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| sábado noviembre 23, 2024

ONGs contra Israel


Ben-Dror Yemini

Middle East Quarterly

 

Primavera de 2011, pp. 67-71 (ver PDF) 

http://www.meforum.org/2919/ngos-vs-israel

  

El 5 de enero de 2011, después de meses de acalorado debate público, la Knesset israelí estableció una comisión parlamentaria de investigación para averiguar la financiación extranjera de organizaciones no gubernamentales (ONGs) israelíes, involucradas en la campaña de deslegitimación internacional de Israel [1]. ¿Fue ésto una invasión draconiana macartista a la libertad de prensa, como afirmaban los grupos y los políticos de izquierda, o un intento legítimo de una democracia sitiada, para rechazar la intervención hostil en sus asuntos internos, como alegan los proponentes de la legislación?

Obsesión Internacional

 

El conflicto palestino-israelí ha atraído, históricamente, una extraordinaria, y en gran medida desproporcionada, atención internacional. No por su ferocidad: El número de palestinos muertos por los israelíes (y viceversa) en las últimas seis décadas es, probablemente, menor que la de los 9.000 bosnios musulmanes masacrados en Srebrenica, en julio de 1995, por sus compatriotas serbios y croatas [2] y, decididamente, más pequeño que el número de víctimas de otros conflictos en todo el mundo, que alcanzan los cientos de miles si no millones.[3]

Esta obsesión tampoco ha sido impulsada por consideraciones humanitarias. La Franja de Gaza, no sólo no está en medio de una profunda crisis, sino que la situación humanitaria ahí es mejor que en algunos de los países cuyos barcos han sido enviados para romper «el bloqueo» de Gaza. La mortalidad infantil en la Franja de Gaza, por ejemplo, es 17,71 por cada mil nacimientos, en comparación con el 24,84 de Turquía o el promedio mundial de 44[4]; la esperanza de vida en Turquía es de 72,23 años, mientras que en Gaza es 73,68, muy superior a la media mundial de 66,12, sin mencionar a países árabes o islámicos como Yemen (63,36), Sudán (52,52), o Somalia (50).[5] Incluso en indicadores más avanzados, como el uso del computadoras personales o acceso a Internet, los habitantes de Gaza se encuentran en una mucho mejor posición que muchos de los habitantes del mundo.[6] En las palabras del filósofo esloveno Slavoj Zizek, que no es amante de Israel, ni por las tapas, «un ciudadano congoleño promedio, probablemente, habría vendido a su madre a la esclavitud para ser capaz de mudarse a la Margen Occidental».[7]

Pero cualesquiera que sean sus causas subyacentes, la intensa intromisión internacional en el conflicto palestino-israelí, ya sea por parte de gobiernos o por parte de ONGs, se ha convertido en un importante obstáculo para la solución pacífica de esta disputa secular.

¿Defensores de Derechos o Impedidores de la Paz?

 

La solución de dos estados – Israel más un estado palestino en la mayor parte de la Margen Occidental y la Franja de Gaza, con Jerusalem Oriental como su capital – ha sido identificada por la mayoría de la comunidad internacional, o por lo menos por parte de Occidente, como la clave para la paz árabe-israelí. En estas circunstancias, cabría esperar que la comunidad internacional ayude a eliminar los principales obstáculos entre las dos partes, disipando los temores de seguridad de Israel y elaborando propuestas económicas y demográficas para la resolución del problema de los refugiados palestinos. Sin embargo, un examen de la intervención internacional en el conflicto, revela un patrón muy preocupante: Cuanto mayor es la intervención, más las partes endurecen, no moderan, sus posiciones. En lugar de facilitar la paz y la reconciliación, los fondos internacionales invertidos en el conflicto, han producido una infraestructura organizativa e ideológica que inhibe las posibilidades de un futuro acuerdo.

Más concretamente, la Unión Europea en su conjunto y los estados europeos individualmente, financian una larga lista de asociaciones que se ocupan del conflicto palestino-israelí y que forman parte de un conglomerado más amplio que busca perpetuar el conflicto.[8] El discurso político ha cambiado radicalmente, y ésta ya no es la era de las organizaciones de paz, sino más bien la de las organizaciones de derechos humanos, muchos de las cuales están profundamente involucradas en la protección de los «derechos» palestinos.

