerzas israelíes y fuerzas palestinas, tal como cuenta la crónica del día 19 de julio:
“Beit Hanun está siendo uno de los escenarios de enfrentamientos más fuertes entre las tropas israelíes y los brazos militares de las facciones palestinas.”
De hecho, la única mención a la aparición de un grupo armado palestino en las crónicas publicadas por El Mundo es la presencia de miembros del Frente Popular para la Liberación de Palestina en un hospital para repartir comida:
“En el hospital Shifa, donde cada vez son más los palestinos refugiados, los jóvenes del Frente Popular para la Liberación de Palestina repartían bolsas con comida, agua y fruta antes de la llegada de la hora de romper el ayuno de Ramadán, a las 19:30h.”
– ABC
En el ABC se hace mención 6 veces a grupos armados y combates en un total de 29 crónicas. Por lo general, estas menciones sirven para transmitir una imagen de victoria del bando palestino: aparecen principalmente bajas sufridas por las fuerzas israelíes, infiltraciones en suelo israelí de comandos palestinos y operaciones israelíes aparentemente fallidas. Por ejemplo en Los túneles, la temible arma de Hamás (03 de agosto de 2014):
«la infiltración por túneles a territorio enemigo ha acabado con 63 soldados.» «las Brigadas Ezedin Al Qassam, brazo armado de Hamás, se siguen colando por debajo de sus pies»
– EL PAÍS
El País sí hace referencia de forma repetida a los combates, al menos en 9 de los artículos. Por ejemplo el 20 de julio de 2014:
«Shiyaiya ha sido el foco de los ataques y combates más intensos desde el inicio de la ofensiva»
«Los soldados israelíes encuentran resistencia armada pese a la abrumadora superioridad de su maquinaria bélica »
«Había visto tanques israelíes avanzando por su barrio»
– RTVE
Yolanda Álvarez, hace una sola referencia a los combates en la crónica para el Telediario de TVE de las 15:00 horas del 23 de julio:
“Este el último punto habitado al que podemos llegar antes del frente de guerra, en el que combaten milicianos gazatíes y soldados israelíes”
Respecto a los combatientes, en una ocasión, la periodista encuentra a palestinos armados tratando de pasar inadvertidos entre la población civil que huye del frente, tal como lo cuenta en su crónica para el Telediario de TVE de las 21:00 horas del día 20 de julio:
“Entre ellos, aprovechan para escapar algunos milicianos: prefieren salvar armas antes que vidas. Y nos advierten que dejemos de grabar. Tenemos que marcharnos deprisa. Las milicias rompen la tregua antes de tiempo”.
En términos generales, a pesar de haber mencionado los combates cuerpo a cuerpo los medios apenas desarrollaron lo que suponía un factor decisivo para comprender la situación en el terreno. Tal vez porque sus corresponsales no pudieron estar más cerca del frente de batalla, la impresión que se transmitió fue la de que Israel se limitó a bombardear áreas urbanas sin propósito militar. Esto dificultaba la comprensión del cuadro general: ¿a qué se debía entonces el elevado número de bajas israelíes?
En medio del sufrimiento generado por todo conflicto armado, aparece gran profusión de datos aportados por autoridades e instituciones de ambos bandos. Las versiones de cada lado, por lo general, no coinciden.
En el caso de la cobertura informativa de este conflicto, la versión que aportaron las fuentes en la Franja de Gaza se incorporó al relato periodístico sin mencionar la existencia de otras versiones, ni enmarcarlas en la polémica al respecto.
Por otra parte, al hablar de víctimas palestinas, viviendas destruidas y cifras de no combatientes sobre el total de fallecidos encontramos repetidamente que los datos se ofrecen sin especificar la fuente. Sin embargo, los datos de fuentes israelíes aparecen siempre acotados con el origen, entrecomillados o con la añadidura del término “supuesto”.
