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| viernes noviembre 22, 2024

La “HURVA”, dos veces destruida, dos veces vuelta a erigir.


Esta semana, justo en medio de la seria crisis con Estados Unidos en relación a Jerusalem oriental y de los disturbios protagonizados por radicales palestinos en la zona, llegó el momento planeado hace ya un tiempo: la renovada inauguración de la sinagoga «Hurva», ubicada en el barrio judío de la Ciudad Vieja de Jerusalem.

Simbólicamente, esta importante sinagoga, que fue destruida en el pasado por atacantes árabes, vuelve a ser inaugurada cuando Jerusalem oriental es escenario, nuevamente, de choques violentos.

«No es exagerado decir que la Hurva es el edificio judío más importante de Jerusalem después del Muro de los Lamentos», nos dijo Gadi Weksler, del instituto Yad Ben Tzvi, especializado en el estudio de la tierra de Israel. «Fue, desde su construcción en 1864, un centro judío sumamente importante, con la dimensión religiosa y la comunitaria, oficial. Eso fue interrumpido por los ataques en los que fue destruida, no por otra cosa», explicó.

Se trata de una sinagoga construida en 1864, atacada repetidamente por árabes y destruida totalmente en 1948 por los jordanos en la guerra de Independencia de Israel. La Legión jordana atacó el barrio judío de la Ciudad Vieja, expulsó a sus habitantes, llevó numerosos como prisioneros a Jordania, y ocupó el lugar. El Comandante jordano del operativo informó a sus superiores que «por primera vez en mil años, no hay ni un judío en el barrio judío de Jerusalem», agregando que la destrucción de la sinagoga «garantizaba» que no volvieran.

No fue así e Israel, como es sabido, reunificó la ciudad en la guerra de los Seis Días en junio de 1967 y retornó por lo tanto, también a la «Hurva». Lo que encontró en el lugar, fue una ruina total. Durante su ocupación de Jerusalem Este entre 1948 y 1967, las fuerzas jordanas destruyeron 58 sinagogas del barrio judío y 38.000 lápidas del cementerio ubicado en el Monte de los Olivos, numerosas de las cuales fueron utilizadas para construir cercos, letrinas y pavimentar calles. A ello se sumó la prohibición total a los judíos que quedaron por cierto del lado israelí, de orar en el Muro de los Lamentos que se encontraba del lado jordano de las líneas de armisticio.

La reconstrucción de la Hurva no comenzó inmediatamente después de la reunificación de la ciudad .Según el ya citado Gadi Weksler, experto en los lugares sagrados, «ello se debió a las luchas internas entre los propios judíos, sobre quién sería responsable por el lugar y cuál sería el plan arquitectónico exacto a implementar». Diez años después de la guerra, se erigió un arco especial en el lugar, pero recién en el 2005 se comenzó la reconstrucción. Esta semana, fue la inauguración.

Aunque la sinagoga nada tiene que ver con la mezquita de Al Aksa, de la que se halla a una distancia de por lo menos 300 metros, fuera por cierto del Monte del Templo, los palestinos hablaban ayer de «provocación» , como si tuviera derecho alguno en el barrio judío de la Ciudad Vieja de Jerusalem.

Preguntamos al experto Weksler qué nos puede contar sobre la pequeña mezquita-aunque de torre muy alta- que está ubicada a la izquierda de la sinagoga, casi pegada a la misma. Weksler dice que no hay fuentes ordenadas que relaten al respecto sino únicamente una leyenda popular que habla de un joven judío de la Jerusalem del siglo XV, sobre el que se decía que había sufrido cierto desequilibrio mental y terminó convirtiéndose al Islam. Tiempo después, quiso retractarse y volver al seno de la comunidad judía, pero-según la leyenda- fue rechazado por sus otrora correligionarios. La madre, furiosa por lo que consideró una afrenta, hizo una donación al Waqf musulmán para que se construya una mezquita.

Ante nuestra duda acerca de si la mezquita funciona, Weksler explica que está cerrada hace unos 20 años debido a que nadie va a orar allí. Agrega que durante los años de control jordano no funcionaba y que fue justamente con el comienzo del gobierno israelí en 1967 que se volvió a abrir, dado que trabajadores árabes de la zona participaban en proyectos de construcción en el barrio judío y comenzaron a ir unas veces por día a esa mezquita en sus horarios de oración.

«Hay testimonios de que la mezquita existía desde el siglo XV, pero eso no tiene nada que ver con la Hurva, que fue construida mucho después. No hubo conflictos por su construcción, que no interfería con el funcionamiento de la pequeña mezquita de al lado»-explica. «El único conflicto fue cuando se atacó a la Hurva, para que no haya una presencia judía tan destacada en el lugar».

Y hoy se sigue con la misma línea, al afirmar elementos radicales entre los palestinos y el movimiento Islámico de los árabes de Israel, que la reinauguración de la sinagoga en cuestión es «un peligro», porque «debe ser vista como la antesala del Tercer Templo judío, en lugar de Al Aksa».

No está claro en qué medida los musulmanes creen realmente que «Al Aksa está en peligro». Pero sus líderes políticos y religiosos se esfuerzan por convencerlos al respecto.

Ellos alegan que Israel no respeta sus derechos religiosos en Jerusalem, mientras que en realidad son los líderes árabes, especialmente los fundamentalistas islámicos pero no solamente ellos, los que quitan legitimidad a la presencia israelí en la ciudad, alegando que es un invento artificial y producto de ocupación, restando toda importancia al vínculo milenario del pueblo judío con la ciudad.

En una manifestación en Jerusalem Este, el Sheikh Kamal Khatib, uno de los líderes del movimiento islámico de los árabes de Israel, tuvo el tupé de atacar nuevamente la dedicación de la sinagoga «Hurva», diciendo que «Inshalla (ojalá, quiera Dios), sea destruida nuevamente». Y luego agregó: «No es de ellos, nada es de ellos, los judíos no tienen derecho ni a una partícula de polvo de Jerusalem».

Reenvia www.porisrael.org

 
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