Por cierto, existen derechos palestinos que merecen apoyo y protección. Pero hay, otros tantos, falsos reclamos de derechos que están diseñados para dañar a Israel e impedir la reconciliación, en vez de mejorar la condición palestina. El primero de ellos es «el derecho de retorno» – el eufemismo estándar árabe y palestino para la destrucción de Israel mediante la subversión demográfica. Por ejemplo, en una reunión interna, en marzo de 2009, el presidente de la Autoridad Palestina (AP), Mahmoud Abbas, reconoció que la repatriación de aún un millón de refugiados palestinos «significaría el fin de Israel».[9] En realidad, no existe tal derecho. No existe; ni ha sido reconocido o aplicado en el plano político, prácticamente en ningún lugar del mundo y, ciertamente, no como una herramienta para destruir a un estado-nación existente. Sólo el año pasado, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos falló en contra de una demanda griega para un «derecho de retorno» a la parte turca de Chipre, indicando que no existe un tal derecho absoluto.[10] Pero ésto no impide que muchos grupos cultiven esta destructiva fantasía.

En bien de la discusión, imaginen que la comunidad internacional convence, al primer ministro israelí Benjamin Netanyahu y al presidente de la AP Abbas, de volver a la mesa de negociaciones, y que haya fugas de noticias de un acuerdo. Las líneas generales de dicho acuerdo, presumiblemente, estarían alrededor de los principios establecidos por el presidente Bill Clinton en diciembre de 2000 (alrededor del 95 por ciento de la Margen Occidental dado a los palestinos y una compensación israelí en especie por  los territorios anexados; Jerusalem dividida sobre una base demográfica; no retorno de los refugiados a Israel, con el problema resuelto por medio de un esfuerzo internacional) o las no muy diferentes propuestas de Ehud Olmert, en la cumbre de Annapolis en 2007, la mayoría de las cuales fueron aceptadas, al parecer, por el liderazgo palestino en las negociaciones posteriores.[11]

¿Podría este gran paso adelante ser bienvenido por estas ONG? Difícilmente. Un número significativo de grupos de derechos humanos harán, precisamente, lo que han estado haciendo en años anteriores: Llevarán a cabo una campaña internacional en contra del acuerdo, alegando que «no aborda los derechos básicos del pueblo palestino», primero y principal, el «derecho de retorno».

Estos grupos forman parte de un nuevo imperio – un imperio compuesto por organismos internacionales oficiales, como el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en Ginebra, la Asamblea General de la ONU, y los muchos grupos de «derechos humanos» que manifiestan una posición similar. El bloque de mayoría automática de los estados no democráticos, en los organismos internacionales, es un triste testimonio de la situación de la comunidad mundial; la identificación de las organizaciones de derechos humanos con esta oscura mayoría es una tragedia para los derechos humanos del mundo. Hay poca discusión acerca de la falta de derechos humanos en brutales dictaduras tales como Siria o Libia; pero hay un desproporcionado enfoque sobre Israel por parte de estos organismos [12] que, a su vez, crea la falsa impresión que Israel, y no estados tales como Sudán o Irán (o Corea del Norte, para el caso), es la principal amenaza para la paz mundial.

¿Cómo ha sucedido esto? Occidente financia una extensa red de ONGs con fondos que, a menudo, simulan destinarse a proyectos de defensa de derechos humanos. En realidad, la absoluta mayoría de estos grupos tiene una agenda política y radical que, a veces, no sólo es anti-Israel o anti-sionista, sino también anti-occidental.[13] Hay muchos en Occidente que esperan que una solución del conflicto árabe-israelí ayudará a resolver el conflicto más amplio entre Oriente y Occidente. Esto es una ilusión. Los talibanes afganos y paquistaníes o los terroristas de al-Qaeda tendrían dificultades al encontrar a Israel en el mapa.

Red que Rechaza

 

La UE apoya a decenas de grupos israelíes que se ocupan del conflicto, pero sólo un puñado de éstos se ocupa de la dimensión política del conflicto, en particular el grupo israelí Paz Ahora e Iniciativa Ginebra Palestino-Israelí, los cuales apoyan la solución de dos estados. Por el contrario, existen numerosos grupos que, mientras de boca para afuera apoyan a la solución de dos estados, rechazan el derecho de Israel a existir.