La impresión resultante es que la versión palestina consiste en hechos contrastados, mientras que las informaciones aportadas por Israel representan tan sólo una versión parcial y cuestionable.
Estos son sólo unos mínimos ejemplos de lo que fue una práctica sistemática de todos los medios:
– ABC:
Crónica de Mikel Ayestarán publicada por el diario ABC el día 12 de julio:
“Hasta el momento los ataques israelíes han destrozado 300 viviendas y muchos de los que se han quedado sin hogar son quienes, de forma provisional, acuden a estos colegios de la ONU…”“Más de 570 proyectiles han salido de la Franja desde el estallido de la crisis, según cifras ofrecidas por la seguridad israelí, sin causar hasta el momento víctimas mortales…”[Negritas en el original]
– EL MUNDO
Encontramos cifras pasmosamente precisas sin citar fuente alguna. Es el caso del día 27 de julio:
“En el vigésimo día de ofensiva israelí los palestinos muertos son ya 1032, 236 de ellos son niños, 93 son mujeres y 47 ancianos. Paralelamente hay 6233 heridos, de los que 1994 son niños y 1169 mujeres”
– EL PAÍS:
“En 13 días de operación israelí sobre Gaza han muerto 469 palestinos. Unos 120 sólo este domingo (incluido un periodista local de televisión). Tres de cada cuatro eran civiles y más de uno de cada cinco, niños. Israel anunció que sufrió 13 bajas militares, la jornada más mortífera desde la guerra de Líbano de 2006.”
– EFE:
“una incursión terrestre que en apenas una semana se ha cercenado la vida de más de 500 personas, casi todas civiles”
No obstante, cuando se trata de mencionar datos e informaciones proporcionados por fuentes israelíes la agencia EFE también le da un tratamiento diferente a las fuentes palestinas. En la crónica del día 21 de julio, que firman Javier Martín y Elías L. Benarroch, se habla de que las autoridades militares israelíes informaron de una emboscada sufrida por sus tropas en la que murieron 13 militares. Podemos leer:
“Después de la supuesta emboscada, cazabombarderos, helicópteros artillados, tanques y buques de guerra multiplicaron el castigo sobre las míseras calles del enclave”
Vemos pues que los medios incorporan a su discurso datos e informaciones proporcionadas por instituciones y organizaciones que trabajan en la Franja de Gaza como hechos probados. En cambio, cuando se trata de datos ofrecidos por fuentes gubernamentales o militares israelíes no sólo se especifica el origen del dato, sino que algunos aparecen entrecomillados.
Pero jamás se mencionó que esos mismos organismos difunden los informes “Gaza Emergency Situation Report” donde las cifras de víctimas siempre vienen acompañadas de un pie de página que subraya:
“Los datos sobre fatalidades y destrucción de la propiedad son consolidados por los grupos de Protección y Refugio basados en informaciones preliminares y sujetos a cambios de acuerdo a verificaciones adicionales”. Véase por ejemplo el informe del 8 de agosto de 2014.
Tampoco se reflejó, en ningún medio, el debate existente respecto a la cifras, ni se informó de las órdenes concretas de Hamás de convertir a cualquier víctima en civil, (fuera ésta combatiente o no).
Es decir, los medios españoles obviaron toda duda existente respecto a los datos que ofrecieron incorporándolos a su relato como un hecho incontestable.
El dar plena credibilidad a fuentes palestinas ha llevado a dar voz a testigos discutibles o a otorgar validez a versiones que luego se han demostrado erróneas. Dos casos relevantes:
a – Caso Al Shati
El día 28 de julio Yolanda Álvarez realizó su crónica para el Telediario de las 21:00 de TVE desde el campo de refugiados de Al Shati, al oeste de la ciudad de Gaza, mostrando el lugar en plena calle donde al parecer murieron tres adultos y siete niños palestinos. De cuclillas señaló un lugar en el suelo:
“Este agujero es el impacto que ha dejado en el asfalto el cohete lanzado por un dron israelí. Alrededor había muchos niños jugando en este primer día del Eid elFitr.”
