Guy Millière
16 de mayo de 2011
El 19 de abril, la sinagoga de Corfú, en Grecia, fue incendiada. ¿Cuántos judíos viven hoy en Corfú? Ciento cincuenta. ¿Cuántos judíos viven en Grecia? Ocho mil, o alrededor del 0,8% de la población. Para algunos, parece que estas cifras son aún demasiado altas. Dos otras sinagogas fueron incendiadas en Grecia durante el año pasado. Pintadas antisemitas en las paredes están extendiéndose por todo el país.
Lo que ha ocurrido en Grecia está ocurriendo en todas partes en el continente europeo.
Durante la última década, sinagogas fueron saqueadas o incendiadas en Polonia, Suecia, Hungría, Francia. Inscripciones antisemitas se están realizando en muros de edificios en París, Madrid, Amsterdam, Londres, Berlín y Roma. Cementerios judíos están siendo saqueados. Judíos están siendo atacados en las calles de la mayoría de las ciudades más importantes del continente. En los Países Bajos, la policía usa “judíos señuelo” con el objeto de intentar arrestar a los perpetradores con las manos en la masa.
Escuelas judías están bajo protección policial en todas partes, y suelen estar equipadas con puertas de seguridad. Los niños judíos, en las escuelas secundarias públicas, son intimidados; cuando los padres se quejan, se los anima a elegir otro lugar de enseñanza para sus hijos.
En algunas ciudades como Malmö, Suecia, o Roubaix, Francia, la persecución sufrida por la comunidad judía ha llegado a tal grado que la gente está vendiendo sus casas a cualquier precio y se van. Los que se quedan tienen la constante sensación de que están arriesgando sus vidas: deben estar muy espabilados y no llevar ningún signo que demuestre lo que son. En 1990, vivían aproximadamente 2.000 judíos en Malmö, ahora hay menos de 700, y el número está disminuyendo cada año.
De hecho, ahora los judíos tienen que estar espabilados en todos los países europeos: hombres que llevan una kipá, suelen esconderla debajo de un sombrero o una gorra. Los propietarios de restaurantes kosher ubicados sobre avenidas donde se organizan protestas, cierran sus establecimientos antes de la llegada de los participantes – incluso si la protesta es sobre salarios o la edad de jubilación. Saben muy bien que, entre los manifestantes, siempre habrá algunos que expresen su rabia ante el espectáculo de un nombre judío o una estrella de David en el frente del negocio. En París, el Día del Trabajo, 1° de mayo, delante de un café judío en la avenida de la República, varios cientos de manifestantes se detuvieron y comenzaron a abuchear “judíos” y “sionistas”. Un hombre que salía del café fue asaltado hasta que los agentes de policía llegaron al lugar.
Hace unas semanas, en Noruega, cuando a Alan Dershowitz se le prohibió dar conferencias sobre el conflicto de Medio Oriente, los profesores que apoyaron la prohibición, utilizaron estereotipos antisemitas en sus comentarios. Lo que le pasó a él es ahora lugar común. En muchas universidades de Europa, dar conferencias sobre cultura judía se ha convertido en un riesgo, y dar conferencias sobre Israel en cualquier lugar – sin ser claramente “pro-palestino” – es aún más arriesgado, o imposible: Una vez que el evento es anunciado, los organizadores y los conferencistas, inmediatamente, reciben explícitas amenazas de muerte, por correo o por Internet. El día en que la conferencia se lleva a cabo, “anti-sionistas” organizan violentas protestas, tratan de evitar que la gente entre a la sala, y atacan físicamente a los conferencistas. La única manera de evitar este tipo de situación es la de organizar la conferencia solamente por invitación, sin anuncios.
Después de la Segunda Guerra Mundial, el antisemitismo pareció desaparecer de Europa. Está de vuelta, en un grado muy inquietante.
Aunque no es exactamente el mismo antisemitismo que el de la década de 1930, no es completamente diferente.
