[Los que quieren obligar a los árabes de Israel a cantar ‘el alma judía anhela’ están planteando una demanda desleal e injusta (Foto: Reuters)]
Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld
Es desagradable ser un ciudadano musulmán en Holanda, donde el himno nacional dice, entre otras cosas: «Yo soy de sangre alemana… un cristiano piadoso». Y es desagradable ser de Tirol del Sur, una ex región austriaca que fue anexada a Italia, porque el himno italiano habla sobre la lucha contra los austriacos. Y es desagradable ser un miembro de la minoría eslovaca en la República Checa, porque el himno trata sobre la raza checa.
Podría seguir. La mayoría de los himnos de los países europeos tienen y siguen teniendo un tono oscuro, religioso y nacionalista.
Eso no hace a estos países oscuros, religiosos o nacionalistas, porque los himnos suelen reflejar una lucha nacional por la libertad. No reflejan a toda la población, ni a la igualdad o a los derechos universales, con el debido respeto. Reflejan una historia de renacimiento, guerra, tradición, religión y liberación.
El himno nacional israelí «Hatikva» no es diferente. No refleja la Declaración de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas; refleja el anhelo judío por un hogar nacional.
Israel fue establecido como un hogar nacional para el pueblo judío, al igual que la mayoría de los países europeos se establecieron como una expresión nacional de grupos que exigieron y recibieron el derecho de autodeterminación. Las batallas eran por lo general muy sangrientas e incluyeron la expulsión de poblaciones extranjeras, al mismo tiempo que se llevaban a cabo limpiezas étnicas a gran escala. Decenas de millones fueron obligados a abandonar sus países de origen. Millones murieron durante los traslados en la primera mitad del siglo XX.
De modo que la situación del ciudadano árabe de Israel no es diferente. El himno del Estado de Israel es un reflejo del anhelo judío por el establecimiento de un hogar nacional. El ciudadano árabe no puede y no debe ser parte de «el alma judía anhela». Eso no le debe impedir ser un ciudadano leal, al igual que un ciudadano musulmán en Holanda debe ser un ciudadano leal y un ciudadano eslovaco en la República Checa debe ser un ciudadano leal.
Así que no hay necesidad de coerción. El alma de un ciudadano árabe de Israel no anhela. Por el contrario: Comparte el dolor por el que muchos de su pueblo o miembros de la familia se convirtieron en refugiados. Es su derecho compartir el sentimiento de la Nakba, incluso si hubo interminables nakbas, e incluso si las nakbas sufridas por los judíos en los países europeos y árabes fueron mucho más brutales y dolorosas. La pena es la pena y el dolor es el dolor.
Los árabes de Israel deben ser acercados, no ahuyentados. Los que quieren obligarlos a cantar «el alma judía anhela» están planteando una demanda desleal e injusta. Es una orden que no pueden obedecer. El que quiera, puede decir las palabras. Y el que no quiera, no tiene que expresar las palabras. Tiene que honrar. Tiene que ponerse de pie. Eso es lo que todo miembro de un grupo minoritario hace en los países civilizados. No hay necesidad de más que eso.
A pesar de su liderazgo político, en el cual muchos eligen provocaciones por sobre una batalla por la igualdad, una mayoría absoluta de los árabes de Israel son ciudadanos leales. No tienen que convertirse en sionistas para ser leales. El porcentaje de musulmanes que se une a la jihad en Israel es más bajo que el porcentaje de musulmanes que lo hacen en todos los países de Europa.
Esto es un emblema de honor para los musulmanes de Israel. Se erige como prueba de que no son arrastrados a la incitación. Se erige como una prueba de que entienden que, a pesar de un «puñado» de fanáticos del Beitar Jerusalén, son parte del Estado de Israel, incluso si tienen reclamaciones justificadas contra el Estado.
La Ministro de Justicia, Ayelet Shaked, hizo lo correcto cuando aclaró inmediatamente que está en contra de la propuesta del miembro de la Knesset Robert Ilatov de descalificar a un candidato árabe para juez a menos que esté de acuerdo en recitar «el alma judía anhela».
Si hay alguien que debe ser descalificado, es el propio Ilatov. Tenemos suficientes provocaciones anti-sionistas desde el lado del liderazgo árabe. Eso no justifica provocaciones anti-árabes desde el lado judío.
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