Más adelante, tras mostrar la cámara los impactos de metralla en la fachada de un edificio, contó:
“Los testigos aseguran que los impactos de metralla son de cohetes disparados desde drones israelíes.”
Y por último añadió la versión israelí:
“El Ejército sostiene que lo ha lanzado Hamás.”
RTVE presentó el testimonio de un testigo y la versión de las Fuerzas de Defensa de Israel. Pero optó por la versión de la parte palestina al mostrar el lugar, añadiendo el detalle de que en el lugar del impacto “había muchos niños jugando”. Al tomar como veraz el testimonio de testigos reitera un error.
Los aviones sin piloto o drones no se emplean para disparar cohetes, un arma sin sistema de guía, sino para disparar misiles o bombas teledirigidas. La industria de defensa de Israel produce misiles de empleo en helicópteros y drones. Se trata de los misiles LAHAT y Tamuz. Tienen cabezas de combate pensadas para atravesar el blindaje de carros de combate o atravesar la pared de edificaciones. Precisamente Yolanda Álvarez enseñó en el Telediario de las 15:00 del día 25 de julio el resultado de un ataque israelí con ese tipo de armas:
“En pleno centro de Gaza, un coche ha saltado por los aires. Afortunadamente, sin víctimas. El cohete lanzado por un dron israelí ha perforado el asfalto unos 20 centímetros.”
En este segundo caso vemos que el blanco elegido por las fuerzas israelíes era muy concreto y que el impacto del misil (Yolanda Álvarez vuelva a hablar de “cohete”) dejó un orificio en el asfalto, lo que es coherente con lo que hemos expuesto de las armas israelíes.
Sin embargo, en el primer escenario, parecería que se trata de una serie de especulaciones basadas en información técnica de la que la periodista no disponía en aquel momento. Y el error surgió de la disposición a creer a los testigos palestinos en contraste con la versión israelí. Para ella, los palestinos “aseguran”. Es decir, afirman con seguridad. Mientras que por parte de Israel, “El Ejército sostiene…”. Esto es, sostiene una versión o sostiene una hipótesis.
Pero ¿quién disparó el proyectil que mató a diez palestinos en una calle de Al Shati?
“Fuera de Gaza lejos de las represalias de Hamás: Cohete fallido mató niños ayer en Shati. Testigos: Milicianos corrieron y limpiaron restos”
En el caso del cohete que mató a tres adultos y diez niños palestinos en un calle de Gaza, RTVE se limitó al testimonio de unos testigos en un asunto cuyos detalles técnicos no tenía por qué conocer la periodista. Pero el medio debía haber acudido a expertos o a personas cualificadas como fuente de información antes de dar por válida esa versión.
De hecho, la constante la predisposición de los medios a dar por válidas las fuentes de información del lado palestino, les ha llevado a dar voz a personajes cuya fiabilidad es cuestionable, incurriendo así en varios errores periodísticos.
b – Caso Dr. Fosse
Es el caso del médicos noruego Erik Fosse, entrevistado por varios periodistas españoles. Las crónicas van subiendo de tono según el medio.
El País entrevistó a Erik Fosse en su crónica del día 13 de julio. El médico noruego habla de los misiles “precisos y teledirigidos” disparados por los drones israelíes que al explotar despiden “gotas de metal caliente que provocan quemaduras pequeñas“, “[a]penas dejan rastro sobre las aceras o los edificios que golpean” y “mata todo lo que haya en un radio de entre 10 y 15 metros”. La descripción es lo suficiente genérica para coincidir con el efecto de varias armas. No hay nada extraño en la descripción.
