David Horovitz
Jpost.com
22/04/2011
Cuando tus enemigos no siguen las reglas de la guerra… Una entrevista reveladora con el hombre que ayudó a establecer los parámetros éticos de las FDI.
El profesor de filosofía de la Universidad de Tel Aviv, Asa Kasher, coautor del primer Código de Ética de las FDI, continúa trabajando en las doctrinas morales que dan forma a los parámetros de las acciones de nuestro ejército.
Ha sido profesor en las universidades de las FDI desde finales de los años 1970 y, durante mucho tiempo, fue el único profesor que les hablaba a los oficiales acerca de la ética militar. Cuando las FDI decidieron tratar de escribir un Código de Ética, lo abordaron y lo nombraron jefe de un equipo de generales que escribió un borrador y luego la versión final del código de 1994, el que fue aprobado por el jefe del Estado Mayor, Ehud Barak y el Primer Ministro Yitzhak Rabin.
Después de la tardía retractación de Richard Goldstone de la acusación que Israel atacó deliberadamente a civiles en la Operación Plomo Fundido, y de la nueva ronda de argumentos morales que la marcha atrás del juez ha provocado, me puse en contacto con Kasher para discutir la ética de las FDI. Quería entender el pensamiento que apuntala lo que debe hacerse y no hacerse en las FDI, la problemática de lidiar con enemigos que no siguen ninguna de esas normas, y la abierta discrepancia, no obstante el completo cambio de Goldstone, entre la certeza de la mayoría de los israelíes acerca de la moral del ejército israelí y el implacable oprobio de la comunidad internacional de medios de comunicación, diplomáticos y jurídicos.
También quería plantearle a Kasher las críticas específicas de las acciones de las FDI en Gaza, incluyendo algunas que han sido escritas por columnistas de este diario. Entre ellas: la afirmación que Israel empleó, injustificadamente, mano dura en la Operación Plomo Fundido, que la «relación de muertos» israelíes y palestinos indica una respuesta israelí desproporcionada, y que difícilmente podemos quejarnos acerca de Hamas porque luchara sin uniformes y desde dentro de áreas residenciales, cuando, en esa operación, era Hamas la atacada por un Israel invasor y, naturalmente, se defendió tan eficazmente como pudo.
Éstas son críticas, debería añadir, por las que no siento ninguna simpatía. Pero son ampliamente invocadas, se plantearán de nuevo si, o mejor dicho cuando, las FDI sean arrastradas al próximo conflicto, y yo quisiera que el moralista rector de las FDI las trate.
Kasher dijo mucho de lo que yo podría haber anticipado, pero también mucho más, lo que colocó a las recientes guerras de Israel en un contexto que yo no había elaborado completamente antes. Me impactó particularmente su explicación del cambio en el enfoque de las FDI, en los últimos años, sobre poner en peligro a sus soldados – el equilibrio alterado que ha elaborado, provocado por Kasher, cuando se trata de la seguridad de su personal, por una parte, y los «vecinos no peligrosos» de los terroristas, por el otro.
La gente piensa, dijo, «que los soldados están allí para ser puestos en peligro, que los soldados están allí para asumir riesgos, que éste es su mundo, que ésta es su profesión. Pero eso está tan lejos de la realidad en Israel, donde la mayoría de los soldados están en el ejército porque el servicio es obligatorio». Cuando se trata de soldados israelíes, «Yo, el estado, los saqué de sus hogares. En lugar de que vayan a la universidad o a trabajar, les puse un uniforme, los entrené, y los despaché. Si voy a ponerlos en peligro, les debo una muy, muy buena respuesta de para qué. Después de todo, éste es un estado democrático que está obligado a proteger a sus ciudadanos. ¿Cómo oso ponerlo en peligro?»
Profesor Kasher, quiero hablar con usted acerca de la naturaleza de la guerra a la que Israel ha sido arrastrado en los últimos años – el hecho que no es ejército contra ejército. Israel está ahora luchando contra enemigos que mantienen su capacidad ofensiva en el corazón de zonas residenciales, y que disparan contra nuestras áreas residenciales.
Como alguien fundamental en la redacción del código moral de las FDI, quiero preguntarle acerca de las consideraciones morales que apuntalan la forma en que Israel lucha en estas guerras. Y quiero saber si usted cree que somos capaces de seguir defendiéndonos, práctica y moralmente, contra enemigos que, a menudo, no tienen escrúpulos morales. Es decir ¿Somos capaces de sobrevivir, protegiéndonos, sin hundirnos a su nivel?
Me impresionó mucho, en 2006, cuando entrevisté al entonces comandante de la fuerza aérea, Eliezer Shkedy, y me dijo que el personal de los Kassam de Gaza, a menudo, llevaba niños con ellos cuando iban a disparar contra Israel. Le pregunté si considerábamos a estos niños como combatientes, y por lo tanto estábamos dispuestos a disparar contra ellos. Se sintió ofendido por la pregunta. Dijo que, por supuesto, la FAI no haría fuego contra ellos. Lo que había hecho, dijo, fue mejorar su precisión a fin que pudieran enfocarse en el personal de los Kassam más precisamente, sin afectar a los niños. («Si sabemos que [el terrorista] agarra la mano de su hijo, no disparamos», dijo entonces Shkedy. «Incluso si el terrorista está a punto de disparar un Kassam, y el Kassam está dirigido a matar. No disparamos. Usted debe saberlo»).
Quiero saber si todavía somos tan cuidadosos, si todavía estamos dispuestos a seguir ese tipo de estructuras. Me pregunto si es moral no disparar cuando el personal de un Kassam está a punto de disparar contra civiles israelíes, pero un niño que el personal ha traído con ellos está muy cerca y, por lo tanto, podría ser afectado.
Pero empecemos con esta pregunta: ¿Podemos sobrevivir aquí, enfrentando enemigos que utilizan métodos inmorales, sin hundirnos a su nivel?
Nuestra responsabilidad es mantener nuestras normas morales. Ése es un punto de partida muy importante porque, en asuntos de guerra, a veces pueden ser borrosas. La gente siempre habla de factores como el derecho internacional, la opinión pública, el mundo occidental – es decir, factores externos que se supone debemos satisfacer. No, yo digo que tenemos que defender nuestras propias normas.
¿Cuáles son esas normas?
Tomamos decisiones que reflejan nuestra aceptación de algunos aspectos del derecho internacional; otras partes, no las hemos aceptado. La cuestión principal, en estos campos de la moral y la ética, es qué veo cuando me miro en el espejo – no cuando miro la
Cuando el enemigo se convierte en más cruel y más duro de lo que fue en el pasado, entonces tenemos que protegernos de formas más inteligentes y diferentes, pero siempre según las normas que nos hemos fijado para nosotros mismos.
Se puede usar la analogía de un oficial de policía en un atraco a un banco. Si ve que el ladrón porta una pistola de juguete, no le disparará. Simplemente lo atrapará. Pero si es una pistola real, y el ladrón ya ha matado rehenes y está a punto de matar a otros, y la única manera de detenerlo y salvar rehenes es dispararle, el policía le disparará.
Las acciones del ladrón me han obligado a protegerme de él, por medio de medidas más duras. No es un caso de: va a disparar así que voy a disparar, o que hará cosas terribles, así que yo también haré cosas terribles, o no le importa matar rehenes, así que no me importa matar ladrones. En lo absoluto ese es el punto. A él no le importa matar rehenes, pero a mí sí me importa: yo no quiero matarlo a menos que no haya, realmente, ninguna alternativa.
Este ladrón está amenazando las vidas de gente, así que le dispararemos si no hay otra alternativa. Si podemos atraparlo sin dispararle, excelente. Si somos capaces de atraparlo sin herirlo, sin matarlo, excelente. Si no hay alternativa, es una tragedia impactarlo, pero eso es lo que debe hacerse.