Consideren los grupos árabe-israelíes Adalah [14] y Mossawa [15] – ambos se oponen abiertamente a la existencia de Israel como estado judío, es decir a su propia existencia, y apoyan el «derecho de retorno». O consideren el Comité Israelí contra la Demolición de Casas, encabezado por Jeff Halper, quien vaga por el mundo criticando, no sólo a Israel, sino también al «capitalismo global». Ha ido tan lejos como para ridiculizar la propuesta de paz saudí de 2002, como un intento de «aplacar a la calle árabe», y acusar a los líderes árabes de buscar la hegemonía regional de Israel con el fin de reforzar su control sobre las masas oprimidas.[16] Además, el Comité Israelí contra la Demolición de Casas, públicamente, apoya el «derecho de retorno» y el boicot total de Israel. Sin embargo, este grupo radical es financiado por la UE por un valor de €169.661 (US$232.198, para los años 2010-12).[17]

En el lado palestino, el gobierno holandés financia el sitio web militante The Electronic Intifada,[18] cuyo cofundador, Ali Abunimah, considera al presidente Abbas de la AP un «colaborador». No es de extrañar, Abunimah se opuso firmemente al proceso de paz, suscribiéndose, en cambio, a la «solución de un estado» [19] – la sustitución de Israel por un estado árabe y musulmán, en el que los judíos se reducirían a una minoría permanente como dhimmis, otorgado históricamente como una existencia legal y social inferior en el Islam.

Del mismo modo, el grupo palestino Al-Haq, con sede en Ramallah, recibe apoyo de los gobiernos sueco, holandés y canadiense [20], presumiblemente para reforzar su programa oficial de derechos humanos. Sin embargo, esta organización está abiertamente comprometida con el «derecho de retorno»,[21] así como también la ONG Centro de Desarrollo, con sede en Ramallah, dirigida por palestinos. Financiada por el Banco Mundial y una serie de estados europeos, como Francia, Suecia, Dinamarca, Suiza y Holanda, desembolsa millones de dólares para las asociaciones israelíes y palestinas, supuestamente para la protección de los derechos humanos. Pero una mirada a la lista de los grupos de apoyo o de sus líderes, fácilmente revela que la mayoría de ellos también están involucrados en el activismo político,[22] incluida la promoción del «derecho de retorno» – y muchos de ellos apoyan al movimiento anti-Israel boicot, desinversión y sanciones (BDS).

Esta BDS, tipo hidra, es apoyada por decenas de diferentes organizaciones. La UE o estados occidentales individuales no financian directamente al movimiento, pero financian numerosos grupos que lo subvencionan y lo apoyan. Lo que hace a este asunto particularmente irritante, es que el objetivo final del movimiento BDS no es sólo poner fin a la «ocupación» israelí de la Margen Occidental y Gaza, sino la desaparición de Israel.[23] Los líderes y miembros del movimiento BDS viajan alrededor del mundo y hablan sobre derechos humanos, democracia e igualdad. Pero, detrás de este apoyo a los valores universales, de boca para afuera, subyacen los mismos objetivos extremistas predicados por al-Qaeda, los ayatollah iraníes, o Hamas: el rechazo a la solución de dos estados y el castigo a cualquier cooperación palestino-israelí o concesiones palestinas por el bien de la paz, como si fuera colaboración con uno de los peores regímenes que el mundo haya tenido. Como admitió con franqueza uno de los líderes del movimiento, Omar Barghouti: «El fin de la ocupación no es el final de nuestra lucha».[24] Paradójicamente, Barghouti es un estudiante en la Universidad de Tel Aviv, la misma universidad que desea que sea boicoteada.

Conclusión


Una extensa y compleja red de ONGs, financiadas por la Unión Europea y estados europeos individuales, se ocupa  de difundir el rechazo palestino y árabe, ya sea a través de la promoción del «derecho de retorno», de la campaña BDS, o del desaliento de la aceptación de Israel.[25] No todos los miembros de esta red están en contacto entre ellos ni, necesariamente, comparten las mismas metas específicas. Sin embargo, están unidos por la oposición, ideológica y de principios, a la solución de dos estados y, por ende, a la existencia misma de Israel. ¿Deberían ser culpados los legisladores de Israel por tratar de resistir esta tendencia?

Ben-Dror Yemini es el editor de opinión del diario israelí Maariv.