RTVE entrevistó a Erik Fosse en el Telediario de TVE de las 15:00 horas del 14 de julio. El doctor Fosse es presentado como un médico que “ha venido desde Noruega para este emergencia” y procede a explicar las acciones de las fuerzas israelíes:
“Tiran bombas muy precisas de pequeño diámetro que lanzan desde drones. Explotan en el suelo y rebotan mucha energía. Así que suelen perder sus piernas o la parte inferior del cuerpo”
Ese mismo día, el 14 de julio, en una crónica de la agencia EFE también apareció el doctor Fosse. En ella se cuenta que se había encontrado entre los pacientes que recibía en el hospital a algunos con un tipo de herida que “nunca antes había afrontado en sus más de treinta años de experiencia en la universidad y en la ONG noruega NORWAC, con la que colabora”. Según las palabras del doctor Fosse:
“Es un tipo de bomba antipersona de pequeño diámetro diseñada para matar con más precisión y que causa un tipo de heridas particulares. Se lanza desde los drones, y al impactar en el suelo sueltan una descarga tal de energía y de metralla que destroza la parte inferior del cuerpo”.
El día 14 de julio apareció una segunda crónica en EFE con una redacción ligeramente diferente. En la crónica se dice que “se trata de proyectiles que al estallar en el suelo desprenden tanta energía que amputan la parte inferior del cuerpo y causan graves quemaduras”. Esta vez EFE incluye someramente el testimonio de “un experto legal del Ejército israelí” que afirmó que el doctor Fosse había lanzado acusaciones parecidas anteriormente y «que resultaron falsas».
Resulta que en el año 2009 el doctor Fosse salió a la luz pública denunciando junto con su colega, el también doctor Mads Gilbert, el uso por parte de Israel durante la llamada Operación “Plomo Fundido” de un nuevo tipo de arma que provocaba “amputaciones muy brutales”. El doctor Fosse acusó entonces a Israel de emplear proyectiles cargados con DIME (siglas en inglés de “Explosivo de Metal Inerte Denso”). Es decir, el doctor Fosse declaró en julio de 2014 haber encontrado por primera vez en su vida a pacientes en Gaza con un tipo de heridas provocadas por una cierta arma israelí cinco años después de denunciar haber descubierto lo mismo. En este tiempo, por cierto, no han aparecido otras fuentes que hayan corroborado la primera y la última denuncia.
Si los periodistas que entrevistaron el doctor Fosse hubieran indagado sobre su persona, habrían encontrado que ya había anunciado al mundo en 2009 lo que ahora presentaba como un descubrimiento. Pero también habían encontrado que en el diario británico The Guardian se le describía entonces como un activista palestino de “perfil alto”. O que su compañero de denuncia, el doctor Mads Gilbert, era una figura polémica en su Noruega natal por haber defendido “el derecho moral” que asistía a los terroristas que cometieron los atentados del 11 de septiembre de 2001, en lo que era una “respuesta legítima”. Así que el doctor Fosse apareció en las crónicas periodísticas como un médico que aportaba su visión como profesional sin que se ofreciese al lector o espectador más información sobre su perfil político y en un solo caso se proporcionó la versión israelí.
Una vez más, los medios obviaron toda duda existente respecto a sus fuentes, convirtiéndolas en relatores incontestables de la realidad.
Otra faceta especialmente llamativa de algunos artículos ha sido la búsqueda de estilizarlos, convirtiendo las crónicas en piezas literarias. Destacan especialmente en ello El País y la agencia EFE.
Al diario El País, le debemos el siguiente párrafo:
“A media mañana, en cambio, el sol exacerbaba los grises del cemento en el cráter abierto en mitad del barrio, el ocre de la tierra removida y el lomo brillante de las moscas que pacían en los chorretones de sangre.”
EFE, por su parte, también realizó varias incursiones en el terreno de la literatura. Como el siguiente fragmento de la crónica del día 19 de julio:
“Consumido el ocaso, una vez que la fiesta judía del Sabat comienza, decenas de bengalas lanzadas desde el cielo aventan la sombra perpetua de la vigilia en Gaza y tornan la noche en día. Como fuego de artificio, se desplomaban lentas acompañadas de un ruido atronador y decenas de resplandores en todos los contornos de la Franja.”