Y, en líneas generales, es lo que está ocurriendo hoy con nuestros enemigos. Si nuestro enemigo luchara en el campo de batalla, en campo abierto, en uniforme, portando sus armas abiertamente, entonces sería un caso de un ejército enfrentando a una fuerza que se comporta como un ejército, y niños y otras personas no peligrosas no resultarían heridos. Pero el enemigo ha cambiado la forma en que combate. Así que no tenemos opción. En caso necesario, tenemos que protegernos.
Ahora hay una base para lo que tenemos que hacer: Somos un estado democrático. Y eso significa dos cosas. Una, estamos obligados a proteger eficazmente a nuestros ciudadanos de todo peligro. Así que tenemos una fuerza policial, para protegernos contra la delincuencia. Un Ministerio de Salud, para protegernos contra los peligros médicos. Un Ministerio de Transporte, contra los peligros en las carreteras. Y tenemos un Ministerio de Defensa, para protegernos contra los peligros que nuestros enemigos representan.
El Estado no puede evadir esta obligación. No puede decir, «estoy ocupado, tengo cosas más importantes que hacer». No hay nada más importante que proteger las vidas de los ciudadanos. Nada.
Un Estado democrático desea ocuparse de todo tipo de otras cosas, todo tipo de acuerdos, derechos de los ciudadanos, elecciones, medios de comunicación libres y así sucesivamente. Bueno, muy bien. Pero para disfrutar de todo o algo de eso, hay que estar vivo. Antes de llegar a algo de eso, para proteger algo de eso, hay que proteger mi vida.
Un estado está obligado a garantizar la protección efectiva de las vidas de sus ciudadanos. De hecho, es algo más que sólo la vida. Es una obligación garantizarles a los ciudadanos el bienestar y su capacidad de conducir su vida. Un ciudadano de un estado debe ser capaz de vivir con normalidad. Enviar los niños a la escuela a la mañana. Ir de compras. Ir a trabajar. Salir por la noche. Una forma rutinaria de vida. Nada extraordinario. El estado está obligado a proteger eso.
Al mismo tiempo, la base moral de un estado democrático es el respeto de la dignidad humana. La dignidad humana debe ser respetada en toda circunstancia. Y respetar la dignidad humana en toda circunstancia significa, entre otras cosas, tener sensibilidad por la vida humana en todas las circunstancias. No sólo la vida de los ciudadanos de tu estado. La de todo el mundo.
Esto se aplica, incluso, en nuestras interacciones con los terroristas. Estoy respetando la dignidad del terrorista cuando me pregunto, «¿Tengo que matarlo o puedo detenerlo sin matarlo?»
Y, ciertamente, hay que respetar la dignidad humana de los vecinos no peligrosos de los terroristas – que no son una amenaza. Siempre hablamos de «inocentes», pero la «inocencia» no es el tema aquí. La cuestión aquí es si son peligrosos. Así que la traducción correcta es «no peligroso».
¿Al igual que no amenazante?
Sí, ese es el significado. Si son «no peligrosos», significa que no tengo, ni siquiera, el comienzo de un derecho moral de hacerles daño deliberadamente.
Muy bien, así que eso es parte de la teoría. Ahora relacione eso con la Operación Plomo Fundido.
Bien. Tenemos que proteger a nuestros ciudadanos y tenemos que respetar la dignidad humana. Pero cuando se trata de una guerra como la Operación Plomo Fundido, es posible que esos dos imperativos entren en conflicto. Estoy obligado a proteger a mis ciudadanos, pero no tengo manera de protegerlos sin que los vecinos no peligrosos de los terroristas queden atrapados en el conflicto. ¿Qué debo hacer?
Dos cosas: Primero, usted decide qué es más importante en la situación dada. Y segundo, haga todo lo posible para que el daño a la otra parte sea tan pequeño como sea posible: Maximizar una defensa efectiva de los ciudadanos; minimizando los daños colaterales.
¿Cómo decido cuál de los imperativos en conflicto es más importante? A la gente no le gusta esta idea, porque no la entienden: Piensan que es inmoral dar prioridad a la defensa de los ciudadanos de su estado por sobre la protección de la vida de los vecinos de los terroristas. No entienden que el mundo está construido de tal manera que la responsabilidad está dividida.
Por favor, más detalles.
Somos responsables de los residentes del Estado de Israel. Canadá es responsable de los residentes de Canadá. Australia, de los de Australia. Y eso está muy bien. No somos responsables por las vidas de los canadienses del mismo modo que lo somos por las vidas de los israelíes, y viceversa. Esto es completamente aceptado, completamente moral y nadie cuestiona esto. No tenemos un gobierno mundial que sea responsable de todo. Tenemos estados con sus propias responsabilidades.
Ahora, de ahí se deriva el hecho que cuando se tiene un choque de imperativos, esta responsabilidad por sus propios ciudadanos tiene prioridad sobre la otra responsabilidad hacia los vecinos no peligrosos. Esto no tiene nada que ver con que seamos Israel, o judíos. Lo mismo se aplica a Estados Unidos, a Canadá o a cualquier otro país.
No puedo evadir mi responsabilidad primordial de proteger el bienestar de los ciudadanos de mi país. Ahora, entre todos los medios que podría utilizar para protegerlos, voy a elegir aquellos que son moralmente mejores – mejores desde el punto de vista de la eficacia para la protección y para la minimización de los daños a los vecinos de los terroristas.
¿Y qué podemos hacer para minimizar el daño causado a los vecinos de los terroristas?
No podemos separar al terrorista de sus vecinos. No podemos obligar a los terroristas a alejarse, porque no quieren alejarse. Esa es toda su estrategia: Estar allí. Los terroristas de Hamas en Gaza, Hezbollah en el sur de Líbano, quieren trabajar desde adentro. Los terroristas han borrado la diferencia entre combatientes y no combatientes.
Viven en zonas residenciales. Operan desde dentro de las áreas residenciales. Atacan a civiles. Y no se irán cuando les digo que se vayan. Nadie tiene el poder de alejarlos de donde están sin conquistar toda la zona, lo que requiere justificación especial.
Pero si no podemos obligar a los terroristas a alejarse, podemos hacer el esfuerzo de alejar a sus vecinos. No se alejará de sus vecinos, pero tal vez sus vecinos se alejen de él. Y la experiencia demuestra que este tipo de esfuerzo tiene éxito. Es decir, muy muchos vecinos no peligrosos se alejan de los terroristas si son advertidos.
Así que Israel, las FDI, lleva a cabo operaciones de advertencia muy intensas. Sin precedentes. Hay quienes no les gusta el término, «el ejército más moral del mundo». Creo que es una frase muy compleja, y debe hacerse todo tipo de diagnósticos profesionales. No se lo puede invocar alegremente. Pero veamos esa afirmación en este contexto particular.
¿Quién se esfuerza más que nosotros para advertir a los vecinos [para que abandonen una zona de conflicto]? ¿Quién lo hace mejor que nosotros? No sé si el público se da cuenta de esto, pero recientemente hemos llevado a cabo precisamente un acto de advertencia – mediante la publicación de un mapa con las posiciones de Hezbollah en el sur de Líbano. Israel dio a conocer detalles de cientos de pueblos donde Hezbollah tiene una posición bien en el interior del pueblo. Desde ahí, disparan contra nosotros, si quieren y cuando quieren, y tendremos que protegernos. Eso significa que tendremos que disparar contra el pueblo.
La publicación de este mapa es una advertencia: Sabemos, dice, que Hezbollah entrelaza a los terroristas con los vecinos no peligrosos. Entiendan que protegernos en esta situación, significará poner en peligro a la población. La población tiene que saber que está en una situación peligrosa.
¿Qué hacer en esta situación peligrosa? No lo sabemos. Les estamos diciendo a los vecinos no peligrosos que reflexionen. ¿Expulsar a Hezbollah? Eso es, aparentemente, muy difícil. ¿Alejarse de la posición de Hezbollah? Tal vez eso sea posible. ¿Alejarse cuando llegue el momento? Eso puede sonar teórico en la actualidad, pero cuando llegue el momento ¿Quién sabe? El hecho es que se trata de una advertencia previa.
