Dr. Gerardo Stuczynski
El discurso del Primer Ministro israelí “Bibi” Netanyahu, aplaudido de pie y ovacionado, en el Congreso Americano fue una de las piezas oratorias más brillantes de los últimos tiempos. Netanyahu no olvidó ningún elemento al dirigirse a ambas Cámaras y dejó absolutamente en claro, presente, pasado y futuro del pueblo judío y de su único Estado: Israel.
Remarcó la profunda amistad israelí-americana, basada en una comunión de valores: la libertad, la democracia, la paz, y la lucha contra los enemigos de esos valores y contra el terrorismo.
Dejó en claro que no necesariamente sabemos a dónde conducen las revueltas en los países árabes y que por tanto no es seguro que nos deparen un futuro de mayor democracia y libertad. Alguien tenía que decirle al mundo que los únicos árabes que gozan de verdaderos derechos democráticos son los que viven en Israel.
Se refirió a la amenaza iraní y al peligro que representa su decidido apoyo al terrorismo. Después del Holocausto, el pueblo judío toma seriamente las amenazas de aniquilación y no va a renunciar al derecho de auto defenderse.
Netanyahu se mostró dispuesto a realizar concesiones para alcanzar la paz, pero se permitió recordar a su audiencia que la razón por la cual aún no se ha alcanzado es que los palestinos no han aceptado convivir con un Estado Judío a su lado y han rechazado todo ofrecimiento para lograr un acuerdo. Mientras tanto el mundo actúa como si eso no hubiese pasado y como si no fuera la verdadera razón del estancamiento actual.
Netanyahu debió responder tajantemente a las declaraciones previas de Obama que al referirse a las fronteras del 67, asestó un duro golpe a la posición israelí ante el conflicto. Obama no dijo que esas fronteras serían las definitivas, sino que sufrirían modificaciones. Pero lo que a la opinión pública le quedó grabado, fue la mención explícita a esas “fronteras”. Debemos recordar que la OLP se fundó en 1964, cuando esos territorios estaban bajo la administración de Jordania y Egipto. Jamás los palestinos hicieron mención a que querían un Estado independiente allí. Al contrario. Planificaban y ejecutaban ataques contra Israel, pues su objetivo era el mismo que ahora: destruirlo.
Basta leer la constitución de Hamás, el nuevo socio de Abbas. Se fija como objetivo la aniquilación de Israel. Con ese “socio”, el mundo no sólo nos insta a negociar, sino que nos reclama que cedamos ante sus pretensiones (actuales).
A pesar que es a todas luces evidente, que ellos mismos no negociarían con un grupo, que como recuerda Netanyahu, “condenó el asesinato de Osama Bin Laden y lo elogió como un guerrero santo”. Es así que el Primer Ministro israelí señaló que:” Israel es uno de los países más pequeños del mundo” y que con las líneas de 1967, sólo tendría 15 kms. de ancho.
Somos un pueblo que ama y necesita la paz. Pero no queremos dar lugar a una situación que en nombre de la paz sea el preludio de nuestra destrucción. Las experiencias de retiradas de territorios anteriores han sido nefastas. Fueron interpretadas como fruto de la debilidad y no debido al anhelo de paz y se utilizaron los territorios abandonados para la agresión y el lanzamiento de misiles contra la población civil. Así que Netanyahu enunció, una vez más, las condiciones para un acuerdo definitivo, un Estado palestino desmilitarizado, con fronteras negociadas de común acuerdo.
La opinión pública israelí, vio con orgullo, identificación y admiración como su Primer Ministro respondía al Presidente Obama.
La popularidad de Bibi se disparó. Por eso es casi gracioso leer a sus críticos, que obviamente pertenecen a minorías iluminadas, que pueden ver lo que los demás no.
Shlomo Ben Ami, ex Ministro de Relaciones Exteriores y asesor de Ehud Barak en Camp David, a pesar de su catastrófico desenvolvimiento, igual se anima a opinar: “El furioso rechazo” por parte de Netanyahu de la propuesta de Obama “refleja no sólo la poca capacidad como estadista del Primer Ministro israelí, sino también su anticuada concepción militar”. “Netanyahu no confía en realidad en “los gentiles”……”hijo de un renombrado historiador que fue secretario personal de Zeev Jabotinsky, el fundador de la derecha sionista, absorbió desde su infancia la interpretación hecha por su padre de la historia judía como una serie de tragedias. La lección era sencilla: no se puede confiar en los gentiles, pues la de Israel es una historia de traición y exterminación a manos de ellos”. Lástima que Ben Ami no nos esclarece acerca de cuál es la otra interpretación posible de la historia judía”. Y continúa:”como predicó Jabotinsky, la nueva nación israelí debe erigir un Muro de Acero de poder judío para disuadir a sus enemigos por siempre jamás”. No solamente esta idea constituyó una verdadera profecía acerca de lo que Israel se vio forzado a realizar para sobrevivir, sino que Ben Ami no leyó bien al siempre vigente Jabotinsky, ya que no era para siempre que se debía levantar ese “muro” (acoto que no es un muro físico), sino hasta que los árabes aceptaran el hecho de que a través de las armas no iban a poder lograr eliminarnos.
Yoel Marcus de Haaretz dice: “Netanyahu podía haber leído la guía telefónica en el podio del Congreso y hubiera recibido la misma ovación de pie”. No parece serio sostener que cualquiera que leyera cualquier cosa sería ovacionado y aplaudido ni más ni menos que por los representantes del pueblo americano.
Alberto Mazor sostiene: “Nuestro Primer Ministro es un ser tan racional que no le vendría mal adoptar a veces las ilusiones de los ilusos.” Sostengo que no somos un pueblo ni vivimos en una era en la que precisemos un líder que sea un iluso.
Pero la democracia es maravillosa y es la que permite a sus adversarios intentar hilvanar ideas para oponerse, contra los sentimientos de la mayoría del pueblo, al gran líder que es Bibi Netanyahu.
Difusion: www.porisrael.org
Políticos con determinación y firmeza en sus convicciones,amantes de su pueblo y glorificados por Altisimo,así deben ser nuestros líderes en Israel.