Independientemente del talento literario, lo que es una cuestión de formas que atiende al personal estilo de cada autor tiene implicaciones periodísticas cuando el uso de recursos literarios persigue conmover al lector y se convierte en un juicio de valor. Veamos en el siguiente párrafo de una crónica de la agencia EFE del día 23 de julio la elección de palabras:
“El destino, compañero cruel de aquellos que han sido condenados a la miseria y el olvido, quiso que naciera el pasado jueves, en el mismo frente de batalla, al tiempo que soldados y tanques israelíes violaban la vecina verja que aísla la franja y sus orugas hollaban, por segunda vez en cinco años, Gaza.”
La verja fue “violada” y Gaza “hollada”. Según el diccionario de la Real Academia Española, “hollar” en su tercera acepción significa “abatir, humillar, despreciar”.
Por su parte, El Mundo decidió incursionar en el terreno de las analogías históricas. En la crónica del día 20 de julio se recogen las palabras del viceministro de Salud de la Franja de Gaza:
«Estamos ante una nueva Sabra y Shatila».
A continuación, la periodista explica la referencia histórica.
“La matanza de Sabra y Shatila, que tuvo lugar en 1982 en los campos de refugiados palestinos del mismo nombre en El Líbano y que fue llevada a cabo por tropas israelíes y milicias falangistas libanesas, vuelve a la memoria de muchos.”
El diario El Mundo y sus responsables de la sección internacional deberían saber que la matanza de Sabra y Chatila no fue llevada a cabo por tropas israelíes, sino por fuerzas falangistas cristianas libanesas a las órdenes de Elie Hobeika.
Otro ejemplo, también destacable, es el empleo de la imagen de “castigo” para referirse a las operaciones militares israelíes. Esto transmite la idea de que las operaciones no tienen más objetivo que causar daños a la población civil, algo considerado por las leyes internacionales como un crimen de guerra. Es un término valorativo que repiten los medios en varias ocasiones.
ABC publicó una crónica el 11 de julio con el siguiente título:
“La población de Gaza sufre uno de los más duros castigos de su historia”
Por su parte, el 20 de julio la agencia EFE decía así:
“desde que el jueves por la noche Israel endureciera su castigo bélico con una incursión terrestre”
El País emplea también el término “castigar” en la crónica del día 19 de julio
“mientras Israel castiga Gaza con una operación militar”
En términos generales, los medios incorporaron en sus artículos juicios de valor a través del lenguaje y el estilo.
Hemos visto que medios españoles dedicaron poca atención a los ataques con cohetes que provocaron la intervención israelí y poca atención a los combates terrestres durante los que se produjeron bastante destrozos en los barrios afectados. Prefirieron centrarse en la población civil y su sufrimiento en un enfoque de “periodismo humano” que da protagonismo a los testimonios y expone las tragedias personales. Sin embargo, los periodistas españoles en Gaza también apuntaron algunas historias que podían incriminar a Hamas en el sufrimiento de su pueblo, pero por lo general se decidió no tirar del hilo y quedaron en el olvido informativo.
A continuación sólo algunos ejemplos:
En una crónica una semana antes del comienzo de la operación militar israelí “Margen Protector”, publicada por el diario El Mundo el 1 de julio, Isabel Pérez cuenta:
“Nadie quiere sufrir otra guerra y son muy pocas las personas que quieren dar su opinión sobre el papel que cumplen, hoy por hoy, las facciones armadas.”
El miedo que Isabel Pérez captó es comprensible tras conocer dos testimonios que Juan Gómez recogió. En su crónica del 6 de agosto para el diario El País entrevista al politólogo Jaimar Abusada:
“La disidencia no es del todo fácil, pero existe aunque Hamás “controla Gaza con métodos totalitarios””
El enfrentamiento entre el partido secular Al Fatah al que pertenece el presidente de la Autoridad Palestina y el islamista Hamás que gobierna Gaza tras un enfrentamiento armado es señalado como el origen de los problemas por el activista palestino Raji Surani que Juan Gómez entrevista para su crónica del día 10 de julio en el diario El País:
“la vida aquí es catastrófica desde 2007”, cuando empezó el cerco israelí a la zona, que había quedado bajo control de Hamás tras la breve guerra civil que dividió los territorios palestinos.”