En este contexto, vayamos ahora a la Operación Plomo Fundido. Distribuimos folletos [a los civiles de Gaza, diciéndoles que debían dejar una zona de conflicto potencial]. Puede ser que podemos hacerlo mejor – distribuir mejores folletos, más detallados, con una orientación más precisa sobre la manera de escapar. Nos introdujimos en sus programas de radio y televisión para dar avisos, para advertirles. Eso puede hacerse aún más eficazmente.
Efectuamos llamadas telefónicas a 160.000 números de teléfono. Nadie en el mundo ha hecho nunca nada por el estilo, nunca. Y está claro por qué eso es eficaz. No es un pedazo de papel que fue arrojado en mi barrio. ¡El teléfono sonó en mi propio bolsillo! Sí, se trataba de un mensaje grabado, porque es imposible hacer llamadas personalmente en esa escala. Pero aún así, fue mi número el que se marcó. Fue una advertencia dirigida personalmente a mí, no algún tipo de advertencia general.
Y, por último, tuvimos el enfoque «golpecito en el techo». Las FDI utilizaron armamento no letal, dispararon a los techos [de los edificios utilizados por los terroristas]. Ese armamento hace mucho ruido. Se trataba de una muy fuerte, ruidosa pista: Estamos cerca, pero todavía tienen la oportunidad de salir.
Lo que no usamos es nohal shachen (el «protocolo del vecino»). Recientemente he leído los comentarios de un general británico, el comandante en Afganistán…
¿El general Richard Kemp?
No, se trataba de otra persona, diciendo en una conferencia de prensa, cuán morales son sus fuerzas. Y luego describió su política, que era nohal shachen, como el símbolo de la moralidad de los soldados británicos.
¿Específicamente qué dijo que hacen?
Dijo que cuando se enfrentan a un terrorista escondido en un edificio con vecinos no peligrosos, hacen que uno de los vecinos telefonee o hable a través de un altavoz al terrorista talibán que se encuentra en ese edificio, y que le diga que, en lugar de matarlo a él y los vecinos y destruir la casa, debería rendirse y que sería sacado con varias garantías. Este comandante británico estaba muy orgulloso de este procedimiento aparentemente humano – un procedimiento que los tribunales aquí nos prohíben emplear. No lo empleamos.
Emitimos advertencias en una forma sin precedentes – no una advertencia, sino muchas. Hacemos enormes esfuerzos para lograr que los vecinos se alejen de los terroristas.
Ahora hay una cosa más que, a lo mejor, se podría hacer, y hay una discusión alrededor de ella: enviar soldados al edificio. Enviar soldados para comprobar si, tal vez, alguien permaneció. Estoy en contra de esto. Muy en contra.
Así que hay una diferencia entre lo que hicimos en Jenin [durante la Operación Escudo Defensivo en 2002, donde 13 soldados murieron en una emboscada] ¿y que hicimos en Gaza?
Sí, hemos cambiado nuestro enfoque. Ahora el enfoque es más apropiado. Creo que lo que hicimos en Jenin fue un error. Fue una concepción primitiva de que «está bien poner en peligro a los soldados». Siempre hubo un dilema como éste – aquí hay soldados y en el otro lado no hay soldados – los soldados estaban en peligro.
¿Por qué eso estaba mal?
Es necesario, hasta cierto límite, advertir a la gente que salga. En un momento dado, las advertencias se terminan y hay dos posibilidades. Que las personas se hayan quedado porque no quieren irse o porque no pueden irse. Si no pueden irse, a pesar de todas las advertencias, a pesar de las posibilidades para irse, aún se pueden enviar ambulancias para sacarlos, eso es interesante para mí, y vamos a volver a eso.
Pero si un vecino no quiere irse, él mismo se convierte en escudo humano del terrorista. Se ha convertido en parte de la guerra. Y lo siento, pero podría hacerle daño al intentar detener al terrorista. Haré mi mejor esfuerzo para evitarlo. Pero puede ser que, en ausencia de toda otra alternativa, puedo hacerle daño. Por cierto, no veo una buena razón para poner en peligro la vida de los soldados en un caso como ese.
A veces la gente no entiende esto. Consideran a los soldados, bueno, como instrumentos. Piensan que los soldados están allí para ser puestos en peligro, que los soldados están allí para asumir riesgos, que es su mundo, ésta es su profesión. Pero eso está tan lejos de la realidad en Israel, donde la mayoría de los soldados están en las FDI porque el servicio es obligatorio y porque el servicio de reserva es obligatorio. Incluso con un ejército profesional, hay que tomar en cuenta consideraciones morales. Pero ese es, obviamente, el caso cuando el servicio es obligatorio: Yo, el Estado, los envió a la batalla. Yo, el Estado, los hago abandonar sus hogares. En lugar de que vaya a la universidad o a trabajar, le pongo un uniforme, lo entrenó, y lo despacho. Si voy a ponerlo en peligro, le debo una muy, muy buena respuesta de para qué. Después de todo, como he dicho, este es un estado democrático que está obligado a proteger a sus ciudadanos. ¿Cómo me atrevo a ponerlo en peligro?
¿Incluso en uniforme, todavía es considerado como uno de los ciudadanos que el estado está obligado a proteger?
Sí, es uno de los ciudadanos que tiene la obligación de proteger. Pero alguien tiene que hacer la protección. Así que cada generación produce sus soldados. Ahora es esta generación. Antes se trataba de sus padres. Después de esto, serán de sus hijos. A su vez. Su generación.
Pero incluso ahora, que es esta generación, que son el pueblo en uniforme, necesito una razón muy poderosa para enviarlos a algún lugar peligroso.
¿Por qué los recluto en el ejército? Tres palabras: No hay opción. Teniendo en cuenta las amenazas que nos rodean, un ejército voluntario, profesional, no sería suficiente.
¿Y por qué los enviamos a Gaza? Porque durante ocho años antes de la Operación Plomo Fundido, hemos intentado todas las otras opciones. No sirvieron. No había otra opción. Enviamos al ejército a Gaza porque no había otra opción.
¿Y por qué los enviamos a esa teórica casa particular sobre la que hemos estado discutiendo? Porque en ella había terroristas armados que estaban atacando a Israel. No había otra opción. Pero ahora se quiere enviar soldados a esa casa por si acaso, de casualidad todavía hay alguien adentro que no se quiere ir. ¿Quieres que envíe soldados a sacarlos? ¿Por qué? ¿Por qué le debo eso? Emití tantas advertencias y este hombre se ha negado a salir. No tengo una razón lo suficientemente fuerte como para decirle al soldado que tiene que entrar. Este hombre ha sido advertido cinco veces y decidió no salir. Por lo tanto asumió el peligro para él mismo. Después de todos esos avisos, uno tiene que actuar contra los terroristas y contra aquellos de sus vecinos que decidieron no salir, y no poner en peligro la vida de los soldados.
¿Y ahora, qué hay con la cuestión de los civiles que los terroristas impiden que salgan de una zona de conflicto?
Esto tiene que ser manejado de manera gradual. Lo explicaré. Imaginemos una situación ficticia, en la que los terroristas han obligado a 20 niños a ubicarse en los techos de cada edificio en Gaza que ha sido marcado como objetivo porque hay terroristas en el mismo. Eso es lo que veo en las fotografías de mi reconocimiento. Cada techo está cubierto con niños.
Eso significa que no puedo disparar sobre esos edificios. Pero ellos están disparando contra mí desde esos edificios. Hay 20 niños en el techo, y desde la casa los terroristas están disparando. Ocurre lo mismo en todas las casas. Si no puedo disparar contra ninguna casa, porque hay niños en el techo, he perdido mi capacidad para protegerme. No hay nada que pueda hacer.
