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| sábado noviembre 23, 2024

Israelíes y anti-israelíes


El semanario de izquierda uruguayo «Brecha» es virulentamente anti-israelí, pero nadie puede acusar a sus redactores de antisemitas. Generalmente recurren al testimonio de israelíes extremistas que suelen coincidir con las críticas árabes más agresivas contra Israel. Después de todo nadie espera de los propios judíos que sean antisemitas.

En uno de los últimos números, la implacable acusadora de Israel es Nurit Lapid, de quien se dice que es profesora de Educación de la Universidad de Tel Aviv. En la dureza de sus declaraciones no se diferencia en nada de Hamás. Por ejemplo, en el contundente cierre del reportaje – sin duda mérito conjunto del periodista y de la entrevistada -, la Sra. Lapid considera que es esencial llevar adelante el boicot contra Israel de acuerdo a la campaña librada por BDS la organización fundada por Omar Barghuti, quien es casualmente un estudiante en la misma universidad israelí en la que trabaja.

Lamentablemente hay un sector de opinión en Israel que va mucho más allá en su disidencia de lo permisible en un país amenazado en su misma existencia. Sin duda, ese exceso es un mérito del régimen democrático israelí que contrasta dramáticamente con la dura represión de toda crítica tanto en Cisjordania, bajo la Autoridad Palestina, como en la Franja de Gaza, bajo el férreo control de Hamás.

Pero obviamente al mundo y particularmente a los que aprovechan la libertad de ideas israelí para denigrar al Estado judío, esta diferencia no les importa en lo más mínimo y, por supuesto, hacen todo lo posible para que nadie repare en ella.

Estos detalles, insólitamente, no llaman la atención de los israelíes que creen que izquierda y justicia social son sinónimos obligados de masoquismo y de autocrítica apocalíptica.

Lamentablemente esta generosa confusión no es para nada apreciada por los numerosos palestinos que parecen más interesados en la «causa» – que para ellos significa la destrucción de Israel – que en un Estado independiente. Si realmente estuvieran tan apurados por conseguir un Estado propio hubieran tomado con ambas manos la oferta de Barak o más recientemente la de Olmert, imitando a David Ben Gurión que aceptó el Estado mutilado propuesto por Naciones Unidas en 1948 mientras los árabes apostaron a todo o nada.

Lamentablemente, después de 66 años de guerras, siguen en la misma tesitura. Más aún, ahora se ven estimulados en su negativa a cualquier arreglo equitativo con Israel con parlamentos como los de Suecia y Gran Bretaña que alientan a los palestinos a buscar una paz impuesta sin negociar con Israel, es decir, una seudo-paz que sólo alentará el irredentismo y el triunfalismo palestino.

Estamos de acuerdo con los críticos de los partidos de derecha israelíes. Los asentamientos constituyen un grave error y la ocupación no es conciliable con los valores judíos. Israel no es Rusia en Chechenia ni China en el Tibet. Es sabido que la medida que se aplica a Israel no es la que se asigna a las grandes potencias. Pero ¿qué hacer cuándo los palestinos no desean librarse de la tan odiada ocupación? Es su gran bandera porque es mucho mejor ser víctima de los odiados judíos – y por lo tanto ser apoyados y admirados por gran parte del mundo – que tener que lidiar con las incertidumbres y con los interminables dolores de cabeza de administrar a un pueblo que suele arreglar sus pleitos a tiros.

No hay que ser genio para comprender que una de las causas por las cuales Hamás y Al Fatah no quieren la independencia es porque temen a la guerra civil, que, si estalla, puede tener consecuencias imprevisibles. Por lo demás, ¿qué garantías de estabilidad puede brindar un acuerdo con socios tan enemistados entre sí?

Ningún país europeo negociaría seriamente con un interlocutor del cual una parte muy significativa rechaza de plano cualquier posibilidad de arreglo por la nada insignificante razón de que niega el mero derecho de existencia de ese país europeo.

Lo que los masoquistas judíos y sus entusiastas partidarios en el globo se niegan a reconocer es que el mundo árabe e islámico está en guerra con el Estado judío. La mentalidad y la política árabe no entra absolutamente en sus cálculos. Si mañana, escuchando los consejos bien intencionados de los ansiosos enemigos de la ocupación, Israel decidiera retirarse de Cisjordania como lo hizo de Gaza, ¿los árabes se apresurarían a hacer la paz, una paz genuina que Israel pueda aceptar? ¿o habrá de repetirse la experiencia de Gaza?

Ni siquiera los más ilusos israelíes creen que sólo con buena voluntad alcanza para llegar a la paz.

Están equivocados quienes creen que vivimos en un mundo antisemita. Vivimos en un mundo cobarde, que no es lo mismo. Una política anti-israelí no acarrea riesgos de seguridad para quien la practica. No puede decirse lo mismo de una consecuente actitud crítica hacia el islam y el mundo árabe.