El conflicto entre la Autoridad Palestina y el gobierno de la Franja de Gaza tiene aspectos prácticos, como el funcionamiento de los bancos palestinos. Yolanda Álvarez recogió el testimonio de un gazatí que hacía cola delante de una oficina bancaria para su crónica del Telediario de TVE de las 21:00 del 17 de julio:
“Mohammed lleva 5 horas esperando. “Llevamos 2 semanas sin cobrar nuestro salario. Por problemas entre el Gobierno de Gaza y el de Ramala, Hamás ha cerrado los bancos. Ahora, con la guerra, esto es un desastre”, se queja.”
Isabel Pérez ofrece en su crónica previa al comienzo de la operación “Margen Protector” del 1 de julio una explicación de bloqueo de los bancos.
“En la Franja de Gaza el síntoma más visible es el bloqueo de cajeros automáticos y las multitudes de palestinos agolpados a las puertas de los bancos que, tras una noche de bombardeos, amanecen cerrados. Todos saben que no cierran por la proximidad de una posible guerra sino por imposición del Gobierno fantasma de Hamas, disgustado por no haber recibido todavía desde Ramala el dinero para pagar los salarios de sus funcionarios.”
Mikel Ayestarán entrevista a los miembros de la pequeña y decreciente comunidad cristiana de la Franja de Gaza para su crónica del día 24 de julio, publicada en el diario ABC. Explica así el tamaño menguante de la comunidad cristiana:
“La presión interna a costa de Hamás y externa, por culpa del bloqueo de Israel, ha empujado a la mayoría de cristianos a abandonar la Franja en los últimos años y el número actual no supera las 2.000 personas, según fuentes humanitarias consultadas”
Las acusaciones a Israel por el bombardeo de instalaciones hospitalarias y educativas se convirtió en un asunto recurrente durante las semanas de la operación “Margen Protector”. Hay que destacar que Juan Gómez fue el único reportero en la zona que incluyó en sus crónicas dos de los tres casos en que Naciones Unidas denunció el uso de sus escuelas como escondite de armamento. La primera ocasión informó de lo siguiente:
“La Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA) denunció el uso de una de sus escuelas para almacenar 20 cohetes. Un portavoz de la ONU dijo que el colegio estaba “fuera de uso” y que es “el primer incidente de este tipo” durante esta operación militar. “UNRWA condena duramente al grupo o los grupos responsables de colocar las armas en una de sus instalaciones. Es una violación flagrante de la inviolabilidad de nuestras instalaciones según la ley internacional”, dijo en una nota de la agencia, que educa y alimenta a buena parte de los gazatíes.”
En la segunda ocasión lo hizo de forma más somera en el contexto de intercambio de acusaciones:
“La ONU —que denunció el hallazgo de cohetes en una segunda escuela— confirmó el ataque, pero no detalló si el edificio había sido evacuado.”
De hecho, el juego del gato y el ratón entre las Fuerzas de Defensa de Israel y los grupos armados palestinos que movían sus lanzaderas de cohetes por áreas residenciales está en el origen de algunos de los ataques israelíes que más polémica causaron. Yolanda Álvarez lo expresó en su crónica para el Telediario de las 15:00 horas del 19 de julio de las siguiente manera:
“Los gazatíes están atrapados entre los milicianos, que se esconden bajo edificios civiles, y el Ejército de Israel, que bombardea allá donde hay milicianos y lanzaderas de cohetes, haya o no civiles.”