Siempre, en estas circunstancias, la gente dice: «Bueno, hagamos la paz». Bien. Grande. Quiero la paz. Tenemos que buscar la paz. Pero ahora estoy frente a estas casas y ellos están disparando contra mí. Hablar de una conferencia de paz, ahora, no es realmente el punto. O es como si la gente dijera, en el caso del policía enfrentando al asesino ladrón de bancos, «No le disparen. Tenemos que limpiar el barrio para que la gente tenga trabajo y no caiga en la delincuencia». Una vez más, grande, sí, eso es verdad. Tenemos que crear una situación donde no haya delincuentes en ese barrio, pero en este momento tengo un ladrón armado en el banco que está amenazando con matar a sus rehenes. Por lo tanto, ahora tengo que proteger a los ciudadanos de mi estado, y si no disparo contra ninguna de las casas que tienen niños en el techo, entonces no seré capaz de proteger a mis civiles. Y eso es impensable, fuera de la cuestión.
Entonces, lo que tengo que hacer, y es trágico de cualquier modo que se mire, es disparar contra una de esas casas. Dispararé inmediatamente contra el primer lugar desde el que disparen contra mí, a pesar de que haya niños en el techo, y algunos de esos niños morirán – porque no tengo otra opción, porque no tengo otro medio para protegerme. Los terroristas me quitaron los medios normales de autodefensa. Está fuera de cuestión que no pueda protegerme, así que espero que los terroristas saquen a los niños de los techos, y voy a esperar para que saquen a los niños de los techos para defenderme contra los terroristas, pero si no sacan a los niños de los techos, voy a seguir. No tengo otra opción. Un estado no puede decir «voy a permitir que mis ciudadanos sean asesinados porque el enemigo ha colocado niños en todos los techos y no voy a matar niños».
Eso me trae de vuelta a lo que usted mencionó al principio, acerca de su entrevista con el ex comandante de la fuerza aérea Shkedy y las circunstancias en que Israel dispararía y no dispararía.
Siempre puedo preguntarme, en todo tipo de circunstancias, tal vez hay una manera diferente para detener a este terrorista o a ese ataque. Tal vez tengo más tiempo. Si hay tiempo, si hay un medio alternativo, entonces eso es bueno. Cuando era jefe del Estado Mayor de las FDI, Moshe Ya’alon dijo, una vez, que evitó un ataque dirigido contra [el comandante militar de Hamas Salah Shehadeh cuando su hija estaba justo junto a él. (Shehadeh fue finalmente muerto en un ataque dirigido en el año 2002, en el que 14 personas más resultaron muertas, incluyendo a su esposa y nueve hijos. El entonces Primer Ministro Sharon dijo, más tarde, que habría abortado la operación si se hubiera dado cuenta de que podría causar esas otras muertes). Ya’alon, evidentemente, sabía que habría otra oportunidad y que podía correr el riesgo de esperar más tiempo para atacar. No era ahora o nunca.
Pero cuando es ahora o nunca, no hay otra opción. No podría dormir después de haber dado una orden que implicara matar no sólo terroristas, sino también a la hija de un terrorista. Si hay una opción, hay que usarla debido al imperativo de respetar la dignidad humana. Pero a veces no hay opción.
¿Israel se enfrenta cada vez más a tales dilemas? ¿Hay cada vez más situaciones en las que a los comandantes le resultaría difícil dormir?
Siempre tendremos la obligación de proteger a nuestros ciudadanos. Nunca renunciaremos a esa obligación. Esto es muy profundo. Este es Israel. Este es el estado del pueblo judío.
Yo nací aquí y mis padres vinieron aquí mucho antes de la Segunda Guerra Mundial. Yo no atravesé el Holocausto. Mi esposa sí lo hizo. Mi esposa es una sobreviviente. ¿Qué lección extraigo de la Segunda Guerra Mundial? Que no hay ningún otro en quien podamos confiar. Que cuando se trata de protegernos, no hay ningún otro en quien podamos confiar. Y no tenemos ninguna exención, nunca, para pensar en la mejor forma de protegernos. Y si el enemigo pone a niños en todos los techos de los edificios desde los cuales nos disparan, no vamos a capitular ante ellos. Es una situación trágica, pero no vamos a capitular.
Esto también requiere de un liderazgo que sea capaz de explicarles a los soldados por qué tienen que hacer esto – por qué tienen que hacer algo totalmente contrario a la intuición.
Absolutamente. Y el paquete de medidas que tomamos para minimizar el daño a aquellos que no son peligrosos para nosotros no tiene, verdaderamente, parangón en ninguna otra parte.
Cuando llevamos a cabo asesinatos selectivos, el proceso de aprobación es exhaustivo. Entonces hay una fase en la que pasa por «la investigación operativa». Se crea un modelo de la situación, con el fin de determinar las armas más apropiadas, el avión más apropiado a ser usado, el ángulo más apropiado para que haya una alta probabilidad de que el terrorista sea impactado, pero que el daño colateral sea el menor posible. Y lo que Shkedy le dijo a usted acerca de ataques a objetivos se confirma en las estadísticas. El número de daños colaterales en esos ataques es muy, muy pequeño hoy en día.
Ahora digamos que, en un ataque contra un terrorista clave, el piloto disparó su misil y en esos pocos segundos, antes de que impacte, de repente el piloto ve a un autobús escolar aparecer en la escena. No necesita permiso de nadie para abortar la misión y detonar el misil en otro lugar, sin causar daño. Él decide no atacar, a fin de no causar daños colaterales.
Es obvio que nunca buscará un autobús escolar amarillo, como se hizo hace unos días [en el ataque con misil de Hamas cerca del kibutz Saad en la que Daniel Viflik, de 16 años, fue asesinado]. Hacemos enormes esfuerzos para minimizar el daño en el otro lado, para minimizar el daño a las personas que no constituyen una amenaza.
Estos palestinos y Hezbollah están jugando este juego de ganar-ganar y es deprimente verlo. Si Israel no dispara contra ellos, son muy felices, y puedo entender eso. Pero si Israel dispara contra ellos, y son heridos niños, también son felices. Ellos celebran. Creo que estas pérdidas destruyen a las madres y a los padres. Pero la comunidad está aparentemente feliz: «Grande, tenemos algo desagradable que decir en contra de Israel. Israel mata niños».
Y se tiene a esta comunidad en su conjunto, incluso a parte de los medios de comunicación, internacionales e israelíes, que miran estos episodios con un solo ojo. Esta comunidad no ve nada más que pobres niños que han perdido la vida. Y, en realidad, son lamentables niños. ¿Cuál es la narrativa emergente? Que Israel mata niños y no se preocupa por eso. Estos agresores. Estos bárbaros. Y son ignoradas todas las miles de cosas que hacemos, precisamente, para evitar tales situaciones.
Esta comunidad y los diversos organismos políticos internacionales nos dicen: «Sí, ustedes tienen derecho a defenderse. Eso no se los podemos quitar. El derecho a la legítima defensa está en la Carta de las Naciones Unidas. Así que sí, ustedes tienen que protegerse. Pero no deben dañar a nadie que no sea peligroso». No hay tal realidad. Ni en Irak, ni en Afganistán.
Bueno, piden que Israel no sea desproporcionado, que no emplee mano demasiado dura.
Es bueno que usted haya mencionado eso. El mundo en general no tiene ni idea de lo que es la proporcionalidad. Proporcionalidad, en primer lugar, no se trata de números. La cuestión de la proporcionalidad, de acuerdo al derecho internacional, es si la ventaja militar justifica los daños colaterales. Y en segundo lugar, también de acuerdo al derecho internacional, está a consideración del comandante en el campo, porque sólo el comandante en el campo puede tomar la decisión: Qué gana con lo que está a punto de hacer y cuál es el daño colateral que probablemente cause. En el caso de Israel, disparamos y dos minutos más tarde, el secretario general de la ONU ya nos está acusando de utilizar una fuerza desproporcionada. ¿Sobre qué base hace esa suposición? ¿Cómo puede, posiblemente, saberlo?