Es un antisemitismo que se ha extendido en la población musulmana que se asentó en Europa, y sería fácil pensar que es estrictamente un fenómeno islámico, pero el anti-semitismo, tal como existe hoy en el mundo musulmán, fue fuertemente influenciado por el viejo antisemitismo europeo. Y lo que los inmigrantes musulmanes traen consigo, fácilmente puede encontrar resonancias en las poblaciones europeas no musulmanas. Ejemplares del fraudulento Protocolos de los Sabios de Sión, en árabe, se venden en las librerías islámicas de un extremo al otro del continente, y también circulan, abundantemente, nuevamente en muchos idiomas europeos, bajo la mesa o por Internet.
También es un antisemitismo que le permite a la extrema derecha reiterar su rechazo al “cosmopolitismo” – un adjetivo que en el continente europeo siempre ha sido utilizado para señalar a los judíos – en un contexto en el que, debido a la declinación económica europea, las tensiones nacionalistas y el aislamiento suenan cada vez más seductores. Se trata de un antisemitismo que la izquierda no quiere combatir, porque para ella, los musulmanes están oprimidos, y la izquierda está siempre del lado de aquellos a los que define como oprimidos, sea o no que la opresión se deba a los terribles gobiernos dentro de esos países, o sean el chivo expiatorio de algún otro. Los movimientos antiracistas europeos dicen que están muy preocupados por “el racismo islamófobo”, pero son totalmente reacios a discutir el antisemitismo en las poblaciones musulmanas.
El nuevo antisemitismo actual, ahora se suma al de viejo tipo, la demonización del Estado de Israel. El punto de vista islámico de Israel es ahora el punto de vista dominante acerca de Israel en Europa. La idea de que Israel es una “potencia colonial” que le ha “robado” su tierra a su pueblo, y que es un “estado artificial”, a pesar de que los judíos han estado en esa tierra durante tres mil años – y a pesar de que muchos estados en la zona, tales como Jordania, Libia e Irak, son aún más ilegítimos, con sus fronteras dibujadas sobre papel por los británicos en la década de 1920 – es un lugar común entre los periodistas.
El odio hacia Israel es ahora el sentimiento más ampliamente compartido entre los europeos, cualquiera sea su lugar en el espectro político. Ahora es a través del odio hacia Israel, que el odio a los judíos como molestos “alborotadores” se puede expresar nuevamente.
Las poblaciones musulmanas europeas odian a Israel y buscan su destrucción. Las personas europea no musulmanas, parecen pensar que si Israel no existiera, las tensiones con los musulmanes serían menores, y le atribuyen a Israel toda la responsabilidad por las tensiones, a pesar de que, dado que la mayoría de los judíos han huido de los países de Medio Oriente, ahora son los coptos cristianos en Egipto y los asirios cristianos en Irak los que están siendo atacados por las turbas islámicas. Como el refrán árabe dice, «Primero la gente del sábado, después la gente el domingo».
Como Israel es un estado judío, a los judíos europeos se les pide que sean “buenos europeos”, y que repudien a Israel. Si se niegan, o peor, si dicen que todavía apoyan a Israel, son considerados indignos de confianza.
En la década de 1930, los judíos fueron acusados ??de no ser miembros completos del país donde vivían. Hoy en día, la misma crítica se levanta en una forma ligeramente diferente: Los judíos son acusados ??de la existencia de un estado judío, y son sospechosos de estar demasiado ligados a ese estado como para ser miembros completos del país donde viven.
Más profundamente, los judíos de Europa pueden sentir que si los europeos pudieran pintar a los judíos como los malos, entonces, tal vez, lo que sus padres y abuelos les hicieron a ellos durante la Segunda Guerra Mundial no sería realmente tan malo después de todo; incluso se podría decir que se merecían lo que recibieron. Como lo dijeron algunos escandinavos, Los judíos mataron a Cristo; por lo menos los musulmanes no lo hicieron.
El antisemitismo de la década de 1930 llevó al Holocausto, que llevó a los judíos a huir a Israel, el único país que los acogería y no permitiría que barcos cargados de judíos huyendo, se hundiera en el mar. Ahora, el antisemitismo europeo acusa a los judíos de la existencia de Israel, y de recordarles sobre el Holocausto, recordándolo ellos mismos. Mientras tanto, un creciente número de europeos parece bastante preparado para otro Holocausto: uno que sería la aniquilación de Israel.