Durante sus crónicas, Yolanda Álvarez tuvo ocasión de entrevistar a personas con una visión del conflicto diferente al entusiasmo por el lanzamiento de cohetes contra Israel mostrado por otros palestinos en las crónicas de la mayoría de los corresponsales. En dos ocasiones Yolanda Álvarez mostró a palestinas de diferente edad que presentaron la misma idea de sentirse en medio de un conflicto entre los grupos armados e Israel. En su crónica para el Telediario de las 21:00 horas del 28 de julio recogía el testimonio de Rossane, una niña de 14 años que se expresaba en inglés:
«Queremos que pare la guerra. Esto es tan difícil para nosotros. Estamos aterrorizados. Hamás está bajo tierra e Israel bombardea nuestras casas. Somos humanos. Tenemos sentimientos»
En su crónica para el Telediario de las 15:00 horas del día 30 de julio mostró las palabras de Sabah:
«No necesitamos una guerra. Si ellos la necesitan, entonces de acuerdo, matadnos a todos de una vez y no nos dejéis sufrir más. Las milicias lanzan un cohete y se esconden bajo tierra. Y entonces Israel nos bombardea. Queremos a nuestros hijos vivos»
Todas estas historias fueron apuntadas por los periodistas destacados en la zona, pero ningún medio decidió ahondar en ese sufrimiento de los gazatíes que apuntaba a otro responsable que no fuera Israel.
Mientras que atribuir a un medio un determinado sesgo a partir del enfoque y contenido de sus crónicas en ocasiones puede lindar con el terreno de la especulación, hoy en día es fácil ver como los periodistas exponen sus ideas abiertamente en el ámbito de las redes sociales.
Todos los periodistas españoles que cubrieron desde la Franja de Gaza el reciente conflicto mantienen presencia en las redes sociales de Internet, algo que por otra parte normal y común entre los profesionales de la comunicación. Así podemos seguir a Yolanda Álvarez, Juan Gómez, Javier Martín, Isabel Pérez y Mikel Ayestarán en Twitter.
https://twitter.com/mikelayestaran/status/494433613958905856
– Isabel Pérez, de hecho, pone en Facebook unas tiras cómicas que representan a ella y el marido, y en las que se identifica como una combatiente:
7 – PERIODISTAS INTERNACIONALES
Cientos de periodistas internacionales cubrieron in situ el reciente conflicto armado en la Franja de Gaza. Al igual que los corresponsales españoles, la mayoría de ellos se desplazaron temporalmente a la zona. Según han ido saliendo de la Franja de Gaza han podido expresarse en libertad y dar informaciones o detalles que omitieron durante sus coberturas.
Por ejemplo, tres cadenas registraron el lanzamiento de cohetes palestinos en plena conexión de sus corresponsales. Fue el caso de la edición en inglés del canal France 24, la edición en árabe del canal France 24 y la edición en inglés del canal Al Jazeera. En el caso del reportero francés de la edición en inglés de France 24, Gallagher Fenwick, mostró posteriormente una lanzadera de cohetes abandonada cercana al hotel donde se alejaban los periodistas internacionales en una zona rodeada de edificios, entre ellos uno de Naciones Unidas. Por su parte, Sreenivasan Jain, reportero de New Delhi TV, registró a través de la ventana de su hotel cómo bajo una carpa frente al hotel se montaba una lanzadera de cohetes.
En el caso del periodista indio Sreenivasan Jain, esperó a abandonar la Franja de Gaza para difundir las imágenes de la preparación de una lanzadera de cohetes. Hizo igual que el periodista italiano Gabriele Barbati, que esperó a su salida de la Franja de Gaza para contar que el proyectil que cayó en el campo de refugiados de Shati y mató a varios niños era un cohete palestino que falló. Ambos consideraron conveniente esperar a la salida de la Franja de Gaza para difundir las informaciones que poseían.
