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| viernes noviembre 22, 2024

Parashá Beshalaj


Poco tiempo luego de que los Hijos de Israel salieron de Egipto, el Faraón los persigue para forzarlos a volver; los Israelitas se encuentran atrapados entre el ejército del Faraón y el mar. Di-s le dice a Moshe que eleve su bastón por sobre el agua; el mar se abre para dejar pasar al Pueblo Judío, y luego se cierra sobre los egipcios. Moshe y los Hijos de Israel cantan una canción de alabanza y agradecimiento a Di-s.

En el desierto, la gente sufre sed y hambre y repetidamente se quejan ante Moshe y Aarón. Di-s endulza milagrosamente las amargas aguas de Mará, y luego hace que Moshe extraiga agua de una roca a través de golpearla con su bastón; hace descender maná del cielo antes del rocío cada mañana para desaparecer del campamento Israelita por la noche.

Los Hijos de Israel reciben la orden de recolectar una doble porción de maná los viernes, porque éste no descenderá los Sábados, el día de descanso decretado por Di-s. Algunos desobedecen y salen a recolectar maná en el séptimo día, pero no encuentran nada. Aarón preserva una pequeña cantidad de maná en un jarro, como un testimonio para futuras generaciones.
En Refidím, el pueblo es atacado por los amalequitas, quienes son derrotados por las plegarias de Moshe y un ejército reunido por Ioshua.

DOS CANTICOS, DOS VISIONES

Este Shabat se lee el Cántico del Mar, que los hijos de Israel entonaron en alabanza a Di-s por haberlos salvado del ejército del Faraón. Pero si observamos atentamente, vemos que en realidad hay dos Cánticos: uno entonado por Moisés y los hombres y el otro por Miriam y las mujeres.

Pero hay algo muy curioso. El Cántico de los hombres consta de 19 versículos que relatan la grandeza del Creador, su poder, el temor que despierta en otros pueblos. En cambio el entonado por Miriam y las mujeres consta sólo de un versículo.

¿A qué se debe esta diferencia? La mente del hombre es especulativa cuando se trata de cuestiones de fe. Necesita que se le explique y explicarse, necesita saber el por qué, el cómo, el cuándo. En cambio la fe de la mujer no necesita de explicaciones, es fe pura y simple, sin agregados. La mujer cree porque lo tiene incorporado en su propia esencia. El hombre cree porque se le explica, y si no acepta la explicación, simplemente no cree. En una palabra, la fe de la mujer es la fe pura y esencial, sin agregados. Y es esa fe la que mantuvo la integridad de nuestro pueblo a lo largo de los siglos.

IUD SHVAT

RABÍ IOSEF ITZJAK SCHNEERSHON Z¨L

Rabí Iosef Itzjak, de santa memoria, nunca se satisfacía con logros «mínimos» de sus seguidores. En lo que respecta a la Torá y a las Mitzvot, siempre insistía en que tenían que esforzarse para lograr niveles superiores a los ya alcanzados. Al gran estudioso se le exigía estudiar más, y al más devoto jasid se le exigía aumentar su nivel de observancia. Aunque el nivel de entrega al judaísmo de los judíos de Rusia no tenía comparación con ningún otro, la palabra «suficiente» no formaba parte de su vocabulario. Y a pesar del hecho de que en la Rusia Soviética, ese tipo de exigencia podía ser logrado tan solo con grandes sacrificios y aún con el riesgo de la propia vida, ninguna merma en el esfuerzo era tolerada.

Al mismo tiempo el Rebe se preocupaba por aquellos judíos rusos que se encontraban totalmente asimilados, no sabían Torá y no practicaban Mitzvot. El Rebe exigía a sus jasidim, trabajar con esa gente, aunque fuera tan sólo enseñándoles algunas letras del alfabeto, para así recordarles su herencia y la calidez del judaísmo.
El Rebe exigió a sus jasidim cumplir con ambas cosas simultáneamente y con la misma urgencia: sumergirse profundamente en la Torá, y enseñar Alef – Bet a otros; aumentar su propio nivel de observancia y asistir a otros en el cumplimiento de al menos un precepto.