Confieso que tengo una actitud escéptica frente a las críticas a la Hasbará israelí. Pero aunque la propaganda a favor de la política israelí en el mundo fuera de una genialidad absoluta, sus chances de derrotar a la política de apaciguamiento del mundo hacia el islam y el mundo árabe, son prácticamente nulas. Frente a la masa de dinero y a la capacidad de movilización de adversarios muchos más numerosos y poderosos, las posibilidades de Israel de convencer de la justicia de su causa son inexistentes.

¿No comprendió el mundo cuál era el objetivo de los túneles construidos por Hamás hacia territorio israelí? ¿No resultó absolutamente claro quién quiso el conflicto y quién trató de evitarlo? ¿No fueron evidentes los objetivos de ambas partes? ¿Escasearon las pruebas respecto a la utilización por Hamás de civiles como escudos humanos en durante los ataques?

Pero las manifestaciones masivas – que no existen contra las decapitaciones del Estado Islámico (EI) – fueron contra Israel y no contra Hamás.

Lo más doloroso en esta evidente actitud de discriminación antisemita en la práctica, es que es compartida por una minoría pequeña pero muy activa y vociferante de israelíes. Entre ellos hay gente que ha emigrado al extranjero y predica sistemáticamente su credo pro-palestino y anti-israelí en el gran mundo, como el saxofonista de jazz y escritor Gilad Atzmón, que se considera «ex judío», o el historiador y profesor universitario Ilán Pappe, que es uno de los más tenaces partidarios de los boicots contra Israel.

Pero obviamente son más útiles para la propaganda hostil a Israel, los israelíes que están en su país y no fuera de él. Dos periodistas en particular, Gideón Levy y Amira Hass, ambos del diario «Haaretz», son muy útiles a la difamación anti-israelí en el extranjero. Son citados sistemáticamente y nadie puede dudar de la autenticidad de las citas. Israelíes que denuncian los horrores de Israel. Su valor para la divulgación anti-israelí es inconmensurable.

En 2008, durante un particular momento de calidez en las relaciones entre Alemania e Israel y el mundo judío, formé parte de una delegación judía internacional invitada por el Ministerio de Exteriores de Alemania. La integramos un grupo de activistas de organizaciones judías norteamericanas, dos periodistas de América Latina, el director de Radio Jai de Argentina, yo y cuatro representantes de cada uno de los diarios israelíes «Haaretz», «Yediot Aharonot», «Maariv» y «The Jerusalem Post». Durante una cena en Berlín pregunté a los cuatro jóvenes representantes de la prensa israelí que pensaban de Amira Hass y Gideón Levy, que para mí y para muchos en Israel y en la diáspora son personajes afectados por el «síndrome de Estocolmo». La respuesta fue unánime: «No estamos de acuerdo con ellos, pero deben tener plena libertad para expresar su opinión».

En ese momento la respuesta me pareció razonable. Después de todo era una aplicación a la realidad del conflicto árabe-israelí de la famosa máxima de Voltaire sobre la libertad de expresión: «Discrepo totalmente con tu opinión, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirla».

Pero luego del incidente en la Universidad de Bir Zeit, en Cisjordania, en el que Amira Hass, ni más ni menos que la más extrema y consecuente periodista pro-palestina en Israel, fue expulsada de una conferencia por ser judía, me volví a replantear el problema.

Sin duda, Israel es una democracia, sus enemigos no y eso tiene su precio. Pero cabe preguntarse ¿hasta dónde debe llegar esa asimetría?

Después de todo, Israel vive en una las regiones más convulsionadas del mundo. Su última guerra no ha concluido y de hecho se encuentra en estado de emergencia permanente. No sólo tiene vecinos beligerantes y una terrible guerra civil en sus fronteras, sino que además debe enfrentar como enemigo principal y gratuito a una potencia regional, Irán, con la cual no tiene ningún conflicto territorial. A ello debe sumarse una guerra sicológica y propagandística a escala planetaria.

Es más que suficiente para dejar de lado la corrección política y pensar en términos realistas. Sin duda, es necesario preservar la libertad de ideas. Pero ello no debe incluir la libertad para la prédica del suicidio nacional, un objetivo compartido literalmente por sus enemigos, que quisieran ver muertos desde el más anciano hasta el más pequeño bebé judío en Israel.

 
Comentarios
Pierre Elie Mamou

la expulsión de Amira Hass (por ser judía) de la Universidad de Bir Zeit, en Cisjordania es una etapa más en su meta, el death-wish. El problema es que su death-wish no es solo individual, recae
sobre todos los israelíes y luego sobre todos los judíos.

David Waintraub

Hace tiempo ya leia el Jerusalem Post y el Haaretz en ingles para leer las dos campanas. Este tipejo masoquista Guidon Levy (por que es judio y antisionista) me dio tanto asco y repulsion que no leia sus articulos, y cuando se sumaron otros varios a la campania de Haaretz de criticar sistematicamente a Israel y tomar el lado del enemigo deje de leer Haaretz. Creo que los de Hamas no podran encontrar un Ministro de Propaganda mejor que el ni podran encontrar un medio mejor que Haaretz para lograr sus objetivos de denigrar a Israel en el mundo

Quinta-columnistas: Embozados y lucrando de la Democracia para destruirla. Saludos, JEV

Esa característica del Pueblo Judío, de aceptar la autocrítica intrínsecamente anti-Israelí, de compartir en igualdad de condiciones con instituciones culturales Judías-Antisionistas, esa capacidad de tolerancia, que duarante el holocausto nazi, se autoconvencían de que todo era una maniobra, es una característica solamente Judía, y quien no lo reconozca, no sabe nada de nada.