Por su parte, Tamer El-Ghobashy, corresponsal del Wall Street Jorunal, borró de su perfil de Twitter una foto con el comentario: “Un muro exterior en el campus del principal hospital de Gaza fue golpeado por un ataque. Daños bajos sugieren un tiro fallido de Hamás”. Su explicación posterior fue que se trataba de una especulación.
Sin embargo, en España, el periodista Luis Faci recogió para El Heraldo de Aragón las impresiones de tres corresponsales españoles (Mikel Ayestarán desde Gaza, Ana Alba y Eugenio García Gascón desde Jerusalén) en un artículo publicado el día 10 de agosto bajo el título “Los periodistas españoles niegan presiones”.
Es más, al contrario, la impresión que se llegó a transmitir era la de que Israel intentaba ejercer presión sobre los corresponsales. La agencia EFE contaba en su crónica del día 20 de julio los trámites de acreditación ante el Gobierno israelí para acudir a informar desde Gaza. La crónica se titulaba “Israel advierte a la prensa internacional en Gaza”:
“Asimismo, los periodistas extranjeros que se encuentran en Gaza desde el inicio de las hostilidades entraron en la Franja con la acreditación que extiende el Gobierno israelí y previa autorización del Ejército israelí, al que hubo que enviarle un correo electrónico con todos los datos.”
Cabe preguntarse por qué la agencia EFE no consideró informativamente relevante contar los trámites seguidos por los periodistas para acreditarse ante las autoridades en Gaza, y si los periodistas internacionales recibieron algún advertencia por parte de Hamás u otro grupo palestino en la Franja de Gaza.
De hecho, la postura tomada por la agencia EFE parece seguir la linea denunciada recientemente por Matti Friedman, excorresponsal en la zona de la agencia Associated Press, quien apuntaba en un extenso artículo sobre el fracaso de los corresponsales en la zona que:
“La política era entonces y sigue siendo la de no informar a los lectores acerca de la censura a menos que el censor sea Israel. A principios de este mes, el editor de noticias de Jerusalén de Associated Press realizó y presentó un reportaje sobre la intimidación de Hamas; la historia fue congelada por sus superiores y no se publicó”.
Estos cinco medios optaron por cubrir el conflicto a través del “periodismo humano”, centrándose en los dramas personales, entrevistando principalmente a palestinos corrientes en su lucha por sobrevivir en medio del conflicto, a parientes de fallecidos o a personas con responsabilidades de algún tipo como activistas de derechos humanos o médicos.
Sin embargo, a pesar de haberse encontrado con esbozos de historias que podrían haber incriminado a Hamas en el sufrimiento de su pueblo, los medios rehuyeron seguir cualquier senda que pudiera abrir un debate al respecto. De este modo, olvidaron enmarcar el conflicto más allá del reiterado drama personal, ofreciendo múltiples horrores sin realmente explicarlos.
En su transmisión del sufrimiento, no tuvieron reparos en estilizar su pluma, buscando la empatía del lector. Pero la identificación con uno de los bandos provocó una falta de pluralidad en las crónicas y fallaron a la hora de mostrar el cuadro general. Con algunas excepciones puntuales y personales mostradas en este trabajo, se pùede decir que por lo general, los medios no aportaron matices, obviaron dudas y debates respecto a los datos y no filtraron sus fuentes si estas eran palestinas.
Tal vez por la dificultad de las condiciones de trabajo en medio de una contienda bélica, tal vez por presiones de Hamas (factor que los corresponsales españoles han negado categóricamente), tal vez por convicción ideológica, o simplemente por seguir una “reglas del juego” establecidas, el resultado general resultó, si bien muy dramático y “visual” en cuanto a las formas, monocolor y pobre en su contenido.
Siguiendo el clásico concepto periodístico, un lector que se hubiera limitado a seguir la operación Margen Protector a través de las crónicas de los corresponsales españoles, habría captado a la perfección el “dónde” y el “cuándo”, se habría aproximado al “quién” y al “qué” y al “cómo”, pero jamás habría entendido el “por qué”.
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