Nota: Omar Barghouti es un estudiante palestino de doctorado en la Universidad de Tel Aviv y un destacado activista en el movimiento anti Israel BDS (Boicot, Desinversiones y Sanciones). A pesar de defender los derechos humanos, de boca para afuera, la fuerza impulsora detrás del movimiento es el rechazo de la solución de dos estados y  el castigo de cualquier cooperación palestino-israelí o concesiones palestinas por el bien de la paz.


Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld

 
 
 
[1] The Jerusalem Post, Jan. 5, 2011; BBC News, Jan. 19, 2011.
[2] The New York Times, Nov. 11, 2004.
[3] This has also applied to the wider conflict between Israel and the Arab states. See Gunnar Heinsohn and Daniel Pipes, «Arab-Israeli Fatalities Rank 49thFrontPage Magazine, Oct. 8, 2007.
[4] «Infant Mortality RateThe World Factbook 2011, Central Intelligence Agency (CIA), McLean, Va., accessed Feb. 8, 2011.
[5] «Life Expectancy at BirthThe World Factbook 2011, CIA, accessed Feb. 8, 2011.
[6] «Internet UsersThe World Factbook 2011, CIA, accessed Feb. 8, 2011.
[7] «Violence and Left in Dark Times: Bernard-Henri-Levy and Slavoj ŽižekIntelligence2: The World of Debate, Sept. 16, 2008.
[8] Steven J. Rosen, «The Arab Lobby: The European ComponentMiddle East Quarterly, Fall 2010, pp. 17-32.
[9] The Jerusalem Post, Jan. 24, 2011; see, also, Saeb Erekat, «The Returning Issue of Palestine’s Refugees,» The Guardian (London), Dec. 10, 2010.
[10] Demopoulos v. Turkey, European Court of Human Rights, Strasbourg, France, Mar. 1, 2010.
[11] Ha’aretz (Tel Aviv), Jan. 24, 2011.
[12] See, for instance, Bat Ye’or, «Delegitimizing the Jewish StateMiddle East Quarterly, Winter 2011, pp. 3-14. It was only on January 26, 2011, after Mu’ammar al-Qadhafi had been slaughtering his subjects in full view of the world for some time, that Libya was expelled from the U.N. Human Rights Council.
[13] Gerald M. Steinberg, «NGOs Make War on IsraelMiddle East Quarterly, Summer 2004, pp. 13-25.
[14] «Adalah,» NGO Monitor, Jerusalem, accessed Feb. 8, 2011.
[15] «About Mossawa,» Mossawa, Haifa, accessed Feb. 8, 2011.
[16] Jeff Halper, «A Just Street or Apartheid?» Counterpunch, May 3, 2007; YouTube, «Peace in the Middle East: Jeff Halper speaks at UCI, Part 3 of 8,» accessed Feb. 9, 2011.
[17] «Why BDS?» The Israeli Committee against House Demolition, Jerusalem, accessed Feb. 9, 2011; «Projects: Home Demolitions and the Law,» Delegation of the European Union to Israel, Ramat Gan, accessed Feb. 9, 2011.
[18] «Vragen en Antwoorden over Partnerorganisatie Electronic Intifada,» Interchurch Organisation for Development Cooperation (ICCO), Utrecht, Netherlands, accessed Feb. 9, 2011.
[19] Ali Abunimah, «Why Israel Won’t Survive,» The Electronic Intifada, Jan. 19, 2009; «One Country: A New Book from EI Cofounder Ali Abunimah,» The Electronic Intifada, accessed Feb. 9, 2011.
[20] «Donors for 2005/2006,» al-Haq, Ramallah, accessed Feb. 9, 2011.
[21] «A Joint Open Letter to the Member States of the UN General Assembly from Palestinian Human Rights Organizations,» al-Haq, Ramallah, Oct. 1, 2009.
[22] «Human Rights and Good Governance Secretariat (HR/GG) NGO Grant Recipients 2010-2012,» NGO Development Center, Ramallah and al-Rimal, Gaza, accessed Feb. 9, 2011; «Donors,» idem, accessed Feb. 9, 2011.
[23] «Palestinian United Call for BDS against Israel,» Palestinian BDS National Committee, July 9, 2005.
[24] «Boycott Divestment Sanction Israel,» YouTube, accessed Feb. 9, 2011.
[25] «Overview of European Governmental Funding for NGOs,» NGO Monitor, Jerusalem, June 10, 2010.
 

 
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