Pero la pregunta que se debe plantear es: porqué ?, tal ves no exista una respuesta coherente, tal ves alguien haga un estudio psicológico de tal comportamiento, pues a nadie se le ocurre acusarlos de traidores. Desde el momento en que se plantea ‘el libre albedrío ‘ se supone que cada uno es responsable de sus actos y todo se compra y se paga aquí.

Cabe pensar que son una minoría insignificante y desde el punto de vista general, no se los toma como normales o no concuerda su comportamiento con sus responsabilidades. De todas formas, por algo existen y desde una perspectiva didáctica, son ejemplos que se nos presentan como contrapeso, como una vidriera en la cual no quisiéramos estar.

En muchos casos y en diferentes naciones ocurre algo similar y es completamente normal el disentir y un sentimiento muy auténtico, pues donde no existe es porque reina un absolutismo extremo y es lo que nadie en su sano juicio desea.

Israel todavía tiene un largo camino por delante y mucho para solucionar, es un bote de remos en medio de una tempestad y son las voluntades que lo navegan las que deben sacarlo de esa situación, la dificultad sobreviene cuando a alguno se le antoja, porque así lo piensa, agujerear el fondo para que se hunda, allí está el problema !!

Aquí se hace un comentario de El diario Ha’aretz, principal portavoz de la demonización de Israel desde Israel, es propiedad parcial de la familia alemana DuMont, otrora destacada por sus servicios al Tercer Reich. El actual jefe del grupo empresarial DuMont Schauberg, Alfred DuMont, es hijo del nazi condecorado Kurt Neven.

No hay que olvidar que Europa es la que financia a todos los anti sionistas israelís, quinta columna de la judeofobia europea. En Gaza hay más de cien agrupaciones «de Derechos Humanos» activas, y más del doble de esa cifra actúa en Cisjordania (Judea y Samaria). La abrumadora mayoría de ellas está dedicada a socavar por todos los medios la legitimidad de Israel. Y son financiadas y alentadas desde Europa. Incluida Qatar la mayor donante para la “reconstrucción y rearme de Hamas, la judeofobia está en el grado máximo, presente en Europa enmascarada en el buenismo y apoyada por los cientos de consumidores de la izquierda retrograda israelí.

No soy judío, soy cristiano, aunque me siento formar parte de esa herencia fundamental para la humanidad que es el judaísmo. El mundo occidental, en general, no comprende la amenaza que se cierne sobre los valores de la humanidad, esos valores que coinciden justamente con el ADN del judaísmo, entre ellos el «no matarás». Buena parte del Islam aspira a reconquistar Europa y el mundo occidental tal como lo habían logrado hacia el 1400 de la EC. Por eso, además de cristiano, soy ultra sionista, porque estoy viendo que los dirigentes de occidente no ven el peligro que se cierne e Israel es la primera y única vanguardia de esa lucha..

Que los palestinos (o sus dirigentes) persigan mas la destruccion de Israel, que la conformacion de un estado própio, es un hecho que solo escapa a los «ingenuos» o a aquellos que rehuyen voluntariamente de toda critica hacia ellos, con tal de cargar sobre Israel, la responsabilidad única de cuanto se haga o deje de hacer …
La autocritica es sinónimo de libertad, y no debe como tal ser condenada, siempre que se ajuste a una linea argumental contrastada, y a la veracidad de unos hechos comprobados …
En cambio, cuando ésta se utiliza sin atender critérios como los señalados, sino en forma de «autoflagelacion» y de condena permanente y mordaz a una de las partes implicadas en un conflicto, cuando se ejerce como arma arrojadiza hacia un gobierno y por extension a la sociedad de la que se procede, sin otro planteamiento que el de incomodar, sucitar controversia, o descargar sobre uno y otra, prejuicios ideologicos, sin atender al impacto que tal actitud es llamada a generar, ni al daño que luego pueda eventualmente provocar en el seno de dicha sociedad …
Nos hayariamos en tal caso, ante una irresponsabilidad mayúscula, y no en la plasmacion de un ejercicio democratico reconocido como tal …
Haaretz se ha venido significando a traves de la pluma de periodistas como Amira Hass o Gideon Levy, en una linea de critica absoluta y a mi juicio desmedida, hacia Israel, siguiendo una tendencia relativamente extendida entre sectores de la izquierda israeli, algo que en nada a beneficiado la busquedad de avances en el llamado «proceso de paz» …
Israel cuenta ya con inumerables y feroces enemigos en los médios internacionales, como para que tenga ademas que soportar los efectos de un hostigamiento interno, que favorezca los propositos de sus enemigos declarados …

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