Y, por último, todo este concepto de la proporcionalidad, sólo existe en el derecho internacional en situaciones en las que se sabe que se va a dañar a personas no peligrosas. No es pertinente en otras circunstancias. Está diseñado para situaciones en las que los no combatientes se verán afectados y, en estas circunstancias, el comandante en el campo debe sopesar los beneficios y los daños. Las cuestiones de proporcionalidad son claras sólo en los extremos. Entre esos extremos, sólo el comandante en el campo puede sopesar el equilibrio. Es muy difícil darle una fórmula.
Quiero presentarle algunas de las críticas que se han planteado acerca de por qué y cómo el ejército israelí llevó a cabo la Operación Plomo Fundido, incluyendo las objeciones planteadas por columnistas de este diario. Se ha afirmado que nosotros, Israel, invadimos su territorio, y que se estaban defendiendo de nosotros. La relación de muertes, de aproximadamente 100 a 1, ha sido destacada como prueba ostensible del uso desproporcionado de la fuerza por parte de las FDI. Se ha argumentado que, por supuesto, Hamas, no se involucró en un conflicto abierto y convencional con nosotros – ejército contra ejército, en uniforme – porque habrían perdido. Su única oportunidad era luchar desde dentro de las zonas residenciales. Y se ha afirmado, nuevamente como prueba de una ostensible reacción exagerada israelí, que mientras que Israel sufrió un poco más de dos docenas de muertes por sus ataques contra nosotros, entre 2005 y 2008, sus pérdidas en ese período ascendieron a 1.250.
En primer lugar, es absolutamente ridículo, y no tengo otra palabra, decir que hemos invadido su territorio y por lo tanto se defendieron de nosotros, como si hubiéramos irrumpido desde un claro cielo azul y se estuvieran protegiendo. La imagen real es que atacaban a Israel incesantemente e Israel se defendía de sus incesantes ataques. Si no nos hubieran atacado incesantemente, las FDI no habrían entrado.
Sí, pero a último momento ofrecieron una especie de alto el fuego.
Pero siempre incumplieron sus altos el fuego. Disparan contra nosotros y después declaran un alto el fuego para que no seamos capaces de protegernos en contra de su siguiente ataque, en contra de su próximo ataque contra un autobús escolar. Fuera de cuestión.
La legítima defensa no sólo significa el sistema anti-cohetes Cúpula de Hierro. La legítima defensa constituye un montón de otras cosas también. Cúpula de Hierro es un caso de, bueno, del estilo que disparó contra mí, intercepté el misil en el aire y por eso no logró hacerme daño. Eso es genial. Pero la legítima defensa significa que debo silenciarlo – hacer que no me ataque la próxima vez, en unos momentos, con los medios que usó para atacarme ahora.
¿Debo negarle la capacidad de hacer eso?
Sí. No en el sentido más amplio de lo que eso podría implicar, sino por los medios que sean apropiados para la situación.
Vea la Segunda Guerra del Líbano. Comenzó con el secuestro de soldados y el asesinato de los soldados. ¿Significa eso que se me permite sólo secuestrar o matar a unos cuantos soldados de Hezbollah? No. Tengo para garantizar que Hezbollah no sea capaz, ni ahora ni en un futuro próximo, de llevar a cabo una acción similar. La legítima defensa se extiende a atacar la fuente del ataque que acaba de llevar a cabo y desde el cual sería capaz de atacarme nuevamente enseguida. Si no tomo medidas, presumiblemente me atacará de nuevo. Siempre quiere atacarme. No tengo ninguna razón para pensar que sólo habrá un Kassam o un Katyusha. Va a disparar otro.
Así que, volviendo a «Plomo Fundido», esto no fue, ciertamente, nuestra invasión y su defensa. Cuando enfrentaron a los ejércitos de Estados Unidos y la Unión Soviética en la Segunda Guerra Mundial. ¿Los alemanes tenían el derecho moral a la legítima defensa, porque los ejércitos invadieron su país? Toda la invasión de los aliados en Alemania fue legítima defensa contra la Alemania nazi. Afirmar que, en Gaza, ellos se están defendiendo en contra de nuestra invasión es, realmente, una objeción nada seria.
Ahora, en cuanto a la cuestión de la relación de muertes. Ese no es el punto. No se trata de una competencia deportiva. Hay que preguntarse, «¿Qué me está haciendo?» – No en términos de daños, sino en términos de peligro.
Observe lo que pasó con el reciente ataque contra el autobús escolar. Sólo un niño fue asesinado. «Sólo uno». Uno también es demasiado. Pero si los terroristas hubieran disparado cinco minutos antes, habría habido decenas de niños muertos. El hecho es que hay un peligro para la vida de los niños que viajan en un autobús escolar en las carreteras de Israel. El que [la mayoría de los niños] tuvieran suerte esta vez, que un niño fue asesinado y el resto no, no entra en la ecuación.
Digamos que tengo el último sistema Cúpula de Hierro y nadie es muerto por sus ataques. ¿Por eso tengo prohibido atacar a los que están disparando contra mí? Por supuesto que no. Tengo que estar preocupado por una situación peligrosa en la que la Cúpula de Hierro no funcione o no funcione correctamente, o que no tenga suficientes baterías Cúpula de Hierro en servicio. Tengo que silenciar la fuente del peligro y, por lo tanto, tengo permiso para atacarla.
En cuanto a los números de muertos en el otro lado, eso necesita ser examinado sin ninguna conexión con el número de muertos de nuestro lado. Hamas, hoy, admite haber perdido un número muy elevado de personas que estaban directamente conectadas a Hamas. Todos esos «policías» [muertos en ataques de la FAI al comienzo de Plomo Fundido] no eran policías en el sentido occidental de la palabra. No eran personas empleadas para levantar infracciones por alta velocidad. La información publicada poco después de Plomo Fundido detalló su despliegue de combate, el papel que cada uno de ellos debía desempeñar cuando el ejército israelí entró. Ésta fue una fuerza de apoyo para el ejército de Hamas. Las atacamos legítimamente.
Ahora bien, había 200 personas que no eran peligrosos y que resultaron muertas.
¿Sólo 200?
Sí, 200 que no tenían ningún vínculo con Hamas. Todo el resto tenía un claro vínculo con Hamas. Y cada uno de los casos en que esos 200 murieron debe ser verificado. Esos 200 son, por supuesto, 200 de más. Eso no significa que no deberíamos haber realizado la operación «Plomo Fundido», como lo hicimos. Pero sí significa que si hay un Plomo Fundido II, deberemos usar métodos que signifiquen que no serán 200 – que serán cuanto menos, mejor.
Podemos aprender de cada una de las circunstancias en las que los 200 murieron. En los márgenes, algunas de esas muertes se derivaron de la falta de profesionalismo, donde un soldado no hizo lo que debería haber hecho. Obviamente hay cosas para corregir.
Pero quiero enfatizar que hacer que la policía militar interrogue a cientos de soldados después de una operación como ésta, aunque comprendo el efecto político, no es bueno para el ejército. No va a salvar vidas. Hay que confiar en las investigaciones que el propio ejército lleva a cabo.
La gente piensa que el tratamiento ideal es enviar a los más duros investigadores policiales e imponer las más pesadas sanciones. Se puede imponer cualquier castigo que se guste. Pero no va a resolver los problemas que se derivan de la falta de profesionalidad, o errores de juicio, o malos entendidos, que hacen que personas mueran. Algunos de nuestros soldados también murieron por nuestro propio fuego. Nadie de nuestro lado quería matar a nuestros soldados, pero sucedió. Murieron. Así que, obviamente, hay cosas para corregir en el nivel de profesionalismo. Simplemente castigar a la gente no va a ayudar de ningún modo.
Las investigaciones internas del ejército son el foro correcto para hacer frente a esto, al menos inicialmente. Si resulta necesario, existe un fiscal militar y se convierte en un asunto legal.