En un momento de «prioridades», ese doble deseo parecería contradictorio.
Si aún el estudio profundo del erudito parecía insuficiente y debía ser aumentado ¿qué significado tendría el estudio del Alef – Bet por un lego?
Por otro lado, si el Rebe estaba satisfecho con una simple Mitzvá por parte del judío asimilado, ¿por qué habría de exigirle más al judío jasid?
Pero la paradoja es sólo superficial, verdaderamente no hay contradicción. En el contexto de «Mesirut Nefesh» – el auto sacrificio exigido por la Torá – ambas exigencias son idénticas: el judío asimilado tiene una deficiencia en conceptos elementales, el judío erudito, tiene un defecto en devoción extra. Ambos tienen un defecto en su propia perfección y en ambos casos la deficiencia debe ser corregida con Mesirut Nefesh.

Eso explica el amplio espectro del programa iniciado por Lubavitch:
establecer Ieshivot para altos niveles de estudio de Torá (para aquellos que ya son observantes), e intensificar el judaísmo entre niños y adultos que no recibieron siquiera la educación judía más elemental, y hacer ambas cosas al mismo tiempo, porque el uno sin el otro no son suficientes.

Es evidente que debemos tener Ieshivot donde los niños puedan estudiar Torá en una atmósfera cálida y donde puedan estar imbuidos de una vida de Torá y plegaria. Pero es evidente que, en la misma ciudad, y al mismo tiempo, hay niños judíos que se estan hundiendo en el mar de la ignorancia y la asimilación. Para esos niños la Ieshivá es mientras tanto irrelevante, y debemos intensificar nuestros esfuerzos por ellos de acuerdo a su nivel.

Cuando un niño se está ahogando, no tenemos tiempo para hacer un análisis filosófico y calcular las priridades. ¡Hay que salvarlo! Si la Torá no puede ser enseñada en hebreo, deberá ser enseñada en el idioma que el niño comprenda. Si el niño no está preparado para aprender conceptos profundos, la Torá deberá ser explicada con simples relatos.. ¡Pero la Torá debe ser enseñada a todos! Y la Torá debe ser auténtica y no diluída, resumida o modificada.

Las exigencias de Rabí Iosef Itzjak son pertinentes tanto para nosotros aquí, como lo fueron en Rusia ochenta años atrás. Debemos estar «insatisfechos» con nuestros propios logros en el estudio de la torá y su observancia (para seguir avanzando) – y al mismo tiempo reconocer la importancia de enseñar aunque sea una letra de Torá a aquellos que saben poco o nada. (www.es.chab.org)

 
Comentarios

Existen como es sabido, varias corrientes de pensamiento en el seno del judaismo, una de ellas es sin duda la aqui reflejada, consistente en estudiar y perfeccionar los conocimientos aquiridos, ampliando estos de manera constante, a objeto de no incurrir en la tendencia denunciada por Hillel, segun la cual; «Quien no aumenta su conocimiento, lo destruye» …
Otra variante, es aquella promovida por el tambien sábio, Baal Shem Tov, fundador del movimiento jasídico, segun la cual se debe priorizar al estudio, la accion pietísta, la devocion a Di-s , y puesta en práctica de la caridad en todas sus manifestaciones (Tsedaká) haciendo asi mismo hincapié, en la importancia prioritaria de «bien conocer» antes que de «mucho conocer», dando asi a entender el valor supremo que para el teniá, asimilar correctamente los conocimientos alcanzados, y su adecuada puesta en práctica …
Servir a Di-s con alegria, en todos los aspectos de la vida, representaba para él y sus seguidores, la manifestacion mas álta de Devocion y cumplimiento de la Ley …

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