La conquista de Mosul por parte del Estado Islámico, hace ahora un año, ha sido uno de los mayores logros de la organización terrorista. La tercera ciudad más grande de Irak proporcionó a la organización del califa Bagdadi una gran plataforma para lanzar sus ataques en dirección a Bagdad, así como una inyección formidable de fondos y armamento: los bancos fueron saqueados y las armas abandonadas por el Ejército iraquí en su huida del lugar pasaron a formar parte de la maquinaria bélica de los terroristas.
Parte de la población huyó tras la llegada de los terroristas, pero ¿qué sucede con los habitantes de Mosul que siguen viviendo allí? Este reportaje de la BBC da cuenta de cómo es la vida bajo el yugo de los terroristas de Abubaker al Bagdadi.
Se trata de una recopilación de seis videos grabados por residentes de Mosul que han conseguido sacarlos a escondidas de la ciudad pasándolos de casa en casa. El corresponsal de la cadena británica, Ghadi Sary, se ha encargado de que este documento exclusivo vea la luz, con las atrocidades que el grupo terrorista está perpetrando en una ciudad cuyos habitantes sobreviven como pueden.
Una de las principales obsesiones del grupo terrorista es el vestuario femenino. En Mosul la mujer ha de ir cubierta completamente, y cualquiera que deje a la vista alguna parte de su cuerpo se expone a un castigo físico. En este reportaje, una mujer cuenta a la cámara lo que le sucedió una noche en que salió a cenar con su esposo:
Fuimos a un bonito restaurante en el río que solíamos frecuentar cuando éramos novios. En cuanto nos sentamos, mi marido me dijo que podía dejar mi rostro a la vista porque no había presencia de hombres del Estado Islámico y el restaurante era de carácter familiar.
Me alegré mucho de hacerlo y enseñé mi rostro con una gran sonrisa. En el acto, el propietario del restaurante se acercó a mi marido y le pidió que me dijera que volviera a cubrirme porque los combatientes del Estado Islámico hacían inspecciones por sorpresa y sería azotada si me veían así.
En el documental se refiere el uso de técnicas y medios sofisticados por parte de los miembros del Estado Islámico para aleccionar a la población y obligarla a obedecer sus mandatos. Así, proyectan videos en pantallas situadas en los lugares de mayor tránsito, con imágenes y mensajes propagandísticos, para hacer llegar sus advertencias y amenazas al mayor número de personas con el menor esfuerzo.
Los castigos contra cualquier infracción a las leyes impuestas por el Estado Islámico sobre todos los aspectos de la vida cotidiana son muy rigurosos. Lo cuenta otro residente:
Desde que el EI tomó la ciudad, ha estado aplicando las “leyes del califato”, como ellos las llaman. El castigo mínimo es la flagelación, que se aplica por cosas como fumar un cigarrillo. El robo es castigado con la amputación de una mano; el adulterio del hombre, lanzando al culpable desde la azotea de un edificio, y el de la mujer con su muerte por lapidación. Los castigos son aplicados en público para intimidar a la gente, que a menudo es obligada a presenciarlos.
El fanatismo religioso de los terroristas les ha llevado a destruir sistemáticamente los edificios destinados al culto de otras religiones, pero también de otras ramas del islam, como han hecho con una mezquita chií del siglo XIV. Ni siquiera las mezquitas suníes, la rama mayoritaria del Islam, profesada por el propio Estado Islámico, están a salvo del afán destructor de los terroristas, que también han arrasado algunos de estos lugares por considerarlos “lugares de apostasía y no de oración”.
El grupo terrorista islamista se ocupa de gravar los ingresos de los habitantes de Mosul para, supuestamente, reconstruir la ciudad que ellos mismos han contribuido a dejar en ruinas, tal y como se relata en otro de los videos:
El Estado Islámico se queda con la cuarta parte del salario de todos los trabajadores como contribución para pagar la reconstrucción de la ciudad. La gente no puede negarse porque tendría que enfrentarse a duros castigos. El grupo lo controla todo. Cobra las rentas y los hospitales son para el uso exclusivo de sus miembros.
Cristina, ginecóloga que consiguió huir de la ciudad, cuenta que su vivienda fue marcada con la letra N (por nasrani, es decir nazarena, es decir cristiana) y a continuación saqueada. Los libros de su biblioteca, una de sus posesiones más preciadas, fueron quemados en la calle para público escarmiento.
“El Estado Islámico sabe que el Ejército intentará retomar Mosul”, dice otro vecino, “por lo que están tomando precauciones. Han destruido la ciudad cavando túneles, construyendo barricadas, colocando minas y bombas y llenándola de francotiradores, lo que hará la tarea de reconquista muy difícil para el Ejército”.
Las imágenes recogidas por la BBC muestran a los terroristas colocando sus vehículos y el armamento pesado debajo de los puentes de la ciudad para evitar su localización por parte de la aviación aliada, aunque eso conlleve la destrucción de las pocas infraestructuras civiles que aún quedan en pie.
Y mientras los habitantes de Mosul tratan de (sobre)vivir día a día, al norte de la ciudad, en territorio kurdo, las milicias chiíes, kurdas y de voluntarios suníes se adiestran para intentar expulsar al Estado Islámico de la principal ciudad del norte del país. La escasez del armamento con que cuentan estas tropas y las dificultades para expulsar a los terroristas de una gran ciudad que controlan por completo permiten vaticinar que la reconquista de Mosul será una de las batallas más duras de la guerra contra el EI.
http://elmed.io/mosul-asi-es-la-vida-bajo-el-yugo-del-estado-islamico/
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