Hubo un caso en los tribunales militares de dos soldados Givati, de una unidad de ingeniería de combate, que tomaron a un chico palestino y le dijeron que abriera una bolsa sospechosa. Lo que hay de extraordinario acerca de esta historia – y he leído todos los documentos de la corte – es que estos soldados estaban de pie junto a él. Si el pibe hubiera accionado un explosivo, ellos también habrían muerto. Y cuando el pibe no pudo abrir la bolsa, dispararon contra ésta. Nuevamente, si hubiera estallado, todos ellos habrían muerto. Y estos eran soldados cuya experiencia militar era en manejo de explosivos. Así que éste fue un error de juicio por parte de soldados que no habían dormido, me dijeron, durante tres días. Trabajo nada profesional.
Ahora, por supuesto, esto era imperdonable. Fueron juzgados con toda razón y castigados por utilizar al niño de esa manera. Pero el problema principal fue que actuaron sin profesionalismo. Eso es lo que necesita ser corregido.
Quiero regresar a los policías de Hamas que fueron muertos en el primer día de Plomo Fundido. Ese día no estaban involucrados en terrorismo. Estaban en una ceremonia de graduación. ¿Y, sin embargo, dice usted que matarlos fue moralmente aceptable?
Al entrar en un lugar, hay que pensar no sólo en quien está disparando contra ti, sino en quien va a disparar contra ti. Esa es lo razonable en las leyes de la guerra. En este caso, esas fuerzas, sin duda, tenían el potencial de dañar a las FDI. Gaza es un lugar muy pequeño. Esto es Hamas. Estas eran las fuerzas que estaban ayudando a Hamas. Y por lo tanto, estaba claro que mañana se unirían con las fuerzas que tratarían de dañar a las FDI.
¿Qué pasa con el argumento de que Hamas, obviamente, sería derrotado por las FDI en una guerra convencional y, por lo tanto, su única opción es luchar desde dentro de las zonas residenciales?
Escuche, no estamos viviendo en la Edad Media. No se trata de guerras entre caballeros, donde no es justo si uno tiene una lanza grande y el otro tiene una pequeña daga. Se trata de la obligación de proporcionar una protección eficaz a mis ciudadanos. El hecho que usted sea débil militarmente, no me exime de las medidas que tengo que tomar para proteger a mis ciudadanos.
Si usted da pasos hacia la paz, entonces no nos dispararemos el uno al otro. Por lo tanto, a nivel diplomático, le diré que quiero la paz. Pero hubo una retirada. Salí de su área totalmente. ¿Qué quiere de mí? Israel se retiró completamente. No fue fácil. Parte del público sintió un terrible dolor. Personalmente, no me causó dolor dejar esas áreas que conquistamos en 1967. Pero ver que, después de 30 años, estábamos destruyendo todas las casas y sacando a los niños que nacieron allí, me dolía el corazón por esos niños.
Así que nos fuimos, ¿y qué obtuvimos? La Carta de Hamas, que dice que tienes que destruir a Israel. Gilad Shalit, y no permitir que la Cruz Roja se le acerque.
Israel se protegerá en función de la forma en que sea atacado. Si el enemigo no tiene tanques, entonces no será una batalla de fuerzas blindadas contra fuerzas blindadas. Pero será una batalla, y me protegeré contra lo que sea que utilicen para atacarme. El hecho de que no tengan tanques y aviones no justifica el terrorismo. Eso no es justificación moral. La justificación moral no está en función de los medios que se tienen. Está relacionada con las limitaciones sobre los medios que utiliza.
Y, sin embargo, hay un montón de empatía internacional para ese planteo, entre otros, por parte de Ted Turner hace unos años, que no tienen armas, aparte de sus cuerpos. («Los palestinos están luchando con suicidas humanos con bombas, eso es todo lo que tienen», dijo el fundador de CNN en 2002.)
Bueno, pueden hacer la paz. ¿Cuándo comenzaron los terroristas suicidas? Después de que Ehud Barak hiciera sus ofertas a Yasser Arafat y Bill Clinton [en 2000], y Arafat las rechazó. Si las negociaciones fracasan eso no significa decir, «Se acabó, ahora tenemos que empezar a disparar.» Si las negociaciones fracasan, hay que prepararse mejor para la siguiente ronda de negociaciones. Está bien que Arafat diga «no» en algún momento. Así es como funcionan las negociaciones. Se puede decir «no» una y otra vez, pero se continúa negociando. ¿En lugar de eso, que los terroristas suicidas comiencen a llegar? ¿Por qué existe simpatía por eso?
La gente simpatiza con eso hasta que les ocurre a ellos. Y cuando les ocurre a ellos, cambian. Todos esos países – Gran Bretaña, España, Suecia – en el momento en que enfrentan al terrorismo, cambian.
Pero no cambian. En Gran Bretaña, por ejemplo, después del cuádruple atentado suicida de Londres de 2005, la gente culpó a Tony Blair. Se dijo que Gran Bretaña estaba siendo atacada porque apoyaba demasiado a Israel o apoyaba demasiado a George Bush en Irak…
Pero en la práctica, también Gran Bretaña tiene ahora la Ley de Terrorismo, que les permite hacer todo tipo de cosas para luchar contra el terrorismo. Gran Bretaña es, en realidad, la más semejante a nosotros, ya que vivió con el terrorismo irlandés durante tantos años.
Pero todavía no veo ninguna empatía por Israel.
En mi trato con los representantes de ejércitos extranjeros, no me encontré con ninguna oposición a los principios que le presenté a usted. Ninguna oposición excepto, tal vez, entre los holandeses. Los holandeses no piensan en sí mismos como un ejército – sino más bien como una fuerza para la vigilancia de la paz.
Sin embargo, la opinión pública internacional es hostil, y eso influye en la opinión política, lo cual afecta el clima internacional que, finalmente, puede limitar la capacidad de Israel para protegerse…
Analicemos cuidadosamente ese concepto de la opinión pública, los gobiernos y el clima internacional. Los gobiernos siguen sus propios intereses. Cuando tienen un interés en criticarnos, nos critican. Cuando tienen un interés en defendernos, nos defienden.
Cuando se publicó el Informe Goldstone, dije inmediatamente que no teníamos nada que temer desde el punto de vista de la aplicación del derecho internacional – porque somos más moderados que el resto del mundo, y si esas no fueran las normas, no seríamos capaces de hacer nada para protegernos, pero tampoco EE.UU., la OTAN o cualquier otro en Irak o Afganistán. Y, por lo tanto, EE.UU. y la OTAN no podían permitir que ese informe tuviera un impacto práctico. Ahora que Goldstone escribió su artículo, cambiando un poco, aún más ese es el caso.
¿Israel habría llevado a cabo todas estas investigaciones sin Goldstone?
Sí. Y mire cuán pocos autos de procesamiento se concretaron al final. Hubiera sido lo mismo sin Goldstone.
Así están estos gobiernos, cuyas acciones están en función de sus intereses. Está el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas – discúlpeme, pero si la gente no cree que todo esto no tiene que ver con la política, basta con observar este cuerpo, que fue presidido por Libia y el 80 por ciento de cuyas decisiones están en contra nuestra. Hoy todo el mundo habla de manera diferente acerca de Libia, pero este Libia al que todos atacan ahora, es el mismo Libia que siempre actuó en contra nuestra.
Y tenemos toda esta charla sobre la ocupación, como si nosotros fuéramos los únicos en el mundo en esta situación. La situación de ocupación es muy problemática. Pero China ha estado en Tíbet durante más tiempo. Y la ex Unión Soviética, en esas islas al norte de Japón – también más tiempo. Y el mundo no se escandaliza. En ninguna parte hay manifestaciones en relación al hecho que esas islas japonesas están bajo soberanía rusa. China ha violado el Tíbet, matando monjes y monjas, destruyendo los monasterios tibetanos. Ningún escándalo.
Es todo una función de la política. Hablar en contra nuestra, es por intereses políticos. Y, de paso, criticarnos no es necesariamente antisemitismo. Puede ser función de otras cuestiones, de cuestiones de petróleo, Arabia Saudita, Libia, no lo sé – todo tipo de consideraciones.
