La mano que blande el cuchillo

La mano que blande el cuchillo tiene su muñeca en Gaza y su brazo en Teherán, y quien no quiera verlo así que se haga operar de la vista y repase un poco la propaganda islamista en la red, que es donde primero debería combatirse al estado islámico, esos profesionales del asesinato y oscuros adalides del despotismo analfabeto. Ha vuelto a ocurrir, esta vez en Tel Aviv, nos han agredido impunemente en un autobús de línea y aún hay quien piensa que se puede llegar a algo con los palestinos. Rien de rien, de ningún modo mientras persista el odio y la falta de la más mínima educación para la convivencia.

Lo del cuchillo es tan viejo como los zelotas y sicarios de la época de los romanos. Entonces la tierra era nuestra desde hacía mucho tiempo y éramos un pueblo sometido al imperio, robado y asesinado por las legiones. Los palestinos tienen derecho a su parte en las tierras bíblicas roturadas por el odio y la intransigencia, pero Israel no es Roma y tampoco somos la causa de su desgracia, más bien todo lo contrario, como estamos empezando a saber por boca de algunos valientes que, solitarios entre nuestros enemigos, dicen la verdad. Especialmente mujeres, que siempre ven más claro y velan por el futuro de sus hijos. Saben que librarse de Hamás y los extremistas es liberarse a sí mismas.

Entretanto, el ministro Valls en Francia ha entonado un mea culpa auto acusándose por la deplorable situación en la que viven los musulmanes en Francia. ¡Nadie se conmoverá por ello y ningún musulmán extremista se sentirá inclinado a la buena conducta! Aún más claro fue el político de origen holandés y musulmán de fe que sostuvo que los disconformes con el sistema de vida occidental deberían hacer las maletas y marcharse a los frescos y libres países de la Sharía, que en lugar de pagarte los estudios en la cárcel te amputan las manos y cortan la nariz al menor error de conducta. Y si eres mujer y te olvidas el velo en casa te felicitan por el hermoso rostro que todos los viandantes pueden contemplar.

El mundo está harto de los yihadistas y sin embargo la reacción en defensa propia está lejos de ser la adecuada, dicen que por falta de medios, aunque lo más probable es que la vieja Europa piense que estas oleadas de violencia pasarán. El día en que no puedan comprar ametralladoras todavía tendrán a mano, como el malhechor de Tel Aviv, cuchillos de cocina, alfileres, agujas, lo que sea con tal de ejercer su odio de malparidos. Es muy difícil usar la razón para combatir la sinrazón, casi imposible creer en la existencia de la Ley cuando nuestros enemigos se saltan todas sus cláusulas en las más que permeables fronteras actuales.

El mismo Valls, ministro francés de origen catalán, dijo que el riesgo cero no existe.
El acuchillamiento de los viajeros israelíes así lo demuestra. Y sin embargo aún es mucho lo que podemos hacer para proteger nuestras vidas de las bestias de esa calaña. Comenzando por reconocerlas como tales.