Si sacrificar a Israel permitiera que los europeos no musulmanes vean desaparecer la ira musulmana, estarían dispuestos a hacer el sacrificio inmediatamente. Si, con el fin de aceptar el sacrificio con la conciencia tranquila, los europeos no musulmanes tuvieran que caricaturizar innoblemente a Israel, lo harían – y lo hacen. Caricaturas anti-Israel llenan los diarios europeos desde Londres hasta España, e incluso reciben premios. El ejército israelí es comparado en los medios de comunicación europeos, a menudo, con el ejército nazi. La comparación juega plenamente su papel: si los judíos son los nazis de hoy, significa que los europeos le hicieron un favor al mundo al asesinar a seis millones de ellos, y que los europeos no son realmente culpables.
Si Israel puede ser retratado como un estado nazi, su destrucción es aceptable, incluso puede ser legítima, tal vez incluso deseable. El hecho que «Mein Kampf» sea un best seller en los territorios palestinos y en la mayoría de los países del mundo musulmán, es dejado totalmente de lado, al igual que el hecho que muchos judíos que viven en Israel son sobrevivientes del Holocausto cometido en Europa hace sesenta y cinco años.
Una encuesta realizada el año pasado por la Fundación Friederich Ebert, un think tank alemán vinculado con el Partido Social Demócrata de Alemania, fue elocuente. A la pregunta: “¿Cree usted que los judíos abusan de su condición de víctimas del nazismo?”, Las respuestas positivas alcanzaron proporciones difícilmente imaginables: 72,2% en Polonia, 48% en Alemania, 40,2% en Italia, 32,3% en Francia. Otra pregunta, “¿Entiende usted por qué a la gente no le gustan los judíos?”, generó resultados que se deben enfrentar. Número de respuestas positivas: 55,2% en Polonia, 48,9% en Alemania, 40,2% en Italia. La pregunta no se hizo en Francia. En varias encuestas realizadas en Europa durante la última década, Israel fue identificado como el país más peligroso para la paz mundial, empatado con Irán.
La pregunta: “Es usted antisemita” no se hizo en ningún lugar. No tengo ninguna duda de que, si se la hubiera fomulado, aquellos que entienden por qué “a la gente no le gustan los judíos” y que, probablemente, a ellos tampoco les gustan, habrían dicho que no eran antisemitas.
Se hizo la pregunta, “¿Cree usted que Israel está llevando a cabo una guerra de exterminio contra los palestinos?”. Las respuestas positivas: 63% en Polonia, 47,7% en Alemania.
Moshe Kantor, presidente del Congreso Judío Europeo, consideró la encuesta “muy preocupante. Los gobiernos de Europa y de la Unión Europea», dijo, «harían bien en despertar a este problema antes de que sea demasiado tarde”.
http://www.hudson-ny.org/2122/anti-semitism-in-europe
Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld
Difusion: www.porisrael.org
Es lamentable que las autoridades no hagan nada por evitar todos estos atropellos, mi consejo es que se defiendan de los acosos a los que son sometidos por los fanaticos del Islam y por la extrema izquierda, aunque no se cual de los dos es peor, yo me inclino por los islamistas, quiero que sepan que tienen en mi un defensor de los derechos de todas las personas, y en especial los Israelitas, a los que el tiempo, la historia y los intolerantes, les han negado la sal, la vida y el derecho a decidir y tener un Estado de Israel, no les digo nada nuevo si les recuerdo que los gobiernos europeos no haran nada a favor de los judios, es mas, estoy seguro que los alentaran para que siga la constante amenaza contra ellos, siento que el origen de todo esto es el odio que sienten a los que no piensan o son como ellos, (los extremistas de izquierdas)
un abrazo y seguir luchando por la libertad del pueblo de Israel, la vida y la decision de ser quienes quieren ser