En cuanto a los medios de comunicación internacionales que, en gran medida, están en contra nuestra, hay montones de explicaciones para eso. Hay que reconocerlo, y ponerlo en proporción. ¿Qué tan importante es lo que The Guardian dice? Ahora, con el gobierno conservador en Inglaterra, ¿A quién le importa lo que dice The Guardian? ¿Influye en el primer ministro? Eso es difícil de creer. Podría importar un poco más poco antes de las elecciones. El público, en los márgenes, puede estar influenciado por los diarios, pero la importancia de los diarios en influenciar a los políticos es limitada.
¿Por qué se considera importante lo que dicen los diarios? ¿Debido a que influencian a la opinión pública? ¿Y por qué es importante la opinión pública? No tenemos un genuino acceso a las opiniones reales de los ciudadanos. No sabemos exactamente lo que el público está pensando. Y tendría que probarme que es importante. La influencia del público sobre los políticos es limitada.
Pero el hecho es que Israel se siente cada vez más aislado, y existen potenciales implicancias prácticas.
¿Realmente? ¿Qué potencial para consecuencias prácticas? Nosotros, como judíos – y lo entiendo, pero tenemos que pararlo – somos agudamente sensibles a cualquier ataque contra nosotros. No sólo cuando es antisemitismo o anti Israel. Incluso cuando alguien nos ataca por alguna política de ese gobierno. Las luces se encienden. «Nos están atacando». Nos parece absolutamente terrible. Entiendo ese sentimiento. No tenemos una historia de ser amados por todos. Más bien lo contrario. Pero se requiere un poco de perspectiva. Obviamente tenemos que estar activos en todos los frentes. Los medios de comunicación internacionales es un frente. Así que está el portavoz de las FDI. Está el Ministerio de Diplomacia Pública. Todo el mundo debe hacer todo lo posible para mejorar esta situación. Pero no es tan importante.
Observe lo que ocurrió después de la Operación Plomo Fundido. Los líderes europeos y el presidente de EE.UU. vinieron aquí. Ese fue un signo de solidaridad con Israel. Así que no creo que haya un peligro de ser considerados [un estado paria] como Sudáfrica.
Las consecuencias prácticas: Este otoño, los palestinos podrían muy bien presentar una resolución a la Asamblea General de la ONU, buscando la condición de estado. Y más de 100, 120, 130, no sé, naciones la apoyarán, posiblemente respaldados por la resolución «Unidad para la Paz» lo que lleva a la posibilidad de sanciones y boicots no vinculantes.
En primer lugar, no sé qué implicancias prácticas habría. En segundo lugar, sabemos que, en situaciones como ésta, a veces sólo tenemos a EE.UU. y Micronesia con nosotros, y sobreviviremos. Y en tercer lugar, y más importante, tenemos que trabajar sobre la cuestión del estado palestino. Con más celeridad de lo que lo estamos haciendo.
No es necesario esperar un discurso del Primer Ministro Netanyahu en Bar-Ilan, y todo tipo de observaciones interesantes del primer ministro Sharon, para reconocer que es esencial que haya un estado palestino. El Estado de Israel, en su Proclamación de Independencia, reconoció al estado palestino. Declaró que «el derecho del pueblo judío a establecer su Estado es irrevocable. Este derecho es el derecho natural del pueblo judío de ser dueño de su propio destino, como todas las demás naciones, en su propio estado soberano». ¡Al igual que todas las demás naciones! La corriente sionista dominante apoyó la decisión de partición, que prevé un estado para los judíos y un estado para los palestinos. Reconocimos un estado palestino desde el mismo principio.
Eso no es nada nuevo. Eso no es hacerle un favor a nadie. La cuestión es bajo qué circunstancias se establece un estado palestino. No tengo que ayudar en el establecimiento de algo que me quiere aniquilar. Pero que los palestinos tienen derecho a ser un pueblo en su propio estado, en su territorio en alguna parte entre el río y el mar, es evidente.
Quiero volver a las objeciones sobre lo que las FDI hicieron en Gaza. Usted hizo notar que sacamos a toda nuestra gente, pero la objeción es que no liberamos Gaza. Todavía evitamos que entren productos. Todavía controlamos las fronteras. No les hemos dado el control total.
Dado que se están armando incesantemente, a través de buques cargados de armas, a través de los túneles, mi legítima defensa requiere de esos controles. No quiero tener que depender de la Cúpula de Hierro para derribar el misil. En primer lugar, quiero que el misil no llegue a Gaza desde Irán. Por lo tanto, mantengo el bloqueo marítimo, que es sin duda legítimo de acuerdo con todas las leyes de la guerra en el mar, para evitar que traigan armamento. Y lo mismo pasa con los cruces terrestres. No permitimos el libre acceso, ya que es probable que nos ponga en peligro.
Tenemos «control efectivo» en las fronteras – sobre lo que entra y sale. Pero no tenemos control efectivo adentro. Hamas es el gobierno de facto de Gaza, Hamas tiene ahí el control efectivo. Y, por lo tanto, Hamas es responsable por el hecho que haya terroristas mezclados con sus vecinos no peligrosos. Ellos cargan la responsabilidad por ello.
Aparte de eso, nosotros cuidamos de que no haya una catástrofe humanitaria en Gaza, desde el punto de vista de alimentos, medicinas y otras necesidades.
¿Existe un derecho internacional sobre guerras vigentes y apropiadas para el tipo de situaciones que hemos estado discutiendo, o necesita ser modificado?
El derecho internacional fue creado para otros propósitos. Fue creado sobre la base de supuestos en que la guerra era un caso de ejército contra ejército. Fuerzas uniformadas. Civiles a un lado. En esas circunstancias, lo que es aceptado internacionalmente es aceptable para nosotros. En general la gente respeta esto. Estas son leyes que se aplican a situaciones de guerra clásica.
Pero ahora, cuando estamos en una guerra contra organizaciones, no contra estados, todos los supuestos colapsan. ¿Por qué los estados firmaron los tratados internacionales? Por razones de prudencia política, no debido a una alta moral: Si no daño a sus civiles, él no va a dañar a mis civiles, y ambos nos beneficiaremos. Si no mato a sus prisioneros, no matará a mis prisioneros; no dispararé armas químicas contra él, y él no disparará armas químicas contra mí. Todo es reciprocidad.
Pero ahora, en nuestras situaciones, no hay reciprocidad. Israel está siempre tratando de minimizar los daños colaterales que causa a sus enemigos, y sus enemigos siempre tratan de maximizar el daño – que no es colateral; realmente sus objetivos son los ciudadanos.
Esto nos lleva de vuelta a donde comenzó esta entrevista: esto no significa que Israel ahora actuará en la forma en que sus enemigos lo hacen. Pero ya ve que, ahora, Israel tiene que actuar de acuerdo a sus intereses y sus normas, y no de acuerdo a algún tipo de imagen que sea común a Israel y sus enemigos. Esta noción general de reciprocidad ha desaparecido.
Y luego está la cuestión de los aspectos prácticos que sustentan las normas de la guerra, que requieren distinguir entre combatientes y no combatientes. Solía ??ser muy simple: los soldados llevan uniforme, con la leyenda Ejército de EE.UU., Infantes de Marina o FDI escrita en ellos. Las armas se llevan abiertamente. Se está en uniforme o no. Es muy crudo. Y funciona. Está claro quiénes son los soldados y quienes no lo son.
Ahora es una mezcolanza. Ahora se tiene ciudadanos con buenas intenciones y ciudadanos con malas intenciones. Nadie puede decirles que preserven la distinción entre combatientes y no combatientes. Nosotros la preservamos efectivamente, porque era fácil establecer la distinción. Ya no.
No estoy diciendo que debemos cambiar las reglas de la guerra. Pero debemos ampliarlas. No cancelar nada, pero entender que, en estas nuevas guerras, se necesita algo más. Otra cosa que se apoye en la misma base moral: «aliviar las calamidades de la guerra», como alguien lo puso en un documento internacional hace doscientos años.
¿Cómo se pueden aliviar las calamidades de la guerra? En primer lugar, no teniendo ninguna guerra en absoluto, si es posible. Pero si la guerra estalla, preguntémonos cómo hacer realidad estos principios, cómo protegernos y advertir a los vecinos no peligrosos, aliviando las calamidades de las guerras. Necesitamos doctrinas, en el espíritu del derecho internacional, que nos digan qué hacer en determinadas circunstancias que no son situaciones de guerra clásica. Y recuerde, estas determinadas circunstancias son siempre cambiantes. Necesitamos una doctrina que sea apropiada para toda situación.
En los primeros años de la década de 2000, luchamos contra una organización civil que enviaba terroristas suicidas desde una entidad política – la Autoridad Palestina – pero no desde un estado.
Luego tuvimos la Segunda Guerra del Líbano, con Hezbollah, una organización semi militar, apoyada por los ejércitos de Irán y Siria, asentada en el territorio del estado de Líbano, y algunas de sus actividades eran el terrorismo, y algunas eran actividades guerrilleras contra soldados.
Luego vino la Operación Plomo Fundido. Una vez más, no contra un estado – la AP está a cargo, pero no es un estado – pero contra una organización semi militar, recibiendo apoyo de los mismos lugares, de Irán y de Siria, y está el gobierno de facto. Que no fue el caso de los dos casos anteriores.
Y ahora, si hay una Tercera Guerra del Líbano, Hezbollah integra el gobierno libanés. Ya no es una milicia asentada en el sur del Líbano. Es un partido en el gobierno libanés. Así que si dispara contra nosotros, necesitamos una doctrina diferente que cubra lo que debe hacerse. El gobierno libanés incluye un partido que tiene una milicia que nos está disparando. No es el ejército libanés el que nos está atacando, pero estamos siendo atacados por una fuerza que está en el gobierno.
Estas doctrinas apropiadas deben ser informadas con el mismo espíritu: somos un estado democrático, debemos proteger a nuestros ciudadanos, respetamos la dignidad humana, debemos minimizar los daños colaterales con todos los medios efectivos…
¿Y la gente está trabajando para producir estas nuevas doctrinas?
El ex jefe de Inteligencia Militar de las FDI] Amos Yadlin y yo redactamos una doctrina a mediados de la década de 2000, que se ocupaba de los asesinatos selectivos. Todo ejército que lucha necesita su doctrina.
¿Hay gente trabajando en otros aspectos?
La gente está comparando notas. Y cada situación internacional es diferente. Pero si se observa la forma en que los estados democráticos están lidiando con sus situaciones, es muy similar. Así que hay una especie de proceso. Hay tratados que el mundo ha firmado – Ginebra, La Haya y así sucesivamente. Y luego está el derecho internacional consuetudinario. El mundo está lleno de los organismos de estados no democráticos, que no me interesan. Pero parece que el mundo democrático…
¿Está siguiendo doctrinas prácticas que son muy similares?
Sí. Estuve en Alemania no hace mucho tiempo, en una conferencia sobre asesinatos selectivos. Se trataba de una audiencia de oficiales. Uno de los oradores fue un general alemán de cuatro estrellas. Uno era de la Cruz Roja Internacional. Y yo estaba ahí para detallar la realidad israelí. Y presenté el enfoque que hemos discutido sobre ataques dirigidos, el que Yadlin, yo y otros muchos desarrollamos a mediados de la década de 2000. El público lo aceptó. El hombre de la Cruz Roja no lo objetó.
En los grupos de trabajo posteriores, el general alemán dijo que entendía a los israelíes. Estaban en una situación diferente a la de los alemanes que luchan en Irak y Afganistán. Si los alemanes se vieran obligados a operar en circunstancias similares a las de Israel, harían lo mismo. Y recuerde que Alemania de hoy es súper democrático.
Escucho lo mismo en todas partes en los estados democráticos. He estado en algo así como 15 de ellos, desde India hasta Canadá. No hay nadie que diga que no tengo que proteger a mis civiles y minimizar el daño [al otro lado]. No hay nadie que diga que no debe perjudicar al otro lado y minimizar el daño a mis civiles. Nadie dice eso. Nadie. En ninguna parte.
¿Ha habido cosas que Israel ha hecho, que las FDI han hecho, que le molesten?
Nos hace falta mejorar en gran medida nuestro profesionalismo – no sólo en términos de armamento operativo, sino también en términos de una mejor comprensión de los principios que hemos propuesto aquí.
Le doy un ejemplo: he oído a una determinada persona decir, durante la Operación Plomo Fundido, que tenemos que hacer que el otro lado entienda que ba’al habayit hishtagea – que Israel «se ha vuelto loco». Eso es absolutamente inaceptable. De hecho, tenemos que hacer que se dé cuenta de todo lo contrario: que Israel no tiene nada de loco. Que Israel actúa agresivamente sólo porque no tiene otra opción. Golpea gente sólo porque tiene que hacerlo. Golpea a gente no peligrosa sólo en un caso de daños colaterales, mientras que hace enormes esfuerzos para no hacerles daño.
Y si algún ministro, u otro, dice algo tan inaceptable, porque es irresponsable o porque carece de comprensión, eso no significa que nuestros soldados deberían pensar eso. Sus comandantes deben explicarles esto a ellos. Ellos necesitan entender esto.
Si el grado de comprensión de los principios clave que he presentado aquí fuera mayor, es posible que hubiera habido menos de 200 muertes entre las personas no peligrosas que fueron muertas en la Operación Plomo Fundido. No explicamos lo suficiente y no entendemos lo suficiente. Las personas se desempeñan mejor cuando entienden lo que están haciendo.
¿Qué piensa de la cobertura de los medios de comunicación israelíes de la Operación Plomo Fundido y de las ONG locales, incluyendo la prisa en resaltar las denuncias de marzo de 2009, de la posteriormente desacreditada Academia Militar Rabin, que los soldados habían atacado deliberadamente a civiles?
Los medios locales son culpables de sensacionalismo y falta de responsabilidad. Haaretz tiene un programa y sesga todo al servicio de ese programa. Y otros, como Yediot y Ma’ariv, son simplemente sensacionalistas. No hay conexión, siquiera, entre sus titulares y el contenido.
Leí las actas del debate en la academia Rabin. También leí todo lo que dijeron los soldados de Rompiendo el Silencio. Leí el documento completo. Ese documento completo surgió sólo después de que los medios de comunicación internacionales vinieron a mí para que responda al supuesto resumen que había salido unos días antes. De ese resumen, se podría haber pensado que habían expuesto una gran ola, un tsunami, de crímenes de guerra, que era muy difícil de creer que pudiera ser posible. Y de hecho, no fue posible. Todo estaba sesgado en ese informe. Se trata de un cuerpo político con un programa político que es legítimo, pero utiliza métodos, en mi opinión, que no son legítimos en términos de ética de medios de comunicación y ética de las ONG.
En cuanto a B’Tselem, y ONGs internacionales como Human Rights Watch y Amnesty, todos ellos tienen un doble rasero. Para ellos, está el lado pobre, miserable y el lado fuerte. Testimonio que viene del lado miserable se toma a valor nominal. Lo que viene del lado fuerte está contaminado – «es un portavoz, es un encubrimiento». Sospecha radical para un lado y prácticamente una ilimitada disposición a aceptar todo lo que viene del otro. Eso es un doble rasero y crea una imagen totalmente sesgada. No confío en ellos.
Por otro lado, no importa de dónde viene una acusación, las FDI deben darle una mirada. Las FDI deben mirar en todas las historias de B’Tselem, en todas las historias de Machsom Watch, en todas las historias de Amnistía Internacional. No porque confíe en ellos. No lo hago. Pero no hay que confiar en ellos para hacer el trabajo correctamente. Mirar dentro de cada historia. Hay una proporción diminuta, microscópica que tiene cierta base, a fin de buscar, revisar, averiguar.
http://www.jpost.com/LandedPages/PrintArticle.aspx?id=217479
Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld
Debes estar conectado para publicar un comentario. Oprime aqui para conectarte.
¿Aún no te has registrado? Regístrate ahora para poder comentar.